viernes, diciembre 02, 2022

¿QUÉ FUE, ESTA NIÑA?

 

En esa Caracas que nací y crecí si algo tenía sabroso era el tono cantarino y casi gutural de sus mujeres, el admirado, pero no por eso menos mal hablado, de Francisco Herrera Luque, que en paz descanse, decía con gesto pícaro y carcajada postrera que las caraqueñas hablaban como si lo tuvieran adentro. Mi abuela, la vieja Elvira, no era la excepción. Ella, con ese tono al que hice referencia, tenía una frase con la que ponía en su sitio o zanjaba las discusiones con alguna de las “muchachas” de la familia, o gente amiga, soltaba: ¿Qué fue, esta niña?  Y en esas cuatro palabras se encerraba todo un mundo de significados que iban desde el desconcierto hasta el desdén.

Esa expresión es la que me viene a la mente cuando veo el zafarrancho de la heredera del comandante intergaláctico con Raimundo y Segismundo. Comenzó con el ser ese que dice gobernar en Carabobo, a raíz de su última mamarrachada en la que en un “comic” aparece junto al padre de la ya citada hija del piache de Sabaneta, y el bigote salsero.

Ella escribió en su cuenta en la plataforma del pajarraco azul: Simple: “La mejor manera de honrar al comandante Chávez, es siguiendo su ejemplo de vida, de humildad y entrega. NUNCA haciendo un grotesco video de unos tontos superhéroes. Es una falta de respeto a la memoria de mi padre!! CHAVEZ VIVE EN EL ALMA DE SU PUEBLO!!” No había pasado mucho rato cuando el prófugo Rafael Ramírez, aquel de voz ceceante y atiplada que  en octubre del 2006 se inmortalizó al decir en uno de sus vacuos y somnolientos discursos que PDVSA era “doja, dojita de adiba abajo”, saltó cual poseso a desmelenarse y anunciar en la misma plataforma social: “Cuenta con todo mi apoyo @Maby80 en la defensa de la memoria y obra del Comandante Chávez, a nosotros nos han perseguido y exiliado por hacerlo, pero él vive en su ejemplo y obra revolucionaria siempre al lado del pueblo. No pueden convertir su imagen en una grotesca mercancía.”

No había pasado mucho cuando la hija del gañán ripostó: “No quiero ni necesito el apoyo de un delincuente como usted. De mi opinión como hija no se guinde para sus proyectos personales. Defender la memoria de Chávez, USTED? Jajaja por favor!!!” Gracias a los acuciosos, o entrépitos, como solían decir los viejos en mi casa, se ha salvado las palabras del ilustre señor Damidez, porque ahora cuando usted busca en las redes el mencionado trino solo se encuentra: “Lo sentimos, ese tweet ha sido eliminado.”

Han surgido sesudos análisis de los que ven en esta pelea de lavanderas, y pido perdón a estas esforzadas –y muchísimo más honradas– trabajadoras, el fin de la unidad chavista. Aseguran los mas pontificales que este resquebrajamiento “bien puede costarles el poder”, y siguen a la deriva en unos razonamientos que permiten entender por qué la peste roja se mantiene con las pezuñas más que afincadas, diría atornilladas, en el ejercicio del gobierno. Buenas intenciones y pésimos resultados.

A la final, todo esto ha quedado en una versión de mal gusto, como todo lo de ellos, de aquella canción de la Sonora Matancera en la que Songo le dio a Borondongo, y este a Bernabé, quien luego le dio a Muchilanga, quien la remato dándole a Burundanga porque se le hinchan los pies.

 

© Alfredo Cedeño  



viernes, noviembre 25, 2022

ABERRACIONES A LA CARTA


El Diccionario de la lengua española, hijo predilecto de la Real Academia Española, es bien preciso al definir lo que es una distopía, y se los copio a continuación: distopía: “Representación ficticia de una sociedad futura de características negativas causantes de la alienación humana.”  ¿Se le ocurre a usted alguna palabra que represente mejor en lo que se ha convertido nuestro país? Tal vez sea hora de proponerle a la RAE que agregue un colofón a tal definición. Bien podría ser algo así como: “Se pueden ver ejemplos de dicha situación en Venezuela, así como en Cuba, lugar de origen de tales situaciones.”

La red de supercherías y tracalerías de todo orden y concierto a la que nos ha acostumbrado las élites criollas es digna de cualquier mente enfebrecida generando una novela negra surrealista. Es así como vemos la inauguración de tiendas fastuosas, concesionarios de autos de altísima gama –sólo falta que la muy flemática y británica Rolls Royce anuncie que volverá a abrir su tienda en Chacaíto–, fiestas de un tronío que ya hubiera querido un maharajá de la India. Pero de todas ellas la que se ha lucido de manera impecable es la que aglutina a la dirigencia política venezolana.

Llevamos años oyendo la cantaleta del diálogo con una persistencia digna de mejores causas. Han sobrado los defensores, por no decir alcahuetas, a los que creo sería más apropiado tildar de cabrones, de tales diligencias. En público y en privado he visto desmelenarse a más de uno clamando por la necesidad de negociar, una de las frases más manidas ha sido algo así como: O nos sentamos o nos matamos.

Mientras tanto la gavilla gobernante, que se sabe dueña de la ubre petrolera, sigue asesinando a todo aquel que se convierte en una amenaza seria a su reinado. Saben que con su bestialidad crean temor en la ciudadanía, amén de advertir así a cualquier díscolo que pretenda exigir unas reglas de juego distintas a las que ellos nos imponen. En cuanto a los organismos internacionales saben muy bien, Cuba, su experimentada tutora, le ha enseñado que son grupos de inútiles que hablan demasiado y hacen muy poco, así que cortar cabezas o matar a uno que otro alborotador no va a pasar más que de una eventual reconvención sin consecuencias. De supuestas intervenciones militares nada que hablar, ya el gallinero mundial está pre-alborotado   ante cualquier intento de la bestia imperialista.

Por todo esto es que no resulta nada extraño que Jorge “sonrisita” Rodríguez haya anunciado que a la mesa de dialogo gobierno oposición se incorporará en su lugar la muy sabrosa Camila Fabri, esposa de Alex Saab. ¿Qué vaina es esa? ¿Una extranjera, mujer de un extranjero, como cabeza de la misión del gobierno venezolano en las negociaciones sobre Venezuela? Y para corolario anuncia el Maquiavelo criollo que eso será mientras el barranquillero se incorpora a la mesa de negociación. Lo cual nos hace inferir que es cuestión de días que el ilustre embajador sea liberado para irse a México a representar al gobierno venezolano.

Me imagino que Saab habrá incluido entre sus exigencias que sea alojado, a costas del presupuesto venezolano, como tiene que ser, en el Moon Palace Cancún, al lado de playa Delfines. Es lo menos, ¿no creen ustedes?, que merece este mártir de la revolución que tan vilmente ha sido atropellado por los nefastos poderes que se oponen al triunfo de la revolución bolivariana.

Lo más pervertido de toda esta maroma es que la llamada delegación opositora soporta con gesto amable, y mansedumbre absoluta, semejante despropósito. Ya lo he dicho en otras ocasiones, pero no puedo dejar de repetirlo: ¿En manos de quién estamos?

 © Alfredo Cedeño  



viernes, noviembre 18, 2022

ALEGRÍA DE TÍSICOS

De no ser tan inmensa la tragedia que vive Venezuela, sería para reír hasta despatarrarse las declaraciones que todavía dan algunos “opositores” a la visita que hizo semanas atrás al super bigotes el presidente colombiano Gustavo Petro. El alboroto, que raya en el alborozo, es digno de un retiro de las Hijas de María donde apareciera la virgen de Lourdes. Las interpretaciones son variopintas y una más sesuda que la otra, hay una competencia feroz por ver quien realiza el análisis más profundo de la importancia de la visita del pisapasito paisano de Maduro. Hay hasta alguno que vaticina que este si es el comienzo del fin de la tiranía. ¿Se dan cuenta que casi dan risa?

Para que no se diga que son especulaciones mías, quiero tomar algunas citas, solo dos de ellas, de lo dicho por el economista, y otrora hombre fuerte de la guerrilla que desangró por largos años a su país mientras traficaba con cocaína por el mundo entero, y así poder valorarlas sin alharacas de legitimación que, a la larga, solo fortalecen al marido de Cilia.

“Queremos invitar a Chile, Bolivia, Ecuador y Perú a que acepten el reintegro de Venezuela a la Comunidad Andina”. La ovación a la frase del jerarca con aires de sacristán camandulero fue larga y sonora. Los más brillantes empezaron a gritar: Ajá, a ver qué hacen ahora Maduro y Diosdado con las riendas bien cortas.  Sin embargo, el vitoreo fue mayor cuando soltó aquello de: “Hemos solicitado el que Venezuela pueda reintegrarse al sistema interamericano de Derechos Humanos”. Y aquí la aclamación al hijo de Ciénaga de Oro fue digna de la recibida por Julio César al derrotar a Pompeyo en la batalla de Farsalia.

¿Es ignorancia o mala fe? No puede dejar de causarme estupor la euforia con que reciben los líderes egregios las frases sibilinas de este señor; la miopía es manifiesta. Parecieran no poder ver el osario preñado de carámbanos en que está convertido nuestro país, menos entender que el reclamo de don Gustavo tiene que ver con la nueva composición del escenario latinoamericano que, desde México hasta Argentina, es ahora aforado por gobiernos rojitos; salvo las honrosas excepciones de Ecuador, Paraguay, Uruguay, Panamá, Costa Rica, El Salvador y Guatemala. ¿Acaso creen que ese coro de zarrapastrosos que gobiernan el resto de las naciones va a condenar alguno de los abusos de Nicolás?

Bien me decía mi padre, con gesto áspero y voz severa: hágame el favor, hijo, métase en la cabeza una cosa, con pendejos no vaya ni a recoger mangos, porque esos van derechitos a recoger los que están piches.

 

© Alfredo Cedeño 

viernes, noviembre 11, 2022

ENTRE MITÓGRAFOS E “INFLUENCERS”

 

Pocas disciplinas se han extendido más en nuestros tiempos que la mitografía, pero aplicada a nuestros tiempos. Algunos le llaman leyendas urbanas, otros fake news, y así va la cantinela rodando. Debe decirse que en la actualidad quienes ejercen dicho oficio suelen poseer una ignorancia dogmática. Usted le puede poner al frente todos los elementos probatorios que desmienten sus afirmaciones y es en vano; ellos, con gesto altivo, llenos de una dignidad patriarcal y sobrancera, que ni los reyes católicos al recibir a Colón, se limitan a mirarle por encima de los espejuelos, cuando los usan, o encogerse de hombros, para continuar machacándonos con sus sartas de impertinencias.

Podemos encontrar “humoristas”, ¡Zapata ha de estarse revolcando con suma intranquilidad!, que se limitan a soltar palabras altisonantes de todo calibre, cuando no a mentarles la madre al primero que les provoca. Siempre tengo presente a Jaime Ballestas quien me recordaba frecuentemente que nunca le escuchó decir una grosería al ya mencionado Pedro León.    Gestos chabacanos, supuestas poses ingeniosas, salidas “graciosas”, no muestran otra cosa que pereza y escasez mental. Los aplausos sobran, las gracias son morisquetas que provocan la risa fácil, las nulidades engreídas se entronizan sobre una ovación arenosa de las que poco quedará cuando soplen nuevos vientos.

Otros especímenes de la misma fauna son los llamados “influencers”. ¡Hasta para eso son vagos!  Se han apropiado del término sajón, en búsqueda de cierto barniz que haga menos evidente su mediocridad. ¿Influyentes en qué? Quizás en carencias y miopía culturales. Cada vez semejan más una coreografía de pasos marcados por lo que el espectáculo pide y ordena. Se les ve absolutamente incapaces de hacer brillar un ingenio del que andan más que huérfanos. Si son mujeres las veremos despotricando peor que un chofer de camión divirtiéndose en algún bar de mala muerte en la carretera Lara-Zulia; lo más irónico es que sobran damas que encuentran divertida tales “actuaciones”. ¡Ay, Juana Sujo! En cuanto a los “caballeros”, invariablemente los vemos representar a mujeres, que causan una hilaridad alcahueta e inexplicable en las que realmente son, mientras se ponen trapos en la cabeza para simular cabellera.

Hasta hace poco tiempo, relativamente, los “progresistas” impusieron un culto a la pobreza que era omnímodo. Se nos fue moldeando, principalmente por medio de las manifestaciones creativas de cualquiera fuera su área, convirtiendo en pintoresca la miseria de los desheredados.  Los tiempos por excelencia de esa situación fue el llamado realismo socialista. Ser pobre era el summum de la vida, vimos a encumbrados voceros del “hombre nuevo” proclamar por la instauración del reino del proletariado, mientras ellos mostraban, con no poco orgullo, Rolex en sus muñecas. Y podría poner incontables ejemplos de similar tenor.

En estos días la situación se repite, solo que ahora es una nube de charlatanes, de cualquiera sea su identidad sexual, que nos van coaccionando con sus rebuznos y eructos a través de las benditas redes sociales. 

 © Alfredo Cedeño  

viernes, noviembre 04, 2022

¿SEGUIR CREYENDO?

Mi niñez es un aluvión de recuerdos sin orden ni concierto donde mis padres y mi abuela Elvira son todo. La vieja Elvira fue mi primera guarimba contra el rigor materno, siempre me amparaba contra cualquier acto disciplinario que Mercedes quería imponerme. Nunca pude haber tenido una consentidora más alcahueta que ella. Su olor era de recién bañada, no importaba la hora que fuera ella olía a limpio y a jabón Camay o Palmolive; con un genio de mil diablos que tenía fama entre la familia, pero que hacía un dulce de lechosa como nunca más he podido comer. Además de cuidarme y malcriarme me enseñó a leer, escribir y rezar.

Cierro los ojos y me veo en un velocípedo dando vueltas alrededor de ella, sentada en un mecedora de paletas en el centro de la sala, con una tabla, en la que estaban pintadas las letras y los números, y una larga vara de madera en su regazo. Ella me llamaba: Alfredo ven y dime que letra es esta. Y yo, que no iba en un triciclo sino en un dragón, continuaba girando a su alrededor hasta que ella me llamaba por tercera vez mientras alzaba la vara, de inmediato iba donde ella y su dedo algo encorvado me señalaba unas letras, se las decía y volvía a mis delirios aventureros.  En las noches, antes de dormirnos, confieso que dormí con ella hasta los cinco años, me hacía repetir una larga retahíla de oraciones y me enseñó a persignarme correctamente. Con ella fui por primera vez a misa en la iglesia San Pedro Apóstol en La Guaira, y aprendí a profesar una fe que aún conservo.

Al cumplir los nueve años llegué a vivir en Caraballeda, donde la, varias veces centenaria, iglesia de la Candelaria acogió mis manifestaciones creyentes.

Fue así como aprendí a creer en la comunión de los santos y en la santa iglesia católica, a pesar de los pesares. No es grato encontrarme ahora, en la recta final de la vida, poniendo en duda que valga la pena creer en la santa iglesia católica. A fin de cuentas, ¿qué es ella hoy en día?

Con no escasa desazón leo las noticias que llegan de Nigeria, casi de manera clandestina, donde los radicales islámicos están llevando a cabo un auténtico genocidio contra la población cristiana de ese país.

Esta nación africana el año pasado presenció el asesinato de 4.650 cristianos, cifra en crecimiento frente a los 3.530 del año 2020, tal como muestra el informe anual de la ONG Puertas Abiertas. Esa organización también revela que en dicho país en el 2021 hubo más de 2.500 cristianos secuestrados; superando ampliamente los 990 del año anterior. La mencionada organización reveló que Nigeria es el séptimo país del mundo donde los cristianos afrontan una persecución más dura por razón de su fe. Le superan: Afganistán, Corea del Norte, Somalia, Libia, Yemen y Eritrea.

          Las masacres de cristianos son pan de cada día en esos territorios. La semana pasada en la aldea de Gbeji, condado de Ukum, estado de Benue, al sur del país, fue el último escenario de uno de tales eventos. Allí una horda de milicianos fulani, una etnia de mayoría musulmana, asesinó a 70 cristianos.  ¿Y qué hacen las autoridades católicas? ¿Ha leído usted algún pronunciamiento del Pontífice progresista? El argentino ilustre, en junio pasado, envió un telegrama de condolencias a los familiares de las víctimas de un evento similar, cuando unos hombres armados entraron disparando a la iglesia San Francisco Javier de Owo, estado de Ondo, a la feligresía que celebraba Pentecostés. Tal vez el pronunciamiento papal se debió al impacto que tuvo en los noticieros mundiales esa información, porque en esta ocasión no ha dicho ni esta boca es mía.

¿Es esa la iglesia en la que crecí creyendo? No, por supuesto que no. Al menos uno esperaría la misma diligencia con la que el cura Francisco ha orado por los musulmanes en Irak, o cualquier otra de sus tantas plegarias que tanto gusta elevar por la justicia, no este silencio oprobioso, por decir lo menos. De las agencias de noticias, no era de extrañar su silencio, a ellas solo les interesa vender todo aquello que sea políticamente correcto. ¿En qué creer?


© Alfredo Cedeño  



viernes, octubre 28, 2022

TRÁFICO DE SUEÑOS

Todo aquel que juega con la dignidad del ser humano es execrable, por decir lo menos de semejantes basuras. Nada más preciado que la libertad, el libre albedrío, la posibilidad de escoger lo que se quiere sin daño o perjuicio a los que nos rodean. Sin embargo, cada vez son más reducidos las ocasiones en que realmente se puede ejercer la libertad; son infinitas las riendas que nos han ido imponiendo de manera paulatina e imperceptible. Largos años llevan varios investigadores demostrando como, por ejemplo, desde la industria publicitaria se juega a manipular e inducir nuestras decisiones bajo el manto de mensajes engañosos. Esa industria contemporánea en que se han convertido las organizaciones políticas es otra manifestación de ello. La peor de las sinergias que se haya podido producir fue la de esas dos disciplinas.  De eso poco se habla a profundidad y, por supuesto, nunca se toman decisiones para subsanar dicha situación.

En días recientes todos los espacios comunicacionales se han llenado con la denuncia del tráfico humano que ha surgido alrededor del éxodo masivo de los venezolanos. Esa hemorragia, por lo visto indetenible, ha venido mutando de año en año, casi que de semana a semana. Han surgido toda clase de vivianes para aprovecharse de esa dramática situación.  Hay los que han sacado beneficios monetarios de ello y otros que han tratado de obtener réditos políticos dándose ostentosos golpes de pecho al denunciar los horrores que ello implica. 

El tráfico humano de nuestros días no es una industria ajena al mundo revolucionario. Uno de los países más consumados en practicar de forma eficaz esa práctica es Cuba. Ahora se trata de teñir de gloria la llamada Operación Carlota cuando en octubre de 1975 se transportó a un grupo de instructores cubanos, que se dedicarían a formar batallones de combate de las Fuerzas Armadas Populares de Liberación de Angola. Se estima que alrededor de unos 450.000 antillanos, entre médicos, maestros, ingenieros y soldados, fueron enviados a ese país africano en los 16 años que duró el operativo mencionado. 

Otra de tales operaciones de tráfico humano llevado a cabo por la revolución fue el traslado de miles de trabajadores de la salud a Venezuela, en el marco de la Misión Barrio Adentro. Médicos, enfermeras, técnicos y terapeutas fueron enviados a nuestro país en condiciones esclavizantes de las cuales nunca se dijo nada. Sobraron los funcionarios planetarios que acudieron a cohonestar dicho plan, tal como hizo en su momento el médico coreano Lee Jong-wook, quien siendo Director General de la Organización Mundial de la Salud visitó uno de esos núcleos en un barrio de San Félix, estado Bolívar. Ningún “progresista” dijo siquiera esta boca es mía. Son los mismos que ahora claman al cielo ante el desplazamiento forzoso de los migrantes nacionales en Estados Unidos, donde algunos gobernadores republicanos han agarrado a lotes de ellos y los han trasladado a territorio demócrata, para sacudirse de encima el problema que significa el manejo de tal marea de gente que sigue llegando a través de la frontera con México.

La diferencia en esta ocasión, proclaman las almas sensibles del 2022, es que se está atropellando los derechos humanos de los emigrantes.  Ni de vaina dicen nada sobre la causa de semejante flujo de gente, que no puede siquiera sobrevivir en su país, y se lanza a tratar de lograr una vida siquiera libre. La hipocresía y alcahuetería da para eso y mucho más, en nombre de la ideología todo se vale, está permitido todo aquello que tengan a bien los redentores rojitos porque el hombre nuevo no hay lo que no justifique. De ese tráfico de sueños nadie se quiere percatar, o no les interesa hacerlo…

 

© Alfredo Cedeño  

viernes, octubre 21, 2022

IZQUIERDA RUFIANESCA

En varias ocasiones he escrito sobre la maravilla de nuestro idioma. Las palabras son aves volanderas y malcriadas, suelen volar con una libertad muy de ellas, van a su propio aire y ritmo, no hay manera de predecir, o marcarle, su rumbo. Hay quienes buscan de tratarlas como una soga que pueden lanzar de un lado al otro, pero suelen ser esfuerzos vanos. Ellas van picoteando aquí y allá hasta adquirir su significado, según el lugar donde llegan a fabricar su nido.  Lo que aquí es normal, allá puede ser una altisonancia capaz de poner en apuros a cualquier hijo de vecino por más ilustrado, o bien intencionado, que sea. Me pasó con “bicho” en Puerto Rico, donde es empleada para referirse de manera soez al órgano genital masculino; mientras que en nuestra Venezuela es utilizada por las más empingorotadas señoras, o las más humildes personas, con la mayor naturalidad del mundo.

Los ejemplos de tales manifestaciones polisémicas, para emplear un término tan empleado por el recordado Manuel Bermúdez, son inacabables. Uno de mis favoritos fue el vivido por el querido Luis Vizcaya en la capital española. Él es uno de los restauradores de obras en papel más calificados de nuestro país, no en balde dedicó media vida para formarse en París, New York y Madrid; quiero acotar que él es la gentileza hecha gente, de una suavidad en su hablar que siempre envidié, de una agudeza única y de unos modales exquisitos.

Estaba él comenzando su vida académica en la capital española en lo que toca a restauración, y un día se monta en un autobús, el único asiento disponible estaba ocupado por una señora entrada en años y carnes, que estaba apoltronada en medio de los dos puestos. Luis con su educación y suavidad de siempre se dirigió a la voluminosa matrona para pedirle cupo a su lado. Todavía él abre los ojos desmesuradamente al evocar el episodio: “Yo lo que vi fue que aquella señora empezó a ponerse roja como un tomate, y con una agilidad que nunca me podía imaginar en semejante masa, que debía ser pesada por arrobas en vez de kilos, sacó un ajoporro de la bolsa de mercado que cargaba y empezó a darme por la cabeza y llamarme atrevido. Alfredo, me querría morir, todo el mundo viéndome y aquella vaca parlante me daba sin parar, el conductor se estacionó y vino a ver qué pasaba. Y ella gritaba: ¡Es que me ha faltado el respeto! Y en medio de aquel escándalo, ya me veía arrastrado por la Guardia Civil a algún sucio calabozo, era inminente que pronto estaría encarcelado cual personaje de Dickens.  Cuando el chofer logró calmar a la doña poseída, me preguntó: A ver, chaval, ¿qué le has dicho a la señora? Y le respondí: Nada, pedirle que me diera espacio para sentarme. Y ella saltó: ¡Qué no!, deja de poner cara de tonto y repite, ¡si es que te atreves!, lo que me has dicho. ¡Si solo le dije que se corriera! Y en ese momento oí una carcajada colectiva que me dejó paralizado.”  Ahí le explicaron que “correrse” en la muy castiza Madrid equivalía a un orgasmo. Él le había pedido a la doña en cuestión que obtuviera el máximo placer a plena luz del día en un país que todavía vivía la opresión franquista.

Esa libertad es la que hace que palabras como chulo por ejemplo sea tan amplia. En México o Puerto Rico algo chulo es algo lindo, bonito, gracioso; también puede dársele connotación de guapo, apuesto. Sin embargo, es también sinónimo de rufián o proxeneta, es decir, y copiemos al diccionario: “Persona que obtiene beneficios de la prostitución de otra persona.” Este vocablo se ha extendido para definir a todos aquellos, y aquellas, que medran a costillas de los demás. En ese sentido los llamados hombres y mujeres de izquierda, o progresistas como les gusta ser tildados en estos tiempos de tribunas cibernéticas y cadalsos de redes sociales, han sido de una habilidad prodigiosa. En Venezuela se hicieron fortunas o se sumergieron en la dolce vita unos cuantos pilluelos de tomo y lomo, tanto a costa del propio Estado, que les otorgó innumerables canonjías, como de países “revolucionarios” que buscaban aupar el “proceso” en Venezuela.

Así vimos a procónsules de Castro y/o la URSS que recibían fondos para editoriales, o distribuidoras de cines, o festivales culturales. También la China de Mao tuvo su hombre de confianza, que regentaba una librería en pleno centro de Caracas y cursaba invitaciones a visitar la república popular china. Corea del Norte también tuvo su “embajador”, quien no se cansaba de entonar loas a Kim Il-sung y repartir sus obras completas en lujosas ediciones, mientras se dedicaba a silbar cuando se le preguntaba por el caso del poeta Alí Lameda. Este último un poeta caroreño, de verbo ágil y humor muy larense, cometió el pecado de hacer unos chistes tontos sobre el mandamás norcoreano, y ello le costó largos años de horror en sus prisiones, para el hombre de Kim eso había estado justificado. Casi olvidaba que otro “mecenas” fue Muammar Muhammad al-Gaddafi, cuyo representante invitaba a visitar, con viajes a cuerpo de rey, al “líder” libio a todos aquellos que pensaba podían bailarle el agua al déspota africano.

Es decir, esta pléyade progresista y angustiada por el bienestar del ser humano, que ya no grita por la justicia y la liberación del proletariado, que ahora se dedica a clamar por los derechos igualitarios de los chigüires y las marsopas, que agitan las banderas del movimiento gay junto a fotos del Ché, quien fuera un feroz verdugo de homosexuales en Cuba, y que andan vociferando por la paz, callan, cual la momia de Lenin, ante el delirio de zar del hijo de la señora Putin.  Al comienzo de su incursión en Ucrania no fueron pocos los que justificaron su derecho a invadir esa nación, muchos auguraban una victoria demoledora y una campaña breve en la que Zelinsky sería humillado y paseado cual fiera encadenada por las calles de Moscú. Han pasado los meses y la tortilla comienza a volverse y ahora los ucranianos no están en contraofensiva, más bien están en ofensiva y los chulos de costumbre saltan a pedir porque las fuerzas rusas no sean humilladas.

Las ubres a las cuales acudir cada vez les son más escasas. Secaron a Venezuela, Gadaffy sigue balanceándose en una cuerda, Norcorea no tiene sino para pagar los caprichos del gordito de turno, China ya no es la manirrota de lustros atrás, así que las únicas tetas que les quedan son Rusia e Irán; no tienen más remedio que arrodillarse para poder seguir mamando, no tienen tiempo para hablar. Como buenos chulos se dedican a esperar para pasar a recoger su mesada.

 © Alfredo Cedeño  


Follow bandolero69 on Twitter