viernes, noviembre 26, 2021

EL VENEZOLANO ERRANTE


                Desde el siglo XVII ha existido en el mundo impreso la figura de El Judío Errante, aparece por primera vez en un panfleto de cuatro hojas, Breve descripción y relato de un judío de nombre Ahasverus, impreso en la holandesa ciudad de Leiden en 1602 por Christoff Crutzer. Se asegura que en los archivos de esa localidad no existe registro alguno de un impresor con ese nombre, de lo cual se infiere que dicho editor en realidad fue un pseudónimo. Lo cierto es que fue un éxito la historia y en ese mismo siglo se contaron por decenas las ediciones del citado personaje. Neerlandés, francés, danés, checo, sueco e inglés, fueron algunas de las lenguas a las que se tradujo la vida del hebreo trashumante.

                Los vagabundos de esta era los hay de diferentes orígenes, los hay africanos, centroamericanos y, en una apabullante mayoría, venezolanos. Las historias de los paisanos son desoladoras, excepcionalmente aparece alguna referencia a uno u otra que destacan en cualquiera sea la disciplina en la que se desenvuelvan. Son glorias atléticas, musicales, literarias, científicas, artesanales, industriales y paremos de contar, que nos hacen hervir el orgullo nativo. Sobran aquellos que se sienten negros tocadores de cumacos en la fiesta de san Juan.

                Somos millones los que andamos errantes sin ver el Ávila, ni oler los mereyes de Bolívar, ansiosos por oír las olas de Chuspa, Arapito y Choroní, ahítos de melancolía por una tierra que difícilmente volveremos a pisar. Somos pedazos de una tierra donde aprendimos a ser lo que somos y que cargamos clavada cual espina de erizo de mar. Nos hemos ido asentando en tierras ajenas con una nube imperecedera a cuestas que no cesa de enchumbarnos de nostalgia.

                Vienen fechas, pasan fiestas, compras auto, inviertes en un techo, duermes tranquilo y con la puerta abierta si te provoca, o se te olvida pasar la llave, conduces entre motorizados sin tener que esconderte bajo las nalgas el teléfono, vas al mercado y te paras indeciso ante las cincuenta cajas distintas de cereales para el desayuno, te diriges a la primera tienda especializada a comprar un scanner de negativos y te dicen que tienes dos semanas para devolverlo en su caja original y poder recibir tu dinero de vuelta de inmediato. Miles de cosas que van pasando y que, sin embargo, no mitigan el desarraigo.

                Los mecanismos de defensa elaboran herramientas para tratar de paliar el desolador sentimiento de pérdida. Pero  el hueco sin fondo de los ojos se nos llena de una perfección lejana que raya en el hastío. Mientras tanto, los buitres se mantienen lanzándose picotazos disputando los restos de lo que alguna vez fue la esperanza del mundo…

 © Alfredo Cedeño  

viernes, noviembre 19, 2021

PSICOPÁTICAMENTE HABLANDO



                        Mi Venezuela de mis tormentos me mantiene lleno de contradicciones. La conocí de un extremo al otro, o como decía mi abuela Elvira: de una punta a la otra. Dormí en el cerro Delgado Chalbaud, a breves horas de camino del nacimiento del Orinoco; y me bañé con las olas que revientan en el Cabo San Román el punto más septentrional de la geografía nacional, tal como rezaban mis primeros libros de educación primaria.  Dormí a orillas del Guainía, y en las cabeceras del Salto Ángel; fotografié las cumbres nevadas de Mérida desde el Pico Espejo y las desérticas bellezas de La Guajira; canté desafinado como nadie con los negros de Curiepe a la llegada del Niño Jesús y con los pescadores margariteños a la llegada de san Juan Evangelista a Juangriego. También recogí lechugas de madrugada con los campesinos trujillanos y recogí nasas con los pescadores de Chuspa; caminé deslumbrado por las calles empedradas de Clarines y por las de San Pedro del Río.  En fin, mi país lo he vivido, no me lo han contado, no lo conocí por medio de meras lecturas.

                En todos estos sitios, y muchísimos otros que para enumerarlos necesitaría varios días, he encontrado una gente maravillosa, amable, amorosa, generosa, dueña de un espíritu tenaz y maravilloso. Todo ello manifestaciones de una inteligencia y sensibilidad muy particular. Pero, me sorprendía siempre la falta de “malicia”, es decir la absoluta inocencia de todos ellos. Los pícaros nunca faltaban, pero eran los menos.  Era por eso que no sorprendía ver destacar en el mundo de las “políticas” locales a los bandiditos de los pueblos  y la gente los subestimaba y  los trataba con gran condescendencia, rayana en la lástima, era común oír: “Pobrecito Jorgito, ¿qué más podíamos esperar de él?, vamos a darle un votico pá ver si sale de concejal…” Y así se preñaron de vagos e ignorantes los concejos municipales, la cámara de diputados y senadores, en un comienzo; después se hicieron concejales, alcaldes, gobernadores y hasta presidentes. 

                 ¿Responsables? Claro que los hay, y se han afanado varios cagatintas en tratar de endilgarnos la culpa a usted y a mí, simples ciudadanos que hemos pagado nuestros impuestos, las cuotas de condominio, las multas que nos hemos merecido, los pasajes cuando se nos antojaba viajar –así fuera en autobús hasta Guasdualito–, y las empanadas que comprábamos antes de embarcarnos en el ferry en Puerto La Cruz. Las contorsiones retóricas, dialécticas, sociointerpretativas, o cómo diablos se quieran llamar son dignas de ser recopiladas en una magna antología del disparate. En todas ellas siempre la responsabilidad, perdón debo escribir culpa, porque ni hablan siquiera de responsable sino de culpables, somos todos aquellos que no hemos tenido nada que ver en las tomas de decisiones.  ¿Qué vaina es esa?

                Los vagos, parásitos y vivianes de turno se apoderaron de las célebres maquinarias y fue así como los partidos políticos dejaron de ser centros de formación de dirigentes y gerentes sociales, para convertirse en centros de repartos de canonjías de todo tipo.  A la par de ello entronizaron un pérfido mecanismo de manipulación psicopática: mentir haciéndose las víctimas y confundir al ciudadano.  Es la típica conducta del esposo que llega borracho de una noche de farra, y le forma el gran peo a la esposa porque cómo ella es la culpable porque no lo atiende como se merece. Cambie los personajes y tendrá a los grandes estrategas del gobierno y de la oposición achacándonos, a los votantes mortales, del desastre político y electoral que tendrá lugar mañana bajo el manto electoral. ¿Alguna duda?

 

© Alfredo Cedeño 

viernes, noviembre 12, 2021

VIEJAS PALABRAS DE HOY


                La Biblia siempre es un remanso donde encontrar paz, justicia y saber. Se recorren sus páginas y se van hallando expresiones de lo divino a raudales, pero también de lo humano por millares. Hay frases de una poesía exquisita, como la que siento al leer en el libro de Reyes la concesión que hace Dios a Salomón de una “anchura de corazón como la arena que está a la orilla del mar.”  Las hay de un afecto como el reflejado por Pablo en su primera carta a los Tesalonicenses, donde habla de “la nodriza que cuida con ternura a sus propios hijos.”

                Hay quienes aseguran que es una fuente de conocimiento político y estratégico, y que la guerra de guerrillas nació de la mano de los Zelotes, quienes llegaron a ser de tal contundencia en su lucha contra los romanos que hasta un apóstol fue uno de ellos: Simón el Zelote. Aunque hay otros que se atreven a incluir a Judas Iscariote en este grupo porque ish-kraioth era en realidad un apelativo vinculado con el arma de los sicarios, la sica. Vale la pena recordar que el historiador Flavio Josefo  consideró a los Zelotes como la cuarta filosofía judía más importante de los primeros años de nuestra era, venían luego de los Saduceos, los Fariseos y los Esenios.

                Los hedonistas también reclaman su ración de la sacra torta, e invocan en su apoyo las palabras de sensualidad desbordada, que se expresa sin contenciones propias de la “corrección” de estos días, y bien que lo dicen con claras intenciones estas palabras del Cantar de los Cantares: “Me llevó a la casa del banquete, / Y su bandera sobre mí fue amor. / Sustentadme con pasas, confortadme con manzanas; / Porque estoy enferma de amor.” Perdonen mi procacidad, pero así habrá sido esa revolcada que se dieron esos dos…

                Divagaciones aparte, y lejos de intenciones heréticas algunas, quiero regresar a mis intenciones iniciales al comenzar estas líneas. Leo en la Primera carta de san Juan  apóstol: “Si alguno dice: Yo amo a Dios, y aborrece a su hermano, es mentiroso. Pues el que no ama a su hermano a quien ha visto, ¿cómo puede amar a Dios a quien no ha visto?” Las releo y no puedo dejar de pensar en las acrobacias retóricas e ideológicas de nuestra casta política. Son unos verdaderos contorsionistas, como buenos integrantes de la inmensa carpa donde representan a cabalidad el circo de su oficio, a la hora de justificar cualquier aberración. Es así como los vemos hablar de la necesidad impostergable de “dialogar” con aquellos que son impermeables a todo parlamento, salvo aquellos que sean para reforzar su poder.  Del mismo modo puede usted encontrar aquellas castas comadres, de misa con velo y devocionario, que hablan de nuestra pureza y exigen, con gestos de heroínas desmelenadas, que no caigamos al mismo nivel de ellos y que debemos ser unos caballeros con la escoria roja.

                Una de las últimas maromas, en las que están embarcados unos y otros, es el simulacro electoral del próximo 22 de este mes. En los años 50 del siglo pasado, la dictadura de Marcos Pérez Jiménez institucionalizó unos célebres simulacros en los que Caracas era supuestamente invadida por fuerzas extranjeras, la ciudad quedaba a oscuras y potentes rayos de luz cruzaban la noche para asombro de una ciudad que no tenía un siglo de haber dejado atrás los faroles y candiles para iluminarse.  El espectáculo antes que nada es una lección que nuestra casta tiene muy bien aprendida. Y si el show es barato mejor, más eficaz será para aquellos que tratan de evadir sus miserias con cualquier entretenimiento que consigan. 

                Tal vez por eso, rojos y azules, mantienen vivas las  fiestas. Una sesión de bailoterapia para derrocar la dictadura es tan efectiva como unas elecciones en que el honorable Picón saldrá junto al inefable Calzadilla a proclamar legítimos y auténticos los resultados de la pachanga comicial. ¿Cómo pueden hablar de elecciones justas en medio de una feroz dictadura como la que sufre Venezuela? ¿De dónde sacan tanta cara dura para asegurar que estaremos acudiendo a las urnas para rescatar y fortalecer la democracia con la inmensa lista de presos políticos que mantienen estos sátrapas? ¿Quién puede decir que tendremos unas verdaderas elecciones universales, directas y secretas sin estar garantizado el voto de más de cuatro millones de electores que están fuera del país? ¿Acaso Juan Requesens, Otoniel Guevara y Roland Carreño, así como los policiás metropolitanos, podrán ejercer su derecho al sufragio? Todo eso a ellos poco les importa, aunque terminemos a medio vestir, amputados e iluminándonos con un candil.

© Alfredo Cedeño  



viernes, noviembre 05, 2021

CARNAVAL NOVIEMBRERO


                Todas las guerras son económicas, no ha habido una sola que no haya tenido por trasfondo al hipócritamente denostado vil metal. Digo que lo hacen fingidamente porque todos aquellos que le hacen ascos ante el público, apenas dan la vuelta se les ve lanzarse con la boca hecha agua sobre sea cual sea la bolsa del dinero.  Y es como la canción que en su momento pusiera de moda al mexicano Emmanuel, Toda la vida. Y agrego yo, ha sido así  ¿No recuerdan al tipo aquel, Juan Carlos Caldera, recibiendo 40 mil bolívares de un mensajero de Wilmer Ruperti para la campaña de Capriles?

                Por cierto, que ese monto, pese a las voluminosas pacas de billetes, eran apenas 9.300 dólares. Es que ni para mendigos sirven… Y eso me permite evitarles el circunloquio histórico para abordar el hecho económico como eje fundamental de toda confrontación por el poder político. La diferencia es que antes eran con hondas, macanas, espadas, lanzas, arcabuces, alfanjes, revólveres, bayonetas, fusiles, metralletas, cañones y cuanta cosa pueda usted imaginarse; y hoy son por medio del voto. Los pícaros ambiciosos de esta era han hecho suyos los escenarios electorales para ponerles la mano a los caudales públicos, que, a fin de cuentas, son la gran teta monetaria del planeta. No hay país, por pobre que sea, que no produzca más riquezas que cualquier monopolio. ¡Qué Amazon ni que niño muerto! ¿No? Les pongo varios ejemplos.

                Los célebres organismos multilaterales representan varias puntas de esa ubre a la que todos aspiran ordeñar. Los países endeudados, depauperados, en crisis humanitaria, bla, bla, bla, siempre obtendrán de estas instituciones verdaderos ríos de dinero para “ayuda” a dichas naciones. La vaina es que usted ve como esas repúblicas están cada año más y más devastadas. ¿Los grandes beneficiados?, sus castas políticas. A esos organismos debemos sumarle sus extensiones caritativas. Cuando no es de ayuda a los niños, es de auxilio a las marmotas, o de cooperación para salvar la sobrevivencia del ornitorrinco en Los Esteros de Camaguán, y así hasta que se le seque el cerebro buscando “nobles y justas” causas. Los buches receptores de los billetes siempre están abiertos.

                ¿Qué otra cosa creen ustedes que hay tras el llamado a votar el próximo 22 de noviembre? Las glándulas mamarias de Venezuela. El derecho a exprimirle los pezones a como dé lugar, poco importa que ya ni pararse puede, poco importa lo descangayada, para usar un término gardeliano, que está; nada de eso, lo que importa es ver cómo le meten mano a la cuota que les  va a permitir disfrutar de casa, carro y comida de primer orden a costillas del Estado. A la postre el llamado Situado Constitucional da para eso y más. Con tan rimbombante nombre denominan la transferencia de recursos de los ingresos ordinarios del Gobierno Central a las entidades regionales. Todos los que están en este carnaval de noviembre, son la viva réplica de los zagaletones que plenaban las avenidas caraqueñas esperando el paso de las carrozas de carnaval para gritar desaforados: ¡Aquí es, aquí es!

Nuestros zánganos electorales se darán por satisfechos con cualquier cosa que les salpique; después de todos ellos no son ambiciosos, se conforman con lo que sea. Por algo tararean, desentonadamente por supuesto, aquella parte de la canción ya citada: “Toda la vida / Poniendo trampas al orgullo / Tantas historias como estrellas / Para no ser esclavo tuyo.” Por eso usted los puede ver bailando al son que les toca el dinero.

  

© Alfredo Cedeño 

viernes, octubre 29, 2021

SIQUIERA SIMULEN…


                 Hay palabras cuyos significados han vivido unas mutaciones insólitas. Los ejemplos son más que numerosos, pero hoy quiero detenerme en cínico. Usted consulta el mataburros de la Real Academia Española y encontrará: “Dicho de una persona: Que actúa con falsedad o desvergüenza descaradas.” Estoy seguro de que muchos de ustedes conocen el origen de la palabra, pero en ayuda de aquellos que no están al tanto hago un breve recuento.

            El cinismo fue una escuela filosófica que comenzó en la segunda mitad del siglo IV antes de Cristo, su fundador fue Antístenes pero fue Diógenes de Sinope, con sus gestos, quien la hizo permanecer en la tradición oral. Esta escuela se propuso reinterpretar la doctrina socrática, sus discípulos plantearon que la civilización y su forma de vida era un mal, aseguraban que la felicidad venía dada siguiendo una vida simple y acorde con la naturaleza. Entre sus más notorios discípulos estuvieron Hiparquía, una de las primeras filósofas, Crates de Tebas y Menipo de Gadara. Despreciaban las riquezas y toda posesión material. Aseguraban que el hombre con menos necesidades era el más libre y el más feliz.

            Los hicieron famosos sus excentricidades, destacando en eso Diógenes. En torno a esta figura se han conservado muchas anécdotas, siendo las más referidas las que tocan en cómo trató a Alejandro Magno al conocerlo.  Tal parece que el encuentro se produjo en ocasión de unos Juegos Ístmicos, como llamaban unos encuentros culturales panhelénicos de la Antigua Grecia, y que tenían tal denominación porque se celebraban en el istmo de Corinto, en honor de Poseidón. Aseguraba la tradición oral que el renombre del pensador era de tal vuelo que el hombre más poderoso del mundo en ese momento quiso conocerlo. Aseguran que era una mañana en la que Diógenes absorto, sabrá Dios si pensando en las piernas de alguna dama, o tal vez en cómo iba a hacer para su próxima comida,  mientras tomaba sol fuera del gimnasio que estaba a las afueras de Corinto.  En medio de sus pensares, súbitamente se vio rodeado de una muchedumbre. Como bien han de saber los jalabolas no son una especie de nueva data.

El guerrero llegó hasta el filósofo y le dijo: Soy Alejandro. El otro lo vio con cara impertérrita y le dijo: Y yo Diógenes, el perro. Podrán imaginar el asombro de los aduladores, sin embargo Alejandro le dijo:¿Por qué te llaman Diógenes, el perro? La respuesta fue instantánea: Porque alabo a los que me dan, ladro a los que no me dan y muerdo a los malos. Otra grizapa, pero Alejandro, que tampoco era una pera en dulce, trató de sobornarlo y le soltó: Pídeme lo que quieras. El hombre respondió: Quítate de donde estás que me tapas el sol. Eso hizo trastabillar al todo poderoso y su soberbia le hizo preguntar:¿No me temes?  Diógenes dijo: ¿te consideras un buen o un mal hombre? Ni pendejo Alejandro dijo: Me considero un buen hombre.  Y la respuesta fue: Entonces... ¿por qué habría de temerte? Los que les rodeaban empezaron a cuchichear hasta que el soberano alzó las manos y aseguran que dijo: ¿Saben algo? Si no fuera Alejandro, me gustaría ser Diógenes. 

Cierto o n o el episodio, es una estampa que se ha repetido por los siglos de los siglos como ejemplo de lo que fueron los cínicos iniciales. Los malabarismos de la lengua son inexplicables, y sabrá Dios en qué momento aquellos críticos acerbos se convirtieron en los de estos días. Por ejemplo, recuerdo a un Chávez de voz engolada y gesto adusto arreándole a los ricos y pontificando con aquello de que ser rico es malo... mientras en su muñeca lucía un reloj de esos que ni usted ni yo podemos comprar nunca. Esa cantaleta es la misma que han repetido todos ellos, mientras los vemos como cada día engordan más y más, mientras uno se pregunta cuándo es que van a explotar. ¿No ven a Diosdado? De aquel muchacho flaco, que hasta cara de estar llenos de lombrices tenía, a ese bojote bamboleante y gritón que anda por ahí con un garrote hay un abismo. ¿Y Nico? De ese mejor ni hablar.

Aunque tampoco puedo dejar de ahondar en semejante espécimen. Basta con ver el video con su verborragia habitual, soltando eructos y regüeldos, pero ahora anunciando que el próximo 21 de noviembre se producirá una “gran victoria de la democracia.” Debe decirse en honor a la justicia, que de él no se podía esperar otra cosa. Lo lamentable es el coro que le hacen los militantes del Partido del Rascabucheo Nacional exigiendo el compromiso con unas elecciones irritas desde todo punto de vista. No faltan los herederos tropicales de Catón que exigen respeto al sufragio y, con gesto compungido, lamentan que se descalifique a las comadres celestinas de la mojiganga electoral. 

Achacan a Diógenes la frase: Sólo hay un dedo de diferencia entre un sabio y un tonto. Los dedos, por lo visto, ahora sobran porque sabio, lo que llaman sabio, bien se ve que no hay ni para un remedio; ahora tontos los hay a espuertas escoja usted al que se le antoje. ¡Y cuidado se contamina! Porque la pendejera es lo más contagioso que el ser humano haya podido engendrar.

 

© Alfredo Cedeño  

viernes, octubre 22, 2021

¿VOTAR? NO…




            Hay por ahí todo un corro de comadres fervorosas esgrimiendo cualquier cantidad de excusas para acompañar al régimen, y a sus comparsas “opositores”, en su sainete electoral del próximo mes. Se golpean el pecho vociferantes, ofrecen ir en peregrinación de rodillas hasta el altar de Nuestra Señora de la Sumisión, porque La Patria así lo exige. Lo dicen con los ojos extraviados y virados hacia arriba, cual si estuvieran en medio de un orgasmo, o quizás poseídos por uno de los arrebatos místicos de Santa Teresa en éxtasis.

            Hay un cuerpo de requisitos que se podrían poner en práctica, pero nones. Por ejemplo, cuando se plantea el retorno al voto manual, las comadres y los “expertos” nos ven por encima del hombro y nos tildan de cavernícolas. Suelen decir algo así como: “No saben de lo que hablan,  pretenden regresar a la prehistoria del voto”. Muy bien, aceptemos que somos unos sucesores de Trucutú y que somos los trogloditas que aseguran somos. ¿Acaso no ha regresado el país a la prehistoria, bajo la égida de estos asnos que nos gobiernan y sus cómplices que se erigen como los próceres de la oposición?

            Ahora bien, sarcasmos aparte y en aras de los que, cada vez más, creemos que este próximo proceso electoral es una verdadera faramalla gubernamental, quiero hacer algunas consideraciones. Comienzo por citar la Declaración Universal de los Derechos Humanos de la Organización de las Naciones Unidas, de 1948, cuando estableció en su artículo 21: “La voluntad del pueblo es la base de la autoridad del poder público; esta voluntad se  expresará mediante  elecciones  auténticas que habrán de  celebrarse periódicamente, por sufragio universal e igual y por voto secreto u otro procedimiento equivalente que garantice la libertad del voto”. ¿Este será un proceso auténticamente universal en el que podrán participar todos los ciudadanos? ¿Estas son elecciones auténticas? ¿Realmente es una votación secreta? ¿Se puede garantizar que no se podrá determinar por quién votó un ciudadano en particular? ¿Está plenamente garantizada la libertad de voto en Venezuela?

            También quiero traer a colación la Carta Democrática Interamericana, aprobada el 11 de septiembre de 2001, en sesión especial de la Asamblea de la Organización de los Estados Americanos en Lima, Perú, en su artículo 3, estableció: “Son elementos esenciales de la democracia representativa, entre otros, el respeto a los derechos humanos y las libertades fundamentales; el acceso al poder y su ejercicio con sujeción al estado de derecho; la celebración de elecciones periódicas, libres, justas y basadas en el sufragio universal y secreto como expresión de la soberanía del pueblo; el régimen plural de partidos y organizaciones políticas; y la separación e independencia de los poderes públicos”.  Aquí las preguntas crecen exponencialmente. Pero solo hago las siguientes: ¿Hay separación de poderes públicos en Venezuela? ¿Son periódicas, libres, justas y basadas en el sufragio universal y secreto las elecciones venezolanas?

            Como tercer punto en esta ocasión quiero recordar algunos números del bendito Registro Electoral Permanente –REP– que para el año 2011 tenía 18.406.244 inscritos, cuando la proyección histórica era de 16.847.203. Al año siguiente las cifras del mencionado registro superó los 18.900.000 electores inscritos.  Y cito estas cifras porque en el año 2005 el Consejo Nacional Electoral –CNE– permitió ser auditado por el Centro de Asesoría y Promoción Electoral –CAPEL­–, un programa especializado del Instituto Interamericano de Derechos Humanos, creado en 1983 y  con sede en Costa Rica.  En dicho proceso se incluyó un módulo de COTEJO DE ACTAS DE NACIMIENTO, les transcribo lo descrito por CAPEL: “Cuando se obtuvo el nuevo listado en forma individualizada por cada caso, con los datos provenientes de ONIDEX, se constató que del total de la muestra, 5.571 casos contaban con la información solicitada completa; 6.696 no la tenían o no era claro el lugar de inscripción del nacimiento y quedaban pendientes de entrega por parte del CNE 533 casos rezagados por el proceso de búsqueda de la información”. En otras palabras, el combo CNE-ONIDEX no encontró manera de justificar 56,48 % de los casos de la muestra solicitada. Si eso fue dieciséis años atrás, ¿cómo será el desastre en estos días que estos jenízaros han hecho y deshecho el escenario electoral como les ha dado la real gana? ¿De verdad hay alguien que crea que se puede, y debe, participar en semejante fraude?

            Está bien que algunos personajes, de vergonzoso porte, crean que se debe participar, pero tratar de imponernos  la participación para apuntalar sus miopes pasos hacia el barranco electoral es el colmo. Está bien, repito, que sean pendejos, pero no pretendan que los demás también lo seamos.


© Alfredo Cedeño  

viernes, octubre 15, 2021

EMPEÑOS REITERADOS


Mientras trabajo en los textos de un autor que me solicitó los revisara, necesito cotejar algunos enunciados que plantea en sus páginas con lo dicho por el Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales de la American Psychiatric Association, en su quinta edición.  Al revisar semejante cartapacio, con más de mil páginas, encuentro lo siguiente: “La posibilidad de una conducta suicida existe durante todo el tiempo que duran los episodios de depresión mayor. El factor de riesgo que se ha descrito de manera más sistemática son los antecedentes de intentos o amenazas de suicidio”. ¿Conocemos acaso mayor depresión que la vivida por nuestro país entero?

No tengo tiempo al escribir estas líneas para llamar a varios amigos psiquiatras y psicólogos para intercambiar opinión, y elaborar una definición para aquellos que invitan, o ayudan, al sostenimiento de estadios de depresión mayor.  Yo, profano confeso y manifiesto, los tildo de proxenetas y alcahuetas, teniendo por tales a aquellos que se empeñan en prostituir a Venezuela para beneficiarse de tales menesteres.

La última de tales prácticas, poco lícitas por donde se mire, puesto que incitan al delito a los votantes, es el llamado a las urnas del mes venidero. Es indignante, por decir lo menos, la actitud asumida por los “próceres” de la mal llamada oposición, cuando más bien deberían llamarse apóstoles  de la ayuda al gobierno. La entrega a las malandradas gubernamentales es un bochorno, lo cual poco les importa. Ya ni vergüenza tienen. Por eso no dudan en dar empujones para ser los primeros en entonar, cual versión criolla del Mariachi Vargas, su versión del jarabe tapatío, y cantan algo como: En México se baila el acuerdo, / como pocos lo saben bailar, / al compás de arrumacos y trampas, / en noviembre se va a votar.

Han sido incapaces de lograr alguna medida que pueda realmente garantizar que tales comicios sean medianamente transparentes. Hace varios años ya que, al equipo de Caprilito, se le hizo llegar una serie de recomendaciones, entre las cuales hay veintiuna que son fundamentales, para lograr desmontarle al gobierno su fábrica de trampas electorales. Se las comparto: Eliminar las máquinas captahuellas, que son un elemento de coacción al elector. Sacar del juego las benditas laptops que permiten conocer en tiempo real los resultados en cada centro electoral del país, porque ella le impediría al PSUV y el gobierno saber dónde puede hacer irregularidades de todo orden.  Hay que comunicar a los miembros de mesas, testigos y ciudadanos la vital importancia de la certificación ciudadana el día de las elecciones. Se debe revisar y verificar la confianza política de los testigos y emplear criterios auditables de adiestramiento y cobertura.  La quinta recomendación es fundamental: Abrir el 100% de las urnas electorales y verificar el resultado del acta de escrutinio frente a las papeletas de votación antes de la transmisión. No reconocer tempranamente ningún resultado sin tener una muestra significativa de las auditorías de verificación ciudadana.

Otro punto es exigir una auditoría independiente del Registro Electoral para determinar su grado de confiabilidad. La directiva del Consejo Nacional Electoral debe ser presidida por un independiente electo de común acuerdo por ambas partes. Tener presencia a tiempo completo de actores de la oposición en todas las áreas operativas del CNE. Restituir la Fiscalía de Cedulación. Eliminar la milicia como parte del Plan República. Establecer un mecanismo de selección de Coordinadores de Centro, Operadores de Máquina y Miembros de Mesa, junto a los partidos de oposición. Exigir la publicación digitalizadas de las Actas de Verificación Ciudadana. Revisar la plataforma tecnológica de recolección de información de los testigos de mesa. Constituir grupos técnicos de análisis de ingeniería de centros por estado, para diseñar estrategias de control electoral. Buscar explicaciones razonables a las incoherencias detectadas en muchos de los centros electorales nuevos.  Llevar a cabo una reforma constitucional que restablezca la presencia de los partidos en el CNE así como su financiamiento público. Reformar las leyes orgánicas del poder electoral y de procesos electorales. 18Revisar los “Logs” de transmisión de los computadores electorales y los servidores de totalización. Implantar mecanismos de voto verificado para que cada elector pueda validar si su voto fue contabilizado correctamente.

La propuesta final es instalar un software “network sniffer” en la red de transmisión de datos. Les explico: ese programa no es otra cosa que un analizador de protocolos, un programa de captura de las tramas de una red de computadoras, y en este caso permitiría monitorear la maraña electoral para detectar cualquier intento de modificar la data transmitida.

Insistir en acudir a unas elecciones a todas luces viciadas, es ir al degollamiento masivo de lo que queda de país. Sería un acto alevoso de inducción al suicidio colectivo, del cual serán responsables esos mismos personajes que luego querrán desdibujarse en los escenarios que tanto les gusta copar.

 

© Alfredo Cedeño 



viernes, octubre 08, 2021

MASACRE ELECTORAL


            Comenzaba la década de los setenta del siglo pasado cuando el mundo dio un giro que pocos podían imaginarse en aquellos días. El orbe entero fue afectado de una u otra manera, Venezuela no fue la excepción. Nuestro país vivió su propia versión de la Cucarachita Martínez cuando, súbitamente, se encontró con un chorro de dinero entrando a las arcas nacionales cada día con mayor fuerza y cantidad. Todo había comenzado en el llamado Medio Oriente. En aquellos exóticos escenarios, territorio de cabras y camellos, arenales infinitos y pobreza proverbial, se produjo la llamada Guerra de Yom Kipur, nombre que dieron al conflicto bélico árabe-israelí que libró la coalición de países árabes, liderados por Egipto y Siria, contra Israel entre el 6 y el 25 de octubre de 1973.

            El mundo occidental, con Estados Unidos a la cabeza, cerró filas con el estado judío, y ello condujo a que los adoradores de Alá, el 16 de octubre de ese año, que formaban parte de la Organización de Países Exportadores de Petróleo, además de Egipto, Siria y Túnez,  anunciaran que no exportarían más petróleo a aquellas naciones que habían apoyado a Israel. Los precios del hidrocarburo dieron un salto que ni un burro aguijoneado de tábano, fue así como el país entero comenzó, cual Cucarachita Martínez, quien había encontrado la moneda de plata barriendo el sótano de la cueva donde vivía, a ver qué hacía con semejante caudal. Bien lo relató Antonio Arráiz, la lista de pretendientes era inmensa, pero ella optó por Ratón Pérez que fue el que le habló bonito. Venezuela, en irónico guiño a la historia original, escogió como presidente de la República en el momento de encontrarse con aquella inesperada bonanza petrolera a Carlos Andrés Pérez.

            El cuento original dice que luego de casados Cucarachita Martínez y Ratón Pérez, dieron un agasajo y en medio de las fiestas nupciales el novio cayó en una olla de chocolate hirviente. Cualquier parecido con la historia nacional, tal como señalaban las viejas novelas, es mera coincidencia. La Cucarachita se dedicó a llorar y sentir a Ratón Pérez, y hasta ahí llegó la historia de Arráiz, mientras que Venezuela, como buena viuda de estos tiempos se dedicó a buscarle reemplazo a Pérez. Todos saben lo que terminó ocurriendo, y todo el país ahora lo siente y lo llora, pero sin dejar de tener sus amores pasajeros. El país, como a la Cucarachita, cuando recién había descubierto su riqueza, la han rondado todo tipo de vagabundos y aprovechadores, todos se han afanado en ofrecerle villas y castillas, todos se proclaman el partido ideal, no hay uno que diga las cosas con realidad.

            La fila de pretendientes ha modificado sus ofertas y promesas según el viento que sople. Por ahora los aspirantes, todos, le ofrecen con insistencia digna de mejores causas las elecciones como nuevo Paraíso donde van a estar felices por los siglos de los siglos. Todos se han puesto sus mejores galas para anunciar con voz de toro en celo que solo las votaciones pueden hacer que hasta Ratón Pérez resucite.

            El escenario político del planeta se ha convertido en una gran paila donde todos los miembros de las castas locales acuden a solazarse, mientras comparten recetas de los diferentes tipos de guisos que  se pueden hacer. Y los “opositores criollos”, que suelen acudir regularmente allí, señalan que en las elecciones venideras, será de donde vendrán los observadores que garantizarán unos comicios pulquérrimos. A la postre, en las próximas elecciones, Venezuela será el destino preferido de los fanáticos del turismo electoral que tanto abundan. Lo que habrá será una masacre electoral que se llevará a cabo bajo la mirada alcahueta, cuando no cómplice, de los miembros de las sectas políticas de distintos continentes. Sobran los eternos celestinos que le exigen a Venezuela se comprometa con cualquiera de los miembros de semejante reata de bestias. Hablan de los “expertos electorales” que velarán por el ejemplar desempeño del proceso. A ver, queridos animales, ¿cuántos especialistas en ciberseguridad hay en la misión de observadores electorales? La verdadera vigilancia esta en aquellos capaces de establecer un conjunto de procedimientos y herramientas que protejan la información que se genere y procese en las máquinas electorales, así como de computadoras, servidores, dispositivos móviles, redes y sistemas electrónicos que estarán involucrados en las venideras elecciones.

            Ya hablan de las auditorías que se llevarán a cabo, ¡Oooh!... Y todas se harán en mesas de Lagunita, San Ignacio y alguna de Chacao. Pero, ¿qué pasará en las barriadas más populares de las principales ciudades, y en los pueblos más lejanos? Quiero recordar que International Statistical Review, publicación del International Statistical Institute, fundado en 1885, la organización más antigua y con más prestigio en cuestiones estadísticas a escala mundial, publicó varios años atrás el trabajo: A Statistical Approach to Assess Referendum Results: the Venezuelan Recall Referendum 2004  (Un método estadístico para evaluar resultados de referéndum: el referéndum revocatorio venezolano 2004). En dicha investigación, para citar un ejemplo, utilizando la data suministrada por el propio Consejo Nacional Electoral (CNE), se encontraron centros electorales, con cinco mesas, en las cuales se producían sustanciales diferencias en los resultados de una y otra estación para votar. Y como me han dicho varias voces expertas en el área: “Es absolutamente imposible, desde el punto de vista matemático y estadístico, que tengas en el mismo sitio un escrutinio donde la oposición obtenía 60% y en otro 40%. ¡Eso si es una demostración de una irregularidad!, y es donde al aplicar lo que se conoce como un test de medias, se comprueban las anomalías. Y se dieron muchos centros de votación con cifras similares”.

            ¿Hay todavía quien se deje seducir por el coqueteo del voto? Lo que si hay es un mar de pretendientes que siguen deslumbrados con la riqueza fácil del petróleo y no ven la hora de ponerle la mano a la gran ubre nacional.

 

© Alfredo Cedeño  

viernes, octubre 01, 2021

LA MISMA MIASMA

      A comienzos del siglo XIX, el médico danés Hans Christian Oersted, quien había decantado su formación académica hacia la investigación en el área de la física y la química, demostró que colocando una brújula cerca de un cable por el que circulaba electricidad se cambiaba su indicación, y se situaba perpendicularmente al flujo eléctrico. En otras palabras: la electricidad producía los mismos efectos que un imán. A partir de este descubrimiento el francés André-Marie Ampère estudió la relación entre magnetismo y electricidad, lo cual le permitió encontrar que la dirección que toma la aguja de una brújula depende del sentido de la energía eléctrica que circula cerca, y a partir de ello estableció la llamada regla “de Ampère”: un hombre está acostado sobre un cable conductor; la corriente, que va por convención de más a menos, lo atraviesa de pies a cabeza; mientras observa una aguja imantada. El polo norte de esta aguja se desplaza entonces a su izquierda.            

           Este brevísimo resumen fue lo que llevó a establecer aquel apotegma de: Los polos opuestos se atraen. Desconozco si en el mundo de la física se ha profundizado más en el tema, porque esa disciplina ha estado con sus ojos fijos en la teleportación cuántica, la creación del primer condensado de Bose-Einstein, la aceleración de la expansión del Universo, la prueba de que los neutrinos tienen masa y el bosón de Higgs. Sin embargo, estoy convencido de que en cualquier momento alguna investigación demostrará que no es que los opuestos se atraen, sino que son lo mismo y siempre van en la misma dirección. Hay expresiones de ello, fundamentalmente en el ámbito humano, pero manifestándose de manera contundente en la esfera política.

            ¿Lo dudan? Permítanme poner algunos ejemplos. ¿Acaso hay algo más parecido a un revolucionario de pelo en pecho que un reaccionario de escapulario al cuello? Usted escribe o dice algo que a los monigotes chavistas maduristas no le gustan y, de inmediato, te acusan de agarrarte de los temas para volcar tu odio; si el ejemplo que utilizas es alguna expresión artística entonces sueltan, con aires de académicos ultrajados aquello de: el arte une a la gente sin distingos de clases ni ideología. Si se le ocurre decir algo de esa manada de hienas que se llaman “líderes opositores”, entonces eres un instrumento que usas la narrativa del gobierno. ¿Se dan cuenta de cómo van en la misma dirección ambos flujos de energía?

            Quiero ponerles otros dos ejemplos. Uno de aguas afuera, en la amada España, donde ese saco de malas mañas, peores olores y bolsillo amplio, llamado Pablo Iglesias se pasea como gallito altanero empeñado en hacer tragar su “progresismo” a como dé lugar. Este mamarracho con ínfulas de personaje acuñó la frase “jarabe democrático” para justificar las agresiones a diferentes dirigentes opositores; incluidas mujeres, como hizo contra Rosa Diez en octubre de 2010, en las instalaciones de la Facultad de Ciencias Políticas de la universidad Complutense. Hace pocos días él era la estrella de  un jolgorio que tenía montado el Partido Comunista Español en Vistalegre, Madrid. ¡Oh sorpresa! En medio de sus sacras palabras un grupo de asistentes le gritó: “¿dónde está el cambio?, ¿dónde está el progreso?”. Las reseñas de los distintos medios divulgaron que “La actitud de estas personas obligó a intervenir a los equipos de seguridad”. Luego de la actuación de los esbirros ñangaras, el zarrapastroso regresó más altanero  y agradeció “al servicio de orden, proteger el espacio de diálogo; es una obligación militante”. A manera de colofón de su introducción de retorno soltó: “los que regalan titulares y clics a los medios de ultraderecha española no son más que provocadores que merecen toda la contundencia de la militancia popular y comunista”.

            El otro ejemplo que quiero traer a colación es uno revelado hace poco por esos devotos de la comunicación, casi rayan en una labor de apostolado informativo, que conforman el portal Armando Info, quienes son una verdadera piedra en el zapato para tirios y troyanos. Ese centro informativo reveló, datos y cifras en mano, en un contundente reportaje firmado por Marcos David Valverde las relaciones de cierto sector de la “oposición democrática venezolana” con cierto querubín centroamericano.  Respecto a este pichón de sátrapa con apellido de tirano africano, el periodista salvadoreño Óscar Martínez, jefe de redacción del diario digital El Faro, ha escrito: “El presidente de El Salvador, Nayib Bukele, no va a detenerse en su ejercicio del poder absoluto. De hecho, en las últimas semanas, Bukele ha acelerado su carrera para desmantelar el Estado de derecho salvadoreño”. Al lado de semejante joya está una vasta corte de venezolanos provenientes de Voluntad Popular, entre otras organizaciones, que otrora han clamado por su apoyo a las luchas que buscan el retorno de la normalidad democrática en Venezuela. La cofradía de asesores en Centroamérica proviene de Futuro Presente, y que tal como explica Valverde es “una organización no gubernamental concebida para “promover la formación y la participación en el marco del liderazgo responsable, el trabajo en equipo, el ejercicio de la ciudadanía y la defensa de los Derechos Humanos”. También revela el autor que Yon Goicoechea, es uno de sus fundadores. Pero, y aquí viene un trozo que les copio textualmente: “La lección mejor aprendida por la militancia de Voluntad Popular, al menos en cuanto al trato con la prensa, fue el del hermetismo. “En Futuro Presente, los cursos que nos daban tenían un lema: la entrevista es para exponer tu mensaje, no para responder las preguntas”, recuerda un ex militante del partido en el estado Bolívar”.   En pocas palabras: ¡Mucho cuidado con ser transparentes!

Es justicia escribir que estas son conductas de vieja data. Podría remontarme a nuestra historia colonial para citar algunos casos. Pero retrocedamos un poco más de medio siglo y vayamos al sur de nuestro continente, y les narro una situación conocida ahora gracias a los libros del escritor  dominicano Tony Raful, poeta, ensayista y político miembro de número en la Academia Dominicana de la Lengua. Narra Raful que el general dominicano Miguel Ángel Ramírez Alcántara, vivía en Guatemala donde había casado con una dama de ese país, y en 1957 debió salir para Ecuador por presiones del dictador Trujillo, y allá fue empleado en un centro militar. En ese plantel compartió clases de asesoramiento militar con un joven oficial de la armada chilena del cual se hizo muy amigo. Estando allí, Ramírez Alcántara recibió vía México, una comunicación del Movimiento 26 de Julio, que encabezaba en la Sierra Maestra cubana Fidel Castro, en dicha misiva le solicitaban opiniones técnicas militares vinculadas con el proceso armado para el derrocamiento de Batista.  Afirma Raful que este intercambio de opiniones “era usual en la lucha del Caribe contra los dictadores, y Batista era un aliado de Trujillo, mientras Castro, desde su colaboración en el Comité Estudiantil Pro Democracia Dominicana, en la Universidad de La Habana, y su participación en la frustrada invasión de Cayo Confites, era un hombre comprometido con la lucha contra el dictador dominicano”. El general dominicano habló con su amigo chileno y le mostró la carta, así como los dibujos de lugares y acciones militares contra Batista. El chileno, quien había manifestado calurosa simpatía con las acciones revolucionarias, aportó opiniones y señalamientos que fueron enviados a los revolucionarios del Movimiento 26 de Julio. El militar chileno se llamaba Augusto Pinochet…  Es necesario asentar que algunos dirigentes del Partido Comunista de Chile reconocieron que Pinochet estaba considerado como un militar “progresista” dentro de las fuerzas armadas chilenas y había tenido contactos y algún tipo de colaboración con el propio Partido Comunista. No en balde don Augusto fue el edecán militar de Fidel en su larga visita oficial a Chile en 1971.

Repito: Los “opuestos” son lo mismo y siempre van en la misma dirección. Por eso vemos esa nube de hienas hambrientas peleándose por un puesto en las venideras elecciones. Sobran  plañideras que los aúpan y defienden, con dientes y uñas, de quienes osamos pedir honestidad y transparencia. Ellos solo saben crear nubarrones, hasta gestar tormentas, y el comandante difunto es una buena muestra, de las que luego se guarecen con velocidad inaudita. Poco les importa esa ciudadanía a la que exigen una devoción canina.

  

© Alfredo Cedeño  


viernes, septiembre 24, 2021

ASÍ NO SE PUEDE

            En 1976 el apogeo del género musical llamado salsa era absoluto. No había una emisora, aun en las más “ácidas”, donde no se colaban las piezas de aquella cantera de orquestas y cantantes que mantenían una hegemonía total.  Era el tiempo de Fania All-Stars, intento monopólico creado el año 1968 en New York por Johnny Pacheco y Jerry Masucci. Sin embargo, fueron muchísimas las agrupaciones que tenían ya una trayectoria y que soportaron la voracidad de ese gran monstruo que fue Fania. Una de ellas: La Sonora Ponceña.

Esta agrupación había sido fundada por Enrique “Quique” Lucca Caraballo en Ponce, Puerto Rico, en febrero de 1954, e hizo su primera presentación el 20 de abril de ese año. En 1969 este grupo solidificó su carrera y comenzó a publicar un disco anualmente. En el año mencionado al comienzo publican su álbum Conquista Musical, donde aparecían piezas que se convertirían en emblemáticas. La primera de ese larga duración era Ñañará Caí, una pieza para gozarla con los pies y los oídos, su letra declaradamente surrealista tenía versos como este: “Yo he visto un cangrejo arando, a un mono tocando un pito / muerto de risa un mosquito al ver un burro estudiando / un buey viejo regañando a una ternerita flaca / por imprimirle una placa de lo que estaba pasando”.

Ese disco contenía casi 43 minutos de música increíble. Allí aparecía un merengue criollo, Esta es Venezuela, que  rendía homenaje a nuestro país; también Bomba Carambomba, y muchas otras. Era un disco lleno de talento, eran los tiempos cuando a las grabaciones se incorporaban todos a poner su grano de arena. Allí estuvieron Héctor Lavoe, Tito Allen, Ray de la Paz y Rubén Blades, en ese momento un ilustre desconocido, en los coros; Luis “Perico” Ortiz fue el director musical. Pero en esa grabación las estrellas fueron  el pianista y arreglista Papo Lucca, hijo del fundador de la banda, y el cantante Luigi Texidor.

            La última canción de este disco, que se convirtió en otro éxito furibundo, fue Pío Pío. La cadencia propia del cantante era una demostración de virtuosismo melódico. Los arreglos impecables, y la música más que pegajosa. Escarbando en la red encuentro este disco y fue imposible no ponerme de nuevo a escucharlo. Al llegar a esa pieza final no pude dejar de pensar en ese bojote mal amarrado que se dice presidente de Venezuela, y quien se jacta de ser “salsero”, para gran vergüenza del género. Fue inevitable pensarlo porque cuando el coro de entona aquello de: “Con el pío, pío, pío, con el pió de los pollitos / Y el zum-zum de los mosquitos no se puede descansar”, de inmediato pensé en el mentado “Pollo” Carvajal, por ahora preso en España.  El “general” que se dedicó a vejar a sus compañeros de armas, que fue instrumento nauseabundo al servicio de Chávez y Maduro, trató de salvar sus asentaderas al aparecer lanzando denuestos contra el bigote bailarín, para alegría de mucho “opositor” alcahueta que saltó a celebrarlo y darle la bienvenida.

Los cuentos de este personaje son más abundantes que el Libro Gordo de Petete. Siendo coronel y estando al frente de la Dirección de Inteligencia Militar, humilló de manera reiterada, desde comandantes a generales, a toda la alta oficialidad. Todo aquel que no obtenía el ascenso en su carrera sabía que la solución era ir a la oficina de este maromero a pagar su cuota de vasallo. Muchísimos generales en prospecto, o ya miembro de la cofradía de los soles, iba desde el lunes a las 8 de la mañana hasta las seis de la tarde a hacer antesala, y así hasta el viernes, cuando a última hora, salía uno de sus asistentes a informarles: “Ya el jefe sabe, vete que ya lo tuyo está resuelto”. Y lo soportaron para seguir disfrutando las mieles del latrocinio rojo. Todos aquellos que no pagaron ese deleznable peaje moral vieron sus carreras truncadas, y perseguidos sin ningún respeto a la legalidad.

Esa escoria, a la que, insisto, no han faltado loas de algunos “opositores”, que ha tratado de negociar, en todas las maneras, su canto de gallina clueca es a la que tienen en una celda en Madrid. Los intentos por evitar su extradición están en pleno apogeo, tal vez es por lo que el marido de Cilia pierde el paso cada vez que escucha aquello de: “Con el pío, pío, pío, con el pió de los pollitos…”

 

© Alfredo Cedeño  

viernes, septiembre 17, 2021

ALBOS PÁJAROS


                A veces la gente es un agobio, sobre todo cuando se les oye entonando salmodias para celebrar a cuanto tunante uno pueda imaginar. Como ya es costumbre, a raíz de mi pasado artículo, recibí varias “quejas” por mi trato desconsiderado y descalificatorio hacia los “próceres” opositores. Algunas recriminaciones fueron al menos educadas, otras se realizaron en tono altisonante, con aires de jaculatoria, tampoco escasearon aquellas que en tono beligerante me ofrecieron hasta eso que llaman coñazos. De todo hubo.

                Lamentablemente somos hijos de una tradición en la que se ha elevado al bandido, de mucha o poca monta, o seres carentes de escrúpulos, al recinto de los dioses. Nuestra historia está ahíta de personajes de tal catadura. Cuando escribo esto, porque no es la primera vez, saltan los “puristas” de la patria a exigirme, voz en cuello, que me retracte de semejante afrenta moral a la honra nacional. ¡Sarta de imbéciles!, por no decir otra palabra que es la que realmente merecen y que en su momento consagrara en los medios Arturo Uslar Pietri.  Lo mismo ocurre con los próceres rojos de nuevo cuño, ahí tienen al comandante eterno y al negro Aristóbulo, por citar solo dos.

                Quiero citar brevemente algunos ejemplos de esa pestilencia fundacional que nos acompaña como sombra imperecedera. El padre de Bolívar, don Juan Vicente Bolívar, quien fuera Teniente Justicia Mayor en la zona de los Valles de Aragua, ejercía el derecho de pernada sobre cuanta mujer se le antojaba. Ese caso ha sido documentado por Elías Pino Iturrieta en su libro Contra lujuria, castidad; así como por el inolvidable e irremplazable cura Alejandro Moreno en su obra Pastor Celestial, Rebaño Terrenal, Lobo Infernal Expediente a don Juan Vicente De Bolívar. Estos autores dan a conocer como este mantuano de tomo y lomo abusó, hasta que se le dio su real gana, de toda aquella de la que su bragueta se antojara. Las edades no suponían límites para este egregio hombre… Fue solo el obispo Diego Antonio Díaz Madroñero quien se atrevió a plantarle cara a este señor, descrito por un sacerdote como: “mozo poderoso, voluntarioso y con valimiento”.

                Robert Ker Porter, un artista y diplomático inglés que por quince años fue cónsul de Gran Bretaña en Venezuela, y quien escribió Diario de un Diplomático Británico en Venezuela 1825-1842 fue otro cronista que desnudó nuestras miserias inaugurales. Él escribió al referirse  al honorable Santiago Mariño, el sábado 18 de diciembre de 1830: “Mariño, ministro de guerra, etc., que vive en una casa sucia, a cada momento firma documentos de Estado sobre la mesa de billar mientras juega”. Algo así como lo que hemos visto recientemente cuando Maduro sacó una empanada de una gaveta.

                En cuanto a los vuelos de una orilla a la otra, se me ocurre mentar el caso de Feliciano Ramón de la Merced Montenegro y Colón, un realista de capa y espada, que dedicó gran parte de su vida a luchar contra la independencia, al punto que era el jefe del Estado mayor del ejército realista en la batalla de Carabobo. Una década más tarde, don Feliciano, en 1831, quien se había largado del país, regresó a Caracas para fundar el colegio Independencia, que era algo así como el San Ignacio de aquel momento y se dedicó a educar a la descendencia de “Los Próceres”. Hoy en día sólo se habla de su aporte a la educación venezolana, poco cuentan las víctimas de sus soldados en los años de la guerra civil que nos asoló a comienzos del siglo XIX.  Y sobre ello abundaré en próximas notas.

Como bien se puede apreciar, los desmanes y componendas, siempre nos han acompañado. Lo peor es que nos aseguran que el Niño Jesús de Escuque es un fauno al lado de estos serafines que nos han dirigido, y los que ahora nos dirigen. Eso afirma, sin rubor alguno, los apologetas de la casta gobernante, sea cual sea su inclinación.

 

© Alfredo Cedeño 


sábado, septiembre 11, 2021

DAMOS Y CABALLERAS…


                Luego de unas inacabables, e impuestas, vacaciones por razones médicas; gracias al celo y cuido de mi familia y los matasanos, y pese al veto laboral que ambas partes me han hecho acatar, aquí estoy de vuelta. Por supuesto que voy escapar a la “corrección” con la que tratan de castrarnos, y los modos que se pretenden imponernos para llegar a absurdos como el del título que hoy uso para estas palabras.

                Es imposible dejar de escribir sobre el próximo proceso electoral para el que han pretendido llevar, de manera obligatoria, a la ciudadanía. Los votantes cada día son más impermeables a las promesas, de aves preñadas volando en retroceso, que andan pregonando tanto los títeres de Maduro, y su combo, como de los que se llaman “representantes” de la oposición. Muchos de ellos, viejos zorros de nuestra política criolla, eternos vividores de las arcas públicas, ya comienzan a ponerse las nalgas en remojo y claman por la necesidad de la participación para garantizar que el proceso electoral se lleve a cabo de manera transparente.

                ¿Transparente dicen? ¿A quién creen que van a engatusar con semejante arenga desteñida? Poco les falta para lanzar una campaña de algo así como: ¡Un soberano pa´l partido!  Ya lo he escrito en diferentes ocasiones, son capaces de tragarse un burro y ni un eructo sueltan. El cinismo, o miseria moral, de esta casta es digna del libro Guinness. Da tristeza y duele ver a gente respetada y querida haciéndole el coro a semejante pantomima. Hay ocasiones en que provoca reír ante lo rocambolesco de los argumentos que manejan para justificar lo que no tiene manera de ser explicado.

                El espectáculo es bochornoso, para decir lo menos, y las muestras sobran. Nunca imaginé ver a Claudio Fermín haciendo de comparsa de un personaje como Leocenis García, solo comparable con William Ojeda, en su coqueteo con el ejercicio político. Reitero, los ejemplos abundan como la verdolaga.

                ¿Alguien puede explicar cómo pueden sustituir la acción con la pasividad? Tratan de hacernos tragar la rueda de molino de que el “diálogo”, junto con unas elecciones amañadas y absolutamente sucias,  es la única salida para recuperar los restos del país. De vez en cuando, estos y aquellos, hacen guiños al mundo exterior para seguir exprimiendo la ubre de la ayuda humanitaria o solidaria, sea en verdes divisas o en asiática moneda, para continuar medrando y jorobándonos la paciencia con sus ditirambos de mamarrachos enfebrecidos. 

                ¿Ir a votar? En estas condiciones jamás, sería hacerle el juego a Maduro y su corte de malandrines desembozados. ¿Apoyar una candidatura? En este escenario nunca, no podemos hacerle el juego a los vividores de oficio que, a cuenta de políticos, han derivado hasta convertirse en unas caricaturas mal trazadas de lo que es el arte y oficio de gobernar.

                Todo proceso social tiene su propia dinámica, la cual se constituye según los agentes presentes en cada momento histórico. Venezuela no termina de generar un liderazgo que sin complejos, ni intereses bastardos, combine calle y salón. Es la presión de esos votantes, tantas veces utilizados y despreciados, y ahora halagados con hipocresía, en acciones de calle, junto con negociaciones, hasta con el diablo de ser preciso, pero con transparencia, la que hará que salgamos de la dictadura y de la casta que tanto daño nos ha hecho.  Por lo pronto dejémosle que sigan jugando a los estadistas, mientras retozan en el charco de su vileza y pescan cualquier mendrugo que les arrojen, ya tendremos la ocasión de sacarlos a cajas destempladas.

© Alfredo Cedeño 


miércoles, junio 09, 2021

HAY SANTOS NUEVOS


                Comienzan a aparecer organizaciones de toda laya que dicen ocuparse de la situación venezolana, algunas de ellas muestran el currículum de sus promotores y hacen unas presentaciones impecables. Sin embargo se muestran distantes, son arrogantes en sus promociones que por ratos lucen narcisistas. Casi que se anuncian como los arcángeles portadores del Futuro Testamento y el tono es: “Nosotros que venimos del Olimpo a iluminarlos asquerosos mortales…”. Es decir aquello que mientan empatía brilla por su ausencia. Me lacera leer la respuesta que me da un queridísimo amigo al que le envié una de esas “cartas de presentación” y le pedí su opinión: “Ver a estés señores fluir en estos espacios "cómodos" es contrastante con la condición de miseria que estamos viviendo”.

                Otra amiga no menos querida, y cuya identidad tampoco viene al caso, pero de una sensibilidad y formación académica a prueba de toda duda, me responde escueta: “Es raro, no los siento conectados”; y, unos mensajes después, me dice inmensamente cercana: “Estamos cansados, panita”. No me avergüenza confesar que estuve llorando amargamente, sin poder manejar esta bendita impotencia que me hace sentir ver a lo que ha llegado mi país.  El primero de mis amigos me preguntaba sobre una de esas nacientes organizaciones: “¿qué puede hacer para atender la emergencia, el desastre, que están viviendo los venezolanos?” más adelante me dice: “Yo cómo las tres comidas, (gracias a Dios y nuestro trabajo) pero mi vecino, el de al ladito de la casa, ya me ha pedido en dos oportunidades que le pase algo de comida porque no tienen qué comer”.

                Con ese infierno diario de todo el país, a los aspirantes a burócratas “onegesistas”, no se les siente conectados. Ambos amigos me preguntan a su vez por mi opinión, a ambos les respondo con mis profundas reservas que siento ante toda esa parafernalia de la reconstrucción que parece estar brotando cual hongos en las montañas. Por una de esas tantas carambolas vitales que he gozado o padecido, en mayo del 2005 estaba en las oficinas de uno de esos variopintos organismos multilaterales que pululan en Washington DC, y allí presencié el diálogo de dos de sus gerentes medios dedicadas a despotricar de un muy nombrado fondo dedicado a la atención de las madres y niños, y la fastuosa manera que empleaban sus funcionarios para desplazarse y alojarse por el mundo entero.  Horas más tarde, mientras cenaba con una de esas voces críticas, no me supo responder, salvo las frases típicas del caso, sobre las similitudes entre aquella organización de las cuales se quejaban y su propia institución.   

                Ante esta aparición de nuevos iluminados que, cual Carpión Milagrero, poco les falta para  anunciar que nos harán levitar hasta el reino de los cielos, ¿qué podemos hacer? Tal vez Dios se olvidó de una vez por todas de la que fuera La Tierra de Gracia. Quizás es tiempo de que políticos, santones, culebreros, burócratas e iluminados se hagan a un lado para que el propio país, en cuya sabiduría ancestral confío, se levante de este mar de cenizas rojas.

 © Alfredo Cedeño  



miércoles, junio 02, 2021

YO SOY UN NEGRO INCORRECTO


                Tuve la suerte, el privilegio y gustazo, de haber sido amigo de dos hombres excepcionales, entre muchos que la vida me ha puesto en el camino, pero hoy quiero abundar sobre estos en particular. Ambos isleños, uno hijo de Puerto Rico, el otro de Margarita. Catalino Curet Alonso –Tite Curet– y Jesús Rosas Marcano  –Chuchú–, fueron ellos. Los dos periodistas, uno y otro profundamente presuntuosos del tinte de su piel; se consideraban orgullosamente negros y en las letras de sus canciones dejaron infinitos testimonios de ello.

                A comienzos de los años 70 del siglo pasado Tite compuso Babaila y me contaba, mientras nos tomábamos un “cafeíto” en La Bombonera del Viejo San Juan: “Esa canción no podía cantarla sino un prieto, y cuando me dijeron que la iba a cantar Pedro Juan ¡me puse feliz! –Acoto que entre risas supe ese día que el verdadero nombre de Pete “Conde” Rodríguez era Pedro Juan Rodríguez Ferrer– porque solo un negro podía cantarla con el sentimiento y la fuerza que nada más uno tiene”, y de inmediato se puso a tararear: “Babaila fue, / vendido en mercado de esclavos, / Babaila fue...”.  Otra de sus piezas legendarias fue Las Caras Lindas que la compuso en 1977 para Ismael Rivera, quien la grabó al año siguiente para incluirla en su disco Esto sí es lo mío. Sus versos iniciales son rotundos: “Las caras lindas de mi gente negra / Son un desfile de melaza en flor / Que cuando pasa frente a mí, se alegra / De su negrura todo el corazón”.

                Esta pieza, quiero añadir, fue muy poderosa, y en el mundo musical son célebres dos anécdotas relacionadas con ella. La primera es que cuando Rivera acudió a los estudios a grabar la voz de ese surco, se dedicó a escuchar la mezcla de los instrumentos y luego de escucharla pidió que le pusieran de nuevo la grabación, y la escuchó varias veces, hasta que pidió que se la pusieran a partir de la mitad y que grabaran lo que iba a cantar, porque el solo de tres que había grabado Mario Hernández, le estaba “diciendo algo”.  Contaba Roberto Roena que había sido un momento muy especial aquel, cuando el “Sonero Mayor”, sin ensayo de tipo alguno y una sola vez, largó su muy famosa improvisación de los acordes que, desde su instrumento, el músico de Río Piedras había dejado grabados. Y no termina el cuento. El compositor desconocía este episodio y una vez que los acetatos estuvieron listos Rivera lo hizo escucharla.  Cuentan que Tite no pudo contener la emoción y se largó a llorar como un niño, Maelo lo abrazó mientras le decía: “Si llego a saber esto, no te la grabo”.

                En cuanto a Chuchú, con quien fue infinitamente más cercano el vínculo, cierro los ojos para oír su acento cantarino y pícaro: “De La Asunción somos los negros de Margarita”, y largaba la carcajada. No pocos viajes hicimos en mi vehículo hacia distintas partes del país, en especial a Araya, a visitar a su hermana María y a Pablito Fuentes. Jornadas que se iban en un santiamén en las que la música no hacía falta. Desvariamos, gritábamos, nos emocionábamos, inventábamos, alucinábamos, eran unos viajes que ningún ácido lisérgico podía igualar. Canciones en las que exaltaba su tono de piel sobran, pero ninguna como Quién ha visto negro como yo. “Quién ha visto negro como yo, / Quién ha visto negro como yo, / comiendo papa, lechuga, / calabaza y quimbombó… / Con mis dos mujeres vivo aquí, / estoy muy contento con las dos, / a una le doy alma con ají / y a la otra pan con ilusión, / y las dos se desviven por mí / para que parezca un gran señor, / una me acomoda el corbatín, / la otra me refila el pantalón”. Él con su sempiterna intención educativa preparaba al oyente, con esta guasa introductoria, para el final de la canción en la que su declaración vital es esplendorosa: “En tierra soy faro de navegación, / yo soy de la herida cicatrización, / conmigo no hay tablas, siempre hay decisión, / no temo a la muerte de la muerte soy, / como vine al mundo así yo me voy”.

                Pienso en ellos dos y me preguntó cuándo serán excomulgados por los ayatolás de la corrección que hoy en día campean a sus anchas en todo cuando nos incumbe. Si expurgaron a Lo que el viento se llevó, Dumbo y Peter Pan; si sacaron de circulación a Aunt Jemima, Dr. Seuss y Los Diez Negritos de Agatha Christie; si han satanizado a todo lo que se menea y se les antoja a los pontífices de la corrección, ¿cómo podemos esperar que ellos estén a salvo del reflujo de la normativa?  Esa misma marea es la que ahora se enardece exigiendo apoyo irrestricto al tonto emancipado de Juan Guaidó, es la misma corte de paniaguados que amenaza y se golpea el pecho con arrebato místico exigiendo unidad. No puedo, y no debo. Me niego a ser comparsa de semejante turba que en nombre de la libertad nos pretende esclavizar con unos patrones que en nada se diferencian de los de los no menos impresentables Maduro, Cabello, Rodríguez y demás sabandijas. 

                A fin de cuentas lo que hay es una pelea entre ellos, esa casta fétida que presume de su naturaleza política, a dentelladas por ver quién le pone la mano a las finanzas nacionales. Sueltan, así como quien no quiere la cosa y para dejar constancia de su desprendimiento y espíritu de sacrificio, que las arcas de Venezuela están exangües. No falta el bolsiclón que pontifica sobre la condición de botella vacía del erario público, pero ni de vaina hablan de las cifras nada despreciables que han recibido ambos bandos, unos a cuenta de las labores de alcahuetería de sus socios en los gobiernos español, cubano e iraní, por nombrar algunos; los otros a cuenta de ayudas internacionales y de las cuales no han rendido la menor cuenta, mientras sus más conspicuos representantes andan viajando por las principales capitales haciendo vaya Dios a saber qué. Les apuesto lo que quieran que en hostales, pensiones y autobuses no se están alojando ni desplazando.

                La verdad es que andan dándole la vuelta a los recursos que son del país y que están regados por el mundo entero. ¿Se puede decir que es una botella vacía los lingotes de oro depositados en el Banco de Inglaterra y cuyo valor se estima en 1.600 millones de euros? Todos son unas garrapatas, porque ni a sanguijuelas llegan, que no se cansan de chuparle hasta el alma al país.

 

© Alfredo Cedeño  



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