miércoles, diciembre 27, 2006

DISTANCIA

Las millas se acumulan en el recuerdo de recientes lejanías
con aceras que llegan derrocando los compases de un lirio
donde el dolor se desvanece al caer en mis manos sin nieve.

Los aviones se cuelan en las ventanas de nubes enteras blancas
con tus dientes regalándome carcajadas o una noche de lunas
donde lo menguante va creciendo por el borde de tus talones.

Las valijas ruedan sobre las correas entre gritos de viajeros
y carreras de aduaneros que no saben confiscar los besos
que se roban las gaviotas entre los llantos de las despedidas.

Y la noche se abre en tu voz que riega el cielo con chocolates
como un pingüino que se me pierde en el recuerdo apagado
donde me ahogo de maldiciones y salvo entre bendiciones.

® Alfredo Cedeño

lunes, diciembre 25, 2006

PRECES

Qué la Navidad no siga siendo una excusa para expiar culpas
que sea una noche de real cántico de buenas nuevas
que no siga siendo un cierre de cuentas con números negros
que sea una vereda de sueños y hambres resueltas
que no siga siendo un ejercicio demagógico de buenos deseos
que sea una brisa llena de besos lascivos y auténticos
que no sea una pesadilla de promesas que siempre acusan
que sea luces de centellas limpiando el océano
que sea un niño lleno de promesas que se le cumplen
que no siga siendo una parodia de sentimientos
que sea un llanto que limpia y alborota de pura alegría
que dejen de querer hacer que sea lo que todos sabemos no es
que sea un rubor de orgasmos que se sueltan con el ocaso
que no sea una mujer preñada de ganas que siempre esconde
que sea lo que a fin de cuentas a nosotros mismos se nos antoje.

® Alfredo Cedeño

jueves, diciembre 21, 2006

CANCIÓN 06

Contra los pesares surgieron versos lindos
y las sopranos dejaron su voz secándose
en las cuerdas de un violín sin menesteres.

Contra los recuerdos acres y vacíos de luz
una carta de espadas inmaculadas rueda
sobre las pesadillas decapitando dioses.

Contra las risas de menestrales errantes
y el desamparo de las ranas sin charcos
salen a volar una cadena de nubes malva.

Contra las venganzas anónimas desalmadas
que surcan su propia miseria de incurias
aparece una docena de bandidas piadosas.

Contra las risas y carcajadas sin destino
un bandido pequeñísimo suelta chocolates
entre los granos de agua que preñan nubes.

® Alfredo Cedeño

miércoles, diciembre 20, 2006

PUNDONOR

Puedo testimoniar,
sin presiones o coacciones mediante,
que sus piernas eran demasiadas de todo
que sus manos eran sencillamente pecaminosas
que sus labios eran de fechorías sin control
que su piel era la lascivia hecha poros
que sus orejas eran redes para besos
y sus nalgas…
de esas es mejor llamarse a callar
por aquello de hacer un justo homenaje al pudor.

® Alfredo Cedeño

martes, diciembre 19, 2006

TERCETO LIBRE 03

Como un orangután que juega pintando mientras besa
y deja sus caricias azules en la arena sin lavarlas
sus senos caminaron por las mañanas con tentación.

La palma de sus manos se encharcaron de blasfemias
al borde de una montaña que amanecía sin ventanas
donde ahorcar cuaresmas y jaculatorias mal rezadas.

Su talle escondió todas las calles que no escaparan
de su lascivia turbulenta y los perdones abandonados
con la suave condescendencia de villana en agonía.

® Alfredo Cedeño

lunes, diciembre 18, 2006

ALGUNAS VECES

Cuando la vida me hace sentir como una mierda
y la calle me pesa hasta en la sombra
y la alegría es un recuerdo bastante lejano
y los colores son una figuración que hubo
y la música es un retorno perenne a requiems
y el dolor está divagando eterno encima del lecho
y las piernas solo sirven para alejarse raudas
y las uñas llegan para lastimarme la espalda
y los dientes apenas me dejan probar al pan
y las maromas son una máscara desafinada
y los delirios sólo se acercan a cercar la paz
y las sogas se asoman a tentar aromas suicidas
y los olores son cercos deudores de las horas
y el mar es una retahíla de rumores sordos
y la montaña es un laberinto melancólico nublado
y las horas son un molino donde molerme;
en esos precisos momentos de desastres purpúreos
me llegan tus besos de almendras con yogurt fresco
y la vida se vuelve una orgía de tus besos desparpajados
y la tristeza hace sus maletas con extremada rapidez
y los matices del suelo me llegan llenos de romero y albahaca
y el llanto es una cortina para esconder carcajadas
y los caminos siempre me llevan a tus dedos de cítara
y los dientes son compases marcando mordiscos suaves
y los días son segundos entre tus piernas danzando
y las cuerdas arrastran reatas de consuelos libidinosos
y los parques son un carnaval de amores encontrados
y tus ojos me cambian las avenidas en romerías
y la madrugada me apoya tus caderas en el alma
y los valles de tu ombligo me llevan a un retozo perpetuo
y los ríos se dejan caer en tus pezones de albaricoque
y la vida me regala tu ternura que me sabe a maravillas
y se me abre la noche con tus destellos de luna limpia…
me detengo a olerte con hambre de mendigo
para encender las maromas de las centellas en un médano
para desembozar tus ganas resucitadas en mi pelvis
para naufragar en tus muslos con navegación insolente
y dejarme caer sin demoras en tu angustia vital de lirio.

® Alfredo Cedeño

domingo, diciembre 17, 2006

ABRAZOS

El estrecho sendero de tus brazos aislándome
de las desesperanzas con cara de misericordia
fueron yugo que liberaba de llantos escondidos
y fue rodaja de querer bueno que merendar ágil
entre los compases sin razón de los duraznos.

El cortísimo parpadeo del ayer que amargaba
cada mañana se diluyeron en tus brazos
al declararme curado de soledades y caídas
picoteándome el cuerpo con persistencia vil
de guijarros saltando sobre las venganzas.

El círculo blindado de tu lascivia se condensó
en mi espalda con lágrimas rotas en tus uñas
llevando ligeras rasgaduras de viejos hábitos
donde las culpas simulaban cariños y caricias
para ganar las malicias que siempre buscabas.

® Alfredo Cedeño

sábado, diciembre 16, 2006

ÓBOLO

Pago mi diezmo a la vida en cada beso que circula
por los antojos de tus faldas lloviznando en mi alma.

Hago de las penitencias la única manera de alzarme
en tus pechos redondos de jícara donde secarme la sed.

Aprendo a dejar en los brocales una esperanza sin razones
con las manos de un retorno que amarra promesas vacías.

Concilio en el borde de tus dientes hambrientos de mí
las amargas flores que me salpican y se deshojan grises.

Rescato el aroma de las verbenas en los barbechos
donde las noches se hacen dulces como tu piel al besarme.

Riego por las calles estas letras sin pudores ni decencias
que sólo saben falsificar los venenos de un beso limpio.

Rescato tus brazos cansados del llanto que entra de noche
soltando corazonadas al compás de despedidas olvidadas.

® Alfredo Cedeño

viernes, diciembre 15, 2006

CALLES DE CARACAS 16

Su piel tiene el color y la textura de la noche
y pasa dejando celajes de su carne maciza
en los ojos anhelantes que colman la esquina
y quedan acechando su paso alerta de pantera.

Sus gestos cabales derraman aromas de hembra
y la calle se inclina cuando sus pisadas suenan
en la acera que se llena de requiebros
y las esperanzas de colocarla horizontalmente.

Su talle evoca la libertad perdida en una carabela
y se cimbran sus nalgas con libertad conquistada
en peleas que fueron capaces de tumbar acechanzas
y llenar calles de esperanzas largas como su paso.

® Alfredo Cedeño

jueves, diciembre 14, 2006

ÓSCULO

Como una linterna que corta la noche llegó tu boca
rasgando mi decencia con la necesaria tranquilidad
que te permitió dejarme de escasos espacios ilesos
y una obediencia inacabable a tus labios y lengua.

Fue un faro para llegar al fin del universo y volver
con los remordimientos desfallecidos y sepultados
en una caravana de quimeras con olor de malabares
y un desván donde poder encontrar viejas astucias.

Se hizo vendimia dulce de crisantemos y nomeolvides
perdiendo lejanías en las dichas que nunca me dieron
o que deje arribar en las radas de ilusiones resecas
donde la sed espejeaba entre egoísmos sin proximidad.

Fue una distancia de pasos despiertos entre resolanas
de luceros fabricando coronas y caramelos de jengibre
y alzando lanzas encendidas en tus ojos llenos de gula
que me hirieron el orgullo y me salvaron del desgarro.

® Alfredo Cedeño
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