miércoles, mayo 29, 2019

DESTREZAS DE LA IZQUIERDA

                  La feligresía de la izquierda, a veces y muy de vez en cuando, inspira cierto grado de compasión. Uno ve la emoción con la cual desgranan sus argumentos y se pregunta si será real tanto candor, uno escucha las más peregrinas elucubraciones y piensa si será que uno es un cínico desahuciado que ha perdido la fe en su prójimo. Y son actitudes que recorren transversalmente a todos ellos. Lo mismo los dice el "doctor" –¿quizás en ciencias ocultas?– desde su cátedra universitaria, que los desgrana el humilde obrero desde su cochambrosa sede sindical. 
                Debe reconocerse el tesón y disciplina con que estos seres se han entregado, y perseveran en ello, a la divulgación, defensa y propagación de las virtudes de su credo social. Alaban con entusiasmo y en una lata vieja de leche prenden unos carbones a los que  echan estoraque, mirra e incienso para adorar su mojiganga. A veces pasan sus malos ratos para mantener sus labores defensivas, pero ello no es óbice para que abandonen su idolatría. Dichas ocasiones no son de nuevo cuño, y el mundo fue testigo de las maromas retóricas  en las que se embarcaron luego del 23 de agosto de 1939 cuando Stalin firmó junto con Hitler su célebre pacto de no agresión. Casi que lo mismo cuando uno los vio hasta la década pasada rompiendo lanzas por el innombrable hijo de Sabaneta, ahora comandante eterno por obra y gracia del cáncer.
                Otras demostraciones del diestro contorsionismo de esa izquierda cucarachoide –puesto que son capaces de sobrevivir a cualquier evento o fumigación–, han brotado como la verdolaga al bramar contra "el maligno imperialismo que atenta contra la autodeterminación del heroico pueblo venezolano". Perdonen, pero no me queda más que escribir: ¡No me jodan!   La rastrera defensa de Maduro y su cohorte de hampones solo atino a compararla con la carta que el 29 de diciembre de 1511 le dirigiera Martín Fernández de Angulo, obispo de Córdoba,  Fernando V de Castilla y II de Aragón, también llamado el Rey Católico en la que escribió: "…quyera vuestra alteza tomar consejo en cosa que vuestro çapato sabe mas que el restante de los letrados de vuestros reinos".  ¡Es que ni Román Chalbaud!
                Es paradójico ver a todos los que ensalzan y glorifican con sus mejores habilidades los desastres rojos, como disfrutaron, y disfrutan, de las mieles del capitalismo. Van a París a hacerse radicales revoltosos, que luego con fogoso empeño erradican las huellas del colonialismo que bañó de sangre aborigen el continente americano. ¿No fue ese tu argumento, Roland Denis Boulton, para echar abajo la estatua de Colón en Plaza Venezuela? Y como el citado prócer rojo hay un verdadero aluvión de quienes fueron los niños mimados de la prensa capitalista. No hubo obra de teatro, premio literario, performance, largos y cortos metrajes, bautizo, exposición, y cuanta cosa se les ocurriera a sus mentes calenturientas que no fueran reseñadas con generosidad por todos los medios, los mismos que ahora han sido comprados, bloqueados, censurados y clausurados por la plaga roja venecubana.
                ¿Qué nos queda? Seguir creyendo en la libertad, dejarnos de sentimentalismos bobalicones y olvidarnos de esa compasión que mencioné en el comienzo, y hacer lo imposible para que la tolerancia no nos abandone, porque el día que rescatemos el país, los volveremos a ver con aires contritos de sacristanes acalorados exigiendo "su cuota de representación en la conducción de los destinos de la patria".  Es que siquiera tuvieran un poquito de vergüenza…
               
© Alfredo Cedeño

miércoles, mayo 22, 2019

YA QUE MIENTAN A NORUEGA…



                En mis cada vez más vagos recuerdos de niñez Thor, el dios del trueno que empuñaba un martillo inmenso, sigue ocupando un lugar privilegiado.  La referencias a los vikingos y la no menos mítica Escandinavia eran continuas en mis primeras lecturas, es decir que no es parejería de mi parte decir que los vínculos que sostengo con el mundo nórdico de Suecia, Dinamarca y Noruega no es de nueva data.  Como bien ha de suponerse al leer sobre un "diálogo" sostenido en suelo noruego, entre representantes del gobierno de Guaidó y los zarrapastrosos que ejercen el poder en Venezuela, fueron sucesivas las arcadas que padecí.
                El reino de Noruega, cuyo tamaño es alrededor de un tercio del de Venezuela, tiene una sólida reputación como gente neutra, algo así como los suizos del ambiente glaciar. Este país además de haberse labrado una imagen de negociadores por excelencia, es también un exitoso productor de petróleo y en un momento llegó a ser el segundo exportador mundial de pesca marítima, solo superado por China. Las habilidades de los nativos de estas tierras fueron consagradas a comienzos del siglo XX por Alfred Nobel, quien dispuso que el premio con su nombre en homenaje a la paz sería otorgado por "un comité formado por cinco personas elegidas por el Storting noruego."
                Las labores del citado grupo designado por ese Parlamento no pocas veces han despertado controversias, por no decir suspicacias,  como ocurrió con la designación del colombiano Juan Manuel Santos en el año 2016.  El ilustre bogotano, que ha sido señalado en diversas ocasiones por sus vinculaciones con la constructora Odebrecht, así como con ciertas compañías de oscuros lazos establecidas en Barbados, no ha explicado, al menos públicamente, las observaciones a su premio pacifista y la presencia de la compañía Statoil, de origen noruego, en Colombia.
                Las aguas se tornan turbias con este premio porque da la casualidad que en el año 2014, en pleno apogeo del mando del honorable pacifista, dicha compañía adquirió el derecho a explotar yacimientos petroleros en diferentes regiones colombianas. Ello no tendría mayores implicaciones salvo por el pequeño detalle de que en esa época era miembro del consejo de administración de Statoil, ex presidenta del Partido Conservador y ex ministra de Comercio y Tráfico Marítimo Kaci Kullmann Five; pero, ya va, resulta que cuando se le otorga al mentado Santos el Nobel de la Paz… ¿quién  desempeñaba la presidencia del Comité Nobel que otorgó el Premio Nobel de la Paz a don Juan Manuel? ¡Bingo! La señora Five. 
                Igualmente debe señalarse que los hijos de Noruega jugaron un papel determinante en las célebres conversaciones por la paz en Colombia celebradas entre el gobierno y los guerrilleros en Cuba. Y ya que menciono a la dicha isla, es bueno recordar que en el año 1995 los noruegos, quienes venían de aupar unas conversaciones entre palestinos e israelíes, empiezan a hablar de crear un espacio donde fomentar la normalización de relaciones entre Cuba y Estados Unidos. En aquella oportunidad la Casa Blanca otorgó su visto bueno a la posibilidad, y en La Habana si bien no lanzaron cohetes, dejaron que dichas exploraciones siguieran dando tumbos. Tal parecía que en algún fiordo se comerían croquetas y hamburguesas a mediados del año 1996. 
                Me aseguró el ahora exilado cubano Juan Antonio Blanco Gil que dicha iniciativa fue boicoteada de manera alevosa por el gobierno de los Castro el 24 de febrero de 1996 cuando los aviones caza de la fuerza aérea de la isla derribaron con misiles dos avionetas de la organización Hermanos al Rescate. Me aseguró él: "para evitar que se diera esa o cualquier otra conversación”. No se recuerdan mayores comentarios al respecto de ese incidente del diligente reino nórdico. Lo cierto es que las habilidades de ese país para sobrellevar cualquier situación son más que patentes. Por ejemplo, ellos rechazaron mediante referéndum su ingreso a la Unión Europea en 1972 y en 1994, sin embargo se mantienen vinculados con ella mediante el Espacio Económico Europeo.
                Todo esto me viene a la memoria cuando leo sobre el bendito "diálogo", que por lo visto no ha sido tal, sino más bien un torneo de correveidile en el que hablan con uno primero y con el otro después, mientras intercambian información sobre lo que pide el otro y lo que aquel no quiere saber nada.  Me llama la atención que hayan sido los voceros de la sarna roja los que dejaron caer, así como quien no quiere la cosa, la información respecto a tales amagos de conversación. No dicen que no, pero fuerzan a que los otros sean quienes lo digan. Tal vez por eso es que vemos la viva diligencia con la que el canciller cubano Bruno Rodríguez se ofrece obsequioso ante su homóloga canadiense Christya Freeland para contribuir al dialogo en la crisis de Venezuela. Sólo falta que los voceros de Statoil, cual primera estrofa del Himno al árbol, se ofrezcan con solícito amor para rescatar a PDVSA…
                Los escritores noruegos se han ganado una merecida fama en el ámbito de la llamada novela negra. Uno de mis preferidos es el economista y también rockero Jo Nesbø, quien ha escrito más de una decena de novelas alrededor del personaje Harry Hole. En una de sus piezas, El Leopardo, una frase que no dejo de repetirme es: "El problema es que aprendemos tan despacio que, cuando queremos darnos cuenta, ya es demasiado tarde." ¿Será que para Venezuela siempre será tarde?

 © Alfredo Cedeño

miércoles, mayo 15, 2019

DIVISIÓN Y TRIUNFO


                Divide y vencerás es una antigua regla que ha sido aplicada por la casta dominante a lo largo de la historia humana. Lo pusieron en práctica los griegos, los romanos, los españoles, los británicos y todo imperio que ha existido. En América fue una práctica que dio excelentes resultados a los conquistadores, quienes aprovecharon al máximo las rencillas y resentimientos que había entre los diferentes grupos indígenas. El imperio Inca fue desmembrado al azuzar los viejos rencores contra la élite que desde El Cusco había impuesto el Tawantinsuyu.
                Lo mismo ocurrió con la supremacía azteca, que se vino abajo el 19 de agosto de 1521, cuando los tlaxcaltecas y totonacas, entre otros pueblos indígenas, acompañaron a los españoles para derrotarlos en Tenochtitlan. Por supuesto que en ambos casos los grupos locales se ocuparon del llamado trabajo sucio, y desempeñaron el rol de la "infantería" siempre necesaria en tales ocasiones. Algo similar sucedió por nuestros lares con los temidos Caribe, quienes controlaban toda la cuenca marina que hoy lleva su nombre.
                Los actos despóticos propios de todo imperio para imponerse a cualquier precio siempre han terminado por sentar las bases de su derrumbe.  A los finales todos ellos han demostrado que sus patas eran de barro. La democracia venezolana tuvo similar sino, de ser inspiración a emular y puerto preferido del mundo entero, y así lo pueden testimoniar europeos, asiáticos, africanos y americanos –¡del sur y del norte!–, donde no pocas fortunas nacieron o se fraguaron, devino en un saco de males que generó la peste roja que llevamos veinte años padeciendo.
                Cuatro lustros de infierno nos han sometido a todo tipo de vejaciones, arrojaron una cuarta parte de la población fuera del país, han destruido un aparato cultural que era la envidia del planeta, desarticularon todo el tejido social solidario que se manifestaba transversalmente en el país, trataron de acabar con nuestra herencia cultural y en ello invirtieron nuestros ingresos nacionales para semejante despropósito, también utilizaron nuestro erario para comprar gobiernitos con limosnas opulentas. Ha sido un auténtico calvario el que le ha tocado vivir a Venezuela, muchas veces bajo la mirada cómplice, alcahueta o ignorante del mundo entero.
                Hoy vivimos días terribles y preciosos. Terribles ante la persecución sin control que ejecutan sus combatientes asalariados, y que ha obligado a varios diputados a buscar cobijo en diferentes embajadas.  Preciosos porque, pese a varios Maquiavelos de medio pelo, ha ido aflorando nuestra esencia ciudadana, se ha ido forjando el sentimiento que confirma aquello de: ¡Únete y triunfarás! Son tiempos de temores confirmados entre las filas de Gofiote y su combo de hampones alebrestados.

© Alfredo Cedeño
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