miércoles, abril 29, 2020

UN SIGLO DE MAL


No hay mal que dure cien años reza el refrán, y hace poco, el 12 abril, se cumplieron 136 años del descubrimiento del primer yacimiento de petróleo crudo en Venezuela. El hallazgo se produjo en una hacienda de Manuel Antonio Pulido, La Alquitrana, que estaba en las afueras de Rubio, estado Táchira. El hacendado, ni corto ni perezoso, constituyó la primera compañía petrolera venezolana para dedicarse a explotar el yacimiento. Esa primera compañía se llamó "Compañía Nacional Minera Petrólia del Táchira" o "Petrolia del Táchira". Más tarde, él y sus socios construyeron la primera refinería criolla, donde se producía mensualmente 60 galones de gasolina, 165 de querosén, 150 de gas-oil y 220 de residuos.
                Respecto al hidrocarburo nacional hay millones de palabras escritas. No en balde su uso se remonta en nuestro territorio a varios siglos antes de su predominancia en el escenario económico mundial. Los indígenas le llamaban mene y lo utilizaban para calafatear sus canoas, de allí la posibilidad de hacer sus temibles incursiones por todas las islas del Caribe.  A fines del siglo XVIII Alejandro de Humboldt describió un yacimiento en Araya; en 1839 el doctor Vargas, José María, realizó un estudio sobre las existencias en Venezuela y escribió en su documento: “es mi única convicción que el hallazgo de las minas del carbón mineral y de asfalto en Venezuela es según sus circunstancias actuales más precioso y digno de felicitación para los venezolanos que el de la plata u oro ”.
                Los vaivenes del carburante del mundo a partir del pasado siglo han sido determinantes, para bien y para mal, de la historia humana en la última centuria. Fuente de riqueza fácil para países de gobiernos tiránicos, punto de partida para desarrollo físico de otros, espinazo del sistema económico occidental.  Son incontables las lecturas e interpretaciones que se le pueden dar al llamado Excremento del Diablo, epíteto con el que Juan Pablo Pérez Alfonzo bautizó al petróleo. Debe recordarse que ya en 1947 Luis Felipe Calvani había alertado sobre los riesgos inherentes a su producción y escribió ese año: “La industria petrolera no ha beneficiado al país, al contrario lo ha perjudicado”. 
                A pesar de los pesares la principal fuente de ingresos de Venezuela se desarrolló hasta convertirse en un modelo para muchos. Su desarrollo y establecimiento como esencia nacional si bien estuvo lleno de aciertos, también tuvo muchísimos yerros. No pocos crápulas se enquistaron en sus espacios para desarrollar holgadas fortunas; a la sombra de la meritocracia nacieron grupetes como el de los llamados “petroespías”, una pandilla de niños bien de clase media y alta, que trabajando en las llamadas filiales petroleras manejaban información privilegiada con la cual obtenían pingües beneficios con los que llevaban vidas de boato saudita.  Hubo otros que luego de pasar por la “industria”, donde ingresaron con modestos modos de vida luego devinieron en  “expertos” de pomposos estilos de vida.  Hay tela para cortar a montones, sería un ajuar que ni los vestuarios de los estudios Warner Brothers, Universal y Metro–Goldwyn–Mayer juntos pudieran igualar.
                Pese a todo esto último  el país sobrevivió a esa riqueza fácil, a los bienes sin esfuerzos, y pudimos disfrutar de una vida donde también floreció el conocimiento y el ingenio; donde recibieron pan y amparo millones de desterrados de todo el globo; en nuestro país se labraron honestas fortunas con tesón e ingenio.  Pero, como bien comencé estas líneas, el bien que pudo ser en realidad fue un mal que acabó con el concepto de esfuerzo y logro, hasta llegar a parecer que nunca tendría fin. Por ello, y justo es reconocer los logros de cada cual, a la postre la Peste Roja, el Socialismo del Siglo XXI, logró lo inimaginable, acabó con el mal del petróleo venezolano.  ¡Se necesita talento!

© Alfredo Cedeño 

miércoles, abril 22, 2020

AYUDA DE ABRIL


Nos robaron abril y pretenden que paguemos indemnización. Se han volado todas las normas, convenciones y conveniencias con gestos rapaces mientras insisten en que seamos meros peleles. Fuimos criados y formados con espíritu ciudadano; se nos inoculó que las leyes, y su observancia, nos salvaban de nosotros mismos y nuestros instintos cainescos.  Si te saltas los límites de velocidad en cualquier vía pública sabes que, si te agarran, te ganaste una multa y demás sanciones a las que hubiera lugar. Y así crecimos. Robas, vas preso; asesinas, al calabozo, juicio y cárcel; perjurias, te llevan al juez, multa y/o calabozo; la lista de agravios y las consiguientes penas es sempiterna. 
A ver si usted me puede ayudar. Si somos –usted y yo– anónimos ciudadanos, paisanos sin mayor pretensión que la de estar en paz, que cumplimos, en la medida de lo posible, con las leyes, las acatamos, nos atenemos a las consecuencias de no respetarlas, y así sucesivamente, ¿a santo de qué hay una cofradía de malandrines, con muchas hembras entre ellos, bien hablados, mal portados y pocas veces bien vestidos, que hacen lo que se les antoja con las leyes, y pretenden no ser sancionados por tales violaciones a las normas que nos amparan de nosotros mismos? Se roban hasta los clavos de la cruz pero hay que voltear a ver para El Tocuyo porque son políticos, le quitan las pensiones a los abuelos pero hay que callar porque no es correcto hacerle el juego a los enemigos del juego democrático, se reparten entre sus empresas los presupuestos de las obras que nos benefician a todos pero no se puede escribir o decir porque eso atenta contra la estabilidad de las instituciones, ponen a sus amigotes a manejar los fondos de ayuda a los menesterosos y poco importa que los malversen  y cuidado si exigimos sanciones porque ello iría en contra del diálogo que debe imperar para resolver nuestras diferencias.
El cinismo con que se desempeña la casta política es de órdago. Uno tiene que cumplir con la ley a pie juntillas y ellos no, si incumplo pago las consecuencias de mi falla, ¿por qué quienes desfalcan a un país y las esperanzas de su gente se les debe condonar y premiar? ¡Ay las castas! Ellos no cesan de jugar a los personajes de El Gatopardo, donde Giuseppe Tomasi di Lampedusa acuñó la legendaria frase: “Si queremos que todo siga como está, es preciso que todo cambie. ¿Me explico?” Van dando tumbos y saltos sobre nuestras espaldas, mientras exigen que no nos movamos porque son ellos quienes saben qué nos conviene. Sus feligreses, que si algo les sobran son chupacirios, claman pidiéndonos sumisa oración. Aquellos que pretenden presumir de sus blasones culturales, culturita general o elevada sensibilidad se dedican a tararear la canción del bronco Joaquín Sabina: “Quién me ha robado el mes de abril / Cómo pudo sucederme a mí / Quién me ha robado el mes de abril / Lo guardaba en el cajón / Donde guardo el corazón.”  Menos abundantes son, pero también los hay, lo que elevan sus listones y entonces recitan: “Abril es el mes más cruel”, el mero comienzo del poema La tierra baldía de Thomas Stearns Eliot, pieza que dedicara al gran poeta maldito Ezra Pound.  Creo que muchos no han siquiera leído los primeros cuatro versos: “Abril es el mes más cruel: engendra / lilas de la tierra muerta, mezcla / recuerdos y anhelos, despierta / inertes raíces con lluvias primaverales.”
                Estoy seguro de que su “cultura” no les ha permitido llegar más abajo a los proféticos versos de Eliot: (ven a cobijarte bajo la sombra de esta roca roja), / y te enseñaré algo que no es / ni la sombra tuya que te sigue por la mañana / ni tu sombra que al atardecer sale a tu encuentro; / te mostraré el miedo en un puñado de polvo.” Mientras tanto, y como por no dejar, los magnos dirigentes mantienen su rumbo torcido hacia un barranco del que no quieren oír hablar. Timoneles ensoberbecidos en su propia incapacidad que navegan hacia el naufragio, pero con los botes salvavidas a su exclusivo alcance.  Escribo mientras oigo a Luis Alberto Spinetta y Los socios del desierto, tal vez él me oye desde sus cenizas regadas en Río de la Plata y me responde entre acordes de su guitarra con voz de profeta traspapelado: “Todo lo mira la luna de abril / Ella sigue las olas que se tienen que ir.”


© Alfredo Cedeño 

miércoles, abril 15, 2020

PODEROSA PESTE


                Pocas cosas son tan seductoras para los hombres, y mujeres, como el poder. La historia está llena de ejemplos que ilustran lo que escribo, la gran mayoría de ellos por mero ejercicio del más puro y simple narcisismo que podamos imaginar. Así lo vimos con los sacerdotes mesopotámicos, los patriarcas hebreos, las dinastías chinas, los faraones, los griegos, los sacerdotes romanos, los católicos,  los Incas suramericanos, la nobleza azteca, la realeza europea, los terratenientes, los industriales y en nuestros días con los políticos. Su búsqueda y ejercicio siempre ha sido descarnada, por lo general escasa de ética; la cual, a  su vez, fue planteada como mecanismo de defensa del más débil frente al poderoso de turno.
                No obstante, fue en vano.  Las ansias de dominación de paisanos y vecinos siempre ha sido el gatillo que hace detonar el más voraz de los controles. Pareciera que las ganas de imponerse son atávicas, casi instintivas y la perversidad, también inherente a nuestra especie, ha creado rebuscadas sendas  enmascaradas de racionalidad para justificar la dominación. Desde vida después de la muerte hasta la obligación moral de velar por los que menos tienen, han  sido  las varillas del abanico con que han tratado, la más de veces con éxito, de aplacarnos. Ha sido la naturaleza, acrisolada en sus creadores, la que ha generado las respuestas más sólidas a los sátrapas de turno.
                La moraleja con la que cierra Esopo su fábula El águila y el escarabajo es de una precisión excelsa: “No desprecies nunca al pequeño y al que parece insignificante, porque no hay ningún ser tan débil que no pueda alcanzarte.”  Otro creador que antes de la era cristiana que alertó sobre los desmanes del poder fue Esquilo, él abre su pieza Agamenón con un guardián que recita: “el miedo, en vez de sueño, me acompaña y no me deja cerrar sólidamente los párpados de sueño- cuando, digo, quiero cantar o silbar y conseguir así con el canto un remedio contra el sueño, entonces lloro lamentando la desgracia de esta casa, no dirigida sabiamente como en el pasado. ¡Ojalá venga ahora una feliz liberación de estos trabajos, apareciendo en la noche el alegre mensaje de fuego!”  ¿Cómo no recordar a Sófocles? El dramaturgo pone en boca de Antígona mientras dialoga con Creonte: “Se podría decir que esto complace a todos los presentes, si el temor no les tuviera paralizada la lengua. En efecto a la tiranía le va bien en otras muchas cosas, y sobre todo le es posible obrar y decir lo que quiere.”
                Podría pensarse que eran usanzas de la Antigüedad, pero encontramos un milenio después a Shakespeare poniendo en boca de uno de sus personajes de Como les guste: “El mundo es un gran teatro, y los hombres y mujeres son actores. Todos hacen sus entradas y sus mutis y diversos papeles en su vida.” Muestras de lo escrito por Quevedo y Cervantes al respecto son infinitas. Más tarde sería el turno de Dickens  y Víctor Hugo, entre muchísimos otros que siempre fustigaron con su talento a las élites de sus momentos.
                No se trata de justificar, es un ejercicio para tratar de entender las satrapías contemporáneas. Se habla de evolución del pensamiento cuando más bien debiéramos abundar sobre su involución, en cuanto agente de control de la humanidad. Tratan de realizar torneos maniqueos donde los ciudadanos corrientes y molientes debemos ser espectadores impávidos, con el único derecho a celebrarles sus sainetes malhechos, cualquier descontento es penado de manera fulminante. Esas pretensiones han sido más cínicas cuando provienen  del llamado campo del pensamiento “progresista” donde gustan ser ubicados socialistas, comunistas y demás zarrapastrosos de similares istas. Si vemos el caso que hoy nos mantiene secuestrados en nuestras casas, la bendita Peste China, podremos entender mejor lo que aquí escribo.
                Su origen fue claramente identificado en la nación asiática, por más que los juegos retóricos del ya citado progresismo han tratado de endosarle la paternidad, maternidad y toda su parentela, a Occidente, más específicamente al malévolo imperio estadounidense.  Pero, nada más del gusto de los adelantados de nuestra era que negar todo lo real y jurarnos que estamos en Narnia. Es vergonzoso, por decir lo menos, debiéramos hablar de responsabilidad criminal, de lo ocurrido con las raquíticas estadísticas de contagio y muertes en Rusia, México, Venezuela y Cuba; así como las, a todas luces, poco serias cifras dadas a conocer por China y España. En el país amarillo no se podía esperar otra cosa, pero lo que ocurre en la península ibérica, espejo de nuestro país, es de antología. Un gobierno incompetente en manos de un grupete de ignaros que juega a evadir sus responsabilidades, mientras trata de achacar las consecuencias de su ineptitud a sus antecesores.  Por algo escribí que son espejo nuestro, no les extrañe ver ponto por las calles peninsulares brigadas en denodada lucha contra la pandemia: irán rociando con cal clorada la calle real.
                Bien puso Shakespeare en boca del Duque, en la obra ya citada, justo antes del parlamento que antes les transcribí: “Ya ves que en la desdicha nunca estamos solos. Este gran escenario universal ofrece espectáculos más tristes que la obra en que actuamos.”  Sin embargo me resisto a presenciar impertérrito semejante puesta en escena y no rechiflar a semejante elenco de mamarrachos y titiriteros de baja estofa. Es hora de que aporten, si es que son capaces de hacerlo, o de apartarse. 


© Alfredo Cedeño 

miércoles, abril 08, 2020

NO HAY OPACO TRANSPARENTE


                Solidaridad, esa antigua manifestación de la unidad, de nuestro instinto gregario, luz que nos ha mostrado el camino del apoyo mutuo, es la real opción ante la peste china que mantiene encerrado al planeta. Este virus es una expresión por excelencia de la miasma política, y más aun de la que se origina en la llamada izquierda o visión “progresista”, tal vez es mejor decir políticamente correcta, que ahora también mantiene en un cepo al mundo. Casi todos se cuidan de lo que dicen, publican o escriben ante la guadaña que blanden los celotas de la corrección. Tal vez por eso muchos callan frente al origen de este espeso sudario que ahora arropa a la humanidad, aunque con menos intensidad a ellos por lo que se puede atisbar por los entretelones de la férrea censura amarilla.
                La corrección política es la que bajo la excusa del machismo derrotado impone un feminismo enfermo y descolocado que muchas veces es manejado por habilidosos resentidos, como está ocurriendo, por citar un solo ejemplo, con Woody Allen y su inquisidor hijo, Ronan Farrow, quien logró que la “gran editorial” Hachette dejara de publicar sus memorias, Apropos of Nothing. Afortunadamente Arcade Publishing no cayó en la trampa de lo “correcto” y podremos leer al músico-cineasta-guionista.
                Vivimos sumergidos en una guerra cultural de la que no terminamos de estar conscientes. Por un lado están los guerreros de la ya citada “corrección” y por el otro los patriotas de la paranoia, en medio los ciudadanos asistimos inermes a un combate donde se nos exige silencio y asentimiento. La castración debe ser absoluta. En agosto del año pasado el muy comedido, pero inversamente proporcional brillante, José Balza en un texto publicado por Cuadernos hispanoamericanos, definió lo que vivimos, y con ello fue agorero de estos días: “la política, hasta en aquello que pasa desapercibido, es la grieta ideal para iniciar o lograr la separación”.
                Se juega a separarnos tal vez por aquella frase, atribuida al emperador romano Julio César, de: Divide et impera. Así vemos el juego macabro con que se trata de obtener réditos políticos y económicos  de una situación donde la solidaridad debiera imperar. Los supermercados que suelen aturrullar con ofertas de todo tipo rebajando sus precios para atraer a los consumidores las eliminaron, y más bien incrementaron los precios de todos los productos. ¡Cuando más falta hace que los reduzcan! Nicole Hao, de The Epoch Times, publicación dedicada a publicar sin censura información de lo que ocurre en China, aseguró en una nota que “han surgido pruebas de que las autoridades chinas han comprado miles de millones de mascarillas, así como cientos de toneladas de otros suministros médicos fundamentales en todo el mundo. Mientras tanto, China, que es uno de los principales fabricantes de esos suministros médicos, ha dejado de exportar desde enero, justo cuando el brote en China se agravó”.  La redactora abunda en detalles al respecto y asegura que la sevicia amarilla llegó al punto de que “las empresas chinas negociaron con los principales fabricantes internacionales y les pidieron que vendieran o donaran sus existencias a China”; y esa es una de las razones del actual desabastecimiento de materiales y equipos para enfrentar a la pandemia.
                No olvidemos que los voceros mundiales de la salud jugaron a que no pasaba nada. Pero, ¿qué podemos esperar del etíope Tedros Adhanom, actual director general de la Organización Mundial de la Salud, si en su propio país ocultó los datos de las epidemias de cólera que cíclicamente afectan a esa desolada nación? Dato al margen: Este caballero fue propuesto a dicho cargo por el entonces presidente etíope Hailemariam Desalegn, hombre de “avanzada” por supuesto. Y fue así como la organización encabezada por el señor Adhanom aseguró, vía Twitter, que no había evidencias de que el COVID-19 se transmitiese de persona a persona. Creo que el personaje queda retratado a cabalidad.
                Se trata de convertirnos en un archipiélago de incomunicados, se busca imponer las verdades oficiales al costo que sea. En su artículo más reciente Mario Vargas Llosa hace referencia a “ciudadanos críticos, recelosos de las mentiras oficiales de ese arte supremo del mentir que es la política”.  No son extraños en estos días los disfemismos con que los santurrones paladines de la unidad y los ya mentados celotas de la corrección cubren a quienes pedimos claridad. La transparencia, extraña ave de vuelo extraviado en nuestro país, debe ser condición sine qua non para cualquier proceso de recuperación de la democracia perdida. La opacidad, autóctona sabandija de reptar permanente en nuestras realidades, debe ser exterminada de una buena vez.


© Alfredo Cedeño 

miércoles, abril 01, 2020

SOLO JUSTICIA


Mientras la muerte hace cabriolas sobre nuestro país,  la casta política,  esa que todavía tiene hinchas furibundos de dermis muy sensible y vocabulario frondoso que conforman sus comandos virtuales y semiológicos, se empeña en hacer de las suyas. Por los vientos que soplan nuestros egregios dirigentes pretenden seguirse repartiendo el país según sus conveniencias y malasmañas. Sin embargo, creo que han estado contando los pollos antes de nacer. Es muy interesante que este martes 31 de marzo Elliot Abrams escriba en The Wall Street Journal que el Departamento de Estado de Estados Unidos le propone a Maduro y Guaidó que se aparten y den paso a unas elecciones libres.
Este planteamiento viene una semana después del anuncio de recompensa hecho por la captura de la élite rojita, la supuesta entrega del general Cliver Alcalá, mientras comienza a circular información sobre un supuesto Cartel Del Zulia. Hablo de supuesta entrega por varias razones, la primera es la absoluta ruptura del protocolo en el momento de su entrega a los organismos estadounidenses. No vimos esposas, ni cadenas, ni nada de lo habitual en estos casos que son parte de una serie de reglas que se siguen a rajatabla en estos casos. Mi sorpresa fue también compartida por viejos zorros del mundo policial y de inteligencia en varios lugares. Ahora, creo que a efectos de mantener mi línea de cronista de estos tiempos, es decir reseñando las cosas que a nuestro alrededor ocurren, es bueno hacer algunas precisiones en torno al señor Alcalá Cordones, “el bueno” como le gustaba a él mismo decir luego del intento de golpe de estado que encabezó Chávez en febrero de 1992.
Cliver Antonio es el arquetipo del camaleón que sabe cuándo y cómo mimetizarse en el entorno que le rodea. Egresado en 1983 de la Academia Militar de Venezuela, ocupó el décimo lugar en la promoción León de Febres Cordero. Entre sus compañeros de promoción estuvieron Hipólito Izquierdo, recordado general presidente de CORPOELEC al que Chávez destituyó por teléfono en llamada hecha de madrugada a VTV; también Wilmer Barrientos, quien fue jefe de la Casa Militar, rector de la Universidad Experimental de la Fuerza Armada, ministro del Despacho de la Presidencia y Seguimiento de la Gestión de Gobierno, ministro de Industrias y jefe del Comando Estratégico Operacional de la Fuerza Armada Nacional Bolivariana; otros fueron Luis Enrique Arzolay, José Francisco Acosta Carles (tercero de la dinastía), Hebert García Plaza, y en el lugar sesenta su hermano Carlos Antonio. 
Cuando la intentona ya mencionada en 1992 era comidilla del mundo militar como el ahora preso en tierras del Tío Sam hacía ascos de su hermano. Luego de la intentona cuando se presentaba y algún oficial superior le decía: ¿Usted es Alcalá Cordones? Su respuesta rauda era: “¡Yo soy el bueno! Porque el malo es el otro, y yo no sabía nada de eso”. Sin embargo, no tuvo reparos para recostarse de su hermano una vez que el sepulto llegó al poder en 1998 y así lo vimos mantenerse girando, y medrando, alrededor de la plaga roja. Sus labores de cortesano dieron fruto puesto que siguió ascendiendo en la jerarquía verde y ocupando diversos cargos de responsabilidad. Muchos aún lo recordamos como jefe del desfile militar llevado a cabo en Los Próceres con motivo del 20 aniversario del golpe fallido del 4 de febrero.
Este personaje, que hasta hace poco vimos ensalzado por “la oposición”, es el mismo que en el año 2011 fue incluido en la llamada Lista Clinton, del Departamento del Tesoro de Estados Unidos,  por su pertenencia al llamado Cartel de los Soles.  Vale recordar que en febrero del 2013, cuando todavía era militar activo, fue cuestionado por las comunidades indígenas de Guayana. En esa oportunidad los pemones denunciaron el hostigamiento militar a que eran sometidos por instrucciones suyas.  Los voceros indios informaron que rechazaban “actuación abusiva” del Ejército, y exigían la destitución de Cliver Antonio, a quien declararon persona no grata y “enemigo número uno del pueblo Pemón, especialmente de los miembros de las comunidades aéreas”. Afirmaban que él no escuchaba sus planteamientos, y “nos ha afirmado de una manera altanera, grosera, abusiva e incluso amenazante… que lo de él es acabar con la minería y las actividades que él considera como las conexas antes del 5 de julio fecha en la cual va al retiro.”
                Lo cierto es que el señor Alcalá pasó a retiro y en el año 2015 anunció su ruptura con el gobierno rojito. En mayo de 2016 apareció en Globovisión, donde reveló que no hablaba con Diosdado Cabello desde el 5 de julio de 2013 cuando conversaron sobre su futuro: “Me ofreció cargos de embajador”.  Para algunos fue curioso que siendo amigo de Miguel Rodríguez Torres, quien igualmente marcó distancias con Maduro y su combo pero terminó en prisión, él no y terminó supuestamente exiliado en Colombia. Para muchos fue sorpresa, para otros no, verlo aparecer desde la hermana república apoyando al presidente encargado y explicaba: “Tengo un liderazgo construido durante 34 años en las FF.AA. Como no hay voces que defiendan a los presos políticos militares, recibo múltiples llamadas de oficiales efectivos y en retiro, descontentos por la actuación de Maduro y sus secuaces”, para más adelante asegurar: “La única institución legítima en el país es la Asamblea Nacional, la única que no está bajo el control de Maduro. El señor Guaidó representa un interinato como presidente y todos apoyamos que concrete ese objetivo que se planteó”.
                Por supuesto que esas y muchas otras palabras del disidente rojo fueron diseminadas por los opositores. Todavía usted puede encontrar en los buscadores de internet frases como: “Lea la solicitud de Cliver Alcalá a Juan Guaidó que estremeció las redes”, y cuando se entra a la dirección que lleva a dicho documento aparece: “Esta página no está disponible. Es posible que el enlace que seleccionaste esté dañado o que se haya eliminado la página”.
                Todas estas maromas, que pretenden revestir de peripecias, del reseñado general empezaron a hacer aguas cuando aparecen en territorio colombiano unas armas supuestamente destinadas a labores insurreccionales en Venezuela bajo su batuta. Y el muy honorable estratega lo primero que hace es delatar al supuesto jefe de la asonada: ¡el inefable encargado!  De no ser tan delicado y serio lo aquí tratado es para reír a mandíbula batiente. Un jefe operativo de conspiración que convoca a los medios para revelar quién está al frente de la conjura… ¿Es que hay quien los pueda tomar en serio a cualquiera de todos ellos? Repito, de no ser por la tragedia que vive Venezuela este sainete de mal factura y peor puesta en escena sería para desternillar a cualquiera.  A la par de toda esta última trapisonda el gobierno de Estados Unidos le pone precio a su cabeza, diez millones de dólares, y reitera su señalamiento de ser parte del ya mentado Cartel de los Soles, al que ahora un brillante “analista” relaciona con la figura de Chávez, ya que, según él, era alrededor del sepulto que giraban todas las operaciones narcóticas del grupete de traficantes verdes. 
                Punto aparte merece el hecho de que nuestro mentado conspirador está casado con Marta González, hija de Eudo González Polanco, muerto en 2004 en Bejuma, estado Carabobo, durante una operación policial. Doña Marta es sobrina de Hermágoras González, supuesto capo colombiano y esa boda significaría la unión de los carteles de la droga y el de los soles. 
                Nada de lo que aquí escribo es secreto, todas son informaciones públicas y, por ende, sabidas por todo aquel medianamente informado.  ¿Alguien podría explicar al país qué hacía un personaje con semejante palmarés vinculado a la oposición? Se repite la historia sobre la cual hemos alertado en repetidas oportunidades un grupo de voces que no comulgamos con candideces tales como el diálogo, elecciones y demás zarandajas de similar tenor.  Bien lo dijo hace muy poco el tocayo Coronil Hartman: “Ni olvido ni perdón. Aquí no vale la historia de empezar de borrón y cuenta nueva en un "gobierno de emergencia nacional" porque el narcorégimen nos ha infligido la mayor humillación, el mayor dolor y la máxima destrucción. Basta! Sólo exijamos justicia con mucha firmeza”.
                Al son que marcan algunos, y que se pretende bailemos sin chistar,  pronto tendremos que ir a la plaza a darle vivas y rendir pleitesía, cual La Dolorosa o el Santo Sepulcro, a los iluminados tipo Claudio Fermín o Enrique Ochoa Antich. Bien demuestran lo mucho que les importa los pecios de nuestro país.

© Alfredo Cedeño 

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