miércoles, abril 25, 2018

CORO DE ÁNGELES


                 De un tiempo a esta parte y gracias a las, por lo visto bipolares, redes sociales hemos podido enterarnos de más cosas de lo que muchos quisieran.                Hablo del trastorno de las herramientas cibernéticas porque son amadas u odiadas con voluble ímpetu, lo mismo las acusan de embusteras que de reencarnación de Veritas, diosa romana de la verdad, no de Las Veritas de Maracaibo ni el de Barquisimeto. Tampoco se trata de mezclar churros con merinas, para decirlo en argot madrileño, y así no usar lo que por acá se acostumbra de no confundir ciertos apéndices pilosos con las pestañas.
                Lo cierto es que, ensalzadas y vituperadas, han sido bastante útiles para encontrar a una verdadera pléyade de querubines que ahora son la reencarnación de Carlos Andrés Pérez enfrentándose al comandante galáctico y al bailador de bigote abundante. Así vemos a una cocinera actriz, que hace nada se hacía lenguas del proceso, descubriendo su amor parvulario y platónico por el otrora alcalde y gobernador de predios mirandinos. También es generosa la aparición de muchísimos que fueron eficaces verdugos, a la hora de reprimir o coaccionar a quienes pudieran someter con sus poderes que juraban eternos, pidiendo clemencia en otros países de los que denigraron hasta que casi se les cayó la lengua. Oficiales, jueces, fiscales, directores generales, sargentos, cualquier alimaña de semejante pelaje y tenor ahora son "perseguidos por la tenebrosa tiranía roja…"
                Ni hablar de aquellos que gozaron de la espléndida ubre roja, la cual ordeñaron a conciencia y sin consideraciones algunas. Jamás de los jamases se aprovecharon de modo alguno para disponer de los fondos públicos a su real antojo y según su perra gana. Lo mismo pasa con ciertos traficantes de alimentos que ¡en su vida! le vendieron siquiera una manzana partida por la mitad, o un cuarto de pernil, al desmadre chavista. Ellos nunca suscribieron contratos algunos con los godos rojos. ¡Ave María Purísima! Y se santiguan al revés mientras se golpean el pecho con entusiasmo de fervorosa meapilas. 
                La gente que es envidiosa y le gusta murmurar hace uso de los satánicos teclados para, por ejemplo, levantar falsas calumnias al ahora Mr. Universo consorte. El que fuera un zar de la alimentación ahora es un serafín, y su señora esposa nunca tuvo tratos con la diablera roja. Ella fue gobernadora de Nueva Esparta lanzada por el movimiento subversivo Ñeros de Paraguachí que la hicieron su soberana.
                Tal parece que, cual versión tropical y muy subdesarrollada de Fuenteovejuna, ninguno lanzó una sola pedrada, y más bien todos pretenden ser el Comendador Mayor de Calatrava, don Hernán Pérez de Guzmán, pero ajusticiados por el malandraje que desgobierna nuestro país.  Y todos ellos son inocentes víctimas a los que vilipendian los murmuradores. Cosas veredes…

© Alfredo Cedeño

miércoles, abril 18, 2018

¿UNIDAD O NULIDAD?



            El anatema de moda en estos últimos días es "enemigo de la unidad". A manera de invocación sacrosanta nos la sueltan a quemarropa y mansalva cuando osamos cuestionar, así sea de leve manera, a la más que manifiesta incorpórea –e inepta– dirigencia opositora que nos ha tocado padecer en estos desoladores tiempos que vivimos. Una pléyade de vivarachos bien hablados y gestos ampulosos se ha dedicado a imponernos una estrambótica manera de conducir nuestros procesos sociopolíticos, y con no escasa arrogancia nos han exigido una sumisión de feudatarios.
            A esta legión de "dirigentes" les ha acompañado una cofradía, aún más voluminosa, de acólitos que exigen rindamos pleitesía y obediencia perruna a los egregios iluminados. Y mientras tanto la vida se nos hace cada vez más angosta. El hambre se expande con velocidad meteórica, las medicinas desaparecen hasta dar paso franco a la muerte de ancianos y niños, nuestras mujeres paren en bancos de la maternidad, los heroicos soldados se dedican a reprimir salvajemente a la población civil que osa pedir sean honrados los derechos ciudadanos que les corresponden.  Es un rosario infinito de desgracias que aherrojan al país y a las que no se le ofrecen siquiera consuelo. Pero hay que acatar a una dirigencia francamente alcahueta en su falta de resolución ante el infierno que vivimos.
            Hoy se les deshace la lengua ante la aprobación del juicio al bigote bailarín y salen a batir palmas y exigir encendamos incienso y ofrendemos oro y mirra a los diputados que valientemente cumplieron con su deber.  ¿Acaso no fueron electos para eso? ¿Hasta cuándo hay que celebrar lo que tiene que ser absolutamente normal? ¿No llevan ya largo tiempo incumpliendo con lo que fue la razón principal de su elección como representantes del pueblo? ¿Acaso no lleva años la nación entera rogando, exigiendo, implorando, pidiendo de rodillas, que se tomen medidas concretas contra esa vergüenza impresentable que es el señor de marras?
            El Mesías de moda ahora es el señor Falcón. Tirios y troyanos, herejes y creyentes, verdes y amarillos, todos en mística conmoción tremolan sus dogmas unitarios más encendidos exigiendo unidad, mientras los diputados se convierten en versiones caribeñas de Las Chicas Superpoderosas por cumplir con sus deberes; tantos meses postergados en aras de un diálogo que por lo visto solo ayudó a ciertos negocios de varios de sus operadores. El ilustre Zapatero, entre otros, bien podría explicarlo.  
            Mientras tanto y sin anestesia el injerto del profesor Jirafales y el señor Barriga sigue haciendo de las suyas, y se ríe a mandíbula suelta mientras ejerce un poder sádico en medio del cual baila y celebra. Que la unidad se haga nulidad no importa, debemos ser correctos…

© Alfredo Cedeño
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