jueves, abril 21, 2011

PENITENTES DE LA CEJITA

Debo confesar que hay momentos en los cuales Trujillo me aturde, más bien debo decir: me abruma. En alguna oportunidad he escrito aquí sobre su extensión territorial, la cual le hace uno de los más pequeños de nuestro país. Sin embargo, esa relativa menudencia no guarda relación con el caudal cultural de todo orden que contiene. Anoche el asombro fue superlativo; y paso a contarles.
En las afueras de Valera, la babel andina por excelencia, a escasos kilómetros de su lado este, se encuentra La Cejita. Esta menuda población se ha resistido a la gula urbana valerana y, pese a su relativa juventud –afirman que su fundación tuvo lugar el 29 de noviembre de 1833-, ha generado sus propias expresiones culturales. Hay quienes afirmamos que las fiestas y costumbres –eso a lo que algunos han dado por llamar altisonantemente Cultura Popular- son el verdadero esqueleto de las comunidades cuando deciden caminar con paso propio.
El siglo pasado esta población trujillana creó “la Hermandad los Penitentes de La Cejita”, en 1962 para ser precisos, cuando llegó allí como cura párroco Francisco Ligero, quien era oriundo de Málaga, al sur de España. En aquella ciudad ibérica es rancia la tradición de las cofradías de penitentes que desde el siglo XVI se sabe existen.
La idea del presbítero Ligero prendió entre la feligresía y ayer 20 de abril concelebraron su Miércoles Santo con una procesión de El Nazareno que recorrió sus calles luego de la misa oficiada en el templo parroquial.
Sin pretender emular al trono malagueño de “María Santísima de la Esperanza”, que necesita de 260 personas par poder desplazarse, esta gente de gestos calmos y porte de ángeles salió con sus caperuzas relumbrantes a pregonar su creencia.
Niñas de gestos pudorosos, adolescentes que navegan entre tentaciones que de ellos mismos emanan, hombres que portan una vela con gesto delicado entre sus dedos curtidos, una mujer que se pone al más chico en la cadera mientras arregla su capirote inmaculado y dirige a una bandada de penitentes que, por momentos, pareciera pudieran salir volando con la candidez de sus esperanzas por alcanzar la vida eterna… Es que no hay otra opción: en Trujillo no queda más que abrumarse y agradecer a Dios por poder estar ahí y compartir con sus hijos.

© Alfredo Cedeño


















miércoles, abril 20, 2011

NAZARENO DE VALERA

El Nazareno de Valera, en el estado Trujillo, no tiene la prosapia que exhibe su colega de San Pablo en Caracas, o la que tiene el de Achaguas en el estado Apure, o la venerabilidad que exhibe el donado por los Carrillo para su adoración por la feligresia en la Catedral de Trujillo y cuya devoción iniciara en el siglo XIX el patriarca “carrillero” Juan Bautista.
Este Nazareno menudo y mutilado despierta las mismas pasiones de fe que los ya mencionados. Rafael Ángel Torres, padre e hijo, uno de 59 y el otro de 12, acuden al templo matriz de Valera en pago de promesa. Jeyson Andrade, de 27 años, s desplaza con sumisa credulidad hasta el borde de la imagen y se aferra con las ganas que sólo las creencias proporcionan. Al otro lado del palio un hombre, que rezuma desolación en sus ojos, porta a su nazarenito dormido y moqueante…
Las imágenes son a veces de intenso desamparo, de fe que pareciera agrietar las paredes de este templo para que la epifania que suelen generar las almas ingenuas sacuda hasta al más incrédulo como el que suscribe estas líneas.
Dicen que la voz del pueblo es la voz de Dios, pero la fe de ese manoseado y maltratado pueblo será que conmueve a Dios?

© Alfredo Cedeño














lunes, abril 18, 2011

LLUVIAS

Desde la semana pasada el estado Trujillo ha estado soportando una dura jornada de lluvias enteramente extemporáneas que –una vez más- pone a prueba el talante de su gente. Esta tarde de lunes hice un vuelo rasante por dos de las zonas más afectadas: la carretera que va desde Valera hacia Timotes por la vía de La Quebrada, así como en La Puerta.
En ambos lugares los trujillanos, sin parar mientes en una ayuda que saben llegará cuando a los burócratas de turno les de su real gana, han seguido su paso por caminos que ya no tienen más sitio para el deterioro; o al relente de una noche larga y embozada han seguido sacando el pantano que el sábado pasado arropó sus casas, siembras y prédicas que estaban alistando para estos días de Semana Mayor…

© Alfredo Cedeño








VALERA 02

Esta ciudad es un infierno
donde los ángeles deambulan
para suavizar estos calores
que derriten la desconfianza.

© Alfredo Cedeño

sábado, abril 16, 2011

FLORES DE TRUJILLO

Ella viene del páramo, “parameña de las puras –me acota el amigo Pedro- de esas que no se les churretean al trabajo así nada más”, y entre sus brazos trae mazos de flores frescas que perfuman la tarde. No permite que la cámara le robe su rostro de ángel coqueta “es que una no debe andar dejando regada por ahí la cara, ¿quién sabe si un encanto viene después y se la lleva?” Y su risa salta cascabeleando por las faldas del cerro.
Confieso que hice las mil maromas para que me dejara fotografiarla, pero las damas trujillanas así como son de avasallantes al querer, también lo son al negarse. No obstante, antes de seguir su paso de colores y perfumes arracimados, me tendió dos manojos con gesto de timidez atrevida mientras bisbiseaba: “aunque no tuvo lo que quería aquí le dejo lo que si puede tener, porque la vida no siempre lo complace a uno”.
Ahora, aquí en casa, armo esas ternuras que la muchacha me entregó y en un juego de luces libres de melancolías busco –inútilmente- de reconstruir ese instante etéreo que el páramo de Trujillo me regaló generoso.

© Alfredo Cedeño












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