MAROMEROS
SIN COMPÓN
Las contorsiones, rayanas en
malabarismos en una cuerda sin malla de prevención abajo, son una
característica, casi razón de ser, de la casta política. Uno contempla los
hechos y no sabe si reírse, indignarse hasta el paroxismo o llorar de tristeza
e impotencia. Debo acotar que también en
el llamado mundo cultural es un fenómeno bastante evidente.
Pienso en Octavio Paz y sus tempranas
simpatías marxistas. No de gratis fue funcionario del gobierno nacionalista
mexicano; para luego convertirse en un duro crítico del autoritarismo en todas
sus expresiones. Recuerdo su muy digno gesto de renunciar a su cargo de
embajador ante la India a raíz de la masacre de Tlatelolco, y plantando al
entonces presidente Gustavo Díaz Ordaz.
¿Cómo dejar de nombrar al cubano
Reinaldo Arenas? Fue un temprano simpatizante de la revolución antillana; la
misma que luego lo maltrató de forma insólita. La plaga castrista-guevarista no
encontrando más argumentos ante la calidad de su obra, lo acusó de maricón para
marginarlo. Terminó en el exilio y con lucidez retrató en unos de sus versos el
drama de su país: “Sé que más allá de la muerte / está la muerte, / sé que más
acá de la vida / está la estafa…” .
En cuanto a la política, como es
habitual, las volteretas han sido grotescas a veces. En estos días la estrella
en tales menesteres es el capo español Pedro Sánchez. En el año 2018 le soltó
al entonces presidente del gobierno ibérico: “Ni al Congreso ni al Senado se
viene a pedir perdón, se viene a asumir responsabilidades políticas”. Ahora,
con gesto de matón de esquina, se limpia las entrepiernas ante todos los casos
que le tocan más que de cerca.
Otro que tampoco escapa del patrón y
sigo en territorio hispano, es el nuevo ídolo de multitudes Santiago Abascal.
Ha salido hasta el cansancio con aquello de una mejor manera de ejercer la política,
de la necesidad de abordar decentemente el oficio público. Y por ahí sigue la cantaleta. Sin embargo, hace poco el periodista Marcos
Ondarra reveló que una cuenta anónima, pero muy activa, en redes sociales,
@eljudiodevox, es una triquiñuela del partido abascalense. El perfil señalado se
dedica con particular saña a atacar a Iván Espinosa de los Monteros, Juan
García-Gallardo y Alvise Pérez, entre otros. Ondarra señala a Fran Bouzas, en
franca relación con el nuevo miembro de la casta zángana española, como el
vocero oculto de las campañas de desprestigio contra los rivales políticos del
grupete de Abascal.
Si nos venimos a suelo patrio, como
gustan de decir, con gesto solemne y voz engolada, tirios y troyanos, las
muestras son más profusas que la verdolaga. Jesús Ángel Paz Galárraga, es el
primero que recuerdo. Hombre de amplia presencia en nuestro escenario: fundador
de Acción Democrática, preso político y exiliado de la dictadura
perezjimenista. Luego de la restauración republicana en Venezuela ocupó el
cargo de secretario general del partido que había fundado. Esa posición la
desempeñó durante los años más duros del enfrentamiento con las guerrillas. Más
tarde se marchó de AD para crear el partido de izquierda Movimiento Electoral
del Pueblo. Aquel que había sido vocero de la “derecha criminal” pasó a ser
representante de la “izquierda redentora”.
También está el caso inverso de Germán
Lairet. Este político sucrense fue miembro del Partido Comunista Venezolano,
fiero defensor de la lucha armada en los años 60. Era recibido con alfombra
roja en Cuba y por el propio Fidel Castro. Él mismo mostraba con orgullo
fotografías de lo que escribo. Luego, al fundarse el Movimiento al Socialismo,
fue su primer secretario de organización. Más tarde se convirtió en el jefe de
la fracción parlamentaria de la tolda naranja, hasta que en 1984 fue destituido.
Le faltaron alas para volar al regazo del adeco Jaime Lusinchi y ser nombrado
embajador en Yugoslavia. Años después sería ministro del trabajo de su antiguo
profesor universitario Rafael Caldera.
Son pinceladas, tenues, además, de lo
que ha sido, y es, la consistencia en la casta política y cultural en
cualquiera que sea su espacio. ¿Quieren ustedes a mayores y mejores consentidos
que toda la intelectualidad criolla durante la mal llamada Cuarta República? No
creo necesario abundar sobre cómo sus más conspicuos representantes han dado
muestras de apoyo “insobornable” al proceso de Chávez.
Contadas las excepciones. Es el caso del muy querido y
admirado Rodolfo Izaguirre. Él, a sus largos años, todavía encuentra fuerzas
para sentarse a regalarnos frases como “Descubrí a tiempo que detrás de la
ideología marxista no hay cultura que valga; tampoco hay ideas, sino ciego
fanatismo, odio y rencor…”.
Mientras tanto, las castas siguen
dando volteretas de niñas enloquecidas por las fiestas que disfrutan. Para
ellas no hay responsabilidad alguna, ni actuación que las satisfaga más que su
propio goce irracional.
©
Alfredo Cedeño

