miércoles, febrero 13, 2019

PERDONEN AL CORSARIO

  
                Ahora que tanto se habla del cambio inminente, sobran los apóstoles de arrebatada caridad que claman por el perdón. Mucho gusto. ¿Será que el muy mentado Síndrome de Estocolmo se ha hecho rey y señor de nuestra forma de asumir el país? ¿En verdad es momento de hacer un borrón y cuenta nueva para reconstruir nuestra tierra? ¿Es lo mismo justicia que alcahuetería? ¿Tolerancia es hacerse cómplice del saqueo sostenido y sistemático al que una verdadera horda de mercenarios nos ha sometido por cuatro lustros?
                Es decir, que a la cuerdita de rojos malvivientes atornillados en PDVSA debe respetársele sus derechos laborales, y no faltará entre los viejos trabajadores petroleros algún trasnochado que clame porque no se repita "el genocidio laboral" al que fueron sometidos más de veinte mil trabajadores petroleros.  O sea que aquella fuerza laboral capacitada y comprometida con la industria petrolera que fue despojada de su fuente de trabajo debe bendecir a toda esta fauna inútil y depredadora que acabó con nuestra industria madre.
                Ha de suponerse que los claros rasgos psicópatas observados en la élite chavista-madurista, deben ser olvidados; ya que no debemos recordar la ausencia total de culpa por el sufrimiento que han ocasionado a millones. Menos podemos tener presente su inmunidad a la argumentación lógica y su perenne negación de la realidad, los hechos y las pruebas. 
                Supongo que debemos hacernos los pendejos y aclamar la victimización de Gofiote y su combo, y alabarles su primitivo mecanismo de defensa.  Por descontado doy que hemos de asumir como cierta la proyección que hacen hacia los otros de sus crímenes y vandalismo sin parangón.
                Para concluir, lo que se propone es que aquí no ha pasado nada y que Venezuela siga siendo la misma tragicomedia de siempre sin responsabilidades y en eterno celestinaje, un país de "deudas morales" sin fin. A la generación del 28 hubo que pagarle su paso por las mazmorras gomecistas con toda clase de prebendas y perdón infinito a todas las tracalerías en que luego incurrieron. A la élite perezjimenista se les permitió disfrutar de lo saqueado en aras de la paz civil, y Pedro Estrada fue la manifestación más elocuente de todos. La pléyade adeca cobró hasta la saciedad su paso por los calabozos de la Seguridad Nacional. A la generación de la guerrilla se le perdonó porque ellos no habían cometido ningún delito sino que estaban combatiendo por sus ideas, igual pasó con los golpistas del 4F. Y por lo visto a esta horda de corsarios que practicaron el más sanguinario de los abordajes debemos tenderle un puente de plata para reconstruir al país. Por lo visto la lección sigue sin aprenderse. ¿Será que seguiremos de pesadilla en pesadilla?

© Alfredo Cedeño

8 comentarios:

Anónimo dijo...

Mis saludos Alfredo.Tu queja es justa por supuesto. Habrá que pensar en lo que se pueda hacer y lo conveniente porque desgraciadamente no todo lo que debería hacerse en justicia va a ser posible. Ha sido tanto como nunca. Y ahí está el problema. No perdonar lo imperdonable porque justicia no es lo mismo que venganza, pero ¿será posible?. Un fuerte abrazo.

Alejandro Moreno

Anónimo dijo...

En el fondo coincido contigo en el artículo, la diferencia es táctica, uno de los principios fundamentales de la guerra es el de que el enemigo de mi enemigo es mi amigo, algo fundamental en las batallas. Yo perdonaría hasta Diosdado si ayuda a tumbar el aparato del gobierno, otra cosa es que se salve del veneno que le voy a dar el día en que brindamos. Recuerda a Churchill, la reacción en serio abrazando a Stalin. Si eso no hubiera pasado hoy estaríamos hablando en alemán.

Jaime Ballestas

Anónimo dijo...

Gracias Alfredo. El problema querido amigo es que no podemos ser como ellos. Esa es la gran diferencia entre demócratas y totalitarios y es la gran desventaja que tenemos en la lucha entre el bien y el mal. Todos tienen derecho a que se les respeten sus derechos laborales lo cual no excluye que se lleven a juicio si han incurrido en corrupción. Abrazos.

Eddie Ramirez

Anónimo dijo...

Felicitaciones por su clara y concisa visión de la situación actual. Sería un insulto a la gente decente y trabajadora de Venezuela que se venga ahora con el cuento de borrón y cuenta nueva.
Creo que esta sería una excelente oportunidad para dar un gran ejemplo en la exigencia del cumplimiento de la ley para que en el futuro sepan los administradores del país que los abusos y errores acarrean consecuencias!!

De nuevo lo felicito y por favor continúe con sus esclarecedores artículos.

Gabriel Ortega!!

Anónimo dijo...

Soy madre de uno de los muchachos muertos en las protestas: Diego Arellano; no quiero pensar que quien lo mato, siga libre, por culpa de un pueblo donde la gente confunde bondad con estupidez, porque por eso, como usted bien dice, se ha perdonado a tanta basura a lo largo de nuestra historía.

Isabel De Figueiredo

Anónimo dijo...

Si no hay justicia, nunca se podrá como nación avanzar y lograr el cambio PROFUNDO que necesita la patria, de lo contrario seguiremos en las mismas, solo que con diferente cachimbo...

Pedro Sanchez

Anónimo dijo...

Me da la impresión de que SI SERÁ. Si no aprendemos de la historia, cometeremos los mismos errores, una y otra vez.

Lulu Saba

Anónimo dijo...

La ley de amnistía, los que defienden el diálogo, negociación, buscan que al final se logre un acuerdo como el que lograron los faracos con el Gobierno de Colombia en el que se les perdonó, amnistió de todos sus crimenes, se les garantiza el derecho a disfrutar sus bienes "bien habidos" y una serie de ventajas en el área electoral. O sea no ha pasado nada

Etanislao Vergara

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