Allá aquellos que se conformen con sus mañas
y no vean su vientre fláccido
ni su papada oscilante de largo temblor
que acompaña la retícula de arrugas labiales,
o la ondulante tersura de naranja de sus muslos
sacudida con cada uno de sus pasos de simulado garbo…
© Alfredo Cedeño