Pese al abundante vello facial
el cuello plagado de pliegues
las manchas en el dorso de las manos
y un cuerpo que día a día es más vencido por el tiempo
ella se cree cada vez más hermosa.
Prefiere fantasear con el pasado
mientras camina frívola y llena de vanidad
recluida en un pretérito que no volverá
para jugar como tonta con sus sentidos
dejando que le arrollen el pensamiento.
© Alfredo Cedeño