Algunas veces el reloj se va adelante
otras corre hacia atrás
y ese baile descoloca los aviones
rompe las nubes
asfalta la orilla de las ganas
hace un desbalance de las temporadas
acomoda dos crisantemos sobre tu cintura
bendice los espacios de las miradas furtivas
derrama besos de bienvenida al destierro del dolor
camina sin titubeos por las pistas sin nieve
germina en las máscaras de los pilotos trashumantes
despega los cromos repetidos de los cariños vencidos
cocina un pastel de arándanos y tamarindos
detecta el camino de los jilgueros saliendo a cantar
embiste las miserias ajenas y las hace propias
sin que el tiempo pueda aprender a controlarnos.
© Alfredo Cedeño
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