Pinceladas
marchitas de sombras agudas
y una
letanía de olvidos
recorren
Caracas desempolvando aromas,
perfume de
papelón y anís para mis estudiantes
dando la
cara sin miedos y con hermosura
ante la
injuria sangrienta que nos mangonea,
textura de
perdida lozanía
donde los
recuerdos se balancean firmes
y un manto
poco conforme nos recubre el paso.
© Alfredo Cedeño
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