Si no dejo de escribir pese al desencanto
y al nubarrón que parece eterno
sobre nosotros;
es porque nos pertenece el camino
de los buenos
y es nuestra la sagrada senda de
los justos,
porque volveremos a habitar nuestra
tierra
y las bendiciones lloverán encima
de ella,
también arrancaremos la mala hierba
roja
y los infelices renegados
extirpados de aquí.
La esperanza en nuestra libertad es
cántico
imposible de silenciar con
alharacas de necios.
© Alfredo Cedeño
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