jueves, noviembre 02, 2017

ÉL ME QUIERE


            Comenzaba yo mi trajinar por los medios cuando recalé en la revista Alarma, semanario que había creado Miguel Ángel Capriles en su célebre cadena. Allí había reunido el mencionado editor a todos aquellos con los que no encontraba, por uno u otro motivo, qué hacer. José Luis Olivares, José Campos Suárez, Ángel Velarde, Humberto González, José Suárez Núñez, y muchos otros que ahora mismo no recuerdo su nombre.
            Uno de los primeros trabajos que hice fue junto al querido negro José Luis Olivares. Fuimos a una casa muy humilde que quedaba por los alrededores de la avenida Panteón, la quebrada Caraballo, y allí nos metimos por una serie de callejones hasta que llegamos donde un hombre había asesinado a puñaladas a su cuñada. Todavía en las paredes de la casita se veían rastros de sangre de la carnicería que allí había ocurrido. La esposa del asesino era una mujer muy joven que lloraba sin parar, la recuerdo sentada en una deshilachada silla de mimbre, en la pared, por encima de su cabeza había una imagen del Corazón de Jesús, que con su diestra en alto parecía bendecir el dolor de aquella muchacha.
            Ella nos narró como había ocurrido todo, como se había salvado de la degollina porque se escondió debajo de una cama, como pudo ver desde ahí solo los pies de su marido y los de su hermana y luego verla caer hasta que sus ojos se quedaron fijos mirándola, y como había tenido que taparse con un trozo del cubrecamas para no empezar  a gritar como loca y que la matara a ella también; que ella nunca se imaginó que él pudiera hacer eso porque cuando le pegaba era porque la quería mucho y por eso era que la celaba y se ponía así como loco, pero que en el fondo él era un hombre muy bueno que la quería mucho. Olivares y yo salimos llenos de desamparo y rabia.
            Cuando ya estábamos en la avenida caminando hacia Torre de la Prensa le comenté a mi compañero que no entendía cómo ella podía decir que el asesino de su hermana la quería. El Negro se volteó y me dijo: Bienvenido a la vida miserable, carajito, cuando no tienes nada y consigues  quien te mienta, no importa que sepas que es mentira, te aferras a eso con uñas y dientes, así terminen por matarte a lo más querido o a ti mismo.
            Y ahora veo a una "dirigencia" que se empeña en mentirle a un país entero, y con el mismo desamparo y la misma rabia de esos primeros pasos informativos veo como hay quienes se aferran con uñas y dientes a unos asesinos que no han dudado en coser a puñaladas traperas a toda Venezuela.

© Alfredo Cedeño

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Terrible y descarnado tu artículo. Eso es la dependencia afectiva que se esconde la realidad que está en su experiencia pero que no puede ser vista porque sería insoportable. ¿Estamos quizás en esta situación de absoluta desesperación? Podría ser pero yo creo que todavía no hemos llegado a eso. ¿Habrá reacción? Quiero creer que sí pero no sé de dónde pueda surgir. Gracias, Alfredo, por tus reflexiones.

Alejandro Moreno

zulma dijo...

Asi es la vida en muchos sitios ,donde existen personas que prefieren que los maltraten a estar solos, hacer frente a la vida en solitario, prefieren ser pisoteados y escupidos que reaccionar.Un dependencia afectiva oun no querer ver la realidad, es no tener autoestima ,y eso es lo que esta pasando aqui , nadie quiere reaccionar por temor a la cárcel y a que nos maten,asi como mataron a 145 personas en los disturbios pasados ,y todavia hay seres que siguen fieles a esa organizacion asesina y a sus complices de cuello blanco

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