viernes, noviembre 11, 2022

ENTRE MITÓGRAFOS E “INFLUENCERS”

 

Pocas disciplinas se han extendido más en nuestros tiempos que la mitografía, pero aplicada a nuestros tiempos. Algunos le llaman leyendas urbanas, otros fake news, y así va la cantinela rodando. Debe decirse que en la actualidad quienes ejercen dicho oficio suelen poseer una ignorancia dogmática. Usted le puede poner al frente todos los elementos probatorios que desmienten sus afirmaciones y es en vano; ellos, con gesto altivo, llenos de una dignidad patriarcal y sobrancera, que ni los reyes católicos al recibir a Colón, se limitan a mirarle por encima de los espejuelos, cuando los usan, o encogerse de hombros, para continuar machacándonos con sus sartas de impertinencias.

Podemos encontrar “humoristas”, ¡Zapata ha de estarse revolcando con suma intranquilidad!, que se limitan a soltar palabras altisonantes de todo calibre, cuando no a mentarles la madre al primero que les provoca. Siempre tengo presente a Jaime Ballestas quien me recordaba frecuentemente que nunca le escuchó decir una grosería al ya mencionado Pedro León.    Gestos chabacanos, supuestas poses ingeniosas, salidas “graciosas”, no muestran otra cosa que pereza y escasez mental. Los aplausos sobran, las gracias son morisquetas que provocan la risa fácil, las nulidades engreídas se entronizan sobre una ovación arenosa de las que poco quedará cuando soplen nuevos vientos.

Otros especímenes de la misma fauna son los llamados “influencers”. ¡Hasta para eso son vagos!  Se han apropiado del término sajón, en búsqueda de cierto barniz que haga menos evidente su mediocridad. ¿Influyentes en qué? Quizás en carencias y miopía culturales. Cada vez semejan más una coreografía de pasos marcados por lo que el espectáculo pide y ordena. Se les ve absolutamente incapaces de hacer brillar un ingenio del que andan más que huérfanos. Si son mujeres las veremos despotricando peor que un chofer de camión divirtiéndose en algún bar de mala muerte en la carretera Lara-Zulia; lo más irónico es que sobran damas que encuentran divertida tales “actuaciones”. ¡Ay, Juana Sujo! En cuanto a los “caballeros”, invariablemente los vemos representar a mujeres, que causan una hilaridad alcahueta e inexplicable en las que realmente son, mientras se ponen trapos en la cabeza para simular cabellera.

Hasta hace poco tiempo, relativamente, los “progresistas” impusieron un culto a la pobreza que era omnímodo. Se nos fue moldeando, principalmente por medio de las manifestaciones creativas de cualquiera fuera su área, convirtiendo en pintoresca la miseria de los desheredados.  Los tiempos por excelencia de esa situación fue el llamado realismo socialista. Ser pobre era el summum de la vida, vimos a encumbrados voceros del “hombre nuevo” proclamar por la instauración del reino del proletariado, mientras ellos mostraban, con no poco orgullo, Rolex en sus muñecas. Y podría poner incontables ejemplos de similar tenor.

En estos días la situación se repite, solo que ahora es una nube de charlatanes, de cualquiera sea su identidad sexual, que nos van coaccionando con sus rebuznos y eructos a través de las benditas redes sociales. 

 © Alfredo Cedeño  

1 comentario:

Anónimo dijo...

Le agradezco a san Agustín del Norte, mi ángel preferido que seamos amigos porque veo que si te lo propones no dejas santo con cabeza.
¡Bravo!

Rodolfo Izaguirre

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