En una calle extraña retoñan las
raíces inesperadamente
y las dudas mutan en certezas:
no hay un posible cambio lejano
ya tenemos las llaves para acabar
los cambalaches,
son pocas las maromas que quedan en
sus talegas
ante la fibra encrespada de una
calle florecida,
en las aceras resuenan las pisadas
de los mastines
devenidos en lazarillos de una roja
turba altisonante,
arriba el cielo limpio augura
limpieza de verdugos
y una luz primorosa de primavera
sin revanchas.
© Alfredo Cedeño
No hay comentarios.:
Publicar un comentario