miércoles, abril 24, 2019

HABLAR DE ENTENDEDERAS


                 Entenderse a uno mismo es tarea más que ardua, a veces dolorosa y muy dura; cuando se trata de entender al otro un manto de  comodidad nos llama al engaño y presumimos de lo fácil que puede llegar a ser. Es una suerte de comedia que por confort, o conveniencia, muchos representan sin que ello les represente peso alguno en la conciencia –si es que tienen–; el compromiso con uno y los otros se irrespeta a carta cabal, en el fondo todos juegan a hacer y decir lo que se espera que hagamos o digamos pero sin pasar a nuevos estratos del verdadero entendimiento. Ya podemos imaginar lo que significa cuando se trata de entender al país.
                Se da por sentado que al comprender, cualquiera sea el objeto de nuestra atención,  aprendemos a navegar por entre todo tipo de escollos hasta alcanzar el mejor atracadero. No obstante, lo que suele ocurrir es que vamos dando tumbos entre agudos riscos y dejamos jirones de nosotros hasta terminar atravesados sobre las barreras que no supimos vadear. Pese a ello, insistimos en cruzar los atascaderos en los que se nos suelen extraviar los pasos.  ¿Será que nos empeñamos en entender lo que no puede ser entendido y que está condenado a permanecer en el territorio de lo ignorado?
                A la vez que se entiende se juzga, es instintivo, y se supone que, en cuanto seres pensantes que somos, no debemos, por más que podemos, dejarnos arrastrar por la irracionalidad que entraña los instintos. A los hombres se nos han ido siglos en tal nido de conflictos que hasta ahora luce irresoluto. Se pueden llenar bibliotecas con todo lo escrito al respecto, han surgido expertos y exégetas en el área, abundan defensores y sobran detractores, es lo que llaman un auténtico galimatías y seguimos sin entender, y mucho menos sin entendernos.
                ¿Cómo aprenderse, en tanto que a ello lleva el conocimiento, a uno mismo y a quienes nos rodean? ¿Cómo dilucidar nuestro país sin que los instintos nos terminen por despedazar con rabia caníbal? Es urgente hacerlo, sin abandonar las pautas de libertad, ley y justicia que han sido, hasta ahora, las mejores normas que hemos logrado encontrar para por lo menos convivir sin descuartizarnos unos a otros. Urge hacer el esfuerzo de entender  a cabalidad lo que somos para evitar que algunos jamelgos de pésimas mañas nos tracen de nuevo la ruta. Entender es crear, es abrirse a nuevas realidades y construir el país que todos esperamos y sabemos que nos corresponde.

© Alfredo Cedeño

1 comentario:

Anónimo dijo...

Alfredo:
Estás escribiendo como un sabio filósofo. Es la grata y saludable impresión que navega en el texto que acabo de leer. Me ha impactado y conmovido tanto que al acabar de leerlo me he puesto a escribirte estas estremecidas palabras de aplausos.

Rodolfo Izaguirre

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