Con mimo, astucia y
zalemas
dijo quererlo hasta el delirio
y por ello lo celaba de su hijo
y hasta de las fotos que se hacían…
él con paternidad torpe asintió.
Ahora que a ella se le pasó el capricho
es su hijo quien lo quiere
sin aspavientos ni espejismos
y recoge su abandono…
con ternura filial que lo avergüenza.
© Alfredo Cedeño