miércoles, mayo 20, 2020

ANALES ROJOS



                La historia muchas veces se manifiesta con jugarretas de gata díscola, cuesta seguir  su humor retorcido. Cuando Hitler comienza su asalto al poder, por vía electoral, en los años 30 del siglo pasado obtuvo el 33% de la votación; cuando el hijo ilustre de Sabaneta, en diciembre de 1998, recorre el mismo camino obtiene el 33.35%  de los electores inscritos en el Registro Electoral. Sin embargo la maquinaria de propaganda roja siempre ha hecho énfasis en que obtuvo el 56.20% de los votos. Tampoco hacen mención que en las elecciones parlamentarias, que se habían celebrado cuatro semanas antes, su partido no llegó a obtener el 20% de los curules en disputa en ambas cámaras. Sin embargo, manejando los resortes del miedo, y quién sabe cuáles otras triquiñuelas, lograron imponer su criterio de convocar una Asamblea Constituyente que fue incluso aprobada por las máximas instancias judiciales de aquellos días.
                Los guiños históricos son pavorosos: un año más tarde de ganar la primera elección Hitler obtiene 92% de los votos, igualmente Chávez pasado un año impone su constitución a la medida con casi 90% de los votos. Poco importó en el caso venezolano los anuncios hechos de un potencial desastre humano y ambiental por las intensas lluvias que por largas semanas habían azotado el centro del país. El comandante intergaláctico el día antes de esas elecciones, en medio de una rueda de prensa, cuando todavía las había en nuestro país, respondió a los reporteros que le preguntaban si las lluvias podrían afectar el curso de la votación: “Si la naturaleza se opone, lucharemos contra ella y haremos que nos obedezca”. Seguramente el hijo de doña Elena se sintió Bolívar en medio del terremoto de 1812.
                Del desastre del deslave de Vargas se ha escrito, y seguramente se escribirá, de manera exhaustiva, pero la maquinaria comunicacional rojita siempre se ha hecho la gualberta ante la realidad que demostró, de manera muy clara, el poco interés que la vida de los ciudadanos tenía para el señor Chávez.  La prensa española, recuerdo en este momento, revelaba que el gobierno nacional no había atendido una recomendación hecha desde Defensa Civil de declarar estado de emergencia nacional ante la catástrofe que veían inminente.  En aquel documento al que hacían referencia se leía: “La situación es de tal magnitud que se requiere crear un Comando Ejecutivo de Emergencia”.  El citado escrito lo entregó el ingeniero y oficial del cuerpo de bomberos aeronáuticos Ángel Rangel Sánchez el 15 de diciembre a las 2 de la tarde.  Los hechos demostraron sobradamente el efecto que tuvo en las altas esferas gubernamentales la campanada del funcionario.  Nunca se han detenido los voceros de la peste roja en los daños humanos que se pudieron evitar, para ellos siempre fue el poder su objetivo y para lograrlo no se detuvieron, ni detienen, ante nada.
                Debo decir que el ecumenismo rojo es “de librito”. Ellos no dejan de tomar de donde sea los elementos que les ayude en lograr lo que buscan. En el marco de la Segunda Guerra Mundial Goebbels en su diario manifestaba su asombro ante el uso que hacían los bolcheviques de altavoces para anunciar sus acciones. Jugada típica de los soviéticos: Actuar con audacia, a la luz del día, hablar sin cortapisas ni disimular sus intenciones.  Lo cual tampoco es de su uso exclusivo, porque al leer  Mein Kampf se encuentran los planes y subterfugios de Hitler para llegar al poder. Chávez nunca dejó de anunciar que iba a conquistar el poder, ni de que buscaba eternizarse en su ejercicio. Aunque ello significara la literal desaparición de una parte del país.
                Luego del desastre de Vargas una de las cosas que se buscó fue borrar de manera fulminante todo rasgo de desidia oficial en el manejo de esa eventualidad. En las primeras de cambio se manejaron cifras escandalosas de víctimas. La oficial Defensa Civil llegó a hablar de 30 mil “sepultados” mientras que George Weber, representante de la Cruz Roja Internacional, calculó en 50 mil víctimas el saldo de la jornada. Sin embargo, surgieron voces como la del antropólogo Rogelio Altez quien afirmó en su momento a la BBC: “Mi análisis de los documentos forenses, de los cementerios en los que se enterraron los cadáveres y entrevistas con los afectados no arroja una cifra superior a los 700 muertos”. Altez también dijo en esa oportunidad que las cifras que se manejaban de millares de fallecidos eran irreales y que todo se debía a que “miles de muertos traen miles de millones de dólares en ayuda y se hizo un gran negocio con la reconstrucción”.
                Como todo sistema totalitario el chavismo-madurismo-castrismo siempre achaca a los otros la causa, responsabilidad, goce y disfrute de los males que ellos han propiciado sobre Venezuela. La destrucción de PDVSA es obra y gracia de los golpistas meritócratas, el acabose de Guayana y Amazonas  se debe al bloqueo criminal del imperio, la aniquilación de nuestro sistema público de salud es la manifestación de la conspiración criminal de los agentes del sionismo internacional  contra la autodeterminación de los pueblos, el desastre económico es producto de los apátridas que aspiran a imponer el dólar como santo al cual adorar, la desgracia educativa es un flagelo que desde las universidades conspiradoras se dedican a contagiar criminalmente a nuestros niños…
Y así se nos ha ido –y se nos va– la vida, mientras el mundo, de cuando en cuando y para salvar las llamadas apariencias, hace algún saludo ceremonial en el que exige el respeto a los derechos humanos. Quieren que no sea tan obvio el absoluto desinterés por nuestra tragedia. Tampoco es de buen tono que los señalen como celestinos de un deslave suficientemente anunciado.

© Alfredo Cedeño

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