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domingo, junio 17, 2012

SAN ANTONIO Y TAMUNANGUE

           “Esto se llamaba Los Negros de San Antonio, de unos 40 años para acá fue que le pusieron ese nombre de Tamunangue. Cuando Pío Alvarado vivía él decía: vamos a cantarle a los negros de San Antonio. Pero así es todo, cualquiera viene y cambia y pone nombres.”

Estoy en Curarigua, Lara, población de la cual escribí acá hace un  par de meses, donde cada 13 de junio se celebran las fiestas en honor al portugués San Antonio de Padua.  Me habla un hombre que debe tener más de 80 años, pero la potencia de su voz, y el plante con que lo hace, le resta más de medio siglo a su apariencia.  Digno sucesor de don Pío Alvarado, quien nació aquí en 1895. 


De contundencia ingenua en sus palabras, el anciano prosigue dando la versión que generación tras generación llegó a él y que hoy sigue su paso; ahora va de su boca a los oídos de las nuevas generaciones.  Es la preciosa peregrinación de las tradiciones, las cuales una vez que comienzan su paso ágil, se eternizan en la memoria de los pueblos.


“Yo le voy a dar la explicación muy bien dada. Ese nombre yo no lo había oído decir, y los negros de San Antonio son paduanos. Es que San Antonio preparó un tamborcito para sacar a los indios moros del cerro, entonces se fue por el medio de la montaña y había un rebaño de indiecitos jugando en un plancito, entonces iba el cura tocando el tambor…”



La fe popular suele estructurarse a su real saber y entender, se apropia de aquello que le permita manifestarse y lo amolda a sí al compás de los tesoros que su ingenuidad va elaborando. La historia eclesial revela que el mencionado santo vivió en su natal  Portugal y luego en Italia y Francia. Fue discípulo de San Francisco de Asís quien le entregó una carta con el encargo de predicar y de enseñar Teología a los frailes. Luego se trasladó a Bolonia y a Padua, en cuyos alrededores murió antes de cumplir los 36 años.  Sin embargo, asegura el campesino larense: 

“Y dicen los muchachitos: mirá que cosa bonita, un hombre vestido de mujer tocando una cosa que parece un palo pero que suena bien bonito. Ellos se fueron a casa de los taitas de ellos, los papás de ellos, y les dijeron: “parate el ruido del hacha  para que oigás una cosa bien bonita”.  Y lo oyeron y se fueron todos encima del padre y se salieron de las montañas.” 



Dos cinco, cuatro cuatros, un par de maracas y dos tamboras esperaron a las puertas de la capilla de San Antonio a su santo para llevarlo por las calles de Curarigua. Al frente de la procesión se turnaban hombres y mujeres para danzar “La Batalla”, veras que se partían durante la representación, que desde varias noches atrás estuvieron preparando a las puertas del templo.  
Al mediodía concluyó del recorrido volviendo a la capilla. Los músicos, que habían permanecido fuera del templo hasta ese momento, entraron con San Antonio en una poderosa y hermosa marea de fe que nada podía detener. Y el canto del pueblo devoto vistió de fiesta las mustias paredes de la capilla colonial.  A sus puertas una mujer repartía a los niños y mujeres los panecitos de San Antonio. 



La fiesta siguió hasta la noche, un anciano cantaba sus salves, rindiendo pleitesía a su santo y con su voz –potente réplica de la de Dios- decía: “Todo eso fue en Padua, esas son unas tierras lejos de aquí de Venezuela”.

© Alfredo Cedeño



domingo, abril 08, 2012

CURARIGUA


Al comenzar el proceso de conquista, colonización y poblamiento de la provincia de Venezuela, sus dos ciudades más importantes eran Coro y El Tocuyo. Ambas fueron fundadas antes de mediados del siglo XVI.



Por la primera llegaban los recursos, humanos y materiales, necesarios para proseguir con la empresa hispana. La segunda era la localidad española que se había logrado fundar más adentro de la nueva tierra, y servía como campamento base para continuar incursionando por el resto del territorio. Fue por ello que El Tocuyo fue calificada, con toda razón, “ciudad madre” de Venezuela.



Para desplazarse desde una hasta la otra eran necesarias varias jornadas de camino, las cuales se realizaban caminando y a lomo de mulas y caballos. Así fueron surgiendo varias poblaciones, que eran punto obligado de descanso de aquellas interminables marchas. A un día de camino de El Tocuyo, estaba un pequeño valle –de unas 1.200 hectáreas de extensión- con un clima muy agradable, y regado por un río. Ese fue el sitio donde se constituyó la localidad larense de Curarigua.



Debo agregar a esta altura lo que ya es lugar común en mis crónicas sobre la fundación de la gran mayoría de nuestros pueblos y ciudades: no hay una fecha precisa de fundación como tal. Cronistas e historiadores difieren enteramente y cada uno suministra su propia fecha.



Aquí ha debido pasar lo mismo que en el puerto de La Guaira, donde no hubo un acto formal de constitución, si no que paulatinamente se fueron asentando en sus inmediaciones diferentes grupos de gente quienes terminaron conformando la población.



Curarigua desarrolló una actividad agrícola de envergadura, y entre otras cosas destacaba el funcionamiento de 14 trapiches papeloneros que producían 45 mil bultos anuales de papelón. Cada bulto contenía 30 papelones de kilo y medio…



El establecimiento y posterior desarrollo de este centro poblado, llevó a que, a comienzo del siglo pasado, Curarigua fuera una ciudad de tanto o más importancia que Carora, las casas que aún hoy día se conservan, lo dicen. Casas señoriales, que hablan de cuando por sus calles transitaban los arreos de burros que cargados con cueros de chivo, café, papelón, maíz y cacao iban a Coro para regresar cargados de sal.




Con el tiempo lo que era su principal atracción, es decir, su tamaño acogedor, empezó a revertirse en su contra ya que sus pobladores al crecer no tenían hacia donde establecerse. Comenzó la emigración a otros lares y la puntilla final se la dio la carretera que iba de Barquisimeto a Carora dejándola a 40 minutos de la principal vía de comunicación. Sin embargo, Curarigua sigue siendo una población encantadora. Cuando se llega ahí no se quiere seguir el camino…

© Alfredo Cedeño.


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