Salgo a la tarde con tus ojos de ladrona
pescando en mis dedos una línea rota
que no conoce la senda hasta fin de mes,
vengo buscando el camino de los valses
que se llevan las flores de los sonámbulos
como el último sueño de mi primera camisa.
Silbo una melodía para los espejos azules
donde una sombra me alcanza con tu falda
de algodón de la India preñada de arrugas,
encuentro tu presencia diluída en mi colchón
en una mancha clara del perfil de tu cadera
abrazándome el sudor una tarde de diciembre.
Encuentro en la madrugada tus medias de malla
que reventaron mis cotos vedados al cariño
equivocando el territorio del olvido no eterno,
allí donde dividimos caminos fugitivos del llanto
y me importa un coño que me ganes al acertijo
haciéndose demasiado tarde para los ladridos.
© Alfredo Cedeño
1 comentario:
...mmm...Una danza con la muerte?
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