La
lengua de un país es un ente vivo que
muta de manera permanente, le gusta dar giros inusitados, a veces ejecuta unas
cabriolas a las que cuesta dar seguimiento, pero que están llenas de un encanto
particular. Hay quienes gustan de llamarla idioma, y si seguimos en ese ámbito
formal, remitámonos a la
Real Academia Española que en su Diccionario de la lengua española explica:
Idioma: (Del lat. idiōma, y este del gr. ἰδίωμα, propiedad privada).
Si
queremos otras definiciones de similar
tenor podemos decir que “un idioma es un sistema comunicacional, formado por
palabras y/o gestos, que resulta propio de una colectividad”.
Un
lingüista probablemente explicaría que es “un sistema de signos doblemente
articulados, es decir, que la construcción o búsqueda del sentido se hace en
dos niveles de articulación, uno, el de las entidades significativas morfemas y
lexemas (o monemas) que forman los enunciados, y otro, el de los fonemas que
construyen o forman las unidades significativas”.
¿A
qué viene todo esto?, se preguntará más de uno ante el título y las fotos que
ya han visto del trabajo de hoy, y que corresponden a una minúscula población
del estado Miranda, a unos cien kilómetros en línea recta al este de Caracas.
Al
comienzo de los años 80, Venezuela toda tarareaba una canción del grupo
Medioevo, “Laura Pérez (la sin par
de Caurimare)” que aquí les pongo como cortesía de youtube http://www.youtube.com/watch?v=-1kJ2zwdPXU.
Ya
en 1994 en su Diccionario del habla
actual de Venezuela, Rocío Núñez y Francisco Javier Pérez, incluían: “sifrino,-a:
m y f// adj coloq Persona de gustos
sofisticados, educación más o menos refinada,…”, sin darnos luces sobre su
origen. En otras palabras, hablo de aquellos a quienes un español llamaría
pijo, un gringo: posh o stuck up, un italiano figo (ojo con decirle figa a una
italiana que pueden recibir una pescozada de vuelta), un chileno: cuico, un
peruano: pituco, y paro ya el desvarío. Regreso al tema de Medioevo.
La mencionada canción puso a sonar,
a través de una sola vez que la mencionó, a Paparo para convertirla en lugar de
peregrinación del sifrinaje nacional. En realidad se refería a una urbanización
de veraneo donde las clases pudientes caraqueñas habían adquirido viviendas a
tales fines: Las Mercedes de Paparo, la cual había tomado su nombre de una
humilde aldea de pescadores que está al oeste de sus linderos.
Estos territorios fueron habitados
en tiempos prehispánicos por los indios Tumusa o Tomuzas, de la familia Caribe.
La tradición oral de esta comunidad asegura que sus primeros habitantes fue una
pareja indígena formada por Taparo, él, y Chiraguaparo, ella.
El asentamiento de los criollos de
la zona comenzó en algún momento. En el siglo XVIII, en agosto de 1745, un
grupo de hacendados dirigen al entonces Gobernador de la Provincia un memorial en
el que se lee: “…, desde el Pan de Santa Ana hasta Chuspa, que dista del puerto
de Paparo tres leguas”. Ello permite inferir la existencia de algún tipo de
establecimiento poblacional en el lugar para aquel momento.
También se sabe que en ese mismo año
1745 el gobernador Zuloaga “enviaba una escolta de soldados, al mando de Don
Ignacio Esquiviaga, para destruir las instalaciones contrabandistas de Paparo.”
Revela Lucas Guillermo Castillo Lara en
su obra La aventura fundacional de los
isleños que: “Del puerto de Paparo al de Chuspa habría unas seis leguas de
distancia.”
En aquel siglo las correrías de
ingleses y holandeses soliviantando a los productores del preciado cacao del
Barlovento venezolano dio lugar a numerosas peripecias en estos parajes. En
agosto de 1751, por ejemplo, en el sitio “La Pica ”, en las cercanías de la Boca de Paparo dos balandras
inglesas andaban tratando de intercambiar mercancías por cacao.
Hay informaciones también que el 16
de agosto de ese año había cuatro balandras holandesas, “que tenían dado fondo
a inmediaciones de la Vega
de Paparo”.
Entre pitos, flautas y chirimías, me
imagino que a mediados del siglo XIX, comenzaron a establecerse provisionalmente
en la aledaña desembocadura del río Tuy numerosas rancherías de pescadores,
hasta que un buen día comenzaron a llegar aquellos que decidieron habitar estos
lugares y entre ellos un panameño, que aseguran fue quien la bautizó con el
nombre de Paparo.
Allí hubo un puerto donde llegaban
embarcaciones de distinto calado para desembarcar o llevar mercancías de
distintos géneros. Por lo general llevaban cacao y dejaban mercancías de todo
tipo que iban para los grandes almacenes de El Guapo.
A fines del siglo XIX la compañía The
Carenero Railway and Navigation Limited inauguró un ferrocarril que comunicaba
a Carenero con El Guapo, y que tenía una estación en las afueras de esta
población. Este tren recorría medio centenar de kilómetros y recogía en las
diferentes estaciones las cosechas de cacao que producían las haciendas de la
zona para luego embarcarlo a Europa.
Debo narrarles que a comienzos del
siglo XX Paparo sufrió los embates de la naturaleza. Una inundación provocada
por el río Tuy, junto a un mar de leva, acabó con la población, y no fue hasta
1914 que un grupo de inmigrantes canarios comenzaron a repoblarla y a restaurar
lo que había quedado. La proverbial capacidad de trabajo de “los isleños” hizo posible su reconstrucción.
En la década de los 30 del siglo XX
se construyó una iglesia de bahareque. En 1938 me revelaba días atrás la
cronista del pueblo, Dorys Carmona, la señora Abigaíl Martínez era quien
alfabetizaba y daba clases a los niños del pueblo. Todos estos espacios eran
inmensos pantanales donde se sembraba arroz, como testimonio de la pujanza de
ese grano todavía hay una trilla en un viejo caserón del pueblo. También había
un aserradero y una fábrica de refrescos: Caballo.
No puedo, ni quiero, ocultarles la emoción con
la que escribo hoy. Paparo es una lección de dignidad, de decencia, de
manifestación de ejercicio de la ciudadanía en forma genuina. Paparo es una expresión de la condición del
venezolano que sabe sobreponerse a cualquier obstáculo y seguir avanzando así
sea a rastras. Hoy su gente sigue sobreviviendo de sus duras faenas de pesca y agricultura.
Tengo que confesarles que las
vueltas del comienzo son porque quise jugar a enmascarar mi conmoción al
escribir de este puñado de casas regado en las cuatro calles que acunan a un
grupo de gente excepcional. Pero es imposible redactar en frío al escribir de
esta comunidad.
Les nombré a Dorys hace dos
párrafos, que fue mi primer estremecimiento al caminar esta población. Ella hoy
en día es barrendera de Paparo, antes fue maestra suplente de la escuela del
pueblo durante diez años, luego se
dedicó durante otros doce a sacar moluscos como guacucos (Tivela mactroides) y chipi-chipis (Donax striatus), y ahora, desde hace quince años, ocupa el cargo de
barrendera municipal.
Ella, con honesta dedicación, barre
las calles con una hoja de palma. No quise preguntar por qué no usaba una
escoba. Seguramente para eso no hay recursos, o si los hay deben ser tan
escasos que ella en vez de cruzarse de brazos sigue cumpliendo con su labor.
Además de ello, esta mujer preciosa me lleva a su casa y de un vetusto anaquel,
que pareciera a punto de sucumbir bajo un cerro de libros y papeles, saca
información que me suministra para “que su trabajo le quede bueno”.
Un rato más tarde la amiga Dorys me
lleva donde otra mujer de excepción: Carmen Ferrer de 71 años, que hoy en día
permanece en una silla de ruedas. Hasta
hace cinco años ella salía en un bote a pescar para ganarse la vida… Una
artrosis la mantiene postrada, más no vencida.
Carmen tiene en el fondo de su casa
un conuco y un corral de gallinas, que sostiene gracias a la ayuda de sus hijos
y vecinos quienes acuden diariamente a darle apoyo para que siga manteniendo sus plantas
produciendo.
Paparo es la cuna de este par de
mujeres excepcionales y la de un hombre como fue Froilán Rondón, quien era el
propietario de la bodega El Esfuerzo, hoy un esqueleto recubierto de cascajos
que se niega a derrumbarse por completo. Este hombre instaló en su local un
sistema de perifoneo y mediante unos parlantes, micrófono en mano, daba a
conocer las noticias del día, que escuchaba en un radio transistor, para que
todos sus vecinos pudieran estar informados de lo que estaba ocurriendo en el
país y el mundo. ¡Qué García Márquez ni que realismo mágico un carajo!
En este pueblo de Dios hasta el
cementerio es pasto de los delirios donde las ovejas apacientan con calma.
Paparo es Venezuela, tierra de mujeres que bien se pueden llamar Dorys, o
Carmen, donde todas ponen su grano para que sea una tierra
fecunda que siempre retoña. Gracias por hacerme sentir orgulloso de ser parte
de ella.
© Alfredo Cedeño
20 comentarios:
Excelente la fotografía,
excelente la periodística,
excelente la información,y
obviamente excelente tu amor por esa tierra. Un fuerte abrazo.ELCRUZADO
Hermoso reportaje que llega a lo mas profundo de nuestros corazones,cuando vemos reflejado en el trabajo fotografico y en la narracion a nuestra hermosa venezuela, a nuestra gente que somos nosotros mismos, que a pesar de las dificultades y las circunstancias mas precarias siempre habra una fuerza para salir adelante y una sonrisa para regalar, y asi como paparo tantos lugares de nuestra patria donde sin nada se sobrevive y se lucha dia a dia.
Gracias por recordarnos la humildad, la fuerza, y el coraje de esas hermosas mujeres que son ejemplo de la mujer venezolana y aunque la escoba sea una palma se sigue adelante cada dia; tambien por darnos la parte cultural de nuestro pais qu no la conocemos a travez de tu excelente fotografia y redacccion FELICITACIONES y besos
Lola Rodriguez Diaz
Realmente conmovedora la lectura de hoy, sobre todo como describes en cuatro líneas y una foto la vida de esas dos mujeres Doris y Carmen.
Raquel Garcia
Hermoso,como siempre me llevas en vuelo a sentir a través de tus escritos y fotos tu amor por nuestro país, y unas lagrimas de emoción de ver tanta belleza que sale de ti! Gracias por compartir
Vilma
Buenas fotos. Congratulations.
Jaime Ballestas
Muy lindas la imagenes captadas con los ojos del alma.Te felicito Alfredo,nunca dejas de nombrar en tus articulos a la mujer venezolana.BENDICIONES Y EXITO
Gracias Alfredo, los que hoy estamos nevados nos estremecemos ante tu lápiz-pincel de la patria- Gracias
Leí tu reportaje sobre Paparo y me gustó mucho. Para empezar, debo
asumir que yo fuí una de esas "sifrinas" que pasaba sus veranos (lo que antes se entendía sanamente como tal y no lo que ahora se
interpreta), en esa urbanización. Cada vez que terminábamos el
semestre, nos íbamos unos cuantos días a echar broma por esa zona y a
broncearnos en las playas (difícil tarea en mi caso), unas compañeras
de la uni y yo que era además, la que tenía carro (sifrina y media
pues!).
Fíjate que no sabía ni un ápice de historia del pueblo que ahora, tu
bien relatas. Intentar seguir a flote en zonas como esa, es ya una
proeza que bien merece la pena resaltar con imágenes y con la alusión a mujeres que se mantienen en pie de lucha. Revelas con tus palabras y tus fotos, una Venezuela que para muchos es desconocida, pero una Venezuela que quiere seguir viviendo a pesar de todo.
¡Feliz domingo!
RG
HOLA ALFREDO!!! COMO SIEMPRE EXCELENTE TRABAJO.... GRACIAS X SEGUIR COMPARTIENDOLO CONMIGO.... FELIZ DIA.. Y NO DEJES DE MANDARME TUS FOTOS, QUE SON UN TESORO...
Miriam Coromoto
Maestro! Maestro!! Que agradable y emocionante es leerle hoy en la mañana, en medio de tanta mediocridad en la que vivimos, esta lectura y estas fotos son un bálsamo de esperanza e ilusión por nuestra tierra, que Dios le de fuerzas para continuar. Me conmovió esto... No puedo, ni quiero, ocultarles la emoción con la que escribo hoy. Paparo es una lección de dignidad, de decencia, de manifestación de ejercicio de la ciudadanía en forma genuina. Paparo es una expresión de la condición del venezolano que sabe sobreponerse a cualquier obstáculo y seguir avanzando así sea a rastras. Hoy su gente sigue sobreviviendo de sus duras faenas de pesca y agricultura.
Zafira
Es uso y costumbre en las Islas Canarias barrer con hojas de palma las calles, seguramente de allí heredan en Paparo esta singular manera. Te felicito por tus imagenes son hermosas.
Saludos y gracias por la entrega de hoy.
http://es.paperblog.com/barriendo-la-calle-con-palmeras-245982/
EXCELENTE MATERIAL, LINDAS FOTOGRAFIAS. UN BESO .
Carmen Elena Toste
Muy buenas me relajan
Nelson Castro
de iriana hija de doris estuvo muy bello el reportaje gracias por venir a este pueblo tan calodo, espero que vuelva
Buenas noches, ya vimos el reportaje. Nos gustó mucho, los ocho hijos y 7 nietos sentados frente a la computadora escuchando la lectura de tan hermoso reportaje hecho de nuestro pueblo gracias. Esperamos se repita, y venga a comerse un rico pescado frito
Iriana Leal Carmona
muy bueno tu articulo y sobre todo para mi ilustrativo
Zulma
excelente en uno de los comentarios te piden q no dejes de nombrar a la mujer venezolana y eso es lo que mas me gusta de tus historias, siempre hay imagenes hay naturaleza hay tierra hay pasion y hay la verdadera representacion de la belleza de la mujer venezolana .
Sin palabras excelente reportaje sobre mi pueblo que me vio crecer cuantos recuerdos al mirar esas fotos desde la y ver a mi tía dorys, es así muchos años barriendo las calles del pueblo sin falta para mantener la belleza de ese pueblito que solo quienes lo conocemos le damos el valor que realmente tiene
Muy bonito todo 🤗🤗
Recordando la canción "La sin Par de Caurimare", recordé a Paparo y encontré esta maravillosa historia ilustrada y muy bien resumida . Excelente recuento!!!... Mil gracias y muchos éxitos ....
Publicar un comentario