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jueves, noviembre 23, 2017

VUELO DE LEDEZMA

            En este subibaja político emocional en que vivimos los venezolanos hoy escribo, a diferencia de la semana pasada, con euforia, con profunda alegría. La libertad de Antonio Ledezma, conseguida por obra y gracia de su osadía y de aquellos que lo auxiliaron,  no es para menos. Ellos han puesto un nuevo escenario sobre la mesa, hay un nuevo reparto de naipes que obliga a preguntar: ¿Cómo quedan Ramos, Borges, Rosales, Petkoff y la infinita corte de lambucios éticos-políticos-económicos que suelen elevar su consabido coro de alabanzas a cada una de sus vagabunderías?
            La salida de Ledezma de Venezuela, supuestamente por tierra, aunque no siempre se revela la verdad en casos como estos, y así no impedir que el mecanismo nuevamente se ponga en uso, fue una operación de limpia factura a la cual estuvo ajena toda su gente más cercana. La comisario Elizabeth Cárdenas, hoy presa de los perros rojos, es la mejor manifestación de ello. Eterna mano derecha de Ledezma, había de suponer que su libertad iba a significar una arremetida feroz contra ella y hubiera tomado las previsiones del caso. Por eso pudieron echarle mano. Muchos, empezando por el propio Antonio, lamentamos su prisión.
            Ahora bien, revela mucho más de lo que algunos quisieran las reacciones de algunos personajes ante los hechos. Muchas personalidades del mundo entero saludaron con alegría su libertad, mientras que otros no pudieron ocultar su pesadumbre. Muestra de lo primero fue lo que dijo, Twitter mediante, Luis Almagro, secretario general de la Organización de Estados Americanos: "Mi saludo a Antonio Ledezma, referente moral de Venezuela, ahora libre para liderar la lucha desde el exilio para la instauración del sistema democrático en su país".  La otra cara de la moneda fue lo expresado por un "pensador" del Cono Sur quien por la misma vía manifestó: "A mí me parece que una de las atribuciones del Secretario General de la OEA no es la de nombrar a los líderes que debe tener cada país."
            Hay figurones que han sido erigidos, o se han autoerigidos, en gurús del pensamiento político y pontifican con aires de eruditos renacentistas, que ya quisiera Buonarroti haberse dado los aires que estos se dan, y señalan las rutas que debe seguir la dignidad venezolana en su lucha contra la dictadura roja. Y así vemos como arremeten contra Diego Arria, cuando no contra María Corina, Almagro y quien sea en las omnipotentes redes sociales.
            ¡El arrojo de la ignorancia que divertida puede ser! La situación venezolana no es para solazarse precisamente. ¿Será que esos infelices que gorgotean babiecadas olvidan lo que hizo De Gaulle, o lo que significó Rómulo Betancourt desde el exilio, o qué aportaron a Chile, Argentina y Uruguay en sus más oscuros momentos sus dirigentes exiliados en Venezuela y el mundo entero? 

© Alfredo Cedeño

miércoles, octubre 11, 2017

¿CUÁLES ACUERDOS?


                Respeto a cada cual en sus decisiones, y cumplo conmigo mismo, y el respeto que tengo por la libertad al alertar sobre los riesgos que se corren al tratar de establecer pactos con malandrines de quinto pelo. Las alarmas que se me disparan tienen que ver con el no corto recuento que se puede hacer de los incumplimientos de la fauna roja a todo cuanto han ofrecido o pactado en este tiempo que los hemos padecido.
                El primer acuerdo que ofrecieron al país vino de boca del propio comandante intergaláctico, quien aseguró con gesto amable y sonrisa pródiga que su proyecto no tenía nada que ver con el socialismo o el comunismo, que su oferta era de amor y compromiso con el país y las libertades económicas, y bla de bla que bla. 
                La segunda gran oferta que me viene a la memoria es la tragedia de Vargas. De nuevo el personaje antes citado, junto a su corte de chulos y mantenidos, juró por las once mil vírgenes, y las trescientas madamas de los lenocinios que debió frecuentar en su época de cadete, que esa sería una versión tropical de la tierra prometida. Aclaro que no incluyo entre una y otra los miles de pactos hechos, jurados, firmados y sellados por todos ellos.
                No puedo dejar de mencionar lo ofrecido luego de la bendita jornada del 11 de abril, su deposición y restitución a la silla presidencial. Nueva jornada de ofrecimientos, ¡cruz en mano y en cadena nacional!, de rectificaciones y de cuanta pejiguera pueda cualquiera imaginar. Manso cordero incapaz de siquiera pasarle la lengua a una mosca…
                Las lecciones del difunto fueron aprendidas a cabalidad por el bigote bailarín, y por lo profusa que es la cantidad de ejemplos necesitaría muchísimo más espacio del habitual para citar los más representativos.
                Todo ello es lo que me hace tan cuesta arriba pensar en que la jornada comicial, nuevamente sacada de las orejas por el combo rojo, será respetada a cabalidad. ¿Nadie recuerda acaso la victoria de Antonio Ledezma en Caracas? ¿En que terminó la Alcaldía Mayor?  ¿Es necesario mencionar más ejemplos?
                Por supuesto que corifeos, alcahuetas, plañideras y ciegos por elección saltarán a mostrar como gran trofeo las elecciones del 2007, o las del 2015. ¿Fueron respetados esos resultados? ¿Acaso no terminaron las huestes coloradas imponiendo por trochas y atajos lo que se consultó en las primeras? ¿No hicieron lo que les dio la gana con la flamante Asamblea Nacional? Seguramente lo ocurrido con Gilber Caro son elucubraciones mías y ello nunca ocurrió. Ni qué hablar de los alcaldes, concejales, y demás autoridades electas que han visto como la majestad de su cargo es mero papel sanitario.
                Allá cada cual con sus actos. El mío es y será tratar de no perder de vista lo que tenemos y llamar la atención sobre los riesgos que se corren, sobre todo cuando se cree en culebreros de feria que ofrecen ungüentos que curan el mal de amores, o hacen recobrar las dotes de un sátiro a los abuelos nonagenarios, o regenerar el himen de doncellas que bien han disfrutado lo que natura les otorgó.

© Alfredo Cedeño

jueves, agosto 10, 2017

CEGUERA

 
Se estima que una cuarta parte de la población mundial padece de miopía, defecto del aparato visual que impide enfocar bien los objetos lejanos. Ello se traduce en un déficit de la agudeza visual, que puede llevar a padecer dolores de cabeza, o sufrir  estrabismo, entre otras posibles consecuencias. Es habitual el gesto de ojos fruncidos en aquellas personas que sufren de esta condición, al entrecerrar los parpados tratan de enfocar adecuadamente lo que ven. Es una condición que con el uso de lentes adecuados, o en algunos casos mediante intervención quirúrgica, se corrige. 
El habitual desparpajo popular ha bautizado como "cegatos" a los miopes. También se ha empleado el término para describir a todos aquellos que no saben, o no pueden, tener una visión amplia y detallada "más allá de sus narices".   En los últimos tiempos, Venezuela  parece haberse convertido en una potencia mundial de la miopía, la cegatería se ha extendido de manera aparentemente incontrolable; ya se puede catalogar de problema de salud pública, y mental.
La visión corta roja es proverbial, no pueden ver más allá de la cifra hasta donde van a abultar los contratos para engrosar sus cuentas; tampoco pueden ver el descontento que recorre transversalmente el país, sin excluir de ello al estamento militar y de lo cual varios articulistas hemos hecho referencia. Por eso vimos las caras largas y desconcertadas del bigote bailarín, así como de todo su combo, luego de la incursión del capitán Juan Carlos Caguaripano en el fuerte Paramacay de Valencia, este domingo 6 de agosto. Tarea limpia la del oficial rebelde, entró, agarró el parque, y salió sin que le vieran ni la sombra.
El caso de Caguaripano Scott también puso en evidencia la corta, cortísima, visión de quienes supuestamente adversan a los asnos rojos, ese adefesio cada vez más auto desprestigiado que llaman MUD, quienes saltaron a hablar de "falso positivo" con ojos fruncidos, tonos doctorales y voces impostadas de conocedores de la inmortalidad del cangrejo. Me imagino que ya hay muchos ensayando su mejor arrugada de ojos para desdeñar las próximas acciones de Caguaripano y su grupo.
Mientras todo esto pasa, Leopoldo y Ledezma siguen a la deriva, sus carceleros los sumergen en el infierno cada vez que les da la gana y el sindicato opositor sigue en Babia salivando ante unas elecciones regionales que se volverán agua de borraja ante la malhadada Asamblea Nacional Constituyente a la que no se enfrentó, ni se impidió de realizar.
La miopía ha llegado a tales niveles que se empeñan en confrontar de manera democrática a quienes no creen en dichas formas. Los cegatos pululan a su antojo, por lo visto aspiran a sacarnos los ojos para que en el país de los ciegos los miopes terminen por ser los reyes. Venezuela no se merece tanta vesania.

© Alfredo Cedeño


domingo, febrero 12, 2017

ILUSIÓN

                 Pongo en duda que haya algo más poderoso y puro que la esperanza, en ella se cobijan todos por igual. Lo hacen el menesteroso y el potentado, las vírgenes y las putas, el moribundo y el recién nacido, la ninfa y la alcahueta, el beato y el ateo, la bondad y la maldad. Todos acuden a ella pidiendo más y mejor de lo que ya tienen o son. Hay una línea delgadísima, como filo de navaja asturiana, de esas que sólo forjan en Taramundi, que la separa de la ambición; es de facilidad pasmosa dar un paso en mala hora para convertirse en fiel imagen de la codicia.
                Los desposeídos, los llamados hijos de la nada, aquellos a quienes todo le falta, suelen depositar en ella sus peores angustias para terminarlas convirtiendo en cataclismo purificador, o, la mayor parte de las veces, en desgracia infinita. En muchas oportunidades terminan convertidos en pequeñas bestias que destrozan todo a su paso, y con justificado rencor ante un entorno que suele desdeñar su, en apariencia, mansa humildad. Sus venganzas no conocen fronteras, ni distinguen el daño que pueden terminar autoinfligiéndose; por ello es común ver como se convierten en tsunami electoral que entroniza al primer cretino que les ofrece villas, castillas y bacinillas para cagarse en el alma de aquellos que los han arrinconado sin misericordia.
                Por ello no hay miserable más abyecto que aquel que, con manifiesta alevosía, juega a utilizar, en función de sus más mezquinos intereses, la pureza de aquellos a quienes solo les quedan ilusiones. Venezuela, tierra de gente pura y desinteresada, hoy es un espacio macilento unido en torno a la esperanza de salir de ese agobio llamado chavismo que, en mala hora, cargamos encima cual cepo vil desde hace 18 años. Y eso es lo que hace más indigno el manejo que un grupo de pendejos con pretensiones de ilustrados, sindicados en ese cachivache ampuloso que es la MUD, juegue a ser quienes han de marcar el rumbo de un camino que ellos no saben cuál es.
                Ni siquiera lástima provocan, es grima, un asco profundo e incontrolable, el que generan en ondas cada vez más amplias, cual piedra que hubiera caído en medio de un charco pestilente. Se han empeñado, con sevicia injustificada, en dilapidar la energía de un país entero que se les entregó con pasión desmedida. Son alacranes del mismo nido de Chávez, Maduro, Cabello, Rodríguez, Rangel, y demás alimañas parientes. Y tan lamentables como ellos son aquellos que, presumiendo ser voceros de la ciudadanía, tratan de actuar cual acequias del sentir colectivo para darle impulso a una charada que ni a sainete llega.
Es pública, descarada y, ¡por supuesto!, notoria la manera como han tratado de “linchar” moral y políticamente a Leopoldo, a Ledezma y a María Corina. Ahora se agarran de la participación de ella en una marcha de los trabajadores de la salud para descalificarla. Del mismo modo se agarran con desespero de ahorcado a la convocatoria que desde la cárcel hace Leopoldo López para marchar el próximo 18 de febrero, pero no es que la hacen suya sino que juegan a su fracaso y así lograr desmovilizar a la población.
Qué desgracia más infinita la que nos ha tocado sobrellevar en este Gólgota tropical y subdesarrollado en el cual están empeñados en mantenernos un hatajo de rufianes resabiados. Es insólita la masacre de ilusiones que llevan a cabo los unos y los otros, con la impunidad que les otorga saber que entre ellos mismos se pueden cobrar y dar el vuelto. Imposible no hacer mías las palabras de El Quijote a Sancho al ser nombrado gobernador de la ínsula Barataria: “El necio en su casa ni en la ajena sabe nada, a causa que sobre el cimiento de la necedad no asienta ningún discreto edificio. Y dejemos esto aquí, Sancho, que si mal gobernares, tuya será la culpa y mía la vergüenza; mas consuélome que he hecho lo que debía en aconsejarte con las veras y con la discreción a mí posible: con esto salgo de mi obligación y de mi promesa”.

© Alfredo Cedeño

martes, diciembre 27, 2016

BALANCE

                En estos tiempos de fiestas tristes es necesario hacer cuentas de lo que este año nos deja. Las cuentas no pueden ser peores. Es imposible, pese a la cantaleta de unos cuantos interesados que le hacen el juego a Maduro y su pandilla, ver de manera optimista el cierre de un año que comenzó preñado de ilusiones y excelentes augurios. Empezamos con una Asamblea Nacional en manos de una mayoría a la cual Venezuela de forma abrumadora dio un voto de confianza para que la institucionalidad comenzara a recuperar espacios. ¿Qué tenemos en este momento? Nada.
                Todos vimos el 6 de enero a un envalentonado Ramos Allup recién nombrado presidente del cuerpo legislativo ordenar con su voz más pendenciera la remoción de las imágenes de Bolívar y Chávez de la sede del Capitolio, mientras decía: “Si quieren prenderle velas que se lo lleven pá Sabaneta, (…) Sáquenme toda esa vaina de aquí”.  El jolgorio fue instantáneo, así como la iracundia de los dolientes del galáctico, quienes clamaron en contra de la profanación de su venerado difunto.
                La lista de actuaciones de similar tenor por parte de él y de sus compañeros de cofradía da para llenar varios tomos. No pienso perder mi tiempo de manera tan vil. Sin embargo, no puedo dejar de mencionar el trato displicente para con los rehenes que mantienen encarcelados Maduro y su grupete de sabandijas. Tan criminal ha sido el trato a Leopoldo, Ledezma y todos los demás por parte del gobierno como la poca diligencia, por no decir nula, de la vocinglera dirigencia opositora para lograr su liberación. La sensación que tengo es que muchos han apostado por el sacrificio de ellos para poder obtener mayores cuotas de poder dentro del sindicato de partidos que mantiene secuestrado el rumbo de la rabia nacional.
                Las cuentas no cuadran en este cierre de año. Al menos no para quienes adversamos este desastre que dice gobernar nuestro país. Terminamos 2016 con un Maduro danzante, un Cabello arrogante, y toda una pléyade de malandrines que de lo más campantes continúan desollando a Venezuela. El año concluye con una opción opositora errática y desangelada que se ampara en una barra de adulantes, que por lo visto solo saben ulular cual hienas rabiosas contra todos quienes osamos alertar sobre los desbarres de una dirigencia pusilánime. Llegaremos al 2017 con las esperanzas marchitas y los extremos de nuestro panorama político abrazados en un claro entendimiento que han matizado con el mote de diálogo.
                El saldo no puede, ni debe, ser optimista. Las cifras son rojas y a la baja. La MUDa es una maquina electoral que no sabe manejar labores de gobierno, se han convertido en un hibrido donde se notan claramente dos grupos. Por un lado, un hatajo de expertos en escenarios ideales, y por el otro un equipo de agitadores profesionales; ambos claramente se ve que poco saben hacer a la hora de abordar las tareas que han de llevar al ejercicio real del poder en nuestro escenario actual. Se nos pide paciencia y apoyo incondicional, ¿a cambio de qué? Hay quienes en su buena fe acuden al ejemplo del pueblo judío el cual durante siglos proclamó “El año que viene en Jerusalén” hasta que finalmente lo lograron.  Dicho pueblo pasó vicisitudes de todo orden y la pregunta que me hago es: ¿en las condiciones actuales el pueblo venezolano puede soportar siglos de esta maldición bíblica que nos atenaza y envilece hoy?
                Al cierre de este año más que felicidad, mucho más, deseo luz para que encontremos los líderes que nos permitan salir de una buena vez de esta ordalía de horrores con que debemos haber purgado todo nuestras benditas culpas.

© Alfredo Cedeño
 

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