Confieso mi particular debilidad por
España y su gente, pese a los desplantes, que de cierto tiempo a esta parte,
suelen llevar a cabo los malencarados agentes aduanales en comparsa con sus
secuaces los atorrantes de Inmigración.
Por eso hoy decidí dedicar mi habitual post dominical a la muy castiza
Ávila, en Castilla y León de la llamada Madre Patria, tal como se empeñaron en
hacerme llamarla desde mis estudios de primaria.
Bien ganada tenemos la fama los
nativos de la capital venezolana –Los Caraqueños– de presumidos y soberbios. Perdonen
la arrogancia: tenemos con qué. Dos
argumentos usamos con preferencia y contundencia para justificarnos: paisanos del ahora
manoseado Bolívar y haber nacido a la sombra del cerro El Ávila. Este último, además, nos hace pensar,
de manera errada por demás, que debemos
a la ciudad amurallada la denominación de nuestra montaña madre.
La realidad es que el cerro debe su
nombre a un nativo de Extremadura: Gabriel de Ávila, quien en marzo de 1573 fue
nombrado Alcalde Ordinario de Caracas, y al poco tiempo, se asegura que en
1575, le otorgaron las tierras comprendidas entre el cerro de Papelón y la Quebrada de Chacaíto, “hasta
la cumbre donde se avista el mar”. Refieren las crónicas que en dichas tierras “él empezó a cosechar un
trigo que por ser tan de buena calidad los habitantes lo nombraban El Trigo de la Sierra de Ávila, lo
cual devino en Sierra Ávila, que al tiempo se convirtió en Cerro El Ávila.”
Quiero a esta altura recordar a ese
muchacho eterno que es Ilan que en una de sus canciones le hizo uno de los
homenajes más hermosos que recordamos los caraqueños y cuyo link les inserto: http://www.youtube.com/watch?v=-EEow33GDME
Pero sigamos en tierras hispanas,
que no es poco lo que tengo por contar y que, debo confesar, a esta altura me
tiene pariendo tratando de escribir para mañana 13 de enero el trabajo con el
cual les jodo la paciencia cada domingo. Continuemos. Esta ciudad ha contado con los nombres de Ávila del Rey, título otorgado por Alfonso VII; Ávila de los Leales, otorgado por
Alfonso VIII; Ávila de los Caballeros,
otorgado por Alfonso XI. De ella
escribió el escritor alicantino José Augusto Trinidad Martínez Ruiz, mejor
conocido en los bajos fondos literarios como Azorín, “quizá la ciudad más siglo XVI de España”.
En el siglo XIX Enrique Ballesteros
en su Estudio histórico de Ávila asegura
que hay diversas teorías respecto al origen del nombre de la ciudad. Hay unos que
consideran la palabra de origen púnico y significa “monte alto y crecido”.
Otros la creen de origen hebreo, “término o confín”. Hay quienes le encuentran
raíces vascas y afirman que en la lengua hablada por los antiguos pueblos
iberos, su nombre podría hacer referencia a “breña, matorral, monte bajo”.
El nombre Ávila se dice que es de
origen vetón, pueblo prerromano de cultura celta que habitaba esos espacios de la Peñíscola Ibérica.
Los historiadores coinciden en que el griego Claudio Ptolomeo, en su Geographia, escrita en el siglo II, al
señalar “la ciudad vetona de Obila”, habla de nuestra ciudad tema de hoy.
No hay una fecha precisa de su
fundación, pero hay investigadores que datan el origen de Obila en la segunda mitad del siglo I a.C. La posterior Ávila se
considera una “fundación ex-novo” llevada a cabo por los romanos, quienes le
dieron el de Abila, Obila, Abyla o Abela.
En la actualidad se pueden apreciar,
al caminar con ojo atento por sus calles diferentes manifestaciones de lo que
fue la presencia romana en su momento. Me hacia ver, años ha, en una visita a
ella, el querido José Vicente Ros como murallas adentro aún se mantiene el trazado
típico tipo hiberna de las ciudades romanas; donde el contorno rectangular, con
sus calles cardo y decumano se cortan ortogonalmente en el
centro.
No voy a seguir explayándome sobre esta
época y quiero saltar a la llegada de los visigodos, quienes alrededor del
siglo V comenzaron a estabilizar su presencia en el área. Se sabe que en los siglos VI y VII no hubo
conflictos destacables en la ciudad. Y ellos, los visigodos, utilizaban la
tierra para cultivar cereal y alimentar al ganado.
Se sabe que en el siglo VII, antes
del 687 para ser precisos, se fundó el monasterio de Santa María la Antigua. Dicho
recinto era tanto para monjes como para monjas, y así se mantuvo hasta que
llegaron los árabes…
No hay mayor documentación sobre la
dominación musulmana en estos predios, sabemos que nombre árabe fue Ābila y que
en el año 714 la ciudad fue desmantelada, lo cual nos hace suponer que en aquel
momento estaba amurallada.
En el siglo VIII el asturiano Alfonso
I toma Ávila. Ese monarca llevó a cabo numerosas campañas militares para destruir
las defensas de las ciudades, saquearlas y, “aprovechando que los pobladores
cristianos de la ciudad seguían al rey en su repliegue, obtener pobladores para
las tierras ocupadas y guerreros para la defensa de los reinos cristianos”.
Escribió Ballesteros en su citada
obra párrafos atrás: “Los campos eran talados, desmanteladas las poblaciones,
las guarniciones sarracenas degolladas, los hijos y mujeres de los vencidos,
llevados como esclavos y los cristianos mismos recogidos para poblar con ellos las
comarcas de Cantabria, Álava y Vizcaya, menos expuestas a la invasión de los
musulmanes”.
Siglos más tarde, ya casi
finalizando el XI, en el año de 1092, ya lograda la conquista de Toledo y llevadas
a cabo la boda de Raimundo de Borgoña con la hija de Alfonso VI –Doña Urraca y
cuya posterior viudez dio paso a una sucesión de situaciones rocambolescas y al
más genuino estilo de Corin Tellado en hibrido con Falcon Crest–, comenzaron a
ejecutarse las labores de reconstrucción de Ávila, sus murallas así como el
Templo del Salvador; que hoy es la catedral.
Estoy dejando por fuera miles y
miles de palabras sobre este villorio amurallado con fundamentadas pretensiones
citadinas; pero es abrumadora la ingente cantidad de información existente sobre
ella. En sus cercanías, al noroeste, en Madrigal
de las Altas Torres, nació Isabel I de Castilla, mejor conocida como Isabel la Católica. Entre
ambas localidades está Fontiveros, comunidad que fue la cuna de Juan de Yepes,
quien pasó a la posteridad como San Juan de la Cruz.
Renglón aparte merece Santa Teresa
de Jesús, quien nació aquí en el 1515. Célebres sus llamados “versos místicos”,
a los cuales algunos –confieso ser uno de esos– prefieren llamar “versos
cínicos”, ante la sensualidad derrochada en ellos como es el caso de:
Cuando el dulce Cazador
me tiró y dejó herida
en los brazos del amor
mi alma quedó rendida,
y cobrando nueva vida
de tal manera he trocado
que mi Amado para mí
y yo soy para mi Amado.
A esta ciudad estuvo muy vinculado
el artífice de esa abominación humana
que fue la Inquisición ,
Fray Tomás de Torquemada. Aquí nació Blasco Núñez Vela, quien fue el primer
virrey del Perú; también fue hijo de Ávila el conquistador Gil González Dávila autor
del comienzo de la conquista de Nicaragua en 1523.
Por estas murallas ha pasado la
historia con gesto arisco a veces, otras con la tersura de la muerte
ensimismada. A las puertas de su catedral siguen los menesterosos esperando
un gesto de la elusiva misericordia; y
entre sus muros patinados por mentiras piadosas y verdades de almas poco
creyentes un rayo de luz sigue tratando de iluminar los corazones de quien sabe
quien…
Ávila, territorio de torres y
baluartes, espacio almenado donde el rocío moja los corazones marchitos, añejo y multisecular lugar en el que la ira ha
derrotado la razón y las pasiones se han balanceado con sedienta furia… en sus
calles los paisanos siguen esperando que el tiempo lave las rocas con la
cadencia de los versos y melodías de la
paciencia.
© Alfredo Cedeño
5 comentarios:
El compartir conocimientos,viajes vivencias, es a la vez de educar, transmitir la emoción que se siente ante la cosa nueva,....aunque en este caso tenga tantos años como la civilización misma. La historia es rica, interesante, llena de nódulos específicos, pero plenamente entendible. Párrafo aparte merecen las fotos,....cada día te salen mejor.Y hoy reflejan un paisaje entre quimérico y monumental,...realmente algo grande. Compartimos en cierta forma la opinión sobre la Madre Patria. El tiempo destila la verdadera historia, su esencia y la verdad. Y a veces es dolorosa. Debo decirte "misión cumplida" amigo Cedeño. Un fuerte abrazo, de amigo, de seguidor, y de hermano latinoamericano.ELCRUZADO
No conozco Ávila pero con estas hermosísimas fotos me has dado ganas.
Un abrazo
Alfredito, que bellas palabras y fotos... cada dia mejor estas como el vino añejo... un abrazo
Tatiana
Me gusta Me gusta!! G R A C I A S por tan valiosa información! Dios bendiga sus manos y su mente!!
Zafira
Gracias por su blog
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