Yo
soy una valija que me he estado llenando sin parar desde antes de adquirir
noción de ser dueño de memoria, la cual cada día se me hace más frágil. Estoy convencido que mi inconsciente, una vez
más, se lanzó a mi rescate y es por ello que me ha sumergido irracional e
incondicionalmente en el universo fotográfico para llevar a cabo un ambicioso
registro de todo cuanto me rodea, y de lo que puedo explorar.
Bryan Peterson
en Aprende a ver creativamente explica:
“Todos quienes hemos sido bendecidos con la vista podemos ver, pero ¿por qué es
que alguien justo al lado de nosotros puede ver algo de interés, sin embargo por
alguna razón nos lo perdemos?” Les revelo que ese aserto de Peterson ha sido un
gatillo que me lanzó a este frenesí de tratar de no perderme nada de lo que me
rodea.
Sin embargo,
el tiempo, al que tan bien define Manolo
García: “Es un pájaro de alas cortas que vuela alto y fuerte”, me enseñó –y
sigue haciéndolo– a moderar mis aspiraciones para, de ese modo, no ser arrollado
por las ganas de ver y terminar perdiéndome de mirar todo.
Mientras
seleccionaba estas imágenes y escarbaba en mis recuerdos me vino a la mente el
nombre de Gaston Bachelard, al revisar El
agua y los sueños encuentro subrayado: “El individuo no es la suma de sus
impresiones generales, es la suma de sus impresiones singulares. Se crea en
nosotros misterios familiares que se designan en raros símbolos.(…) La
imaginación no es, como lo sugiere la etimología, la facultad de formar
imágenes de la realidad; es la facultad de formar imágenes que sobrepasan la
realidad. La imaginación inventa algo más que cosas y dramas, inventa la vida
nueva, inventa al espíritu nuevo; abre ojos que tienen nuevos tipos de visión.”
¡Ay Jesús del
Buen Joder! ¿No es más sencillo acaso abordar lo que hay y dejar de buscarle
siete patas al gato? Vivimos tratando de encontrar biombos que nos permitan
esconder el alma. Nos empeñamos en jugar a fabricar cajas de espejos donde los
que nos rodean encuentran el reflejo que quieren obtener; también buscamos ser
monedita de oro que nos haga tener el beneplácito unánime de tirios y troyanos.
Pergeño estas líneas
y recuerdo al conde Balthasar Klossowski de Rola, pintor que fue mejor conocido
como Balthuss, quien en sus Memorias escribió: “hay que saber alcanzar ese
punto de equilibrio del paisaje. Creo que cuando lo he podido alcanzar, ha sido
también gracias a la disponibilidad que había en mí, a la paciencia, a la
pobreza campesina que debes adquirir, sin la cual se accede a una falsa
ingenuidad, a una inocencia artificial, algo parecido a Chagall.”
Es inevitable
que Saint-Exupéry y El Principito
salten. Evoco: “Si les decimos a las personas mayores: "He visto una casa
preciosa de ladrillo rosa, con geranios en las ventanas y palomas en el
tejado", jamás llegarán a imaginarse cómo es esa casa. Es preciso
decirles: "He visto una casa que vale cien mil francos". Entonces exclaman
entusiasmados: "¡Oh, qué preciosa es!"”.
Hoy, por lo
visto es el día de los textos ajenos, pero ante aquellos que han dicho lo que
uno quiere decir, y de manera magistral, además, ¿para qué ponerse a
inventar? Así que, sin mas vueltas
recurro al bachiller Freud quien en El
malestar en la cultura dejó escrito: “En el ámbito del alma es frecuente la
conversación de lo primitivo junto a lo que ha nacido de él por transformación”.
No
me atrevo a asumir que trato de transformar lo que fotografío. Ya otras veces
he dejado en este espacio las preguntas que son mi ritornello particular: ¿hasta donde la representación que realizo de mi mundo, en cuanto que
todo aquello que veo e interpreto a través de mi máquina lo hago mío, puede
cabalgar con soltura alejado de los extremos en que a menudo nos
sumergimos? ¿Puedo despojarme de toda
intencionalidad o debo ejecutar un juego de espejos que solo muestren lo que
cada cual hará que se refleje desde su propia mirada?
Y
aquí cito ahora a Jean Clair quien en su libro El Paraíso perdido: la
Europa simbolista escribió: “…el mundo no es más que
apariencia, velo, ilusión, sucesión infinita de fenómenos transitorios a los
cuales tan sólo nuestro deseo erótico da la apariencia de una continuidad y de
un sentido. Todo se mueve continuamente como imágenes inseguras sobre una
pantalla, de líquidos cambiantes, todo se transforma y todo se borra, para
dejar lugar al vacío esencial sobre el cual reposa eso que llamamos realidad.”
Este
torneo entre lo heurístico y el placer ha jalonado mi vida y obra, pero siempre
he tratado, afortunadamente no en vano, que el gozo predomine. Estoy convencido
de que la libertad algunas veces amerita sacrificios, más siempre desemboca en
una fruición orgásmica donde las escaldaduras terminan hechas recuerdos que
suelen arrancar sonrisas ante el candor que alguna vez nos amparó.
He
saltado de escaque en escaque y cada movimiento de pieza ha sido a veces lance
afortunado, otras salto al vacío que ha concluido con mis rodillas raspadas y el
alma –que cada día me convenzo más de tener– atornillada a las ganas de
seguir en esta rochela inacabable que es mirar y ver y asombrarme hasta el
punto de poder oprimir el bendito obturador hasta producir una imagen.
Bendigo
a la vida que me permite ver, los bendigo a ustedes que se me hacen reto
semanal para entregarles estas imágenes y líneas que son sed y agua, acordes que
el infinito me entrega para poderlos devolver desde la dulce melodía que a
través del acto creativo se manifiesta en mis ojos, cerebro y manos. Gracias.
© Alfredo Cedeño
1 comentario:
Hola, Alfredo,....¿como estás amigo?Te diré simplemente, que estoy viendo una excelente producción fotográfica, digna del mejor elogio,...y estoy de acuerdo contigo en cuanto a que el individuo es la suma de sus impresiones singulares. Tu lo demuestras cada domingo. Que haya paz y alegría en tu vida. Afectuosamente,ELCRUZADO
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