domingo, junio 01, 2014

PATRIA

            Hay temas de los que a veces se escribe con no poca precaución, uno siente que al hacerlo se desplaza sobre un campo minado. No son pocos los riesgos que se deben asumir: puedes pisar el chauvinismo, o pensar xenófobamente, o escribir y ser arrastrado por la patriotería, tal vez caer en brazos del nacionalismo ramplón, y a la postre ser pasto de la intransigencia barata; todo ello cuando se reflexiona sobre el lar nativo, o adoptivo… ese al que solemos despachar con brevedad y llamamos patria.
 
            Si buscamos en el mataburros de la Real Academia Española encontraremos: “(Del lat. patrĭa). 1. f. Tierra natal o adoptiva ordenada como nación, a la que se siente ligado el ser humano por vínculos jurídicos, históricos y afectivos. 2. f. Lugar, ciudad o país en que se ha nacido.” Al consultar en la web el diccionario etimológico del chileno Valentín Anders encuentro: “es la forma femenina del adjetivo patrius-a-um (relativo al padre, también relativo a los “patres” que son los antepasados). (…) Esta voz se deriva de pater, patris (padre, antepasado) y el vocablo pater se asocia a una raíz indoeruropea existente en todas sus lenguas hijas, que es pǝtḗ(r) (padre). 
 
            Cuándo y dónde se comenzó a usar con tal intención es la pregunta de las once mil vírgenes. A pocos años de estar por comenzar la era cristiana el bardo Quinto Horacio Flaco, a quien más conocemos como Horacio en sus más que mentadas Odas, al referirse a la guerra de Roma contra Partia, asentó: Dulce et decorum est pro patria mori, que vendría a ser algo así como: Dulce y decoroso es morir por la patria.  Esta frase ha seguido rodando desde entonces en diversas locaciones y oportunidades.
 
            Las definiciones de ella han llovido, ahora recuerdo al poeta panameño Ricardo Miró, que a comienzos del siglo XX escribió:
La Patria es el recuerdo... Pedazos de la vida
envueltos en jirones de amor o de dolor.
Y también evoco al ciego insigne Jorge Luis Borges:
Hablan de patria.
Mi patria es un latido de guitarra, unos retratos y una vieja espada,
la oración evidente del sauzal en los atardeceres.
 
            En este hacer memoria de autores que han dado su versión del tema de hoy, surge el admirado uruguayo Mario Benedetti:
Quizá mi única noción de patria
sea esta urgencia de decir Nosotros
quizá mi única noción de patria
sea este regreso al propio desconcierto.
 
            En ese vagar de recuerdos me llega Shakespeare, busco en varias de sus obras y finalmente encuentro en Enrique IV, primera parte, en la tercera escena del acto IV a Hotspur, hijo del conde de Northumberland, cuando al referirse al rey le dice a sir Walter Blunt: grita contra los abusos, finge llorar sobre los males de la patria y, bajo esa máscara, bajo ese aparente aspecto de justicia, quiere ganar los corazones de todos los que quiere pescar. Cualquier parecido con lo que vivimos ahora en Venezuela, no es más que otra manifestación de la capacidad de los creadores para anticiparse a todo cuanto está por llegar... o ser crudo espejo de lo que ocurre a su alrededor para tratar en vano de que tales desmanes no sigan repitiéndose. 
 
            Vivimos bombardeados, de un tiempo para acá, con toda clase de edulcoradas alegorías a la patria, y se hacen ripios altisonantes con los cuales se intoxica a la ciudadanía a toda hora y en todo lugar. No parece haber un espacio a salvo de la voracidad propagandística de la hidra comunicacional roja. Quienes pensamos distinto somos estigmatizados y sometidos a toda clase de escarnio, la persecución es infame y se hace doloroso ver a viejos amigos de utopías devenidos en esa triste figura que han dado ahora en llamar “patriotas cooperantes”. Todo es válido en función de la permanencia en el goce y disfrute del poder; hasta intentar –en vano, por demás– resignificar nuestra permanencia republicana.
 
            ¿Cómo definir lo que realmente es patria? ¿Cómo se explica a alguien que este sentimiento de pertenencia a estos espacios es savia y barro que nos ha acrisolado en una devoción a prueba de bombas y mentiras devenidas en verdades? ¿Se puede acaso hacer entender con exactitud por qué este amor a nuestra tierra nos ha entregado un sentido de pertenencia que nos hace aguantar cuanto sea necesario para hacer que sea lo bonita que merece ser? ¿Alguna vez lograremos hacer entender que más allá de estatuas, plazas, banderas y símbolos hay un algo, tan etéreo pero tan firme como el cielo que sostiene a las estrellas para que brillen con terca belleza, que nos hace uno con esta Tierra de Gracia?

© Alfredo Cedeño

PD: Recibo una acotación del querido cura Alejandro Moreno, la cual les transcribo y suscribo en su totalidad: "Ciertamente la patria es un nosotros; ahora bien, en Venezuela no resuena tanto el término patria, tierra de los padres, porque más bien es tierra de las madres. Mas que patria, debería decirse matria."
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 

1 comentario:

Anónimo dijo...

Tu ventana azul, alambrada, es el símbolo perfecto de nuestro hoy.

Ylleny Rodríguez"

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