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miércoles, junio 09, 2021

HAY SANTOS NUEVOS


                Comienzan a aparecer organizaciones de toda laya que dicen ocuparse de la situación venezolana, algunas de ellas muestran el currículum de sus promotores y hacen unas presentaciones impecables. Sin embargo se muestran distantes, son arrogantes en sus promociones que por ratos lucen narcisistas. Casi que se anuncian como los arcángeles portadores del Futuro Testamento y el tono es: “Nosotros que venimos del Olimpo a iluminarlos asquerosos mortales…”. Es decir aquello que mientan empatía brilla por su ausencia. Me lacera leer la respuesta que me da un queridísimo amigo al que le envié una de esas “cartas de presentación” y le pedí su opinión: “Ver a estés señores fluir en estos espacios "cómodos" es contrastante con la condición de miseria que estamos viviendo”.

                Otra amiga no menos querida, y cuya identidad tampoco viene al caso, pero de una sensibilidad y formación académica a prueba de toda duda, me responde escueta: “Es raro, no los siento conectados”; y, unos mensajes después, me dice inmensamente cercana: “Estamos cansados, panita”. No me avergüenza confesar que estuve llorando amargamente, sin poder manejar esta bendita impotencia que me hace sentir ver a lo que ha llegado mi país.  El primero de mis amigos me preguntaba sobre una de esas nacientes organizaciones: “¿qué puede hacer para atender la emergencia, el desastre, que están viviendo los venezolanos?” más adelante me dice: “Yo cómo las tres comidas, (gracias a Dios y nuestro trabajo) pero mi vecino, el de al ladito de la casa, ya me ha pedido en dos oportunidades que le pase algo de comida porque no tienen qué comer”.

                Con ese infierno diario de todo el país, a los aspirantes a burócratas “onegesistas”, no se les siente conectados. Ambos amigos me preguntan a su vez por mi opinión, a ambos les respondo con mis profundas reservas que siento ante toda esa parafernalia de la reconstrucción que parece estar brotando cual hongos en las montañas. Por una de esas tantas carambolas vitales que he gozado o padecido, en mayo del 2005 estaba en las oficinas de uno de esos variopintos organismos multilaterales que pululan en Washington DC, y allí presencié el diálogo de dos de sus gerentes medios dedicadas a despotricar de un muy nombrado fondo dedicado a la atención de las madres y niños, y la fastuosa manera que empleaban sus funcionarios para desplazarse y alojarse por el mundo entero.  Horas más tarde, mientras cenaba con una de esas voces críticas, no me supo responder, salvo las frases típicas del caso, sobre las similitudes entre aquella organización de las cuales se quejaban y su propia institución.   

                Ante esta aparición de nuevos iluminados que, cual Carpión Milagrero, poco les falta para  anunciar que nos harán levitar hasta el reino de los cielos, ¿qué podemos hacer? Tal vez Dios se olvidó de una vez por todas de la que fuera La Tierra de Gracia. Quizás es tiempo de que políticos, santones, culebreros, burócratas e iluminados se hagan a un lado para que el propio país, en cuya sabiduría ancestral confío, se levante de este mar de cenizas rojas.

 © Alfredo Cedeño  



miércoles, enero 11, 2017

NI BORRÓN, NI CUENTA NUEVA

                            
                La justicia es una manifestación de las virtudes de los hombres, y la hemos ido afirmando a lo largo de nuestra historia como cortafuego de nuestras pasiones. Sin ella nos seguiríamos matando cual Caín a Abel, viviríamos en una jungla donde los más fuertes despedazarían a su real gana a quienes los rodeamos, la ferocidad, disfrazada de supuesta valentía, sería el único patrón válido con el cual poder convertirse en una referencia para nuestro entorno.  El infierno sería un vergel al lado de nosotros.
                Nada es perfecto, ni aún la justicia, es por ello que creamos las leyes, conjunto de normas para que lo justo, manifestación equilibrada de razón e ímpetu, sea un tablero donde desplazarnos sin sobresaltos vitales, propios ni ajenos.  Hay quienes denigran de ellas y las atacan sin compasión ni tregua, pero a la larga terminan por hacer propuestas de nueva justicia y nuevas leyes, es imposible sobrevivir sin ellas. Existe un pacto atávico de sujeción a ellas que ha permitido a la vida mantenerse.
                Ha habido oportunidades en que ambas, justicia y leyes, han sido obviadas; en dichas ocasiones se ha invocado la clemencia o el sentido de la oportunidad para esquivarlas, y se ha apelado al viejo adagio de borrón y cuenta nueva,  por lo general ello ha devenido en situaciones peores a las que se trataban de remediar. No hay caso: Sólo el cumplimiento de los códigos y el atenerse a lo justo es lo que nos ha salvado, hasta el día de hoy, de nosotros mismos y nuestras más bajas manifestaciones.
                Cuando uno ve la total ausencia de normas en que vive Venezuela, ese estado que los sociólogos denominan anomia, asume que todo vale, no hay límites de orden alguno. No deja de sorprender que en medio de semejante maremágnum se alcen voces que pidan sensatez o que clamen porque se impongan valores de orden moral.  ¿En qué cabeza cabe? Es digno de celebración que la moral de la ciudadanía sea todavía el aglutinante que nos conserva en pie, porque no hay cabeza a salvo dentro de la dirigencia política nacional. Y, como he repetido en diferentes oportunidades, es válido para un lado y para el otro.
                ¿A qué norma se le puede adjudicar que el manejo que ha venido haciendo la desaliñada dirigencia opositora de nuestro momento político es el adecuado? ¿Cuál es el criterio utilizado para que una serie de truhanes del pelaje de julio borges, ramos allup, ismael garcía y timoteo zambrano (en minúsculas todos, porque ninguno calza para ostentar algo mayúsculo, ni siquiera en sus nombres), solo por citar algunos miembros de esa pandilla, sean los que deciden según su real gana las formas de enfrentar a Maduro? ¿Existe una real disposición y ánimo de ejercer el poder y hacer que el país enderece el rumbo de bienestar, desarrollo y prosperidad que merecemos?
Es insólito oír a los sacristanes del gobernador de Lara anunciar: “A Maduro hay que acusarlo de abuso del cargo, no de abandono.”  El talento es necesario hasta para ser payaso, y estos cofrades del ditirambo ni para eso lo tienen.  No menos méritos que ellos reúne el saliente presidente de la Asamblea Nacional quien, en medio del debate sostenido por ese cuerpo legislativo en torno  a la responsabilidad política de Gofiote Maduro, haciendo gala  de su mejor elocuencia, y sin que le temblara la voz, soltó: “Vamos a adoptar esta decisión política y sabemos que no va  a haber elecciones. Antes o después del 10 Maduro se va a quedar ahí”. ¿Qué les puedo escribir?
                El cinismo, la indolencia, la desidia, el vivalapepismo, son los valores que recorren de manera transversal a todos estos infelices devenidos en héroes gracias a la apuesta irracional de un grupo de manipuladores de oficio quienes no terminan de asumir el país como vocación ¿La esperanza todavía tiene cupo en la que fuera La Tierra de Gracia?

© Alfredo Cedeño

martes, noviembre 11, 2014

DESBANDADA

¿Cómo consuelo a estas criaturas desgarradas en un aeropuerto?
¿Cómo saco fuerzas para seguir aferrado a esta tierra que los separa?
Es el dolor del exilio que cada día visita a mayor cantidad de gente
y una llovizna en clave de presagios tormentosos riega sus caras.
Nos quedamos sin hijos y los vemos partir con vasto desamparo
ante una romería de atropellos envalentonados que avanzan…
¿Cómo hace el viento para recoger a sus aves desperdigadas?
¿Cómo se rehace lo que una vez fue nuestra Tierra de Gracia?

© Alfredo Cedeño 

sábado, julio 05, 2014

RAÍZ


                                               A Christian Holdack 

Dices patria y el orgullo es una ventolera
que se hace muescas en la piel,
la sientes en las tripas y gritas en la calle
aunque eso te cueste el derecho a recorrerla,
se abraza la tierra natal o adoptada
con desconsolada sensación de náufrago…  
Tres colores y siete estrellas
para hacerse uno y todo de este paraíso infernal.

© Alfredo Cedeño 

domingo, junio 01, 2014

PATRIA

            Hay temas de los que a veces se escribe con no poca precaución, uno siente que al hacerlo se desplaza sobre un campo minado. No son pocos los riesgos que se deben asumir: puedes pisar el chauvinismo, o pensar xenófobamente, o escribir y ser arrastrado por la patriotería, tal vez caer en brazos del nacionalismo ramplón, y a la postre ser pasto de la intransigencia barata; todo ello cuando se reflexiona sobre el lar nativo, o adoptivo… ese al que solemos despachar con brevedad y llamamos patria.
 
            Si buscamos en el mataburros de la Real Academia Española encontraremos: “(Del lat. patrĭa). 1. f. Tierra natal o adoptiva ordenada como nación, a la que se siente ligado el ser humano por vínculos jurídicos, históricos y afectivos. 2. f. Lugar, ciudad o país en que se ha nacido.” Al consultar en la web el diccionario etimológico del chileno Valentín Anders encuentro: “es la forma femenina del adjetivo patrius-a-um (relativo al padre, también relativo a los “patres” que son los antepasados). (…) Esta voz se deriva de pater, patris (padre, antepasado) y el vocablo pater se asocia a una raíz indoeruropea existente en todas sus lenguas hijas, que es pǝtḗ(r) (padre). 
 
            Cuándo y dónde se comenzó a usar con tal intención es la pregunta de las once mil vírgenes. A pocos años de estar por comenzar la era cristiana el bardo Quinto Horacio Flaco, a quien más conocemos como Horacio en sus más que mentadas Odas, al referirse a la guerra de Roma contra Partia, asentó: Dulce et decorum est pro patria mori, que vendría a ser algo así como: Dulce y decoroso es morir por la patria.  Esta frase ha seguido rodando desde entonces en diversas locaciones y oportunidades.
 
            Las definiciones de ella han llovido, ahora recuerdo al poeta panameño Ricardo Miró, que a comienzos del siglo XX escribió:
La Patria es el recuerdo... Pedazos de la vida
envueltos en jirones de amor o de dolor.
Y también evoco al ciego insigne Jorge Luis Borges:
Hablan de patria.
Mi patria es un latido de guitarra, unos retratos y una vieja espada,
la oración evidente del sauzal en los atardeceres.
 
            En este hacer memoria de autores que han dado su versión del tema de hoy, surge el admirado uruguayo Mario Benedetti:
Quizá mi única noción de patria
sea esta urgencia de decir Nosotros
quizá mi única noción de patria
sea este regreso al propio desconcierto.
 
            En ese vagar de recuerdos me llega Shakespeare, busco en varias de sus obras y finalmente encuentro en Enrique IV, primera parte, en la tercera escena del acto IV a Hotspur, hijo del conde de Northumberland, cuando al referirse al rey le dice a sir Walter Blunt: grita contra los abusos, finge llorar sobre los males de la patria y, bajo esa máscara, bajo ese aparente aspecto de justicia, quiere ganar los corazones de todos los que quiere pescar. Cualquier parecido con lo que vivimos ahora en Venezuela, no es más que otra manifestación de la capacidad de los creadores para anticiparse a todo cuanto está por llegar... o ser crudo espejo de lo que ocurre a su alrededor para tratar en vano de que tales desmanes no sigan repitiéndose. 
 
            Vivimos bombardeados, de un tiempo para acá, con toda clase de edulcoradas alegorías a la patria, y se hacen ripios altisonantes con los cuales se intoxica a la ciudadanía a toda hora y en todo lugar. No parece haber un espacio a salvo de la voracidad propagandística de la hidra comunicacional roja. Quienes pensamos distinto somos estigmatizados y sometidos a toda clase de escarnio, la persecución es infame y se hace doloroso ver a viejos amigos de utopías devenidos en esa triste figura que han dado ahora en llamar “patriotas cooperantes”. Todo es válido en función de la permanencia en el goce y disfrute del poder; hasta intentar –en vano, por demás– resignificar nuestra permanencia republicana.
 
            ¿Cómo definir lo que realmente es patria? ¿Cómo se explica a alguien que este sentimiento de pertenencia a estos espacios es savia y barro que nos ha acrisolado en una devoción a prueba de bombas y mentiras devenidas en verdades? ¿Se puede acaso hacer entender con exactitud por qué este amor a nuestra tierra nos ha entregado un sentido de pertenencia que nos hace aguantar cuanto sea necesario para hacer que sea lo bonita que merece ser? ¿Alguna vez lograremos hacer entender que más allá de estatuas, plazas, banderas y símbolos hay un algo, tan etéreo pero tan firme como el cielo que sostiene a las estrellas para que brillen con terca belleza, que nos hace uno con esta Tierra de Gracia?

© Alfredo Cedeño

PD: Recibo una acotación del querido cura Alejandro Moreno, la cual les transcribo y suscribo en su totalidad: "Ciertamente la patria es un nosotros; ahora bien, en Venezuela no resuena tanto el término patria, tierra de los padres, porque más bien es tierra de las madres. Mas que patria, debería decirse matria."
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 

miércoles, abril 11, 2012

EL CRUZADO


A un lado de mi máquina, ventana que trato de mantener abierta hacia el mundo, tengo pegada una frase de Federico Vegas: “Yo lucho por sentir alegría de vivir en la tierra que amo y le huyo a la nostalgia como al fuego fatuo”. Allí estoy yo.

Les confieso que más de una vez me he autoflagelado al cuestionarme si el empeño por dar a conocer esta Tierra de Gracia donde tuve el privilegio de nacer, no es una obcecación que sólo ha terminado por dejarme un reguero de lastimaduras. Ahora, a los 55 años, a las puertas de los 56, sin nada en mi haber, salvo la voz e imagen de mi país grabadas en la piel, algunos amigos siguen socorriéndome en la medida de lo que cada cual puede. También siguen llegando coces dolorosas de quienes alguna vez pensé que podían entender este esfuerzo.

Sólo los ilusos somos lo suficientemente tontos para seguir creyendo, para seguir siendo frágiles y poder seguir caminando. Pero uno se cansa. Y en esos momentos en los que uno está a un tris de echar todo por la borda llega este comentario, que hoy comparto con ustedes, desde el sur del continente.

Estimado Alfredo,....con el tiempo necesario,...me he permitido explorar tus creaciones más recientes,....todas de impecable factura,.y un acabado conocimiento de como hacer una poesía de buen gusto.
Muchas veces no comento, dado que se hace visible una profundidad creativa que va mucho mas allá de mis expectativas y debo ser sincero, de mis conocimientos. No Obstante, encontré en El Pueblo Yukpa, un escrito de profunda responsabilidad,...como un compromiso de un literato, de una persona permeable a una causa que muchos consideran perdida,..de un poeta hacia la belleza que exudan las imágenes que supiste plasmar, de un pueblo, de una etnia, de los representante genuinos de la tierra. Seres cuasi primitivos, posiblemente con deidades propias, con costumbres ignoradas,....sensibles y con un aura de inocencia ya casi desaparecidas de la faz de nuestra civilización,...Lamentablemente, todas esas cualidades, los hacen también fácil presa de apetitos de los bien llamados buitres humanos. Sirva este comentario, como una felicitación, y un aplauso a la dedicación y la buena entraña. Con el afecto de siempre. ELCRUZADO


Gracias a ELCRUZADO, gracias a todos los que me leen y me ayudan en esta labor de hormiga por divulgar este país y esta gente preciosa que llena sus cuatro rincones. Y gracias a quienes artera y gratuitamente han hecho lo que se les ha antojado buscando quebrarme, porque sus gestos sólo logran hacerme más fuerte y aferrarme más a Venezuela.

© Alfredo Cedeño
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