En el absurdo abismo de los olvidos
me cubro con la capa de las
amapolas
y alzo mi tierra natal nunca yerma
a la altura de los ojos de la
espera
hasta que caigan marchitos los
peligros
y navego por el viento con un albo
potro
cruzando los tejados en las
ventanas.
© Alfredo Cedeño
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