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miércoles, septiembre 18, 2019

¡AL ABORDAJE AUNQUE SE HUNDA!


                He sido un crítico acerbo de nuestra casta política, lo cual he hecho casi con desagrado, pueden decirlo quienes me conocen que no es mi naturaleza prodigar fuetazos. El gesto amable, los buenos modales, la camaradería, la solidaridad, son siempre mejores instrumentos para el logro que los aspavientos destemplados. Pero es que esos seres que se han autodefinido como “políticos” en nuestro país no dejan espacio para tratarlos más que como bestias malamañosas.
                Ellos han usado el término en cuestión para contrabandear sus intereses propios como individuos, ni siquiera como trinchera ideológica. Más mezquinos imposible, y así lo han demostrado de manera contundente ambas esquinas. “Derechistas” robaron desde el ejercicio central y regional del poder; “izquierdistas” lo hicieron desde las famosas colectas de recursos por medio de atracos, donaciones, parcelas municipales y académicas,  y demás formas informales de financiamiento. Es así como hemos visto a célebres caudillos y egregios dirigentes sindicales viviendo en fastuosas, y de muy mal gusto, viviendas, sin olvidar los no menos ostentosos vehículos; diputados viviendo como potentados, y así hasta el horizonte. Los Juan José Delpino y Carlos Ortega, son unos especímenes tan raros en dicho terreno que ya ni nombrarlos quieren.
                Nunca faltan viudas y dolientes de esa pandilla de hampones cuando alguno de quienes, preocupados por el país, alertamos sobre sus despropósitos.  Desde aquellos que bajo la figura de “asesor” cobran de los grandes partidos, que lo diga Primero Justicia, o los espontáneos que se rasgan las vestiduras en plena plaza Bolívar por la probidad inmaculada de Guaidó, Fermín, Falcón y demás bicharracos.  Las descalificaciones son variopintas y de todo calibre. Guerreros del teclado, antipolíticos, recaderos de Maduro, sin olvidar los recordatorios de rigor a nuestras progenitoras y toda la ascendencia, son algunas de las flores que solemos recibir en tales ocasiones.  El aguante es de parte y parte, ellos de mentarnos la madre, nosotros de poner el foco en sus disparates.
                Hemos dicho y seguiremos haciéndolo que no hay diálogo posible con la dictadura. Ellos han demostrado hasta la saciedad que son unos artistas en ganar tiempo para luego hacer exactamente lo que les da la gana. ¿Acaso ya olvidan la imagen del comandante eterno crucifijo en mano luego del 11 de abril? Sin embargo, la santa cofradía de los intereses propios, se ha empeñado en la impostergabilidad de sentarse a negociar. El incansable Eddie Ramírez, revela en su artículo más reciente que en agosto la producción petrolera de Venezuela fue de 712.000 barriles diarios; mientras que en el 2001 era 3.267.000. En otras palabras nuestra producción mermó 2.555.000 barriles diarios. Con esos tarados, que acabaron con Venezuela es que se nos impone conversar…
Todo esto no hace más que patentar, aún más, el nudo en el que la imaginación de nuestros políticos está maniatada. Vemos ahora al ala “guaidocista” brincar como burro aguijoneado de tábano por el sainete de la Casa Amarilla donde Fermín, Zambrano, Fernández, Puchi y muchos más se retratan risueños al lado del loquero Rodríguez. ¿No van a saltar? El gobierno paga y los monos bailan al son de Maduro, y los que protestan lo hacen porque temen quedar fuera del festín de filibusteros en que se ha convertido la tragedia venezolana.
Un éxodo de millones que no cesa de incrementarse, y al que cada vez se le hacen más angostas las vías de escape; un exterminio sangriento de toda disensión al régimen; un cerco comunicacional inaudito para estos tiempos de transmisión instantánea de conocimientos y hechos; son apenas pálidas muestras del infierno que es Venezuela. Insistimos, y cada  vez somos más, insistiremos en la necesidad de una limpieza a fondo. No nos callaremos ante ese bozal imbécil de que no es el momento de exigir, y que es mandatoria una unidad funambulesca atrás de un carro cargado de bueyes desrrengados. Es tiempo de que la calle, esa gente que utilizan como instrumento de legitimación, sea escuchada. Es momento de tirar por la borda a esta horda de bucaneros que no están más que por su botín propio, aun cuando terminen de hacernos naufragar.

© Alfredo Cedeño

miércoles, agosto 15, 2018

GENERACIONES PERDIDA Y DESPRENDIDA

 
                A partir del año 2007 los estudiantes venezolanos han lavado la cara de la dignidad venezolana, lo han hecho sin aspavientos y con gallardía. También ha habido más de un Judas entre ellos, y de muestra basta ese impresentable llamado Ricardo Sánchez. Pero la regla ha sido una inacabable demostración de coraje que ha llenado de esperanzas y fe a Venezuela una y otra vez. Ellos, los respetados muchachos, son la levadura de una masa de líderes desprendidos que lo han dado todo por todos sin pedir nada de vuelta.
                Frente a ellos, y no precisamente en lo político, hay una gavilla de malandrines que a partir de la década de los años 90 del siglo pasado se han atornillado en la conducción de los partidos políticos venezolanos. Es una generación que desde entonces sólo ha cosechado derrotas, ha sido crisol de lo peor que tuvo la democracia: cohecho, puñaladas traperas, corrupción, zancadillas, desmanes de todo tipo y, para rematar, se proclaman una versión actualizada de Empanda, a la cual los romanos adoraban como diosa de la generosidad y de la apertura de pueblos y caminos.                 Este último grupete, ciertamente detestable, ha dado sobradas manifestaciones de incompetencia, así como un innegable sentido de la oportunidad que les ha permitido mantenerse como moscas sobre el limo. Ello les ha permitido asumir la vocería y conducción de la repulsa que desde tempranos tiempos ha sabido ganarse el chavismo-madurismo; sin embargo, esta dirigencia ha servido más bien a los intereses de la casta roja, y a los suyos propios. Las manifestaciones de deslealtad entre ellos mismos, y para con los que han interpretado mejor el sentimiento nacional, han sido públicas y manifiestas.
                Este grupo de "dirigentes" poco heredaron de la gallardía de los viejos líderes. Me confiaba el respetado Eddie Ramírez, el incansable dirigente de los ex trabajadores petroleros, que el 20 de febrero de 1961 su padre, el coronel Edito Ramírez, lideró un alzamiento militar contra Rómulo Betancourt. La intentona fue neutralizada y sus principales participantes encarcelados, incluidos padre e hijo. Ramírez recuerda con precisión: "En ese momento Luis Augusto Dubuc era el Ministro de Relaciones Interiores, y lo que eran las cosas en aquel entonces, la primera persona que llegó a visitar a mi mamá cuando caímos presos fue doña Dorila, la mamá de Luis Augusto…"
                En un momento de tanto oprobio como ha sido la detención y vejación de Juan Carlos Requesens, que más que diputado ha sido uno de "los muchachos" que no ha tenido miedo a dejar el pellejo en las calles, las declaraciones de la tropa política han dado pena ajena. Siquiera por vergüenza han debido ser más contundentes en su defensa. Ya los veremos chillar como niñas cuando les llegue el turno… Nadie está a salvo de la peste roja.

© Alfredo Cedeño

sábado, noviembre 19, 2016

NO ES QUE NO; ES QUE SÍ


                Más de veinte años atrás existió un micro institucional llamado Petróleo en gotas, que era  patrocinado por la ya desaparecida empresa petrolera venezolana MARAVEN. Como todo lo que gustan de hacer la nunca suficientemente denostada plaga rojichavista, ellos han producido una versión libre y, por supuesto, desmejorada de dicha serie divulgativa. El nombre del bodrio rojo bien podría ser Libertad en gotas.
                No voy a llover sobre mojado con la ya muy mentada bajada de pantalones ante el gobierno venezolano del sindicato dizque opositor, que bajo las siglas de MUD se arroga la representación de la colectividad venezolana. Es pertinente dejar en claro que en realidad esa cofradía de funámbulos pretenciosos son voceros de un cada vez menor segmento de quienes nos oponemos a esta pesadilla aparentemente inacabable en que se ha convertido el chavismo-madurismo.  Esa porción que dice ser opositora, pero que cada día se asemeja más a los llamados oficialistas, es atrabiliaria, enérgica y desmelenada cuando se trata de atacar a quienes nos oponemos a la sucesión de desbarres de sus “líderes”.
                Para esa corporación opositora no hay herejía mayor que exigir transparencia a un grupo que por lo visto no sabe usar, y creo que ni idea tienen de su existencia, ese pequeño aparato inventado por los chinos en el siglo IX y que conocemos como brújula, porque su estado de extravío es permanente. Las respuestas de ese feroz grupo de acólitos va desde aquellos que se desgañitan en las redes sociales acusándonos de guerreros del teclado, o resistencia apátrida mayamera, o cualquier otra lindeza de similar tenor; y también los hay aquellos con mayores pretensiones intelectualosas que se lanzan con aires de mastines napolitanos a nuestras yugulares.  En realidad son perritos falderos del ya citado grupete de “dirigentes”.
                Y es cuando comienzas a formularte una y mil preguntas: ¿Dónde se nos perdió el camino de manera tan evidente? ¿Cuándo fue que gente gritona, mal vestida y recién enzapatada se convirtió en un “formador de opinión”? ¿En qué momento gente que presumes formada, con visión académica, aparece al lado de semejante fauna dando gritos destemplados y exigiendo con voz de eruditos inmarcesibles que aquellos que tengan propuestas que salgan y las hagan? ¿Por qué abundan como la verdolaga los resignados que claman a los cuatro vientos que con estos bueyes cansados que tenemos es con los que hay que arar? Es cuando te dices a ti mismo: ¡Qué vaina Alfredo, el país se nos jodió!
                Pese a ese ataque de pesimismo, debidamente justificado, por demás, mi fe dogmática en mi país se impone. Porque cuando un chihuahua malhumorado con aires de doberman enfila contra María Corina, terminas por sonreírte ante la beligerancia de ese cachorro que ladra desde atrás de las faldas de su dueña que lo saca a pasear de tarde a perturbar la tranquilidad del vecindario. Lo mismo ocurre al leer al Juan Charrasqueado ilustrado que se abre la camisa y exige propuestas; por lo visto él no sabe que hombres como Ramón Piñango, Werner Corrales o José Toro Hardy –por solo citar los primeros que me vienen a la mente– llevan toda una vida estructurando propuestas para que el país no sea más un campamento dirigido por una comandita de robagallinas que ni vergüenzas tienen.
                No puedo dejar de pensar en quienes abogan por la también citada manada de bueyes desjarretados. ¿Por qué aguantar esos castrados con el lamentable consuelo de que es lo que hay y no aspirar a que tengamos dirigentes que sean capaces de negociar pero obtener algo a cambio? ¿Por qué hay que aguantarse un lamentable Ocariz hablando de detenidos que sin las agallas necesarias en la oportunidad no habló de presos políticos mientras aparecía desternillándose de risa al lado de ese Mefistófeles criollo llamado Jorge Rodríguez? ¿Quién y cuándo eligió a ese bojote mal amarrado llamado Timoteo Zambrano a sentarse en la bendita mesa de negociaciones? ¿A santo de qué hay que tolerar una supuesta infalibilidad vaticana que pretende pastorearnos a su real saber y antojo?
                Mientras tanto los perros de presa tratan de producir eso que los españoles definen tan castizamente como acojonamiento en quienes reclamamos claridad y transparencia. Insisten en tratar de asustarnos para que no nos tachen de lo que se les de su realísima gana, para buscar que cada vez nos autocensuremos más.  Afortunadamente cada vez somos más, y más fuertes, las voces de quienes emplazamos a esa mojiganga meliflua. Cómo será que hasta un hombre tan parco como monseñor Ovidio Pérez Morales ‏se pronunció por twitter en la noche del lunes 14: “¿Dialogar en Caracas sin liberar al Alcalde Metropolitano de Caracas, preso político? ¿Y sin liberar a todos los presos políticos?” Y no sólo él, días después el muy ponderado Eddie Ramírez, hombre que siempre ha defendido con fundadas reservas a la MUD, esta vez no pudo aguantarse e indignado escribió: “Hay que decir con respeto  que lo concedido al régimen fue un crimen, una estupidez y un incumplimiento de lo que nos prometieron”.
                Me imagino que el gastado trapiche opositor en los próximos días arremeterá abiertamente contra Leopoldo, tal como hicieron contra María Corina. Y es necesario destacar que ante los ladridos de estafadora contra ella, la MUD no dijo ni pío, mucho menos se excusaron ante semejante imbecilidad. Trapiche que el día menos pensado veremos inmovilizarse cuando entre sus engranajes se incruste una colectividad que está con la paciencia hecha trizas y harta de sus jugadas de titiriteros de medio pelo.

© Alfredo Cedeño

sábado, noviembre 05, 2016

IMPACIENTE

                 Creo en Dios pese a mí mismo, estoy absolutamente convencido de su existencia. Suelo refugiarme en Él para rogarle me de luz y conocimiento a la hora de sentarme a escribir, ello lo hago tanto cuando estoy rindiéndole culto a la poesía, o desarrollando una de mis historias por momentos truculentas, y cuando trato de interpretar la voz de una ciudadanía a la que cada vez las castas dirigentes oyen menos. La fe ciega en Él, en la cual algunos buenos amigos se apoyan para hacer befa de mí y acusarme de cándido, me ha salvado de la oscuridad en no pocas oportunidades y me ha hecho perseverar en aquello que considero es lo correcto, pese a los múltiples errores cometidos en muchas ocasiones.
                Me ha ocurrido que las imprecaciones han sido la válvula de escape ante las situaciones que considero injustas e inaceptables de que ocurran por aparente voluntad divina. La pregunta que siempre me formulo en esos casos: ¿Este es tu amor para con tus hijos? El tiempo, aliado suyo por norma general, termina haciéndome ver el porqué de lo que en su momento no entendí, y me maravillo ante lo intrincados que suelen ser esos caminos que a Él le gusta trazar para hacer cumplir su voluntad.
                La paciencia ha sido una virtud que no me fue otorgada, y la poca que he logrado adquirir ha sido producto de un duro esfuerzo contra mi impertinencia imperecedera. Sin embargo, algo he logrado en esos terrenos a veces movedizos.  Desde el pasado domingo he hecho lo indecible para evitar que la ira me domine y mis escasas entendederas sean vapuleadas a gusto por eso que Ibsen Martínez en su artículo Tejemaneje que publicó en El País de España así como en El Nacional en días pasados definió a cabalidad: “El hecho es que en la masa opositora ha cundido algo más grave que el mero desconcierto: el sentimiento general ante los vaivenes de la MUD respecto del llamado ´diálogo´ con el Gobierno es lo que en Venezuela llamamos, sin rodeos, estupefacta ´arrechera´. ´Arrechera´, entre nosotros, es ira pura y dura, mezclada en muchos casos con indignación moral.”
                Yo debo reconocer que mi escasa paciencia se volatiliza ante una casta política tracalera, absolutamente incapaz de hablar con claridad en ningún momento; cobarde, que nunca aborda con valentía y decisión las cosas; desleal, pues suele abandonar a su suerte a quienes les siguen; y avara, puesto que es capaz de hacer cualquier operación que sólo le signifique beneficios a ellos y sus pequeños cenáculos de adulantes. Por ello es que había preferido esperar a que se calmaran las aguas encrespadas a raíz de la imbecilidad de la MUD de sentarse a “dialogar” con el gobierno que estuvo representado por el inepto mayor: Gofiote Maduro.  Lo hice con la muy remota esperanza de equivocarme en mis recelos. 
Los días han ido demostrándome que fue un vano esfuerzo. Junto a los desbarres de una dirigencia que cada vez luce más desconectada del alma nacional, comenzó una verdadera campaña de sus acólitos tratando de defender lo que no es defendible por donde quiera que se le vea. Perdí la cuenta de la cantidad de mensajes de toda laya que me llegaron por WhatssApp, por twitter, por correo, creo que hasta por señales de humo, y todos comenzaban invariablemente con una advertencia en mayúsculas que rezaba así: DE OBLIGATORIA LECTURA. El bendito letrero venía acompañado de análisis y reflexiones muy fecundas y facultas, abundaron como gorgojos en celo dedicados a reproducirse sin clemencia.
                Debo confesar que los leí en su totalidad tratando de tomar de ellos algo que me sacara a flote del pozo de escepticismo. Naiboa. Ninguno de ellos, al mejor estilo de nuestra escuela política, tocó la desesperanza del país. Sucede que Venezuela está hasta las narices de los negociadores que de negociación en negociación nos han hundido en el tremedal en el que ahora estamos a punto de morir asfixiados.  Y una vez más se acude a negociar con el triunfo en la mano para salir más que trasquilados, y cuidado si sodomizados por el combo rojo rojito.
                El colmo de todas las jaculatorias a la incapacidad me llega con un artículo titulado DIÁLOGO Y CALLE, a cuyo autor prefiero no referirme, quien arranca diciendo: “La presión de los ´valientes del chat´ llevó a Acción Democrática a retirar sus candidatos a la Asamblea Nacional el 28 de noviembre del 2005. Le siguieron COPEI, Primero Justicia y Proyecto Venezuela.  El resultado fue catastrófico…”. Este caballero, demuestra una mala intención muy bellaca o una ignorancia supina, quiero inclinarme por la última y creer que fue sorprendido en su buena fe para escribir semejante pendejada.
                Meses atrás en entrevista que le hice al querido y respetado Eddie Ramírez, me contaba lo que a continuación copio textualmente: “Te cuento, tuve la oportunidad de conversar con todos los principales líderes de los partidos, no a título personal sino como miembro de la Mesa de Reflexión Democrática, que coordinaba Alberto Quirós. Ahí estábamos Alberto Quirós, Pompeyo Márquez, Gustavo Tarre Briceño, el almirante Huizi Clavier, Adolfo Salgueiro, Fernando Gerbasi, Marco Tulio Bruni Celli, el más bisoño era yo. Lo que no puedo recordar es en qué fecha decidimos conversar con todos los líderes, nos reunimos con Henry Ramos, con Julio Borges, con la gente de Copei, con los principales partidos, pero sí tengo muy nítida la conversación que tuvimos con estos tres, especialmente con AD y Primero Justicia, en aquel entonces Voluntad Popular no existía. La reacción de todos ellos cuando empezamos a conversar sobre las elecciones, los partidos estaban de capa caída, a raíz del referéndum, lo máximo que ellos pensaban que podían sacar de diputados eran 11, si mal no recuerdo Henry Ramos dio una cifra de 7 y Julio Borges de 11, pero de 11 no pasó nadie, entonces ante esa circunstancia ir a unas elecciones era ocasionar una gran desmoralización entre la gente…”.
Es decir que esos señores, con su proverbial comodidad, decidieron echarse a un lado y servirle en bandeja de plata la Asamblea Nacional a Chávez y su pandilla de malvivientes. No es como el autor del mentado “artículo” asevera con su cara muy lavada que fue la presión de los valientes del chat. No voy a abundar en mis observaciones sobre la mano santa del Papa Francisco, y así evito el riesgo de ser excomulgado por la horda de tinterillos que aplauden y celebran cuanta barrabasada se le ocurre a nuestros “honorables” políticos.  Ya lo haré en otra oportunidad, porque no deja de llamarme la atención sus innumerables audiencias a la Cristina de Kirchner, y su piedad remolona para recibir a Macri; por lo visto hay unos presidentes más dignos de ser atendidos que otros, pero insisto es agua de otra  tinaja que ya agitaré más adelante.
                El autor que se ocupa con tanta facundia de los “valientes del chat” hace gala de una gran caballerosidad y concluye: “Quienes intentan desprestigiar a la MUD, al Secretario General de la OEA y al delegado pontificio ¿Qué les queda? ¿Traerse de Miami a Patricia Poleo para que dirija la batalla final?”  Palabras infelices de quienes prefieren seguir correteando cual conejos hambrientos tras esas versiones melifluas del flautista que en Hamelin hizo salir a las ratas para ahogarlas en el río Weser.

© Alfredo Cedeño
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