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miércoles, abril 21, 2021

AVOCAMIENTO Y AHORCAMIENTO


               Caracas es una aldea con pretensiones citadinas, y tal vez en ello está el secreto de su encanto. Estoy patológicamente orgulloso de haber nacido en ella, y de haber sido bautizado en la pila bautismal de su catedral. Más de una vez me han enrostrado dicha vanidad, pero así somos los caraqueños. En 1972, la capital venezolana era aún más aldea y La Pastora, una de sus parroquias emblemáticas, solía amanecer llena de neblina. Entre sus esquinas Santa Ana y Coromoto, en dos casas seculares, número 8 y 12, funcionaba el noviciado de la Compañía de Jesús bajo el mando del imborrable Ignacio Huarte, Iñaki. Eran días en lo que esa institución era una suerte de centro abierto de formación al que acudían todos los vecinos interesados de la zona. En esa misma calle vivían, ese par de eternos tortolos que ya son uno, José Pulido y Petruska Simme, quienes habían recalado por allí luego de una experiencia no muy grata en Maracay. También estaba allí con frecuencia ese entrañable afecto que es Wilmer Suárez, quien acababa de abandonar el Seminario Interdiocesano de Caracas y tenía un grupo musical que ensayaba en una casa que estaba de San Vicente a Medina, donde Pulido y Suarez compusieron varias canciones.

                En una de esas casas que mencioné antes, en la número 12, estaba la biblioteca del noviciado y en uno de sus estantes grises encontré una tarde un libro cuyo título me absorbió: La Casa Verde. Así descubrí a los 15 años a Mario Vargas Llosa, el hereje al que “los progresistas” no han podido opacar pese a todos los intentos habidos y por haber.  Para muestra les cito dos trozos de la tesis doctoral de su paisano Julio Roldán: “Mario Vargas Llosa como poeta, dramaturgo, cuentista o actor no tiene la calidad, tampoco la fama, que ha ganado como periodista y, particularmente, como novelista. En el rubro de los denominados géneros menores, su producción, siendo respetable cuantitativamente, es insignificante cualitativamente.” Este ahora doctor de una universidad alemana concluye en su trabajo: “El ser un mestizo, provinciano, pequeño burgués, intelectual y crítico es para Vargas Llosa un gran problema en un determinado aspecto de su vida. Estos son los hechos objetivos que generaron su pesimismo, inseguridad y constante frustración, hasta el extremo de intentar auto eliminarse.”  Todavía pretenden cobrarle su deslinde de la dictadura cubana.

                Desde aquel tiempo hasta ahora he sido un consecuente lector de todo cuanto produce el autor peruano. Cada una de sus piezas las he disfrutado con fruición, las he leído con una puta envidia a su virtuoso manejo de nuestro idioma, he entendido un poco más el rompecabezas hispanoamericano, me he sorprendido por su manejo del reportaje para configurar sus obras. La última pieza suya que leí fue Tiempos Recios, en la que aborda el golpe de estado contra el presidente guatemalteco Juan Jacobo Árbenz en 1954, así como el posterior ascenso de Carlos Castillo Armas, “Cara de Hacha”, y su asesinato en las propias instalaciones del palacio de gobierno. Vargas Llosa rescata en el tercio final de esta novela el episodio vivido en 1954 por el embajador de México ante Guatemala, Primo Villa Michel, quien hizo una protesta formal porque, cuando fue a reclamar por algunos exiliados, el ministro de Educación del coronel “Cara de Hacha”, Jorge del Valle Matheus, le respondió: “Somos una dictadura y hacemos lo que nos la gana.”

                Estaba terminando de leer este libro cuando me llegó la copia del “avocamiento” de la sala de casación civil del tribunal supremo de justicia (por favor corrector respéteme las intencionales minúsculas con los que me refiero a esas “instituciones”), mediante la cual el “magistrado” Yvan Darío Bastardo Flores, “a los dieciséis días del mes de abril de dos mil veintiuno. Años: 210º de la Independencia y 162º de la Federación” (y 20 º  de la Peste Roja), decide que El Nacional, le pague “DOSCIENTOS TREINTA Y SIETE MIL PETROS (237.000,00 PTR)”, por concepto de “daño moral gravísimo” a cierto bojote mal hecho. El delito: haber reproducido lo que la prensa seria asegura, Urbi et orbi, que es el capo de todos los capos de cierto cartel resplandeciente. 

Pienso en el demandante y el sicario judicial que firma tal adefesio jurídico y me parece escuchar a Antonio Estévez, quien tildaba, con palabras precisas y corrosivas, a ciertos personajes y funcionarios de cerebros de gallina enana. Lo que no entiendo es por qué no tienen los reaños de llamar las cosas por su nombre, y decir como lo hizo Matheus en 1954 que están emitiendo no un avocamiento sino un ahorcamiento de El Nacional.  Si en algo se especializan los “revolucionarios” es en hacer que la ley se le ajuste a sus caprichos, por ello son expertos en fusilamientos, pero sobre todo en linchamientos.

 

© Alfredo Cedeño 
http://textosyfotos.blogspot.com/
alfredorcs@gmail.com

miércoles, julio 15, 2020

PITHECANTROPUS PROGRESISTUS


                Pocas cosas seducen más a los autodenominados “progresistas” que un tirano. Revisen los anales de la historia y podrán verificarlo. Lenin, Stalin, Hitler –y si no me creen busquen sobre Hanns Heinz Ewers, uno de los primeros críticos en reconocer el cine como una forma legítima de arte; no es necesario abundar sobre el Nobel y Príncipe de Asturias de las letras don Günter Wilhelm Grass–, y Mao fueron ídolos e iconos de una intelectualidad que se jactaba de su sensibilidad y solidaridad con los desposeídos. El fervor que los mentados señores han despertado, y siguen haciéndolo, entre la llamada intelligentsia, entendiendo por tales a escritores, artistas plásticos, pensadores, actores, cineastas, periodistas, y siga por ahí dándole a lo que se le provoque, elevó a dichos energúmenos al panteón pagano de la contemporaneidad.
Raymond Aron lo definió muy bien al enunciar que el marxismo es el opio de los intelectuales.  Los ejemplos son inacabables pero si buscamos algunos podemos citar a Sartre, quien se supone fue una autoridad en lo que al arte del cuestionamiento se refería, sin embargo, anunció con pleno recochineo de los medios del mundo libre, al regreso de un viaje a Moscú: “La libertad de crítica es total en la Unión Soviética”. El regordete y sanguinario Mao sedujo a Andy Warhol, quien lo pintó con gorra y lunar; mención obligatoria merecen los guiños que le hacen al entonces mandamás de Pekín –Beijing como exige la corrección que se diga y escriba ahora–, los arrumacos que le prodigaron Lacan, Althusser, y Barthes, este último llevó su arrobo al regresar de China vestido con el mono azul maoísta.
                El derretimiento intelectual por los hombres fuertes no fue una manifestación decadente del viejo continente, o de la enigmática Asia. En el lado acá del Atlántico la adoración de Castro no merece mayores comentarios. Basta citar la idolatría inicial por parte de los miembros del llamado Boom Latinoamericano, la cual fue quebrantada por Mario  Vargas Llosa en 1967, cuando protestó por el encarcelamiento del poeta Heberto Padilla. Pero eso no fue óbice para que prosiguiera la postración por el barbudo antillano.
                Otro caso, del que poco eco hace la crónica, fue el del general Juan Francisco Velasco Alvarado en Perú. Ese militar, promulgó una ley que fue bautizada como “Plan Inca”, el 26 de julio de 1974, mediante la cual se confiscaron medios de comunicación como La Prensa, El Comercio, Última Hora y Ojo; y fueron clausurados los diarios Expreso, Extra, la revista Caretas y las radioemisoras Radio Noticias y Radio Continente; los canales de televisión privados también llevaron lo suyo y fueron presionados  para que vendieran el 51% de sus acciones al Estado. 
A esta altura quiero hacer una breve mención al entonces muy progresista y solidario Tribunal Russell II. Este “organismo” era la prolongación del Tribunal Russell I, creado a iniciativa de Bertrand Russell para investigar los crímenes, documentados y denunciados por los propios medios de comunicación norteamericanos, de los soldados estadounidenses en Vietnam. En el Russell II –entre cuyos miembros estaban Juan Bosch, García Márquez y Julio Cortázar–, su función inicial era investigar la situación imperante en diversos países de América Latina. Las sesiones de 1974 se centraron en las acusaciones de violación de derechos humanos por parte de la Junta Militar chilena, presidida por Pinochet, y en la situación de Brasil. En 1975 y 1976 los miembros del muy mediático tribunal sesionaron para pronunciarse sobre la situación en Latinoamérica. Pero… Cuando los periodistas y exiliados políticos peruanos pretendieron exponer sus casos ante dicha instancia justiciera, fueron impedidos de hacerlo porque, según los organizadores, la situación de ellos era incomparable con la de las víctimas de las dictaduras chilena y argentina.  ¡Claro! El peruano era un gobierno militar progresista.
Regresando a nuestro tiempo encontramos que el embeleco por los caudillos no murió con el siglo pasado. Y así vemos que Chávez, primero, y Maduro, ahora, son los nuevos fetiches de la casta pensante, esa que gusta de bajarse los pantalones, o arremangarse las enaguas, ante los gorilas de la izquierda. Marta Harnecker, Heinz Dieterich, Luis Bilbao, Ignacio Ramonet, Naomi Campbell, Sean Penn, Danny Glover son algunos de los ejemplos que hay en lo que a la cofradía de los ídolos progresistas criollos respecta. En todos los escenarios internacionales de la intelectualidad de vanguardia, el gobierno de Venezuela es la niña mimada, y todas esas asambleas de polichinelas vociferan hasta enronquecer exigiendo el respeto al derecho de los pueblos por marcar sus propios rumbos. Para muy poco sirvió que artistas y pensadores como Pedro León Zapata, Manuel Caballero, Simón Alberto Consalvi y José Campos Biscardi, por nombrar apenas unos, se pronunciaran contra la dictadura vernácula.   De nada valen las macilentas marchas de gente escapando de un país que naufraga, así como poco han valido los escapes en balsa desde Cuba.
Los sátrapas venezolanos y antillanos saben que cuentan con la bendición comunicacional del globo entero, cuanto más sanguinarios sean más benévola será con ellos la habitual corte de lambiscones y pedilonas.  Están al tanto de que para esa secta intelectualosa nada más excitante que una fiera a la que hacer el corro.  Eso sí, una bestia a la que ellos hayan otorgado su bendición.

© Alfredo Cedeño

miércoles, abril 08, 2020

NO HAY OPACO TRANSPARENTE


                Solidaridad, esa antigua manifestación de la unidad, de nuestro instinto gregario, luz que nos ha mostrado el camino del apoyo mutuo, es la real opción ante la peste china que mantiene encerrado al planeta. Este virus es una expresión por excelencia de la miasma política, y más aun de la que se origina en la llamada izquierda o visión “progresista”, tal vez es mejor decir políticamente correcta, que ahora también mantiene en un cepo al mundo. Casi todos se cuidan de lo que dicen, publican o escriben ante la guadaña que blanden los celotas de la corrección. Tal vez por eso muchos callan frente al origen de este espeso sudario que ahora arropa a la humanidad, aunque con menos intensidad a ellos por lo que se puede atisbar por los entretelones de la férrea censura amarilla.
                La corrección política es la que bajo la excusa del machismo derrotado impone un feminismo enfermo y descolocado que muchas veces es manejado por habilidosos resentidos, como está ocurriendo, por citar un solo ejemplo, con Woody Allen y su inquisidor hijo, Ronan Farrow, quien logró que la “gran editorial” Hachette dejara de publicar sus memorias, Apropos of Nothing. Afortunadamente Arcade Publishing no cayó en la trampa de lo “correcto” y podremos leer al músico-cineasta-guionista.
                Vivimos sumergidos en una guerra cultural de la que no terminamos de estar conscientes. Por un lado están los guerreros de la ya citada “corrección” y por el otro los patriotas de la paranoia, en medio los ciudadanos asistimos inermes a un combate donde se nos exige silencio y asentimiento. La castración debe ser absoluta. En agosto del año pasado el muy comedido, pero inversamente proporcional brillante, José Balza en un texto publicado por Cuadernos hispanoamericanos, definió lo que vivimos, y con ello fue agorero de estos días: “la política, hasta en aquello que pasa desapercibido, es la grieta ideal para iniciar o lograr la separación”.
                Se juega a separarnos tal vez por aquella frase, atribuida al emperador romano Julio César, de: Divide et impera. Así vemos el juego macabro con que se trata de obtener réditos políticos y económicos  de una situación donde la solidaridad debiera imperar. Los supermercados que suelen aturrullar con ofertas de todo tipo rebajando sus precios para atraer a los consumidores las eliminaron, y más bien incrementaron los precios de todos los productos. ¡Cuando más falta hace que los reduzcan! Nicole Hao, de The Epoch Times, publicación dedicada a publicar sin censura información de lo que ocurre en China, aseguró en una nota que “han surgido pruebas de que las autoridades chinas han comprado miles de millones de mascarillas, así como cientos de toneladas de otros suministros médicos fundamentales en todo el mundo. Mientras tanto, China, que es uno de los principales fabricantes de esos suministros médicos, ha dejado de exportar desde enero, justo cuando el brote en China se agravó”.  La redactora abunda en detalles al respecto y asegura que la sevicia amarilla llegó al punto de que “las empresas chinas negociaron con los principales fabricantes internacionales y les pidieron que vendieran o donaran sus existencias a China”; y esa es una de las razones del actual desabastecimiento de materiales y equipos para enfrentar a la pandemia.
                No olvidemos que los voceros mundiales de la salud jugaron a que no pasaba nada. Pero, ¿qué podemos esperar del etíope Tedros Adhanom, actual director general de la Organización Mundial de la Salud, si en su propio país ocultó los datos de las epidemias de cólera que cíclicamente afectan a esa desolada nación? Dato al margen: Este caballero fue propuesto a dicho cargo por el entonces presidente etíope Hailemariam Desalegn, hombre de “avanzada” por supuesto. Y fue así como la organización encabezada por el señor Adhanom aseguró, vía Twitter, que no había evidencias de que el COVID-19 se transmitiese de persona a persona. Creo que el personaje queda retratado a cabalidad.
                Se trata de convertirnos en un archipiélago de incomunicados, se busca imponer las verdades oficiales al costo que sea. En su artículo más reciente Mario Vargas Llosa hace referencia a “ciudadanos críticos, recelosos de las mentiras oficiales de ese arte supremo del mentir que es la política”.  No son extraños en estos días los disfemismos con que los santurrones paladines de la unidad y los ya mentados celotas de la corrección cubren a quienes pedimos claridad. La transparencia, extraña ave de vuelo extraviado en nuestro país, debe ser condición sine qua non para cualquier proceso de recuperación de la democracia perdida. La opacidad, autóctona sabandija de reptar permanente en nuestras realidades, debe ser exterminada de una buena vez.


© Alfredo Cedeño 

miércoles, julio 10, 2019

SANTA MICHELLE DE SANTIAGO


                Ante el informe políticamente correcto de la doña austral ahora sobran los corifeos y plañideras, de uno y otro sexo, porque el ejercicio laudatorio ha resultado unisex, que nos tildan de lo que sea a quienes hemos alertado sobre la alcahuetería de la doña en cuestión para con los gobiernos de sus afectos.  Con ella está ocurriendo lo mismo que con la ahora "procera" Luisa Ortega Díaz, o como fue en su momento con Eladio Aponte Aponte, y paremos de contar.
                Bien dicen que una imagen dice más que mil palabras y no puedo evitar ver las imágenes de la ex presidenta chilena al lado del yernísimo Arreaza o del propio Maduro, y comparar su gesto adusto, de situación comprometida cuando se le ve al lado del presidente de la Asamblea Nacional Juan Guaidó. Ni hablar de la foto en la que aparece al lado del "poeta" Tarek William Saab, Pero es que la gestual de la doctora es de vieja data. Por ejemplo, recuerdo su foto carialegre al lado del, me imagino que para no ofender a los puristas de la información debo llamar honorable, presidente boliviano Evo Morales en el año 2008; o con Rafael Correa en el 2015 durante su visita a Ecuador. Las especulaciones podrían hacerse infinitas, y que el país siga esperando por la pureza.
                Definitivamente vivimos en un país bizarro donde la realidad es una y el escenario político, el de lo correcto y de actitudes de manual, es otro. Estamos en un escenario de ayatolás laicos y nuevos notables emperifollados de generales en función. Llegamos al punto en que toda disensión es despachada con gestos destemplados y se nos exige una sumisión de chihuaha amaestrado ante los maromeros de turno.  Hacen lo indecible, como magistralmente lo hicieron antes de la llegada de la peste roja, personificada en Chávez y reconfirmada en Maduro, por pervertir todo la discusión política y el accionar cívico en un país cada vez más destruido.  En mala hora se le ocurra a alguien pedir, que no digo exigir, transparencia y contundencia ante la barbarie que padece Venezuela.
                ¿Miguel Henrique Otero, Felipe González y Vargas Llosa, por nombrar a tres, serán acusados de qué? Porque ellos fueron unos de los tantos que han exigido a la ilustre y correcta viajera mayor contundencia en su accionar frente a la dictadura venezolana. Los devotos de la neo patrona de la equidad agitan sus corazones enfebrecidos y baten palmas para desagraviarla; mientras en los calabozos de Boleíta y Plaza Venezuela se mantienen las prácticas de las que no se habla sino con algunos eufemismos que dicta la corrección. Hablar de los desmanes que ocurren en todos los rincones del país no se debe hacer, poco importa que Rufo Chacón Parada haya perdido sus dos ojos gracias a la loable labor de la ilustre policía del estado Táchira.
                Me imagino que en breve aparecerán anuncios de ofertas para acudir en peregrinación a Santiago de Chile para rendir adoración a la cuna de la muy correcta y siempre atildada señora Bachellet. Supongo que las giras incluirán una visita a los calabozos de Villa Grimaldi donde estuvo detenida.  Es que el martirologio también debe ser correcto, quien sabe si en Barbados le prendan velas y rueguen por su divina intercesión.  

© Alfredo Cedeño

domingo, diciembre 29, 2013

EL BAILE DEL MONO

            Las fiestas son ceremonia y parpadeo de la libertad, en ellas suelen conjugarse pasiones y emociones; son telón que se descorre presuroso para dar paso a la fantasía que guardamos con miedo, guiño liberador a las culpas que permite asumir lo que se quiere o sueña ser… Al final son ceremonias donde entregamos nuestra pureza y rescatamos lo atávico que sobrevive en nuestros posos humanos.  
 
        En torno a las llamadas fiestas folklóricas se han vertido verdaderos mares de tinta para describirlas y teorizar respecto a ellas. La científica chilena, Isabel Cruz Ovalle, en su artículo Lo sagrado como raíz de la fiesta explica: “La fiesta ha sido (…), a lo largo de la historia, una forma y una ocasión para comunicarse con Dios a través de los lenguajes sagrados.”   Estoy convencido de que no hay otro Dios que aquel que atesoramos en nuestras obras, y es su búsqueda en lo mejor de nosotros mismos lo que termina construyendo los cielos o infiernos donde luego nos sumergimos. 
 
            Y recurro de nuevo a la citada Cruz, quien en otro párrafo de su citada pieza asienta: “Desde sus orígenes hasta hoy, la fiesta “festiva por excelencia”, como la llama Josef Pieper, ha estado ligada a lo sagrado. Porque ha sido la dimensión trascendente del hombre la que se ha expresado en ella a lo largo de los siglos, insertándose como un interludio y, a la vez, como un enaltecimiento de lo cotidiano.” Mientras leo a esta autora no puedo dejar de pensar en las célebres Saturnales…
 
Se ha conservado un fragmento de las palabras que la sacerdotisa pronunciaba para dar inicio al rito de la Saturnalia: “Esta es la noche del solsticio, la noche más larga del año. Ahora las tinieblas triunfan y aún así todavía queda un poco de luz. La respiración de la naturaleza está suspendida, todo espera, todo duerme. El Rey Oscuro vive en cada pequeña luz. Nosotros esperamos al alba cuando la Gran Madre dará nuevamente a luz al sol, con la promesa de una nueva primavera. Así es el movimiento eterno, donde el tiempo nunca se detiene, en un círculo que lo envuelve todo. Giramos la rueda para sujetar la luz. Llamamos al sol del vientre de la noche. Así sea.”
            Tales fiestas fueron llamadas así porque se celebraban en honor de Saturno, y fueron establecidas alrededor del año 217 a. C. para elevar la moral de los ciudadanos después de una derrota militar sufrida ante los cartagineses en el lago Trasimeno. Al comienzo se celebraban en el Foro romano, el 17 de diciembre, con sacrificios y un banquete público festivo, o lectisternium, y al grito multitudinario de Io, Saturnalia se armaba una que ni en los bebederos de Cartagena de Indias se llegaron a ver alguna como esas. Ahora bien, la cumbiamba fue tan apreciada por el pueblo, que se armaba la parranda por toda una semana, del 17 al 23 de diciembre. Ante el desmadre colectivo las autoridades de aquellos tiempos optaron por darle rienda libre a la pachanga.
 
En el post de la semana pasada, cuando escribí sobre las hallacas (http://textosyfotos.blogspot.com/2013/12/hallacas.html) mencioné que las fiestas navideñas cristianas son rezagos de estas mentadas saturnales.  Algo que no expliqué en esa oportunidad de la pasada semana fue que en ellas se decoraban las casas con plantas y se encendían velas para celebrar la nueva venida de la luz. Los romanos amigos y familiares, se hacían regalos y era una semana de verdadera parranda, comilonas e intercambio de regalos. En este lapso los esclavos solían ser liberados de sus obligaciones y sus papeles, en algunos casos, cambiados con los de sus dueños.
 
Esto me hace recordar al ahora Nobel Mario Vargas Llosa, quien en Lituma en los Andes pone a uno de sus personajes a reflexionar: “Eres esclavo o sirviente de alguien, siempre. Bailando y bebiendo, no hay indios, mestizos ni caballeros, ricos ni pobres, hombres ni mujeres. Se borran las diferencias y nos volvemos como espíritus: indios, mestizos y caballeros a la vez; ricos y pobres, mujeres y hombres al mismo tiempo.”
 
A esta altura ya bien pueden suponer que podría seguir citando datos al respecto ad líbitum, como seguramente acotaría el honorable gocho y lustrado don José Humberto Márquez, respecto a los orígenes de las fiestas folklóricas que se llevan a cabo en cualquier rincón del mundo.  Afortunadamente en esta Tierra de Gracia sobran rincones con manifestaciones de este tipo; tal como ocurrió ayer en Caicara de Maturín, a menos de 50 kilómetros al oeste de la capital del estado Monagas, en el oriente venezolano, donde como cada 28 de diciembre se llevó a cabo El Baile del Mono o El Mono de Caicara.
 
Se sabe que esta tradición ya es secular, y hay quienes afirman  que sus orígenes provienen de los indígenas Chaimas y Parias quienes solían practicar diversos ritos para obtener buenas y abundantes cosechas, aunque hay otros que dan mientes a ello y afirman que en realidad desciende de los españoles. Lo que yo les puedo asegurar es que cada día como ayer el mencionado pueblo, que además es la capital del municipio Cedeño, de la ya citada entidad geográfica, es un solo jolgorio en el que Raimundo y todo el mundo se disfraza de lo que se le antoje y numerosas parrandas salen a cantar por sus calles. 
 
Viene al caso explicar que Caicara de Maturín fue fundada el 20 de Abril de 1731 por el Padre Fray Antonio de Blesa estableciendo la Misión de “Santo Domingo de Guzmán de Caicara”, por lo que las fiestas en honor al santo patrono del pueblo se llevaban a cabo los 8 de agosto.  La tradición oral asegura que en dichas fiestas patronales El Mono se colaba y terminaba desbancando al fundador de los dominicos del sitial que le correspondía y además dejándolo solo en el templo. Ante semejante desbarajuste el cura Eurípides Serrano, supongo que harto del culipandeo y la mojiganga, en 1899 decidió que al bendito primate lo bailaran el 28 de Diciembre.
 
Allá viene el mono,
viene e Punta de Mata,
lo vienen bailando
todos en una pata.
Así corearon ayer decenas de miles que reventaron las calles de Caicara.  Una  tradición delirante donde la candidez de los lugareños no dejó de ser el principal encanto para quienes acudieron allá.
 
            Hoy amanezco con La Fiesta de Serrat en un repique inclemente que no me deja en paz:
Se despertó el bien y el mal
la zorra pobre vuelve al portal,
la zorra rica vuelve al rosal,
y el avaro a las divisas.
Se acabó,
el sol nos dice que llegó el final,
por una noche se olvidó
que cada uno es cada cual.

            ¡Hasta el año que viene!  Y que el 2014 nos sea leve…

© Alfredo Cedeño

 
 
 
 
 
 
 
 

domingo, noviembre 04, 2012

BILBAO

           De aquellos polvos vienen estos lodos, reza el refrán. Es manido el argumento que nos enrostra a los hijos de América la tendencia a la conducta anárquica, y a menudo “alegre”, cuando de ejercer el poder y respetar la institucionalidad se trata. Pero si nos damos un recorrido a vuelo de pájaro por la historia de nuestra llamada Madre Patria, veremos que hasta sanos resultamos ser ante las una y mil maromas, de todo orden y concierto, que en aquellos lares se llevaron a cabo.
           No pretendo remontarme a los tiempos de celtas, fenicios, cartagineses, griegos, romanos, visigodos, moros y otros tantos más. Voy a darme una pequeña vuelta sobre una breve etapa de su historia, la que cabalga entre los siglos XIII y XIV. En aquellos tiempos, era rey de Castilla Sancho IV, quien había tenido por consorte a María de Molina quien le había parido la descendencia de rigor: siete muchachos entre hembras y varones… 
          Pero antes de seguir con lo formal, vamos con el chisme, que no por ello es menos historia. Resulta que doña María era tía de Sancho IV, algo así como la tía Julia del ahora Nobel Mario Vargas Llosa, y para ellos casarse debían haber tenido una dispensa papal que permitiera sus nupcias.  
          Por supuesto, la debilidad de la carne se impuso a la fortaleza eclesiástica, por lo que ambos fueron excomulgados… Bragueta, enaguas y continencia no suelen hacer buenas migas. Todo ello llevó a una serie de escaramuzas de todo tipo con los cuales no pienso darles la lata este domingo.
           Un buen día, el 25 de abril de 1295, Su Majestad Sancho IV murió –la palmó, diría en estos días el muy castizo hijo de Asturias don Pepe Rico–, y la reina María, quien tenía el pendeja bastante alejado de sus virtudes, reclamó la corona para su vástago, el futuro Fernando IV de Castilla.  El nuevo soberano apenas contaba con 10 años de edad, por lo cual fue su madre junto a Enrique de Castilla el Senador, al cual nombraron tutor del rey, quienes ejercieron el poder.
 
          No quiero ponerme creativo y suponer ciertas posibilidades extra regencio- tutoriales entre ambos. Si bien la Molina andaba en la treintena, o sea: en edad de más que merecer, Enrique de Castilla era un sexagenario que venía de haber estado preso casi treinta años en las cárceles papales por haber estado jodiendo y soliviantando a los círculos de poder en Roma.  Así que, es elevada la probabilidad de que la castidad campeara entre los augustos personajes; aunque se han visto casos…
           Dirán ustedes: ¿Y a este qué le pasa hoy?, ¿se fumó una taza de tallarines o se olió un frasco de trementina con creolina? Nada de eso, y tengan paciencia, que la prisa es plebeya y hoy andamos de temas reales, por muy arrabaleros que sean los procederes de aquellos quienes los protagonizaron.  Mi abuela Elvira decía: “las peores son las que tienen carita de yo no fui…”. Santas palabras, puedo dar fe de ello. Pero sigamos.
          María de Molina y Enrique de Castilla ejercieron de regentes hasta 1302. Para no dejarles a medias el chisme de fustanes y sotanas les diré que en 1301, mediante la respectiva bula de rigor, el papa Bonifacio VIII legitimó el matrimonio de la de Molina con el difunto rey Sancho IV de Castilla. Y se resolvió retroactivamente el problema sucesoral. (Si París bien vale una misa... ¿Se imaginan cuánto de gordo debe haber sido el arreo de mulas cargadas de oro o plata que llegaron a El Vaticano?)
          Pero vayamos a lo que nos interesa de todo este jaleo. Doña María y don Enrique, en su versión medieval de Falcon Crest, encargaron desde Valladolid, el 15 de junio de 1300, a Don Diego López de Haro V, fundar la villa de Bilbao mediante una carta fundacional, o Carta Puebla.  
          López ejecutó la tarea y estableció la nueva villa en la orilla derecha de la ría del río Nervión, y en la carta fundacional de Bilbao proclama:
“En el nombre de Dios y de la virgen bienaventurada Santa María: Sepan por esta carta quantos la vieren y oyeren como yo Diego López de Haro, señor de Vizcaya en uno con mio fijo Don Lope Diaz y con placer de todos los Vizcaynos, fago en Bilvao de parte de Begoña nuevamente población y villa qual dicen el puerto de Bilvao.”

           Es decir que esta ciudad, de la cual muestro esta ronda de imágenes, nació bajo el reinado de Fernando IV y por la voluntad de las trapisondas y voluntades de la Molina y el Enrique.  Es justicia decir que el tesón vizcaíno no es de nuevo cuño y en breve la localidad naciente se convirtió en paso obligatorio de todo el comercio de Castilla hacia el mar. 
 
Fue así como el puerto de Bilbao se convirtió en un eje comercial que comerciaba con los puertos de Flandes y Gran Bretaña; así como con los de Francia, Portugal, Italia, Castilla y Aragón. 
          ¡Qué de hechos no podría narrarles! A esta ciudad llegó la primera imprenta en 1577, y fue aquí donde en 1596 se editó el primer libro en euskera,  Doctrina Christiana en Romance y Bascuence del Dr. Betolaza. Esta es la cuna de Miguel de Unamuno y de Pedro Arrupe; la de Blas de Otero y de Gabriel Aresti, la de Casilda de Iturrizar y Anselma de Salces, quienes emplearon sus fortunas para apuntalar obras culturales, benéficas y hospitalarias.
            Bilbo, como pronuncian en la lengua vasca, es la ciudad que ahora abriga al querido Mikel de Viana; la que se pavonea por la costa cantábrica con su sede del Guggenheim; es la urbe que alberga a  355.731 habitantes y a la cual Singapur otorgó el Lee Kuan Yew World City Prize, considerado el Nobel del urbanismo. 
          De ella dijo el pintor onubense Daniel Vázquez Díaz: ¿Qué es lo que tiene Bilbao que tan hondo se metió en mi alma? Bien lo dijo Unamuno: Bilbao… mientras yo viva, vivirá conmigo….. y no pienso morirme nunca del todo, porque él no puede morir del todo y en él espero vivir.

© Alfredo Cedeño



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