Mostrando las entradas con la etiqueta Roma. Mostrar todas las entradas
Mostrando las entradas con la etiqueta Roma. Mostrar todas las entradas

miércoles, julio 01, 2020

¡LIBERTAD PARA EL PETRÓLEO!


                ¿Para qué pensar el mundo y todo lo que ello representa? ¿Tal vez el tiempo de pensarlo ya caducó?  Nuestras historias, la creativa y la formal, se habían venido ocupando de ello en forma densa, intensa y extensa sobre nuestra condición y vicisitudes. Así fue como nacieron los mitos, es decir apareció la cosmogonía.  Y luego nacieron los eruditos, aquellos de incapacidad manifiesta para entender a sus parientes, vecinos y paisanos –así como sus requerimientos más primitivos que expresaban de forma oral–, quienes crearon la cosmología, a la cual llevaron a categoría de erudición y, palabras más palabras menos, la definieron algo así como: “la ciencia que estudia el origen y la evolución del Universo como un todo”. Sin embargo, y si a ver vamos, esta es tan empírica como aquella, porque ¿dónde está el protocolo que documenta las leyes que ellos aseguran son los orígenes del universo?
                En pocas palabras, la poesía que se manifestaba de forma libérrima en los mitos, fue expropiada por un grupo de analfabetos talentosos con pretensiones de ilustrados, y les cosieron un traje al alcance de sus limitados saberes.  Y si algo de eso les resulta familiar con lo que vivimos ahora es porque las maneras se han depurado. Hoy vemos como se imponen bozales feroces contra todos aquellos que nos resistimos a pensar de forma “políticamente correcta”. La condena es aún más segregativa que la sufrida desde tiempos bíblicos por los enfermos del mal de Hansen. Pides transparencia en el acto político, así como a sus “dirigentes”, y te conviertes en un leproso desahuciado; ahí no sirven de nada las investigaciones que hizo Convit sobre dicha enfermedad.
                Ha de decirse que son oleadas que han recorrido el orbe entero en diversas oportunidades. Las ha habido para todos los gustos y colores, tal vez una de las más recurrentes ha sido la relacionada con el fin del mundo. Una de las primeras hecatombes anunciadas fue la de la destrucción de Roma en el año 741 antes de Cristo, y eran tiempos en los que la llamada ciudad eterna era considerada el centro –¿o debo decir la centra?–  del mundo –y ya saltará más de un militante trasnochado a denunciar el europocentrismo inherente en dicha frase–. Más tarde, de nuevo en Roma, fue el tercer papa, san Clemente I, quien hizo la misma predicción en el año 90 de nuestra era.
Varios siglos más tarde, y con unos cuantos vaticinios similares de por medio, le tocó el turno a Thiota, una profetisa cristiana herética, del sur de la actual Alemania, quien proclamó que el Juicio Final ocurriría en el 848.  Otra ola de pavor que circuló fue alrededor del primero de enero del año 1000. En el siglo XVI el matemático y cura Michael Stifel, alemán por supuesto, anunció que a las 8 de la mañana del 19 de octubre de 1533 comenzaría el Juicio Final. En 1669 el frenesí llegó a la tierra de Putin, donde alrededor de 20.000 cristianos rusos se inmolaron convencidos que ese año era el acabose. En el siglo XIX la fiebre apocalíptica cruzó el Atlántico y el 19 de noviembre de 1822, luego de un sismo, de esos que sólo Chile conoce, en Copiapó, al norte de ese país, una monja profetizó que el día siguiente a las 11 de la mañana llegaría el fin del mundo. Los anuncios de similar tenor han sido de todo orden, muchos deben recordar la vorágine alrededor de la supuesta predicción maya para el 21 de diciembre del 2012. Hasta el canal televisivo History Channel –para escarnio de CNN– afirmó, basándose en la mitología vikinga, que el cataclismo final nos alcanzaría el 22 de febrero de 2014.
                Y así como con todas estas manifestaciones de la escatología, ha habido y hay numerosas manifestaciones rayanas en la locura colectiva, que siempre ha nacido de las clases “regentes”. Hoy vemos al mundo sacudido por la ya citada “corrección política”. El tema del momento es la discriminación racial, por cierto una segregación bastante sui géneris para decir  lo menos. El mundo entero se manifiesta con indignación absolutamente justificada ante el asesinato de un hombre de raíces africanas por parte de un policía de claro origen sajón, pero ese mismo planeta permanece inmutable ante el oficial policíaco que golpea indiscriminadamente a un hombre de origen hispano, ni hablar de los descendientes africanos que cada día mueren a manos de sus congéneres. Por lo visto hay violencia que se condena y otra que no puede ser cuestionada.
El ditirambo reinante en torno a la moda racial es de tal calibre que hasta hay quienes cuestionan el color de las galletas Oreo, consideran que su color característico es una manifestación flagrante de racismo.  Supongo que, al ritmo que vamos, en breve oiremos clamar por la suspensión de la explotación petrolera, ya que esa es la suprema manifestación de la explotación del negro por el mundo. Es sobre la explotación de la energía producida por el oscuro fluido que se ha estructurado este mundo injusto y segregador. Pronto veremos a fervorosos militantes llenar las principales avenidas   del mundo portando luminosas pancartas exigiendo la libertad del esclavizado fluido. 
Por aquello de que el que calla otorga, no puedo conceder mi silencio a este caudillaje electrónico de nuevo cuño. Allá quienes soportan callados a esa plaga que se pasea con ropaje casual de eruditos estériles e inquisidores insufribles.


© Alfredo Cedeño  

miércoles, marzo 06, 2019

CUARESMA A LO NERÓN


                Venezuela inicia una nueva Cuaresma portando una gran cruz de cenizas, más bien de pavesas puesto que todavía humean las ruinas de la que fuera la meta de gran parte de Europa y toda América Latina. A diferencia de Nerón y el incendio de Roma, una noche de julio del año 64 de nuestra era, de cuya autoría no existe una clara documentación que lo vincule de manera transparente con dicho fuego, hoy sobran las evidencias que muestran a los perros de presa del régimen rojo con Bernal, Cabello y Varela a la cabeza incendiando los camiones con ayuda humanitaria en la frontera colombovenezolana.
                La tradición oral muestra a Nerón tocando la lira mientras la actual capital italiana ardía, y hay quienes señalan de interesada tal versión. En el caso del señor Maduro las evidencias son tantas que no hay forma de hacer que la posteridad no lo coloque en el lugar que le corresponde. Aunque, por los vientos que soplan, no sería de extrañar que aparezca en los altares al lado de la ahora muy loada Luisa Ortega Díaz, otrora brazo ejecutor y sicaria judicial del régimen.
                Retornando al señor Nerón, debe hacerse la diferencia de que la destrucción de la capital imperial le permitió realizar una vasta labor de reconstrucción de la ciudad. Los cronistas coinciden en señalar que luego de la catástrofe Roma fue remozada y se llevaron a cabo numerosas obras para beneficio de la ciudadanía. Igualito a Gofiote, ¿verdad?
                Mientras tanto, y como por no dejar, Juan Gerardo Guaidó se presentó en Maiquetía y entró como río por conuco. Todas las bravatas del grupete aquel quedaron como tolvanera en el llano: Polvo y aire. He dicho en diferentes ocasiones y escenarios que nuestro proceso, como todo devenir social, ha de parir sus propios líderes, y lo parió. Este "muchacho", miembro de la generación estudiantil que en el 2007 lo dio todo para frenar al difunto, nos da la razón a todos quienes hemos exigido que la manada de bueyes cansados, y por supuesto castrados, que han dirigido el escenario político se aparten y dejen que la sangre nueva, esa hermosa savia vital de Venezuela, retoñe con todo su vigor. Él ha demostrado que sí se puede y paso a paso logra desandar malos caminos, mientras abre nuevas sendas.
                El mensaje es claro y firme, solo la movilización, entiéndase: la calle, puede arrinconar a la bestia ahora herida. Digo herida, y de manera letal, no liquidada, lo cual la hace infinitamente más peligrosa. El cazador ha sido certero en su faena, y el remate será impecable.  Ya están apareciendo los batidores que se atribuyen el buen trabajo. Mi abuela Elvira decía de aquellos carifrescos que trataban de ganar indulgencias con escapulario ajeno: Tienen la cara más dura que un culo de caldero.  Sin embargo, en estos tiempos de conversión la Pascua que se nos avecina pondrá a cada cual en su justo lugar. Pasaron los turnos de Nerón, de Maduro y de cenizas. Es tiempo de fiesta que llega.


© Alfredo Cedeño

domingo, noviembre 17, 2013

ROMA

            Todavía recuerdo la primera vez que vi las calles de Roma. Era un sábado de abril a media mañana, con una brisa suave que me hacia arrebujar en la chaqueta que cargaba. Luego del habitual registro en el hotel, me escabullí a vagar por la tierra de los gemelos amamantados por la loba Luperca. Un cielo despejado me acompañó hasta uno de los tantos puentes que cruzan el Tíber y allí imaginé la urbe cuando era un descampado y sitio de retozos de los mencionados carajitos.
 
            Años sucesivos y posteriores volví a visitar esta ciudad que, al decir de unos cuantos, es la cuna del mundo occidental ya que la expansión del Imperio Romano fue   la piedra angular sobre la cual se fue constituyendo lo que el mundo es hoy.  Se dice Roma y Vaticano y Coliseo saltan a la memoria, se pronuncia Roma y la imagen de mujeres y hombres hermosos se vienen al recuerdo, se habla de Roma y se está hablando del latín, esa lengua indoeuropea que se desarrolló aquí en el Lacio, o Latium, hasta darse su propia denominación.
 
            Roma es cuna de placeres y barbaries. La que originalmente fuera una aldea de campesinos fue hipertrofiándose hasta autofagocitarse, luego de haber sembrado con destrucción el mundo mientras avanzaba e iba consolidando su dominio. ¿Qué se podía esperar de una urbe nacida a la sombra del fratricidio?
 
            Asegura esa anciana retorcida y camandulera llamada tradición oral que Rómulo y Remo, acompañados de bandidos y vagabundos expulsados de sus propias ciudades, decidieron fundar su caserío a las orillas del río Tíber. Y ahí empezaron las heladeras de greñas entre ambos ya que no se podían poner de acuerdo sobre el lugar en el cual erigirían la ciudad. Afirman que Remo quería que fuera en la colina Aventino, y su hermano Rómulo porfiaba porque fuera la del Palatino. Llegados a ese punto acordaron dejar en manos de los dioses que se resolviera el embeleco; pero sin ceder posición ninguno de los dos, así que cada uno se encaramó en su cerrito a esperar una señal de los cielos.
 
Fue así como la mañana del 21 de abril del año 753 a.C., Remo mirando al cielo, similar a ese que vi yo cuando vi la ahora metrópolis por primera vez, trepado en la cima del Aventino vio seis grandes buitres sobrevolándole a él. Por supuesto que el hombre armó un alboroto y salió corriendo hacia donde estaba su hermano para anunciarle que había ganado y que la ranchería se haría donde él decía.  La vaina fue que, en el mientras tanto que llaman, en ese mismo instante, doce avechuchos sobrevolaron el Palatino; ante lo cual Rómulo se sintió dueño de la victoria, y sin esperar que llegara su hermano echó mano a un arado y comenzó a cavar el pomerium, el foso circular que fijaría el límite sagrado de la nueva ciudad, prometiendo dar muerte a quien osara atravesarlo. Remo, quien andaba en Babia y jurando que había ganado saltó hacia su hermano para anunciarle que era el triunfador. Rómulo, obligado por el juramento que acababa de pronunciar, le dio matarile a Remo quien se convirtió en el primero en pagar con su vida la violación de la frontera sagrada de Roma.
 
            Es la cuna de Cicerón, Séneca, Petronio, Nerón, Domiciano, Trajano, Marco Aurelio, Calígula, Julio César, Bruto, Casio, Marco Antonio, Octavio… Y también, en tiempos más recientes de Sofía Loren y de Eros Luciano Walter Ramazzotti.
 
            Aquí ambientó Vittorio De Sica su Ladrones de Bicicleta donde el desamparo de Antonio y su hijo Bruno no ha dejado de conmoverme cada vez que la he visto. La Ciudad Eterna es una hoguera que arroja sus favilas al viento mientras sus calles siguen recogiendo las huellas de todos quienes seguimos acudiendo sedientos a recorrerla  tratando de atrapar algo de los destellos de la belleza que, pese a sus horrores, pudo engendrar entre sus célebres siete colinas…

© Alfredo Cedeño

 
 
 
 
 
 
 
 
 

Follow bandolero69 on Twitter