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sábado, agosto 27, 2016

¿SOMOS?


                Venezuela es un mar de conflictos irresolutos donde hemos navegado desde nuestra génesis. En Doña Bárbara el maestro Rómulo Gallegos retrató a perfección esa eterna diatriba en la cual vivimos sumergidos; barbarie y sensibilidad, viveza y gentileza, egoísmo y solidaridad, son caras de una misma moneda que somos. Por lo general ha solido imponerse nuestro lado oscuro y hemos visto dejar al margen con excusas baladíes nuestra parte luminosa. Es así como Bolívar desplazó a Miranda, Castro y Gómez nos aherrojaron durante casi cuatro décadas, el propio Gallegos fue desplazado por una turba militar de la presidencia de la república.
                El triunfo de la fiereza ha sido constante y avasallador. En todos los ámbitos gente muy valiosa ha sido desplazada por jugadas de maromeros trasnochados. Las excusas de las que se han agarrado para arrinconar al talento han sido proverbiales. Son oportunidades en las que pienso en las palabras que usaba mi abuela Elvira en situaciones de ese tipo: “Es que si usaran la inteligencia que tienen para vainas buenas, ya estarían en la luna”.    
                El bendito bozal marxista que nos secuestró el razonamiento y la intelectualidad nacional, a quienes les encanta autodefinirse como intelligentsia, ha sido otro vívido ejemplo de ello. Conozco varios académicos de honestas raíces democráticas coquetear, de mente y piernas abiertas, con cierta hermenéutica izquierdista como forma expedita para ascender en el escalafón universitario. Esa dictadura se ha manifestado a plenitud en el mundo literario. Los mejores ejemplos de ello fueron el ya citado Gallegos, Juan Liscano y Andrés Eloy Blanco, cuya obra nunca fue atendida en profundidad por los “académicos” por haber sido adecos.
                La tela que puede ser cortada en ese sentido es inabarcable, es proporcional a la mezquina miopía de un sectarismo que se arropó con la bandera de la solidaridad y la justicia social, las cuales pretendieron impartir a partir de la segregación de mentes muy valiosas. Recuerdo la vergüenza con la cual esa pluma privilegiada que fue Adriano González León, el 4 de agosto de 2006, durante la rueda de prensa para anunciar el primer ciclo de cátedras literarias de Escribas, donde, sentado a la diestra de Eugenio Montejo, reconoció que con Gallegos y su obra se había cometido una injusticia  innombrable y que ella era de una inmensa calidad; al final de sus palabras ese día con un murmullo de voz reconoció que él mismo había caído en eso y que había privado en su generación el estigmatizarlo por su militancia política.   
                Como ellos los ejemplos son incontables. Otro al que se trató de minimizar su trabajo por sus simpatías con el partido blanco fue a Juan Liscano.  Nunca dejaron de enrostrarle que había sido el organizador del Festival de la Tradición que se realizó en el Nuevo Circo de Caracas del 17 al 21 de febrero de 1948 con motivo de la ascensión al poder de Rómulo Gallegos. A falta de argumentación real con la cual cuestionarle se limitaban a soltarle con sorna su condición de folklorista. Extraña manera de insultar la de aquellos que se decían defensores de los valores del pueblo y hacían befa de quien hizo que la urbe conociera las manifestaciones más puras de la cultura venezolana. Él no se arredró ante las arremetidas retóricas, y cuando en la década de los 60 estalló el conflicto armado de la guerrilla no le dio cuartel a lo que llamó “el absurdo (…) la carencia de base doctrinaria y dialéctica de esa insurgencia”.
                No menos doloroso fue en ese tiempo lo vivido por el querido poeta Jesús Rosas Marcano, una de las mentes más y mejor formadas que he conocido, de una sapiencia y humildad muy sólidas. Una tarde caminando bajo el sol infernal de Araya me confió: “Coño mijo, a mí me cobraron que mi hermano estuviera peleando contra la guerrilla y esa izquierda todopoderosa de la [universidad] Central me la puso bien chiquita, no me quedó otra que hacerme el pendejo y agachar la cabeza”. Su hermano fue el oficial del ejército Juan Bautista Rosas Marcano, quien perdió parte de su mano derecha durante unas operaciones contra la guerrilla de la citada década.  A Chuchú, como lo conocíamos, lo salvó del destierro “intelectual” su talento y trabajo incansable, tanto en lides docentes como en una larga y todavía inapreciable labor investigativa. Hay todavía quienes pretenden minimizarlo reduciéndolo a “el que hacía las canciones de Un Solo Pueblo”.
                Es una muy larga lista de desatinos perpetrados contra muchos de nuestros talentos y ante ello el silencio se impone. Nadie quiere enfrentarse a la omnímoda petulancia de un grupete arrogante y “progresista” que consagra o destruye a quien se le antoja amparado por el prestigioso paraguas de lo académico. En julio de este año George Steiner en declaraciones a Borja Hermoso de El País, España, resumió muy bien la situación de la que hablo: “…el más grande de los críticos es minúsculo comparado con cualquier creador. Así que hablemos claro y no nos hagamos ilusiones. (…) en la universidad hay una vanidad descomunal. Y les sienta mal que les digas claramente que son parásitos. Parásitos en la melena del león”.
                Este paradigma ha permeado a todas las esferas, mejor no abundemos en nuestro campo político porque es nauseabundo lo que se puede mostrar a manera de ejemplo. Regreso a Liscano y en el poema Somos, de su libro Resurgencias tal vez esté la respuesta:
Somos hoy los inestables transeúntes de las nuevas ciudades
brotadas entre los escombros de los pueblos nativos.
Pasamos sin saberlo, de lo acabado a lo reciente desconocido
y malgastado ya.

© Alfredo Cedeño


Alfredo Cedeño

sábado, agosto 22, 2015

LOS PAGAPEOS




                Es triste escribir lo que viene: somos una sociedad enferma, con una larga convalecencia, y un, aún más largo, proceso de recuperación por delante. ¿Lo podremos soportar y asumir con la entereza y disciplina del caso? No me atrevería a decir una cosa u otra, pero a veces el pesimismo tiende a predominar.  La negativa parece imponérseme. Al dar una ojeada a nuestra historia veo una larga hilera de hechos que nos muestran como somos los mismos de siempre: pocas veces asumimos nuestras responsabilidades, y siempre buscamos cómo trasladar a otro la carga de nuestras actuaciones.
                Un episodio de Boves El Urogallo de Francisco Herrera Luque, a quien pedí prestado el nombre de esta nota de hoy, describe de manera nítida lo que digo: “…la señora importante que es víctima de una flatulencia sonora y  continúa que no puede disimular. En misa y de rodillas, como usted se imaginará, el cual se acrecienta, dando lugar a una serie de situaciones a la cual más risible. ¿Qué cree Ud. que inventaron para resolver esta situación? Pues nada menos que ponerle al lado a una negrita, para que cada vez que salga el cuesco echarle la culpa a ella, y meterle un coscorrón a la infeliz, lo que le ha merecido el nombre de "la pagapeos".”
                Antes que Herrera Luque el maestro Rómulo Gallegos, quien fuera por demás certero a la hora de plasmar nuestros arquetipos conductuales, describe muy bien la misma situación, aunque con otros personajes y diferente escenario, en su novela Canaima. Allí representa a los hermanos Vellorini, Francisco y José, quienes eran dueños de la “casa de comercio”, como la define él, más importante de Upata y de Tumeremo. Francisco, quien vivía en la primera población, y de aparente afabilidad, era llamado Vellorini el bueno, y a José, quien estaba a cargo del negocio en la otra ciudad, lo tildaban como Vellorini el malo.  Bien explica el autor que todo era una superchería del "bueno", quien andaba de tramoya en tramoya y todo cuanto podía endilgarle a su hermano mayor, pues así lo hacía sin el menor empacho.
                Es larga la lista de ejemplos de similar tenor que podría seguir citando, ni que hablar de nuestra historia política. Recuerden que, al decir de cierta izquierda ortodoxa, a la caída de Pérez Jiménez no fue la gloriosa clase obrera la que tomó el poder porque la pérfida oligarquía criolla, en connivencia con malévolos planes del imperialismo, les jugó quiquirigüiqui y se quedó con todo. Ni de vaina dicen que fueron unos incapaces de tomo y lomo que no fueron competentes para articular una propuesta seria de conducción del país en medio de aquella crisis, y era lo que el país necesitaba. Había que dedicarse a saquear las sedes de la Seguridad Nacional y otras dependencias oficiales, con lo cual no hicieron más que reconfirmar su miopía inacabable ya que no fueron capaces de preservar esos archivos para poder estudiar a profundidad lo que en esos organismos ocurría. Algunas voces, supuestamente, malintencionadas aseguran que ello había sido necesario para  borrar las huellas de muchos honorables que habían abrazado entusiastamente el oficio de soplón.
                De estas veleidades conductuales –¡por supuesto¡– tampoco se escaparon los “luchadores demócratas”, quienes usaron la excusa del combate contra la lucha armada para cometer toda clase de atropellos contra sus adversarios, y en una inmensa mayoría contra población civil inocente. Baste recordar los desmanes hacia los campesinos en Lara, Falcón, Yaracuy, Monagas, Miranda; así como  contra habitantes de Caracas, las principales ciudades del país y numerosas poblaciones.
                Siempre hemos sido unos ases en desviar el foco de atención, ya que a eso se reduce todo, en diluir nuestras responsabilidades, cuando no endosarlas a otro, sea quien sea. ¿No recuerdan aquel Aló, presidente del 2 de marzo del 2008, cuando grandilocuentemete, como acostumbraba ser su estilo, el fallecido comandante vociferó en cadena nacional: "Señor ministro de Defensa, muévame 10 batallones hacia la frontera con Colombia, de inmediato, batallones de tanques. La aviación militar que se despliegue"? Recuerdo en esos días estar por las carreteras de Lara, y en el parador de Brisas de Arenales encontré una caravana de autobuses particulares que llevaban a parte de esas fuerzas hacia la frontera. Daba lástima aquella masa imberbe, a la que ni bastimento se le había provisto, comprando con su propio dinero comida, cuando no pidiéndose prestado dinero unos a otros para completar y poder comprar una arepa de queso blanco y medio litro de jugo de naranja. Recuerdo haberle comentado a quienes me acompañaban: ¿Así pretende este infeliz defender la soberanía?, en tres días los cachacos estarán en Caracas haciendo ajiaco en la plaza Bolívar si les da la gana. A los pocos días el sempiterno fabulador adujo que todo había sido un éxito, y guardó un hermético silencio sobre el fracaso de su mojiganga bélica; pero más calló sobre los supuestos orígenes de sus arrebatos napoleónicos, que no era más que un profundo terror a las computadoras encontradas en el campamento de Raúl Reyes, en las cuales se asegura hay evidencias de todo tipo que demuestran sus vínculos con la narcoguerrilla colombiana.
                ¡Ah!, pero es que tampoco los ditirambos y la prosopopeya son patrimonio exclusivo rojo. ¿Acaso se les ha olvidado las floridas maromas retóricas con las cuales se ha buscado tratar de justificar cada una de las derrotas que, en buena o mala lid, nos fueron asestando a lo largo de estos 16 inacabables años? No hubo un solo fracaso que no fuera huérfano, todos fueron obra y gracia de la maquiavélica tramposería roja que siempre venció a la caballerosa oposición que nunca fue capaz de cometer ninguna acción que no fuera leal y valiente… Para decirlo en palabras de mi viejo tío-abuelo Jorge Cedeño: ¡No me jodan¡
                Regreso la pelota al otro lado de la cancha, donde encontramos que la debacle económica generalizada es producto de la guerra mediática, como solían decir todas las cacatúas pelicoloradas que se sajaban las venas por el socialismo del siglo XXI, pero nunca jamás por la infinidad inaudita de cagadas con las que han ido jalonando su gestión. Por supuesto todo ello ha sido hechura de la burguesía apátrida títere del imperialismo cochino que no tolera la soberanía. Pero cómo les encanta ir a comprar a cartera suelta en sus tiendas, ¿verdad Calixto Ortega?, ¿no es así Luisa Ortega?
                Por supuesto que este partido no termina todavía y al raquetazo rojo se suele responder creándonos nuevas expectativas de toda laya.  ¿Olvidaron aquellas palabras de Ramos Allup el martes 29 de noviembre del 2005 cuando formalizó el retiro de Acción Democrática de las elecciones parlamentarias que se realizaron el 4 de diciembre de ese año, y que le dio la mayoría total a los rojos en el poder legislativo? En aquellos días afirmó: “Lo hicimos por encima de intereses individuales, personales o partidistas. Estamos interpretando el sentir de la mayoría de los venezolanos, a quienes al fin y al cabo, nos debemos”. Sin embargo este mismo personaje, con su cara muy lavada y sin un ápice de vergüenza le dijo años más tarde, exactamente el 9 de marzo de 2011, a Clodovaldo Hernández en una entrevista para Ciudad CCS que “fueron también los medios los que montaron la abstención de 2005”.
                Es una sucesión de pagapeos que se sacan unos y otros de sus mangas de prestidigitadores tropicales tercermundistas. No dudan en tragarse un burro, con enjalma y todos sus aperos, para no soltar ni un mínimo eructo. Hemos visto como en los últimos meses los llamados “dirigentes” de la oposición –quienes a todas estas no sé si siquiera dirigen el tráfico– han venido anunciando con fanfarrias de todo orden la llegada del fin del mundo, chavista por supuesto, el próximo 7 de diciembre, anuncian destituciones cuales Robespiere revividos, y así ad libitum, de vaina ofrecen el regreso del "Tá barato dame dos". Se dedican a jugar con la esperanza e ingenuidad de quienes desesperados no ven cómo salir de este infierno en que nos han sumido el país. Es lo que hacen cuando en vez de explicarle a la gente que es necesario trabajo, dedicación, sacrificio, mística, educación y responsabilidad para resurgir de este enlutado escenario; le llenan la cabeza de pájaros preñados volando en retroceso con el supuesto triunfo en la Asamblea. ¿Qué van a hacer si no hay elecciones? ¿Qué van a hacer si en efecto hay un fraude gigantesco? ¿Cuáles son las opciones a llevar adelante en caso de que alguno de estos escenarios se suceda? No duden en pensar que entonces veremos a nuestros flamantes mariscales de poltrona saltar a señalar a quienes les hemos venido pidiendo reiteradamente la necesidad de reformular las acciones, como los pagapeos de turno.
No son gratuitos  los eventos ocurridos en La Guajira recientemente, ni en la frontera tachirense. Lo sorprendente es la ligereza con que ambos sucesos han sido abordados de lado y lado, no era de sorprender que así lo hicieran en el bando oficial, pero que de este lado de la cancha sea así es irritante.  Cuando se recorre La Guajira se aprende que allí nada es al azar, allí funciona una rigurosa e inamovible sociedad de castas y todo cuanto ocurre es porque los “señores” guajiros así lo permiten. ¿Alzamiento popular sin el visto bueno de esos capitostes que siempre han impuesto a sangre y fuego sus baronías? Allá quienes quieran comprar ese cuento. Lo otro que sorprende es que han surgido especialistas y conocedores del ámbito guajiro y todos hablan de sus informantes en aquellos lares, donde precisamente por todos lados te dicen en susurros que los camiones 750 que van cargados de mercancías y alimentos de todo tipo son de Nohely Pocaterra, y que van escoltados por indígenas equipados con armas de guerra. ¡Oh sorpresa!, a ninguno de los tantos entendidos se le ha leído nada al respecto. La sensación que tengo es que una vez más la complicidad terminó por imponer sus normas.
Ante lo ocurrido en Táchira y el decreto estentóreo del señor presidente limitando las garantías constitucionales en el estado Táchira, al decretar allí estado de excepción, no se necesita ser mago para avizorar un globo de ensayo que luego se extenderá a todo el país para suspender las elecciones. Esa posibilidad la hemos señalado muchas veces unas cuantas voces y la respuesta ha sido cuando no la descalificación, el silencio, o el encasquetarnos el mote de atipolíticos, especie de santo grial que de un tiempo a  esta parte usan para tratar de callar todas las voces críticas a la manera torpe y desmañada como se han venido dizque conduciendo. ¿Qué vamos a hacer ante ese escenario? ¿Vamos a repetir la  misma situación de la madrugada del 16 de agosto del 2004 cuando Carrasquero anunció el triunfo de Chávez y en la quinta Monteverde “la dirigencia” corría como una manada de gallinas atacadas por un zorro, y no fueron capaces de convocar a la gente a la calle a defender el triunfo que se había obtenido? Es pertinente recalcar que el rol de pagapeos de los medios de comunicación, tanto propietarios como trabajadores, ha gozado de una vitalidad extrema en estos últimos tiempos. No creo equivocarme al vaticinar un futuro bastante cercano donde, todos quienes hemos alertado del infierno que se avecina, seremos los pagapeos de este serallo de arrogantes que no se cansan de hacer gala de ineptitud en el manejo del momento que vivimos. 

© Alfredo Cedeño

sábado, junio 06, 2015

PABLO MEDINA 01

“El ministro le preguntó: ¿Qué es lo que quiere el comandante Chávez? Él dijo: negociar. ¿Y qué tiene el comandante Chávez para negociar? Las armas de Bracamonte. ¿Y quién tiene las armas de Bracamonte?  El diputado Pablo Medina.” Habla el acusado, en ese entonces, ante el general Iván Darío Jiménez, quien fungía por aquellos días como Ministro de la Defensa, por parte de un emisario del líder del fallido golpe del 4 de febrero de 1992 contra Carlos Andrés Pérez. Explica el ex secretario general de La Causa R, y  fundador del PPT (Patria para Todos), que ese diálogo que describe tuvo lugar en el Fuerte Tiuna “estamos hablando de enero o febrero del 93, no me puedo acordar mucho, Chávez estando en Yare le mandó un mensaje de que él quiere negociar, obviamente estando preso allá era muy difícil hacer, y que nadie se enterara, una movilización en una camioneta o un blindado y llevarlo de Yare al Fuerte Tiuna, no era procedente, entonces acordaron que él enviara a una persona, el sargento Freites, que era su mano derecha en Yare, el propio Jiménez lo cuenta en su libro Los Golpes de Estado en Venezuela y se da esa conversación que te conté. Eso lo mandó a decir Chávez.”
Aquellos que hemos transitado los vericuetos de la izquierda, por una u otra razón, sabemos que no hay peor calificativo a ser ganado en esos predios que el de delator. Ser tildado de “sapo” era un estigma del que más nunca podía sustraerse aquel que como tal fuera tildado. En la poco clara  historia –y leyenda- de la izquierda venezolana es un amargo recordatorio el caso del hermano del desaparecido filosofo J.R.Núñez Tenorio, Carlos Alberto Nuñez Tenorio “Luisito”, quien no sólo fue un eficaz traidor que entregó a muchos de sus compañeros de la lucha armada, sino que luego se convirtió en un temido torturador de la SIFA (Servicio de Inteligencia de las Fuerzas Armadas), organismo en el cual permaneció hasta que murió baleado en forma poco clara en Caracas. Debo también recordar que en los campos de la llamada derecha esa fue una actitud que igual fue prevaleciente, numerosos hombres y no pocas mujeres de Acción Democrática –vayan como ejemplo Isabel Carmona y José Agustín Catalá- fueron pasto de los esbirros de la Seguridad Nacional, durante el mandato de Pérez Jiménez; y podría seguir citando ejemplos de ello en diversos momentos de nuestra historia reciente y lejana, donde se buscaba que los detenidos se convirtieran en traidores a sus compañeros. Es por ello que en nuestro escenario político la palabreja es vista con sumo cuidado por todos aquellos que en esos predios se mueven, Pablo Medina, hombre de larga raigambre en la subcultura de la izquierda radical venezolana, no es una excepción a dicha actitud, y hablar con él es un torneo de paciencia y lances hasta lograr que suelte prenda. Comparto con ustedes una larga conversación sostenida con él.
                “Si había una relación de La Causa R con Chávez”, dice pero luego trata de matizar lo dicho y prosigue así: “fue la relación, digamos, cuando él estaba detenido en 1992, 1993, yo ahí me di cuenta quien era Chávez, que era una persona sin palabra, que era una persona desleal. Eso se me reconfirma más adelante porque hay un libro de ese mismo ministro de la Defensa, Iván Darío Jiménez, que se llama Los Golpes de Estado en Venezuela, y él ahí lo detalla.  Eso fue motivo para que tiempo más tarde Radames Muñoz, cuando era ministro de la Defensa, a través del Consejo de Guerra intentó un juicio en mi contra y por esa razón lo enfrenté en Miraflores. ¿Por qué hizo Chávez eso? Impedir el ascenso de la Causa R que venía directo hacia las elecciones del 93, diciembre, y además crearme problemas a mí que fui ciertamente amigo de él hace muchos años.” A esta altura reconoce que había conocido al joven oficial de entonces, “yo lo conocí con Alfredo Maneiro.” A esa altura lo interrumpo para preguntarle por los viejos rumores que se han oído por mucho tiempo en diversos contextos de una maniobra política de la ultra izquierda de manos de gente como Maneiro, él mismo, Kleber Ramírez, Douglas Bravo, entre otros, para penetrar a las fuerzas armadas venezolanas.  No lo afirma ni lo desmiente, replica: “Nosotros no teníamos ninguna relación con Douglas. Ese acercamiento con Chávez venía por la vía de Barinas, en La Causa R estaban los hermanos Federico y Vladimir Ruiz que eran militantes nuestros, estamos hablando de muchos años atrás, y en ese momento La Causa R era un grupo muy pequeño. Es más, en esa conversación que fue en Maracay Alfredo Maneiro le dijo: mira, aquí no va a pasar nada durante mucho tiempo, si yo tuviera un FAL lo vendo y me compro un multígrafo porque es más importante un multígrafo para sacar propaganda que tener un fusil, aquí no va a pasar nada por muchos años. Eso fue en un apartamento del propio Chávez.” El mencionado militar corroboró lo dicho en una conversación que sostuvo con la socióloga chilena Marta Harnecker: “Cuando yo tenía unos 15 años, en Barinas, mi propia tierra, conozco a intelectuales como Ruiz Guevara, un viejo comunista e historiador de quien me hice muy amigo; conocí a sus hijos, ellos eran de La Causa R, grupo político que recién estaba naciendo. A través de ellos entro en contacto con los hermanos Vladimir y Federico Ruiz Tirado. Vladimir hoy es del PPT y trabaja con María Cristina Iglesias. Él se metió a La Causa R de jovencito y fue un poco el orientador político que yo tuve; era 4 años mayor que yo, muy maduro, muy estudioso, le decíamos "popeye". Esa fue una etapa de discusiones políticas, de lecturas. Los hermanos Ruiz me llevan a conocer a Alfredo Maneiro y a Pablo Medina. Conversé con Maneiro en un apartamentico donde yo vivía por allá en Maracay, yo tenía 25 años, era el año 1978. Fue la única vez que lo vi en mi vida”.
                Vale la pena a esta altura hacer un inciso para explicar a quienes no conocen algunos pormenores de nuestra historia reciente, y también para refrescar a otros que han extraviado en su memoria algunas situaciones, que Alfredo Maneiro, descendiente de los próceres independentistas Manuel y José Joaquín Maneiro, fue un militante político y pensador que llegó a ser miembro del Comité Central del Partido Comunista Venezolano –PCV-; en 1962 se creó el Frente Guerrillero Manuel Ponte Rodríguez en el oriente de Venezuela, donde Maneiro asumió la jefatura de esa columna guerrillera usando el seudónimo Comandante Tomás.  Luego de algunos años de prisión y diferentes discusiones de carácter ideológico, que llevaron a la fractura del PCV y surgimiento del Movimiento Al Socialismo –MAS-, Maneiro estudió Filosofía en la Universidad Central de Venezuela, mientras se dedicó a ir estructurando lo que sería su principal aporte a la política nacional: “La construcción de La Causa R.  El trabajo nuestro era fundamentalmente desarrollar la teoría de las cuatro patas, y en eso La  Causa R es un diseño totalmente diferente a todos los partidos de Venezuela, América Latina y del mundo. Recuerdo las conversaciones que teníamos con varios profesores de Física en la Universidad Central, quienes decían que parecía un proyecto de física cuántica. Nosotros nacemos de una confederación de grupos que se manejaban no por el centralismo democrático, como se manejan los partidos en un modelo leninista de organización, éramos otra cosa. Las cuatro patas era el PRAG en la Facultad de Ingeniería de la UCV, un movimiento en Catia que se llamaba Pro Catia, El Agua Mansa con una casa para los intelectuales y en Guayana que estaba yo en SIDOR como obrero; la idea era que de cada centro de estos se hiciera política nacional. Desde Guayana, en SIDOR –Siderúrgica del Orinoco- para todos los trabajadores de Venezuela, desde ProCatia para todos los sectores populares, desde La Casa del Agua Mansa para los intelectuales y desde el PRAG para todas las universidades y que se fueran multiplicando, una forma distinta de hacer política, ese era fundamentalmente nuestro trabajo.” 
Este larense, nacido en El Tocuyo el 30 de junio de 1947, que informa haber estado en la guerrilla en las montañas de su tierra natal, en el frente guerrillero que comandaba Argimiro Gabaldón, cuya única relación con el mundo laboral había sido en la planta de PROMASA en Chivacoa, estado Yaracuy, población donde su hermana Yolanda trabajaba como maestra, “esa era la única experiencia de trabajo propiamente dicha que yo tenía, y ahí no fui a hacer trabajo político sino trabajo de sobrevivencia, a ganarme el vivir.  A los meses me voy a Caracas a seguir el trabajo político ya al lado de Alfredo. En el año 71, primer gobierno de Caldera, hay una famosa huelga en Guayana de la Ferrominera donde los trabajadores de SIDOR la apoyaron y finalmente despidieron a 514 trabajadores y eso golpeó muchísimo al movimiento sindical. Nosotros estábamos naciendo, La Causa R, éramos 12, casi todos han muerto, quedamos Lucas Matheus, yo, casi no queda nadie; lo cierto es que le digo un día: mira Alfredo, andábamos en su Volkswagen, veníamos por la Plaza Venezuela, yo voy a irme a Guayana chico a trabajar en SIDOR. Yo en ese momento no estaba haciendo nada, estaba en Caracas haciendo trabajo político, yo estaba free lance como se dice, estábamos tratando el grupo de ver cómo hacíamos de convertirnos en una fuerza, abocados  completamente, yo tenía 24 años. Él me dijo: cuenta conmigo, yo te apoyo. Apoyarme era una dirección de una señora allá y un remedio para el asma, ella era asmática, y que yo iba a llevarle para que me recibiera, eso fue en Puerto Ordaz, en una urbanización llamada Villa Colombia, la señora Arnida se llamaba, era militante del MAS, y llegué ahí con lo que tenía tres camisas y dos pantalones. Yo no sabía dónde quedaba SIDOR, nunca había ido a Guayana.”
Medina se fue “solo, solo, solo y comienzo a trabajar allá, logró entrar en febrero del 72 como obrero raso, me mandaron para uno de los departamentos más arrechos que tenía la Siderúrgica: los hornos eléctricos, eso era candela, polvo, ruido y un gas que cuando se desprendía de una tubería te quedabas paralizado, y te podías morir si no te encontraba alguien y te llevaba a una cámara de oxígeno, un departamento sumamente peligroso y desgastador, porque ahí los trabajadores al poco tiempo, por el calor, se les desviaba la retina, se les desprendía la retina, la columna, hasta el chaparro se le caía a más de uno,  ahí no llegué a estar dos años. Fue donde comencé a hacer trabajo siderúrgico, ahí vi yo al diablo en pantaletas, el Infierno de Dante, ahí supe lo que es el diablo con cacho y rabo. ¡Dígame cuando te mandaban a echarle carbón a boca de jarro en el horno!, o apagaban el horno y te metían dentro un minuto con una barra a limpiarlo, o te metían en unas fosas que no llegaba oxígeno, a limpiarlas, una cosa muy dura. Lo primero que hice fue un grupo de amigos, y fue una experiencia que me marcó profundo, veía la gente dándole ahí frente al fuego, a ese calor, desafiando las ocho horas, o trabajaban sobreturno, hay que ver lo que era eso, era un desafío minuto a minuto, hora a hora. A todas estas yo tenía solamente la intención de un trabajo político que no sabía bien cuál era, la idea del diseño de La Causa R construir, bajo una especie de física cuántica, en lo político desde abajo la organización, o sea probar la tesis que habíamos diseñado en La Causa R. Así comenzamos a sacar un periódico clandestino, Matancerito, nosotros lo hacíamos pero otros que estaban fuera lo repartían. El nombre es porque toda esa zona donde están las empresas básicas se llama Matanzas, y a los trabajadores de SIDOR los llaman Matanceros, y fue a un compañero llamado José “El Mono” Rosales que una noche reunidos se le ocurrió ponerle así, y ese periódico se convirtió en un bandera de lucha, luego se convirtió en sindicato, y se convirtió en proyecto. El Matancero fue algo que la gente confiaba mucho, las noticias, las denuncias, y a vuelta de dos años teníamos una organización. Al primero que yo busqué fue a Tello Benítez y le dije metete tú entre los empleados y yo entre los obreros, y se metió a los seis meses como empleado, él tenía simpatías por el MAS. Yo estuve diez años en Guayana y terminamos ese trabajo que comenzó de cero, a los siete ya ganamos el sindicato, ganamos todas esas elecciones de los sindicatos de Guayana, y cuando me voy a  Caracas es porque la Causa R era muy fuerte en Guayana pero se había debilitado en la Universidad Central y era que desde Caracas ya con la experiencia fortalecer la teoría y la organización de lo que estábamos creando, una organización desde abajo.”
Es el tiempo cuando esa organización crece a la vera de un desbordado descontento ciudadano hacia los partidos tradicionales, y diferentes grupos de poder se dedican a jugar a la cacareada “antipolítica”, época en la cual La Causa R se convierte en caja de resonancia de ese descontento y sus representaciones en diferentes cargos electos crece de manera exponencial. Los rumores que les vinculan con ciertos aires conspirativos siempre son negados por ellos, sin embargo vale la pena  citar a Fernando Ochoa Antich, quien en su libro Así se rindió Chávez, asegura que luego del 4 de febrero: “Dirigentes de la izquierda radical tales como Gabriel Puerta Aponte, Douglas Bravo, Francisco Prada, Carlos Lanz Rodríguez, Pablo Medina y Eustoquio Contreras se dedicaron a contactar oficiales activos y retirados con la finalidad de comprometerlos a una futura asonada Militar.” Cierto o no, lo real es que ese intento de golpe potenció políticamente ese día a dos dirigentes, gracias a sus discursos ante el Congreso Nacional, donde fueron los únicos que hablaron a favor de los insurrectos: Rafael Caldera a la Presidencia de la República, y el dirigente de La Causa R Aristóbulo Istúriz a la Alcaldía de Caracas.
Medina evoca situaciones y asegura: “Para nada me imaginé nunca que Aristóbulo iba a jugar un rol tan triste como el que está jugando, cuando tú ves la Unión Soviética ves ahí cómo grandes tipos, pensadores, gente de una inteligencia bárbara, los llevaban a la cárcel y los obligaban por la vía de la tortura a retractarse y a volverse moralmente una basurita, eso se vio en los famosos procesos de Moscú en el año 34 a raíz de la muerte de Kirov, que era el segundo hombre después de Stalin, eso se vio ahí, y después lo vimos con los intelectuales cubanos en los años 60, eso es lo mismo. Cuando entonces tú ves gente, todos mis amigos, TODOS, que venían de La Causa R y del PPT, uno como él quien decía que él y yo éramos como la cara y el sello de una moneda, que no cabía nada, tu tiras esa moneda y te cae cara o sello: Pablo y yo es lo mismo, porque no cae de canto, decía Aristóbulo. Era verdad… pero bastó una picada de ojo del poder y esa moneda, ¡coño!, se quedó con un solo lado. En el caso de él, en el año…” Sobreviene una pausa inacabable. “…2001 son las elecciones de la CTV y yo era el candidato natural, ya en la mitad del país había habido diez asambleas de trabajadores declarándome candidato a la presidencia de la CTV, y Aristóbulo mismo me propone: el candidato debe ser Pablo. Pero Aristóbulo recibió una orden de Chávez que estaba en Chile y le dijo: ¡No!  ¡Ni de vaina! ¡Pablo ni de vaina! ¿Por qué?, le dijo Aristóbulo. Nooo, tú no conoces a Pablo como lo conozco yo, Pablo llega a la presidencia de la CTV y me va a tirar una huelga general, tienes que ser tú. Y Aristóbulo ahí mismo se lanzó.  Ahí  mismo me llegó alguna gente del PPT: Coño Pablo tienes que apoyar a Aristóbulo. No, yo no, hay un problema de dignidad, les dije, yo soy siempre una persona demócrata, yo perdí limpiamente en el 98 cuando la Convención del PPT, me opuse a la candidatura de Chávez, di mis razones, dije lo que iba a pasar en el país con Chávez que iba a destruir a Venezuela, pero yo perdí limpiamente, no puedo decir que me hicieron trampa, nadie, perdí y tuve que aceptar porque es la democracia, pero en esta oportunidad es otra cosa, ese papelón yo no lo voy a hacer, porque Aristóbulo no me ha dado ninguna explicación, ni a mí, ni al PPT, se lanzó y ya está. ¿Qué orden superior vino para eso? Yo sabía que era Chávez, sin que me lo dijera. Y se lanzó… Se estrelló desde luego, pero Chávez le dijo: no te preocupes que tú vas a ser mi ministro de educación. Y fue el ministro de educación. Entonces él me dijo, al final, coño Pablo tú no puedes tener una línea muy recta, hablándome él, uno comete un error y se hunde chico. Yo le dije: Mira, Aristóbulo, uno puede cometer errores políticos y eso es inevitable cometeré errores políticos, errores de cálculo, errores de análisis, pero nunca se debe cometer errores de carácter moral, robar, traicionar, esos que pertenecen al campo de la ética no se deben cometer; tú de un error político te recuperas, de un error moral no, un tipo viola una muchacha y ni que se corte el chaparro, porque la violación la cometiste. Más nunca.”

© Alfredo Cedeño

PS: La próxima semana publicaré la segunda parte de esta entrevista.


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