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viernes, junio 10, 2022

ESTOS TAPADOS…

Mi abuela, que en paz descanse, tenía una palabra con la cual definía cuando pasaba por cíclicos períodos de estreñimiento. La oigo decir: “Es que cuando esta barriga quiere echar vaina no hay nada, ni nadie, que la haga funcionar como tiene que hacerlo, pero esto es lo que nos pasa cuando llegamos a viejos, nos ponemos…” y en ese punto soltaba el vocablo: “estíticos”. Ese era un termino al que los muchachos de la familia le teníamos pavor, porque si ella dictaminaba que lo padecíamos, era invariable las tomas de sal de higuera, o la vejación incuestionable que significaba un lavado, al que ella llamaba enema. Lo cierto es que se vaciaban las tripas…

Mi padre, que no solía coartarse al momento de reírse de todo cuanto le rodeaba, hasta de él mismo, usaba dicha voz con sorna al referirse a algún allegado, amigo o familiar, de entendederas cortas.  “Es que, pobrecito, tú eres estítico de mente…”, era la frase con que cerraba cualquier discusión que se prolongara más allá de lo pertinente.

Años después la vida me otorgó el privilegio de tener como maestros a Jorge Chirinos, a Antonio Estévez, y a Jesús Rosas Marcano.  El primero de ellos, la insolencia hecha persona, a quien Pedro Duno había bautizado como el Cronopio Mayor, les soltaba en su propia cara a ciertos especímenes: “A ti la luz no te llega ni que estés pariendo, es mucho para ti." Antonio, quien solía ser aún más insolente, solía decir: “Este está como Bombillo…”. Cuando le preguntaban quién era ese, la respuesta era invariable: “Uno allá en Calabozo, pero no lo por lo que alumbraba, sino porque no le entraba ni una gota de agua.”  Chuchú, el último de ellos, pero no por eso menos querido, siempre se reía socarrón cuando se encontraba a ese tipo de personajes, para luego añadir: “Mijo, ese seguro que es familia de Burro Tapao, que vivía allá en La Asunción. Ya te podrás imaginar cómo era que no solo resultaba familia del asno, sino que también era hermético.”   

Tal vez la suma de todos ellos es lo que puede permitir la generalización de tales manifestaciones de constipación, que se han hecho crónicas en varios sectores nacionales, sobre todo entre los integrantes de esa secta, con pretensiones de realeza, que hacen alardes de sus condiciones de dirigentes; lo cual confieso que me sume en no poca incertidumbre, porque ¿qué saben dirigir?, porque lo que se aprecia es que ni el tráfico saben conducir. A lo mejor es por eso, por lo que muchos de ellos hablan de tener un gallo tapado; tal vez es por lo mucho que cantan y lo poco que sueltan

© Alfredo Cedeño

viernes, mayo 20, 2022

¿ENTONCES CUÁNDO?



Todos aquellos que me leen tienen en mí un agradecimiento infinito. Sin embargo, hay, de todos ellos, tres a los que agradezco más que a ninguno otro. Dos en Venezuela, y el otro en la llamada Madre Patria. Al lado allá de la mar océano, uno que con real espíritu crítico me lee y cuya constancia me conmueve, sobre todo porque le conozco desde niño y es motivo de particular orgullo verle desempeñando rol de alto ejecutivo en una trasnacional europea. En el lar natal uno de noventa años, quien ha sido un maestro a lo largo de mi vida en el llamado universo cultural, y quien me abruma con su persistencia y solidaridad.

Hay también una tercera persona a la que quiero, respeto y admiro, y quien, pese a su lucha contra el mal que se empeña en postrarla, mantiene una actitud ante la vida que me hace quererla, respetarla y admirarla más todavía. Esta última persona, quien es una incondicional capaz de escribirme: “lo apoyo en cualquier pelea que agarre”. Sin embargo, esta lectora implacable y de un equilibrio descarnado, como conozco muy pocos casos, me planta cara: “Yo estoy de acuerdo con usted, pero no estoy de acuerdo. Tiene toda la razón de que aquellos vientos trajeron estas tempestades. Lo que no concuerdo es el momento de decirlo. Estamos más que desarmados, desesperanzados.”

Llevo toda la semana reflexionando sobre su comentario, e invariablemente, todas las respuestas que he encontrado han sido: ¿Cuál es el momento oportuno? Si hacemos un vuelo rasante sobre nuestro quehacer político vamos a encontrar un no breve historial de espera del momento adecuado para decir y hacer las cosas. Y fue así como se establecieron multitudinarias cofradías de viudas y plañideras de la Cuarta República, del perezjimenizmo, del medinismo, del lopezcontrerismo, del gomecismo, del castrismo, del paecismo, del bolivarianismo, y –aunque de reciente data­– hasta de Guaicaipuro hay una no poca populosa hermandad que reclama los buenos tiempos precolombinos.

A todos se les olvida los desastres de todo tipo que fueron, lenta e indeteniblemente, llevándonos a este infierno en que está convertida Venezuela. No dejaré de escribir que estamos recogiendo lo que sembramos, y hasta que no lo entendamos y comencemos a erradicar las plantas que no sirven seguiremos con la misma cosecha. No podemos seguir esperando un tiempo adecuado para decir las cosas, porque nunca va a llegar. Siempre habrá un celestinaje que amparará una manera opaca e interesada de conducir al país. Ahora Chávez y Maduro fueron los supermalignos que acabaron con el país perfecto que éramos. ¿Hasta dónde se puede ser ciego e inconsciente? ¿Cuándo va a ser el tiempo para decir las cosas y hacer las correcciones que son inaplazables? ¿Salir de Maduro para caer en manos de quiénes?

¿Nos entregamos a Guaidó para que maneje el país como Monómeros? ¿Nos ponemos en manos de Ramos para que siga conduciéndonos como la pulpería que heredó de Alfaro Ucero? Los ejemplos son infinitos y el espacio de esta columna es breve. Seguiré preguntando: ¿Cuándo es el tiempo indicado para replantearnos el país que necesitamos y merecemos ser?

© Alfredo Cedeño  

jueves, octubre 26, 2017

ES QUE NO APRENDEN


                Pese a los esfuerzos que en las últimas décadas ha realizado la andragogía por demostrar que loro viejo sí aprende a hablar, en nuestro país los perros hueveros siguen saqueando los nidos de las gallinas, quienes confían en que ellos nunca más seguirán haciendo de las suyas. Es más que reiterativo, diría que rayano en lo compulsivo, seguir derramando el agua ya vertida de la alcahuetería manifiesta de ese convite de pícaros que es la MUD.
                Recibí días antes del ahora nefasto 15 de octubre, pero muy ansiado y celebrado por los "luchadores infatigables de la democracia", un sesudo estudio en el que se hacían toda suerte de elucubraciones sobre los resultados. Recuerdo dos frases que ahora me saltan como muecas burlonas a la memoria: "Es muy probable que la Oposición gane más de 18 gobernaciones con cualquier escenario de abstención", decía la primera de ellas. La segunda rezaba: "Es difícil que el oficialismo gane más de 7 gobernaciones aún con los peores escenarios para la oposición y una recuperación de su votación."
                Por supuesto que el autor de dichas frases no atina a dar una explicación de cómo fue que la magia roja convirtió sus ditirámbicos guarismos en cinco peorras gobernaciones para los mudecos. Como bien es de suponer, nada se dice de las maniobras de patotero clase media del cara de niño Ocariz cuando soltó aquella muy infeliz frase de que los candidatos eran “los nuevos escuderos de La Resistencia”; ni de las de todos los demás del combo electorero.
                Ahora salen muchos, con cara de monja que descubre al sacristán leyendo un número viejo de Playboy, a denunciar la "sesgada actuación de las reptoras (sic) del CNE". ¡Infelices de tomo y  lomo!  ¿Acaso era de esperarse que actuaran de otra manera? ¿Por qué la honorable dirigencia opositora no tomó previsiones al respecto, y en cambio ordenó a los electos acatar, quienes saltaron raudos y felices, a juramentarse ante la prostituyente?
                Como bien era de esperarse, ahora el nuevo mantra es prepararse para las elecciones presidenciales del 2018. El bagaje de imbecilidades que se oyen para justificar lo injustificable ya ni arcadas provoca. El trapiche de Ramos Allup no cesa en su molienda, él se mantiene con sus aires de caporal vigilando el gallinero y soltando de vez en cuando alguna frase guachamarona para mantener a su público entretenido con su rol de galán matas villanas.
                Escribo mientras escucho a Ismael Rivera, y justo ahora él canta Comedia, de Plácido Acevedo, y su voz cimarrona suelta:
En el gran escenario de la farsa
la comedia de esta vida es inhumana…
hay payasos llevando armadura fría
y tenorios que no tienen ni una espada…

© Alfredo Cedeño

jueves, enero 19, 2017

LA VIVEZA


               
                Hace 25 siglos en Grecia un señor llamado Platón habló de la pleonexía como una enfermedad que terminaba por ir contra la propia sociedad, con el tiempo dicha palabra se le ha equiparado con codicia y avaricia. Hay quienes afirman que el término resume el apetito insaciable que algunos desarrollan por la posesión de bienes materiales; se le vincula a la vanidad, el egoísmo, el narcisismo, y por ende lleva  a pensar, a quien la padece y ejerce, que tiene el derecho de acapararlo todo puesto que lo merece.  Por ello el pensador griego lo consideraba una patología.
                Algunos opinan que ello no solo es aplicable a los individuos, sino que es igualmente válido para algunos países que gustan de presumir de su poder adquisitivo y hacen del mismo ostentación manifiesta. Las lecturas que se le pueden dar a su significado son variadas, para Carlos Calvo Aguilar es el apetito insaciable de cosas de carácter material; una cáustica en extremo fue la que hizo el pensador mexicano Carlos Llano Cifuentes, quien aseguraba: “Hay una gran diferencia entre la pleonexía de hace 2.500 años y la padecida actualmente. Para Platón era una enfermedad; para nosotros es signo de éxito”.
                Un grupo de científicos sociales criollos han emparentado con dicho concepto nuestra bendita “viveza”. Ella se ha manifestado, y sigue haciéndolo con proverbial vitalidad, de una y mil formas; ha sido alabada de manera permanente y transversal en todos nuestros estratos sociales. Es alabado el empresario que no paga sus impuestos debidamente, o paga a sus trabajadores salarios por debajo de lo que podría pagar, o se roba la idea de un hombre talentoso y lo patenta para incrementar aún más su fortuna. Se celebra al trabajador que sustrae parte del inventario de su lugar de trabajo para luego venderlo o canjearlo en su barrio. El bodeguero que amaña la balanza para sisar algunos gramos a sus clientes, es tolerado porque todos en la comunidad hacen lo mismo en situaciones similares.
                Esa viveza venezolana fue la que evolucionó hasta llegar a nuestro chavismo-madurismo-mudismo. Ante nuestro desolado escenario recuerdo que alrededor de veinte siglos más tarde que el bachiller Platón, en Inglaterra, sir Francis Bacon, comenzando el siglo XVII, con angustiante anticipación también alertó en vano, al menos para nuestra Venezuela: "No hay cosa que haga más daño a una nación como el que la gente astuta pase por inteligente".  ¿Acabaremos algún día con nuestro culto pleonéxico a los atajos?

© Alfredo Cedeño

miércoles, enero 11, 2017

NI BORRÓN, NI CUENTA NUEVA

                            
                La justicia es una manifestación de las virtudes de los hombres, y la hemos ido afirmando a lo largo de nuestra historia como cortafuego de nuestras pasiones. Sin ella nos seguiríamos matando cual Caín a Abel, viviríamos en una jungla donde los más fuertes despedazarían a su real gana a quienes los rodeamos, la ferocidad, disfrazada de supuesta valentía, sería el único patrón válido con el cual poder convertirse en una referencia para nuestro entorno.  El infierno sería un vergel al lado de nosotros.
                Nada es perfecto, ni aún la justicia, es por ello que creamos las leyes, conjunto de normas para que lo justo, manifestación equilibrada de razón e ímpetu, sea un tablero donde desplazarnos sin sobresaltos vitales, propios ni ajenos.  Hay quienes denigran de ellas y las atacan sin compasión ni tregua, pero a la larga terminan por hacer propuestas de nueva justicia y nuevas leyes, es imposible sobrevivir sin ellas. Existe un pacto atávico de sujeción a ellas que ha permitido a la vida mantenerse.
                Ha habido oportunidades en que ambas, justicia y leyes, han sido obviadas; en dichas ocasiones se ha invocado la clemencia o el sentido de la oportunidad para esquivarlas, y se ha apelado al viejo adagio de borrón y cuenta nueva,  por lo general ello ha devenido en situaciones peores a las que se trataban de remediar. No hay caso: Sólo el cumplimiento de los códigos y el atenerse a lo justo es lo que nos ha salvado, hasta el día de hoy, de nosotros mismos y nuestras más bajas manifestaciones.
                Cuando uno ve la total ausencia de normas en que vive Venezuela, ese estado que los sociólogos denominan anomia, asume que todo vale, no hay límites de orden alguno. No deja de sorprender que en medio de semejante maremágnum se alcen voces que pidan sensatez o que clamen porque se impongan valores de orden moral.  ¿En qué cabeza cabe? Es digno de celebración que la moral de la ciudadanía sea todavía el aglutinante que nos conserva en pie, porque no hay cabeza a salvo dentro de la dirigencia política nacional. Y, como he repetido en diferentes oportunidades, es válido para un lado y para el otro.
                ¿A qué norma se le puede adjudicar que el manejo que ha venido haciendo la desaliñada dirigencia opositora de nuestro momento político es el adecuado? ¿Cuál es el criterio utilizado para que una serie de truhanes del pelaje de julio borges, ramos allup, ismael garcía y timoteo zambrano (en minúsculas todos, porque ninguno calza para ostentar algo mayúsculo, ni siquiera en sus nombres), solo por citar algunos miembros de esa pandilla, sean los que deciden según su real gana las formas de enfrentar a Maduro? ¿Existe una real disposición y ánimo de ejercer el poder y hacer que el país enderece el rumbo de bienestar, desarrollo y prosperidad que merecemos?
Es insólito oír a los sacristanes del gobernador de Lara anunciar: “A Maduro hay que acusarlo de abuso del cargo, no de abandono.”  El talento es necesario hasta para ser payaso, y estos cofrades del ditirambo ni para eso lo tienen.  No menos méritos que ellos reúne el saliente presidente de la Asamblea Nacional quien, en medio del debate sostenido por ese cuerpo legislativo en torno  a la responsabilidad política de Gofiote Maduro, haciendo gala  de su mejor elocuencia, y sin que le temblara la voz, soltó: “Vamos a adoptar esta decisión política y sabemos que no va  a haber elecciones. Antes o después del 10 Maduro se va a quedar ahí”. ¿Qué les puedo escribir?
                El cinismo, la indolencia, la desidia, el vivalapepismo, son los valores que recorren de manera transversal a todos estos infelices devenidos en héroes gracias a la apuesta irracional de un grupo de manipuladores de oficio quienes no terminan de asumir el país como vocación ¿La esperanza todavía tiene cupo en la que fuera La Tierra de Gracia?

© Alfredo Cedeño

sábado, octubre 22, 2016

¿CUÁNTO ES DOS Y DOS?

                En mi artículo anterior hice referencias al “ilustre” presidente de nuestra Asamblea Nacional y su vocabulario exuberante que rivaliza y, algunas veces, supera a los vocingleros rojos. Un querido amigo, cuyo nombre no viene al caso ya que fue en privado como se dirigió a mí, me dijo: “Siempre te las ingenias para aprovechar cualquier tema para disparar con capacho verde a Ramos”. Me limité a contestarle: “¿Acaso miento en lo que digo?”  Hoy quiero de nuevo tocar al vociferante presidente del poder legislativo a raíz de sus declaraciones el pasado viernes a propósito de la decisión del Consejo Nacional Electoral de postergar la recolección de firmas para activar el referéndum revocatorio.
                Fueron más de diez minutos de verbo picaresco revestido de ilustración, una verdadera representación de lo que es un bellaco talentoso.  Faltándole poco para concluir su intervención con no poco asombro le escuché decir: “Que todo el mundo participe activamente sin necesidad de convocatorias especiales y de explicaciones que ya no son menester hacer, todos sabemos lo que está pasando, y todos tenemos que salir en defensa de nuestros propios derechos. Y si bien la dirigencia, por razones específicas de la coyuntura, tiene que asumir las principales responsabilidades, esta es una responsabilidad colectiva de todos los venezolanos que quieran tener país”. Es decir que, una vez más, el desastre en que permanece sumergido el país por obra y gracia de la casta política venezolana se pretende endosar, por santa voluntad de sus altaneras majestades, a la colectividad.
                El desaforado legislador con sus palabras se echó al coleto a sus compañeros de dirigencia, y los hizo quedar como una especie de gerencia de asuntos sin importancia. Sin olvidar que sus palabras son una peligrosa arma de doble filo que, como ya es costumbre en nuestros políticos, será empleada en el momento menos indicado contra la propia ciudadanía. No pasará mucho tiempo para que aparezca diciendo que fue la no participación de la gente la que hizo imposible que la inmaculada estrategia ideada por ellos fuera exitosa. ¿Por qué será que la gente no les hace el más mínimo caso? ¿Acaso no está “el pueblo” harto de esa troupe deslucida y mañosa que gusta de hacer lo que le da la gana cada vez que se le antoja sin consulta alguna a nadie?
                Por si todo esto fuera poco, nuestro diputado Henry Lisandro remata sus palabras pidiendo, con voz de buhonero del mercado guajiro de su Valencia natal, que para la sesión ordinaria del día domingo 23 de octubre de 2016 a las 11:00 am, convocada por el secretario Roberto Eugenio Marrero Borjas, donde se lee: “1. Debate sobre la restitución de la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela, el orden constitucional y la democracia.”, se compre refrescos y cotufas. En pocas palabras: Compren el pan que nosotros les daremos el circo.  
                Todo esto ocurrió mientras pasaba a un segundo plano noticioso la libertad condicional del excandidato presidencial Manuel Rosales, que fue otorgada el miércoles en horas de la noche. Por lo visto el gesto oficial fue debidamente agradecido por su esposa, la alcaldesa marabina Eveling Trejo de Rosales quien apareció el jueves firmando junto a los también alcaldes opositores de Lagunillas, Francisco Javier Pulgar, La Cañada, Valmore Rodríguez y Catatumbo, un documento en el cual deciden avalar el presupuesto nacional presentado por Gofiote Maduro ante el TSJ y: “Acatar la orden de la Presidencia de la República, en beneficio de las comunidades que representamos.”
                Mientras tanto el señor Rosales disfruta de su casa por cárcel en un “modestísimo” apartamento que está ubicado en la “humilde” barriada caraqueña Los Palos Grandes.  Los vecinos de la zona no salen de su asombro por la no vigilancia de tipo alguno que tiene este caballero en su lugar de reclusión, al mejor estilo de los pranes por lo visto. Abunda mi informante: “No hay SEBIN, no hay policías, no hay guardias, aquí no hay nadie, lo que hay es una entradera y salidera de amigotes empezando por el tal Timoteo Zambrano. Está a cuerpo de rey con tragos y catering incluidos.”
                De este apartamento donde este digno representante de la satrapía política purga su pena se ha dicho que pertenece a Heliodoro Quintero, dirigente del partido fundado por Rosales, UNT, y de quien se han señalado sus vínculos con el financista de los abogados de los narcosobrinos en New York, el inefable Wilmer Ruperti. No se olviden que Quintero fue el mismo que grabó en el año 2012 a Juan Carlos Caldera recibiendo 40 mil bolívares para su campaña a la Alcaldía de Sucre de manos de Luis Peña, el asistente de Ruperti.  
                ¿Cómo impedir las arcadas que provocan todos estos caballeretes? ¿Cómo no escribir de esta seguidilla de canalladas de un grupo de asaltacaminos que pretenden seguir saqueándonos a cara descubierta? Seguramente algún fanático de la “pulquérrima” MUD saltará a señalarme como asalariado del G2 cubano, nuevo apotegma con el cual pretenden hacernos callar a quienes no dejaremos de llamar cada cosa por su nombre.

© Alfredo Cedeño

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