A Gerardo Lozada Carrillo,
mística hecha médico...Para tu dolor no tengo piedad
sólo la rabia sanadora
de no tener ya tu cura,
la impotente certeza
de un viaje a tumbos y a ciegas
buscando levantarte de ahí,
la esperanza de entregarte
con mis manos y ganas
el derecho a pararte, andar y bailar.
© Alfredo Cedeño
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