jueves, agosto 23, 2012

TRONCHADAS



Eran diecisiete angelitos hechas muñecas
colocadas de alas contra un paredón
donde esperaron ver acribilladas sus alas
sin poder alcanzar siquiera a ver a Jesús,
fueron casi docena y media de plegarias rotas
abarrotadas de penitencias enhebradas
por el borde del corto deshilachar de culpas
que les angostó un vuelo siempre postergado.

© Alfredo Cedeño

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Un abrazo afectuoso y gracias por tu arte.
andre laplume.

Amaia Villa dijo...

Alfredo, me gustaron estos tres últimos versos: "abarrotadas de penitencias enhebradas
por el borde del corto deshilachar de culpas
que les angostó un vuelo siempre postergado"

La culpa es siempre un lastre demasiado pesado y en ocasiones inmerecido.
Un abrazo enorme

Amaia

Anónimo dijo...

Mucho sentimiento en este poema, mi maestro! Muy triste esto... que les angostó un vuelo siempre postergado. Me hace valorar mis alas, que aunque se intentaron romper, se han fortalecido y quieren volar muy alto. Un abrazo!

Zafira

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