y Dios –dicen los abuelos–
se le escabulle al templo
para ir a saltar en los cerros
recomponiendo nubes y luz,
torneo de anhelos y motivos
hecho espigas de melodías
derramándose en las orillas
con bendiciones de la vida
y certezas de canción furtiva.
© Alfredo Cedeño
5 comentarios:
Acabas de verbalizar el por qué me gustan los amanaceres más que los anocheceres. Gracias Poeta Amigo. Besos.
Ylleny Rodríguez
Muy hermoso Alfredo , sobre todo me encantó
"torneo de anhelos y motivos", es un vero que me ha llegado.
Un abrazo grande
Amaia
Ese amanecer reflejado en el estanque es una bendiciones de la vida y es algo así como ese dicho que reza por allí... Los ojos son el espejo del alma.
Zafira
De muy buen gusto, amigo.
Abrazo
Me encanta tu poema Alfredo y definitivamente yo quiero estar allí en ese paraíso que fotografiaste con ese Dios que se capea del templo. Abrazos fuertes
Araminta Solizabet Gálvez García
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