Aseguró el neón que opacaría con su brillo simpar al ocaso
el cielo lo miró callado y humilde mientras se ruborizaba,
añadió un ramo fresco de margaritas a los bordes del
horizonte
sin presumir colocó un festín de chocolates en el agua
se abrió para refrescar al hombre y a los muchachos
y la lámpara regodeada en su ignorancia no supo ver la tarde.
© Alfredo Cedeño
3 comentarios:
Ay la lampara ilusa ¿Cómo se va a comparar con la belleza de la naturaleza? Me encantaron
el segundo, tercero y cuarto versos, la humildad del cielo, margaritas, chocolates...Hermoso te quedó Alfredo.
Un abrazo
Amaia
Sentimiento, ternura, humildad, belleza, en PRESUMIDO y no se pero trajo a mi mente esa famosa frase... Lo esencial es invisible a los ojos... la lámpara regodeada en su ignorancia no supo ver la tarde.
Zafira
Estupendo, amigo, de muy buen discurso.
Abrazo
Publicar un comentario