Con un alborotar de sobrepellices
la inocencia hizo repicar badajos
y con prisas congeladas en los ojos
la risa abrió el betún de sus caras.
El villorio sacudió sus galas
y saltó a la calle a zangolotear la fe
desde esas manos libres de callos
pero preñadas de vivas esperanzas.
© Alfredo Cedeño
1 comentario:
Muchísima ternura. "Preñadas de vivas esperanzas"
Abrazote
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