domingo, mayo 04, 2014

INVENTARIO 02

            Terminando marzo de este año, hace 35 días exactos, publiqué aquí lo que titulé INVENTARIO 01 (http://textosyfotos.blogspot.com/2014/03/inventario-01.html), nota que hice tratando de hacer una suerte de balance sobre lo que hemos estado viviendo en Venezuela desde el pasado 12 de febrero, y una de sus tantas causas. Esta segunda parte, pese al viejo refrán de que nunca las segundas fueron buenas, es necesaria para tratar de entender sus causas, por ello la escribo.
            He tenido el privilegio de ser cronista fotográfico de nuestro país en los últimos 38 años. ¡Qué no he visto! He retratado una miríada de rincones y gente en esas ya cercanas cuatro décadas como voyeur con permiso que he sido. El submundo de la política y sus actores ha sido a veces fascinante, otras detestable. He visto como sus propios integrantes fueron tendiendo la mesa de su descrédito con tenacidad de suicidas. Hoy la escalada de violencia institucional que se desencadenó meses atrás, a raíz  de la desproporcionada reacción policial contra las justificadas exigencias de seguridad de un grupo de estudiantes tachirenses, no cesa. Las peripecias sobre el tablero político son, por ratos, absurdas o descolocadas; cada vez se hacen más obvios los intentos por “resolver” el actual conflicto de manera consensuada entre el aparato gubernamental y una fracción del movimiento opositor que se ha abrogado una representación que no es unánime.
            Cada vez somos más las voces que cuestionamos la manera en la cual se ha venido conduciendo la llamada Mesa de la Unidad Democrática –MUD–, quien atendió un llamado a “diálogo” por parte del Ejecutivo Nacional quien no llevó a cabo ninguna acción que demostrara su real intención a dialogar de manera constructiva, sino que más bien se dedicó desde la propia mesa de negociaciones a vituperar a distintos representantes de la oposición democrática, así como a criminalizar las justas protestas del movimiento estudiantil, el cual, debe decirse, no estuvo presente en dichas conversaciones. Es digno del teatro del absurdo que tal encuentro se haya realizado sin la participación de los muchachos, quienes con sus valientes acciones forzaron a que las mismas se llevaran a cabo.  Todo ello no ha hecho más que hacer crecer día a día en muchos el escepticismo ante logros de los citados encuentros gobierno-oposición.
            Cuesta creer que los operadores políticos de la MUD puedan ser sorprendidos en su buena fe, o “manipulados” por la maquinaria roja, no son precisamente “niños de pecho” los que allí están. ¿Cómo entender que se hayan sentado a negociar de manera incondicional con un régimen que, simultáneo a dichas jornadas, incrementa sus actividades represivas y hace crecer el número de presos políticos?  ¿Qué lectura darle a un grupo de negociadores que se sientan sin protesto ante una barrabasada jurídica como la que cometió la Sala Constitucional del Tribunal Supremo de Justicia, a fines del pasado mes de abril estableciendo que cualquier acción de calle sin autorización de alcaldes o gobernadores podrá ser dispersada por la policía, incluso cuando no se haya registrado ninguna alteración del orden público? Son muchas las preguntas que nos hacemos muchos.
 
            Ahora bien, en medio de esta vorágine sin fin en la que permanecemos sumergidos, el comienzo de esta semana nos sacudió con la aparición del cadáver de Eliezer Otayza en las cavas de la morgue de Bello Monte en Caracas. Otayza, a quien retraté en diferentes oportunidades, fue uno de los oficiales participantes en el intento de golpe de Estado del 4 de febrero de 1992, en 1999 formó parte de la Asamblea Constituyente; también fue director de la policía política del Estado cuando todavía se conocía como Disip, ejerció la presidencia del Instituto Nacional de Tierras (INTI), y fue director del Servicio Nacional de Contrataciones.
 
            Este militar retirado saltó a las páginas rojas de la prensa el 23 de junio del año 2005 cuando se vio involucrado en un accidente donde murió la abogada María Gabriela Tablante, quien le acompañaba en una  moto de alta cilindrada en la cual se desplazaba por la avenida principal de Las Mercedes. En aquel entonces Otayza se desempeñaba como presidente del INTI. Este hombre, que también había sido stripper en algunos locales nocturnos de Caracas, a comienzos de este año había desatado un escándalo al decir respecto al comisario Iván Simonovis: “Por mí que se pudra Simonovis, que se muera en la cárcel”; declaraciones que luego tratara de justificar.
 
            El asesinato de este hombre de los más altos circuitos de poder en Venezuela ha levantado enorme suspicacia en diferentes sectores. Él se desempeñaba en la actualidad como presidente del Concejo Municipal de Libertador, por lo que, aunado a su condición  de exdirector de la policía política, es difícil pensar que no disfrutaba del servicio de escoltas oficiales.  ¿Dónde estaban sus guardaespaldas esa noche que fue atrapado por los supuestos antisociales? Es la primera pregunta que se hacen muchos en este caso lleno de interrogantes y al que ya prevén similar evolución al del fiscal Danilo Anderson.  
 
            Refresco los datos respecto al entonces fiscal del Ministerio Público. Danilo Baltasar Anderson murió en Caracas el 18 de noviembre de 2004, cuando explotó un artefacto mientras manejaba su vehículo por las calles de la urbanización Los Chaguaramos. Ese asesinato desató una verdadera cacería de brujas en el país, dando paso a allanamientos y acusaciones de todo tipo contra banqueros, periodistas, policías, abogados y todo aquel a quien se quiso relacionar con ese hecho. Lo real es que casi una década más tarde, como suele ocurrir con numerosos episodios vinculados a la “revolución” roja rojita, no hay claridad en relación a lo que verdaderamente ocurrió con Anderson.
 
            Algunos han llegado a elucubrar que la muerte de Otayza es una factura cobrada entre las facciones oficiales, y que las desavenencias entre dichos polos de poder guardan relación con la muerte de Juancho Montoya, asesinado el martes 12 de febrero de este año en la manifestación estudiantil cerca de la Fiscalía General en el centro de Caracas. A la par de todo esto, los niveles de represión se incrementan de manera sostenida e incontrolada. Por las redes sociales, devenidas en medios colectivos de comunicación social, llegan informaciones de numerosos allanamientos de domicilios y oficinas de Organizaciones No Gubernamentales, militantes políticos, dirigentes estudiantiles y manifestantes en general; las detenciones de menores de edad que han sido encarcelados junto a delincuentes y adultos han proliferado.
 
Estamos ante un panorama que día a día se hace más duro, los riesgos de obtener información e informar cada vez son mayores. Las perspectivas inmediatas son poco halagüeñas, pero los estudiantes y la población en general sigue en las calles exigiendo los derechos a los cuales saben tienen pleno derecho y que les tratan de escamotear, la dirigencia política luce desbordada por los hechos, y, salvo honrosas excepciones, divorciada del sentimiento de “la calle”. Prevalece la altanería en el manejo de una situación en la que aquellos que abogan por la vía del diálogo no son capaces de dialogar con sus copartidarios.  En los últimos días la arremetida gubernamental contra Voluntad Popular, la organización de Leopoldo López, quien lleva largas semanas preso en una cárcel militar, no ha tenido una respuesta solidaria y contundente por parte de la MUD.    
 
Como dije al comienzo he sido cronista gráfico de este país y acompaño estas líneas con imágenes del mundo político, muchos de ellos ya desaparecidos, otros en tiempos de maridajes con quienes ahora adversan. No debiera sorprenderme las manifestaciones poco generosas que han tenido muchos operadores políticos en estos momentos que vivimos, no es nueva en ellos esa actitud. Esa conducta hizo que la colectividad venezolana se desmarcara de la casta política, que ahora pretende reconquistar con torpeza supina tratando de imponer a troche y moche su óptica interesada. Se nos exige firmarle un cheque en blanco de apoyo incondicional a quienes no han sabido ganarse los galones de mando en la calle, y muy activos en obtenerlos desde los cada vez más escasos micrófonos. Han sido días duros, y vienen peores. Esperemos poder seguir aportando cada cual desde su propio espacio el rayito de esperanza que nos permita iluminar la oscurana que nunca pensé que presenciaría y daría testimonios. Dios con nosotros para alzar este camastrón que nos ahoga y del cual sólo alcanzo ahora a dar algunas pinceladas.

© Alfredo Cedeño
 
 
 
 
 

 
 
 
 
 
 
 
 

5 comentarios:

Anónimo dijo...

Buenos días. Estupenda crónica gráfica la tuya de hoy. De acuerdo contigo en tus juicios sobre la actuación de la MUD. Creo que somos muchos los que no entendemos su conducta. Gracias..

Alejandro Moreno

Unknown dijo...

BUENOS DÍAS.. MUY ACERTADO TU REPORTAJE.. GRACIAS POR COMPARTIR..

Unknown dijo...

Buenos días.......excelente como siempre!! Que Dios nos ayude con este camastrón.....feliz día!!!

Anónimo dijo...

Excelentisimo reportaje,cronicas y recordatorios para el Venezolano que olvida muy rapido..no existen palabras para felicitarle..adelante Venezolano Cronista.

Unknown dijo...

Buenisimo reportaje , esto nos da una clara y refreacante de todo lo acontecido en Vzla . Injusticias , falta de gobierno y asuntos inconclusos q cada vez nos azqueamos de este gobierno . Gracias Cedeño . Y felicidades por tan interesante reportaje.

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