Tierra de la heredad, arrullo y nido,
donde creció la angustia
y se engendró el destino
de la sangre que llevo entre las venas…
Estos versos con que abro mi nota de
hoy son de Luis Beltrán Prieto Figueroa. El Viejo Prieto, El Maestro, El
Combatiente, y como esos, podría seguir una larga retahíla de epítetos que le
fueron endilgando en sus 91 años de vida.
El hijo de Loreto Prieto y Josefa
Figueroa nació en La Asunción ,
Margarita, en 1902, y, se infiere de sus datos biográficos, comenzó su
formación académica tardíamente, ya que realizó estudios de secundaria en el
Colegio Federal de la capital margariteña hasta 1925 cuando se trasladó a
Caracas donde concluyó sus estudios de secundaria en el liceo Caracas en 1927.
Siete años más tarde, en 1934, Prieto egresó de la Universidad Central
de Venezuela con el título de doctor en ciencias políticas y sociales.
Lo cierto fue que a partir de allí,
su carrera política y docente fue muy activa. En 1936 funda y funge como primer
presidente de la
Federación Venezolana de Maestros; en 1941 fue uno de
los miembros fundadores del partido
Acción Democrática; en 1945 aparece como secretario de la Junta Revolucionaria
de Gobierno que surgió al ser derrocado el presidente Isaías Medina Angarita el
18 de octubre de 1945. En 1948, al ser electo Rómulo Gallegos Presidente de la República , este lo
designó Ministro de Educación.
El hombre público que fue Prieto
hizo que su obra poética cayera en un segundo plano, y no faltó quienes
aseguraran que en realidad se le celebraban sus textos creativos por ser uno de
los hombres claves del “stablishment” de aquellos tiempos.
Escribió él:
Todo era rehacer,
tejer y destejer
en la malla de un tiempo ilimitado
Prieto hizo y
rehizo parte del entramado de nuestra historia política del siglo XX. Fue
secretario general de AD y luego presidente de ese partido, hasta que en 1967
se retiró de dicha organización para fundar el Movimiento Electoral del Pueblo
–MEP–. Mucho se ha dicho y escrito de la militancia de izquierda del Maestro
Prieto.
El escritor e investigador José
Rodríguez Rodríguez, conocido como José Sant Roz, en una de sus tremebundas
publicaciones asegura: “Se hizo de Prieto una figura que en absoluto se aviene
con la realidad. Prieto en verdad nunca fue de izquierda, y lo probó hasta que
Betancourt le dio la espalda. Luego los grupos de izquierda en su necesidad de
crear un punto de ataque contra la mole Betancourt-Caldera, procuraron hacer de
Prieto un revolucionario. Lo pusieron por los cielos, y el “maestro” aceptó el
papel. Pero lo cierto era que Prieto era más reaccionario que el mismo
Betancourt, que Leoni y que Gonzalo Barrios (su compadre).”
Vengo de un pueblo
de cristalina estirpe
y voz rasgada.
Vengo de un pueblo azul
de mojada cintura
y mano dura
Como bien pueden
suponer serían muchas las páginas que puedo escribir sobre Luis Beltrán Prieto,
pero hoy sólo quiero reproducir un lote de sus versos que acompaño con una
serie de mis imágenes. Es mi homenaje a sus letras que pocas veces se conocen.
O tal vez se esconden, para honrar aquella lapidaria frase que Manuel Vicente
Romerogarcía, largó en enero de 1896 en El
Cojo Ilustrado: “...Venezuela es el país de las nulidades engreídas y las
reputaciones consagradas.” Tal vez debió añadir: y de la mezquindad perpetua.
© Alfredo Cedeño
Llego a ti, solar de mis afectos
a beber en tu corta geografía
celeste claridad del mediodía.
ni un pañuelo de nube
interrumpe el metálico
relucir de los días.
Detrás de la sequía
que se prolonga y crece
el hambre es un fantasma
Este es el barrio
de la gente hacendosa y peregrina,
que se siembra en la tierra antes de muerta
Me quedé en la noticia.
No podía ni llorar.
El llanto se secó como si hubieran
talado las laderas donde crecen las
lágrimas.
Pasa veloz el agua
y no regresa;
su caricia mojada
pone el canto en la piedra
Ser poeta es vivir
la gloria y la agonía
de la estrofa que nace
Vuelo,
aventura
en el aire.
Tus ojos en la noche
asesinos alertas
disparando sus flechas
al fondo de mi sangre.
Soy hombre
multiplicado esfuerzo
idea y voluntad
que se realizan
cuerpo deforme
que en pesado vuelo
la amplia envergadura de las alas
hace sombra en la ola.
Incesantes las campanas
dan un dan con otro dan,
si se funden las campanas
ya no dan de lo que dan
Voy repitiendo mi nombre
y el eco lo va copiando,
cuando se acabe mi voz
¿El eco te lo dirá?
Como cirio en la sombra derretido,
en la penumbra tibia
tu caricia me abrasa.
Se puso azul el camino
de tanto azul en el cielo,
iba remando en el río
el azul de los reflejos.
Se deshacen los azules
entre la sombra que avanza
mientras tú, ninfa desnuda,
eres claridad alzada.
Mis pasos transeúntes
fueron tras la querencia,
muy cerca de la lumbre
al borde de la lágrima
8 comentarios:
Tus "domingueros", como siempre, son un un delicioso paseo por tu tierra, que poco a poco nos vas haciendo conocer. No conocía a Luis Beltrán Prieto Figueroa, pero has dibujado una biografía que invita a investigarla. Un abrazo y hasta el próximo domingo.
Hermoso homenaje a tan importante personaje de la historia política Venezolana y acompañado de tus imagenes preciosas lo hace mas bello
Fiel a tu tierra como siempre. Gratos los versos del "maestro" Prieto que nos compartes. Me han gustado mucho los siguientes:
"El llanto se secó como si hubieran
talado las laderas donde crecen las lágrimas."
Un abrazo fuerte
Amaia
Gracias maestro!! por refrescar y dar a conocer la historia de nuestro maestro DON Luis Beltrán Prieto Figueroa (el orejón). Lo comparto
Zafira
Alfredo tienes que hacer una exposición con esos trabajos
Nelson Castro
Contigo aprende el que no sabe y los ojos se recrean con tan excelente fotografía.
Maria Rios
Amigo como siempre te botaste con este articulo, muy buenas las fotografías y mejor el poema , el dicho lapidario esta perfecto y en estos momentos se aplicaría el 200%. besos
Ilustrativo y grato. Gracias por presentárnoslo, amigo.
Abrazo
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