Siempre mi ciudad ha estado amparada
entre los baluartes de nuestra montaña,
ha visto pasar un desfile de bichos de uña
y ha contemplado repique de independencias,
ha mirado desbordarse valentías anónimas
y desleírse viles cobardías empingorotadas.
Esta cadena de cimas nos empinó el alma
hasta empotrarnos la insolencia en la piel,
se hizo agitar de altas voces sin quiebras
ni temores que nos aplacaran el caminar,
fue -y es- la dulce certeza de no temer exigir
hasta asar necios con las chispas de la libertad.
© Alfredo Cedeño
1 comentario:
Excelente.
Ylleny Rodríguez
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