Este es uno de esos trabajos que te enredan la vida, es de esas notas que se redactan con una mezcla de emociones
que te hacen bambolear por mil estados. Escribo con admiración, respeto y
cariño por este hombre que no deja de ser el mismo muchacho que nació en
Caracas el 20 de mayo de 1953; también lo hago con dolor, rabia, frustración y
tristeza por el lote de mujeres y hombres como él que hemos perdido
físicamente; pero que siguen apostando por el país y siguen tratando de aportar
su granito de arena para la reconstrucción necesaria. Una larguísima conversación
con Horacio Medina, sostenida en su actual residencia en Estados Unidos, donde
debió asilarse ante la persecución implacable de los rojos rojitos, la compartiré
con ustedes en dos tandas, esta es la primera de ellas.
“Nunca he cedido en mis
posiciones y en mis principios, no es una que adopto en el 2002, es
algo que siempre he tenido desde que en la Universidad Central de Venezuela fui presidente del centro de
estudiantes de la Escuela de Petróleo, lo que pasó con De Colubio en Pesas y
Medidas, y después en la Sociedad Venezolana de Ingenieros de Petróleos. Ha
sido una posición de vida.” Con su parquedad característica, en menos de 30
segundos, Horacio Medina hipersintetiza cuatro episodios de su vida: su rol
como vocero de los empleados de PDVSA en el año 2002, su enfrentamiento sin
cuartel con César Pieve Duarte en la Facultad de Ingeniería, sus denuncias por
corrupción en el Servicio Nacional de Metrología Legal en Pesas y Medidas; y su
gestión vertical en la SVIP donde dejó su huella.
Hombre humilde que no esconde
haber sido vecino de San José del Ávila, “después viví un tiempo en la
parroquia Santa Rosalía, muy cerca de donde estaba originalmente Radio
Caracas, y luego me fui a Monte Piedad,
en la parte de abajo de los bloques, donde estuve hasta ya haber entrado a la
Universidad Central de Venezuela. Primero estudié en el colegio Luis Razetti, después me gradué de
bachiller en ciencias en el liceo Andrés Bello. Provengo de una familia que no
tenía recursos suficientes y eso implicaba que tenía que trabajar porque tenía
que contribuir también a la casa. Mis padres son inmigrantes de las Islas
Canarias, mi papá ya falleció, mi mamá todavía vive, gracias a Dios. Mi papá
era carpintero, trató de hacer algo cuando llegó aquí en la época de Pérez
Jiménez, pero luego las cosas se complicaron y terminó manejando taxis. Él tuvo bastante problemas de salud, primero tuvo un accidente casi mortal y puedo
referir que la vida se la salvaron en el Periférico de Coche, cuando los
periféricos funcionaban y fui testigo de eso, mi papá estuvo al borde de la
muerte por un accidente muy grave en la Coche-Tejerías, pasó en total
casi un año y medio después de ese accidente, y más adelante tuvo también un
infarto. Por todo eso, mi mamá que era conserje tenía que fajarse y yo
procuraba ayudarla.” Debo explicar que revivir estos episodios para Horacio son
latigazos afectivos que le quiebran la voz y le mojan muchísimo los ojos. Traga
grueso y sigue: “Yo procuraba también con algunos ingresos por lo menos ser
independiente y contribuir de alguna manera con la casa. Creo que esos fueron
unos años muy duros, pero de mucho aprendizaje. Pero logramos salir adelante y
fueron momentos de mucha unidad familiar.”
Fueron tiempos cuando, amén de
ayudar a su madre a limpiar las escaleras del edificio, consiguió trabajo como
motorizado en La Exhibición Industrial, “una empresa familiar muy pequeña, y a
ellos yo les hacía lo que era el cobro, después pasé a ser despachador, luego fui facturador, estaba de Madrices a Ibarras en
el centro de Caracas.” Ya eran días en que cursaba estudios regulares en
la Facultad de Ingeniería, donde ingresó en abril de 1972. “En esa empresa me dieron un gran apoyo, sin ellos yo creo que
hubiera sido muy difícil graduarme, tenía muchas facilidades, no era fácil
estudiar Ingeniería, ayudar a la casa, trabajar, y además lo que todos los
jóvenes hacemos: la rumbita, la cosa.” Ello no significó que se desentendiera
de su entorno universitario y fue así como llegó a encabezar una plancha
unitaria con el apoyo de Ruptura, la Liga Socialista, Copei, Acción
Democrática, “o sea una mescolanza extraña, el único que no nos apoyaba y había
una razón fundamental era el MIR, quien tenía un candidato para la presidencia
del Centro de Estudiantes, un gran amigo mío, una de las personas que yo
políticamente más respetaba en aquel momento, lamentablemente falleció en un
accidente, Iván Guerra quien fue el secretario general del Centro de
Estudiantes e hicimos una gestión que
básicamente era una, no había ninguna diferencia profunda. Yo tuve muy buenas
relaciones con todos, en aquellos años en la Universidad Central ebullía, años
76, 77, la izquierda; la mayoría de mis
amigos eran todos de esa tendencia.”
Horacio tiene bien ganada fama de
ser una persona afable, pero firme, que no se le agua el ojo para abordar lo
que sea y a quien sea, es por eso que no me extrañó cuando en el momento más
inesperado me soltó: “Para definirlo de una vez y que no le quede a nadie
ninguna duda, yo soy un hombre pro partido, yo defiendo a los partidos
políticos, de la tendencia que sean, dentro del marco de la defensa de la
democracia porque son insustituibles para ella, sin embargo, yo nunca he
militado en ninguno y no lo digo por mal, sencillamente no lo he hecho. Yo tuve
una relación muy cercana con la Liga Socialista donde tuve muy buena relación
con Alberto Berroterán, vegetariano para más señas. Con Ruptura también y pude participar en
varias de las discusiones cuando ellos estaban haciendo los libros sobre la
industria petrolera, que dicho sea de paso -y aquí suelta Horacio una de varias
revelaciones que confió el día de nuestra conversación- los escribió Bernard
Mommer con un seudónimo; eran unas discusiones interesantes donde participaban
Néstor Francia, Argelia Bravo, y algunos otros líderes de Ruptura -se está
refiriendo a gente como Douglas Bravo, Francisco Prada Barazarte, Ramón Morales
Rossi, Eligio Sibada (comandante Magoya), Alí Rodríguez Araque, Dimas Petit
Vásquez, Diego Salazar y Kléber Ramírez, entre otros-. Fue una época donde tuve
muchísimo acercamiento con grupos de izquierda pero con independencia, siempre
con total independencia y además siempre comprometido con muchas de las
propuestas que, a mi modo de ver las cosas, eran viables y tenían sentido, otras que yo considero y sigo
considerando que estaban muy amarradas a las ideas primitivas del siglo XIX del
marxismo leninismo que no tienen absolutamente ninguna vigencia. Por supuesto
tuve también cercanía con grupos de Copei, con Acción Democrática, en fin fue
muy enriquecedor para mí mantenerme en esa independencia pro partido y yo creo
que eso a lo mejor ha sido una bendición a lo largo del tiempo.”
En el año final de la carrera,
que completó en seis años, entró a trabajar como fiscal en el departamento de Pesos
y Medidas del Servicio Nacional de Metrología Legal, que era dirigido por Ramón
De Colubi. Medina se gradúa cuando atravesaba serios problemas con la
institución que lo empleaba porque “acusé formalmente ante la Consultoría
Jurídica a varios personajes de matraca,
de corruptos, y hubo algo que me rompió todos mis niveles de paciencia y se fue
la tolerancia pál carajo: los termómetros deben ser calibrados, son usados por
niños, por personas mayores, sobre todo, para tener el control de la
temperatura y si tú no los tienes bien calibrados puedes ocasionar la muerte de
personas inocentes y había un grupo allí que pasaba termómetros sin calibrar y
yo no podía aceptarlo. Eso ocasionó que me suspendieran sin goce de
sueldo por unos meses, estuve a la orden de la Consultoría, hasta que hubo la
remoción de esos funcionarios, poco tiempo después también removieron a Ramón
De Colubi, estoy hablando del final del gobierno de Carlos Andrés Pérez. Me gradúo y me llaman a una entrevista en
Meneven, ya estaba casi listo cuando mi mamá se enfermó muy gravemente, yo
pensaba que mi mama iba a fallecer y tuve que dejarlo; yo tengo otros tres
hermanos, pero soy el mayor, y tomé esa decisión para poderme ocupar de mamá; hablé
con Orlando Méndez que trabajaba ahí y le
dije: mira Orlando tú me conoces, has sido mi profesor, sé que esto no es lo
correcto, pero esto me obliga a tomarme un tiempo. Me dieron un plazo de tres
meses, mi mamá no mejoró y tuve que definitivamente declinar. Cuando ella se
mejoró pude entrar a trabajar en la industria petrolera, el primero de julio de
1980 en Lagoven en Tía Juana, Costa Oriental del Lago.”
Ahí comienza en la sección de
perforación y reparación de pozos, “un trabajo bien duro, bien complicado, de
muchas responsabilidades desde el primer día, fueron unos años de profundo aprendizaje.
Tengo un profundo agradecimiento por el estado Zulia, que me vio nacer como
profesional.” Luego de cinco años en la Costa Oriental del Lago, donde era
Coordinador de Operaciones de Lagoven en el estado Zulia, lo transfieren a la
Gerencia de Planificación de Producción del mismo Lagoven en Caracas. “Justo en
el momento que llegué, en el año 86, Lagoven estaba revolucionada porque la
gente de Geología había hecho un descubrimiento que iba a marcar un cambio
significativo en la capacidad de producción de la industria petrolera: el
descubrimiento del campo El Furrial, en Monagas, y era necesario hacer un plan
conceptual de desarrollo de ese campo luego de haber perforado un pozo y tenido
los primeros estimados, ese fue mi gran primer reto. Lo hicimos entre un gran
amigo, Ciro Quintero y yo, y se lo presentamos al gerente del Departamento de
Producción, Arnaldo Salazar, y empezaron a desarrollarse todos los planes. Nos
quedamos un poco cortos, habíamos estimado que ese campo podía producir unos
doscientos o 250 mil barriles por día, y terminó produciendo 450 mil barriles
diarios…” De allí fue cambiado a ser el coordinador de producción de Lagoven para
Occidente y Oriente, de donde luego fue promovido a la Gerencia de Evaluaciones
Económicas.
“Ya estamos hablando del año 89-90,
y este último año el gobierno de Carlos Andrés Pérez había tomado la decisión, siendo
Ministro de Energía Celestino Armas, de iniciar el proceso de apertura que se iniciaría
con los convenios operativos con campos
petroleros, que estaban cerrados o con producción casi 0, donde ninguna
de las empresas filiales estaba dispuesta a seguir poniendo el poco dinero que
tenían. Y surgió entonces la Primera Ronda, para lo cual cuando esa primera
ronda contrataron asesores externos internacionales que vinieron e hicieron una
formula, con base a lo cual en la gerencia donde yo estaba hicimos unas
evaluaciones que desde el punto de vista
Lagoven era negativo. Hay una reunión de la directiva, a la cual voy acompañado
del gerente de producción en ese momento que era Wilhem Klindt, y el dr. Julius
Trinkuna, que era el presidente de Lagoven, me pregunta y le digo: eso es algo
que no es rentable para Lagoven. Eso causó una conmoción; yo me fui a mi
oficina y estaba sentado allí escribiendo, alzo
la mirada y me encuentro al propio doctor Julius Trinkuna, ¡el presidente
de Lagoven!, y a Wilhem Klindt entrando
en mi oficina, yo me dije: ¡estoy botao! El doctor Trinkuna me pregunta: ¿tú
estás seguro de lo que dijiste? Por supuesto que si estoy seguro, esos son los
resultados. Él me dice: ¿tú sabes que esto es algo muy complicado, muy
delicado? Si lo es Dr. Trinkunas, yo lo sé, pero hemos hecho los estimados con
base a tres escenarios de precios, tres escenarios de producción, y en todos algunas
veces daba más negativo, unas veces menos negativo, pero siempre negativo. Él me dice: está bien que estés seguro, recógete lo que te tengas que recoger,
vamos a una reunión con el viceministro. Perfecto, ¿cuándo? En 15 minutos te
espero allá abajo. ¡Vaina! En efecto en 15 minutos estábamos en el carro yendo
para el ministerio, cuando el Ministerio funcionaba, porque el Ministerio si
hacía la gestión de control de auditoría y de supervisión, quizás no era la
mejor auditoría, ni la mejor supervisión
porque no tenían el personal suficiente. OJO, no estoy diciendo no capacitado,
había personal capacitado pero más no
suficiente para hacer ese tipo de trabajo. Entonces vamos a Parque Central y el
viceministro Rafael Guevara nos recibe: Dr. Trinkunas ¿qué es lo tan importante
que nos quiere hablar…? Me dicen que
presente, presento el asunto y él me dice: oye chico pero tú eres un poco
negativo. Le digo: esto es lo que dicen los números. Pero tú sabes que los precios pueden… Lo atajé: Si, los precios pueden ser mucho mayores pero nadie los está
viendo. Y empezamos a darle vueltas al
asunto y él me dice: ¿Qué propones tú? Le
dije: propongo algo muy sencillo –y viene una segunda confidencia de Medina en
la conversación-, en la ley de Hidrocarburos del año 43 dice muy claramente que
la regalía es una regalía ajustable que puede ser de 1% hasta 16,66 % y es
ajustable ¿en función de qué?, de que se haga posible la producción del campo, la
propuesta era muy sencilla, ponemos 1% como punto de partida y si el campo
comienza a producir, se puede hacer una revisión como Ministerio aumentar hasta
que alcanzas el 16,67% que era el máximo
de la regalía en ese momento. Eso significaba que podía ser una regalía
ajustable pero que permitía el arranque y se tomó la decisión. Con el paso del tiempo la manipulación ha
venido porque siempre han dicho que se
regaló y que se le estaba dando el petróleo regalado y que no se le cobraba las
regalías, cierto como lo acabo de explicar, al principio, lo que sucede es que el Ministerio de Energía ¡jamás!
revisó esos convenios aun a petición de nosotros, y yo puedo decirlo con toda la autoridad,
porque fui en varias oportunidades al
Ministerio a pedirlo, llevándole las evaluaciones; eso lo hago ya estaba Caldera
en el gobierno, y no se revisó, era Erwin Arrieta ministro. Hubo críticas muy
duras en relación a ese 1%, que estaba establecido en la ley, que era
absolutamente legal y tenía un procedimiento para poder ser aumentado, que eso
no se hizo es otra cosa.”
Su ascenso dentro de la industria
petrolera continuó hasta que llega el año 99 cuando el señor Chávez asume la
presidencia de la República. “Estaba en la Gerencia de Estrategia Corporativa cuando
hay el cambio de gobierno y nombran vicepresidente corporativo de planificación
corporativa a Hector Ciavaldini. Yo siempre he tenido una animadversión absoluta por los militares en el poder, yo
creo que ellos tienen otras funciones
muy claras y específicas, menos los veo
estando en el poder, y Hugo Chávez es un militar que intentó dar un golpe de
estado, cosa con la cual jamás he podido estar de acuerdo. Nunca tuve ningún tipo de inclinación de
apoyarlo y si debo confesar que cuando leí el apoyo de algunos personajes como
el doctor Ernesto Mayz Vallenilla, Ricardo Combellas, Jorge Olavarría, yo me pregunté: ¿será que estoy equivocado y
estoy viendo algo que no es?, quizás yo
estoy equivocado. Eso lo pensé entre cuando
ganó en diciembre del 98 y el 2 de febrero de 1999, cuando Héctor Ciavaldini
nos reunió a todos los que estábamos en la vicepresidencia de Planificación de
PDVSA, y en ese momento comprendí que era el principio del fin y que yo no
estaba equivocado. Ese señor dio un discurso que siendo Vicepresidente de
planificación era todo lo contrario a lo que un vicepresidente de planificación
podía decir y dejó ver claramente lo que destilaba de resentimiento, de odio y
de revanchismo. Ese día me dije: aquí se acabó la película, yo no estoy
equivocado.”
Su voz no tiembla a la hora de
seguir haciendo la radiografía de la casa que tan bien aprendió a conocer. “El
proceso que tuvo un punto de inflexión
el 11 de abril del 2002 comenzó el 2 de febrero del 99, porque nombran a
Roberto Mandini presidente de Petróleos de Venezuela, quien era una de las
personas, quizás todavía lo es, más capacitadas que había en la industria petrolera, y cuando lo nombran
presidente de Petróleos de Venezuela yo me alegré, sin embargo ya había
conocido a Ciavaldini y me dije bueno esto suena muy extraño. Mandini fue sometido por meses,
y lo pude ver muy cercanamente, a un saboteo inclemente. Yo pude ver cómo
Ciavaldini actuó de una manera no transparente sobre la gestión de Mandini, tenía un correaje directo con Alí
Rodriguez Araque, lo baypaseaba, y tanto es así que Mandini no duró más de ocho
meses en el cargo y se va de PDVSA; lo sustituyen con Hector Civaldini, y lo
que se estaba haciendo de una manera soterrada, de perseguir, de menoscabar la
institución, se hace abiertamente. Ciavaldini
toma el cargo, a los meses ocurre la tragedia de Vargas –surge la tercera
confidencia- y pasaron muchas cosas no muy santas: la forma en cómo se
distribuían las ayudas, se contrataban los camiones, helicópteros, aviones, en
fin, mucho tráfico de influencias y eso fue público y notorio en lo interno de
PDVSA. Ciavaldini comienza a transitar un año 2000 ya complicado, mi amigo Carlos
Ortega, en ese momento era presidente de FEDEPETROL y estaba en discusión el
contrato colectivo y Ciavaldini, en un absoluto menosprecio por lo que Carlos
Ortega significaba, decía que eso era algo que podía manejar sin problema, que
no iba a firmar con delincuentes, una cuestión demasiado arrogante, prepotente.
Carlos Ortega llama al paro y viene la intervención directa de Chávez a través
de María Cristina Iglesias, dos días después estaban firmando y botaron a
Ciavaldini. Es cuando nombran a Guaicaipuro Lameda quien venía precedido de unas credenciales extraordinarias, pero llega
un personaje vestido de militar a un
cuerpo civil. Allí pasó que él comenzó a primero a entender de qué se trataba
Petróleos de Venezuela, se pasó los
últimos meses del 2000 y gran parte del año 2001 entendiendo qué era PDVSA. Eran
reuniones larguísimas, con preguntas muy agudas, difíciles de responder,
pidiendo explicaciones de todo y
todo se le dio. Creo que él mismo
se convenció de que el discurso que estaba obteniendo de Miraflores no era el correcto
y lo que él estaba viendo era una cosa distinta.”
Así llegan los días en los cuales
se firma el Convenio de cooperación energética entre Cuba y Venezuela, firmado
por Chávez y Fidel para suministrar a la isla parásita 53 mil barriles de petróleo
por día, donde se contemplaba que el 50% del pago era “cash”, es decir a 30
días y el otro 50% era financiado. Obviamente para lo interno de PDVSA a
nosotros nos lucía que eso era un exabrupto porque nosotros podíamos vender ese crudo y cobrarlo de
contado. (Les ruego lean con atención porque Horacio hace una nueva revelación
como testigo de excepción y de primera línea) Ahora bien, en el convenio dice
que el 50% se paga en efectivo, a 30 días, pero cuando se va el primer
cargamento, no presentaron carta de crédito, se le dio una displicencia, o una
carta de fiel cumplimiento avalada por un banco, y a los 30 días no pagaron, ni
apareció la carta de crédito, ni apareció el dinero, y vinieron por el segundo
cargamento. Ahí empieza una presión muy fuerte
de la gente de Comercio y Suministro por una razón fundamental: hay una
Ley de Salvaguarda, hay unas normas internas y hay una relación comercial
con muchas otras empresas, entonces si
tú violentas tus relaciones comerciales eso distorsiona tremendamente las relaciones comerciales de
PDVSA. Guaicaipuro Lameda dice: de aquí no va salir ese crudo, Alí Rodríguez
Araque es todavía el ministro y comienza un toma y dame con Lameda, pide que ese
pago se pase a deuda y autoriza que el barco se vaya. Lo que quiero decirte es
que nunca se pagó. Cuba jamás pagó ni un barril, nada, desde el principio. Y
todo eso terminó por enrarecer el ambiente interno de PDVSA que tarda en
reflejarse a lo externo porque la gente tiene que comprender que había una
disciplina, había una normativa y había una
meritocracia. Hasta el 28 de febrero de 2002 cuando se publica en la
prensa Salvaguardemos a PDVSA, documento
firmado por vicepresidentes, directivos y gerentes de primera línea de PDVSA no
es que se hace evidente la problemática. Allí fue la manifestación clara e
inequívoca de lo que estaba pasando.”
Horacio Medina, conversador
inagotable, no pierde la paciencia ni la pasión por nuestro derrengado país,
asegura que al producirse un cambio retornará de inmediato. Tampoco olvida sus
afectos, ¡jamás!, y menos a su inseparable Maritza, su segunda esposa: “Todas
estas cosas que hemos hablado tengo que rescatar y debo señalar el valor que ha
tenido mi esposa Maritza en todo esto. Ella es un cuatro por cuatro, ella ha
estado conmigo en los momentos más difíciles, a la hora del apoyo, de la
solidaridad, de asumir las responsabilidades, de echar para adelanté con uno es
invalorable. Yo no sé si hubiera podido hacer
todo lo que he hecho, no sé si estaría
aquí ahorita con esta actitud si
no hubiese estado acompañado por ella y tengo que reconocerlo, porque ha sido
incondicional conmigo. No es lo mismo hacer esto solo, he visto en el trayecto
de esto muchos compañeros que se han divorciado, y eso definitivamente pega. Afortunadamente pude contar con una persona como Maritza para seguir adelante.”
© Alfredo Cedeño
5 comentarios:
Gracias. Buenos días. Esto ya es más que reportaje fotográfico. Es historia del país. Espero con ansia la segunda parte. Un abrazo.
Alejandro Moreno
Gracias Alfredo.
Me encanta tu forma de ampliar conciencia.
Saludos
Sylvia C. Amaya.
Una historia de la economia que no esta escrita en ningun parte que nadie conoce sino el autor y sus allegados , Gracias por esta entrega
HE LEIDO CON BENEPLACITO LA PRIMERA PARTE DE ESTA ENTREVISTA CON EL ING. HORACIO MEDINA, A QUIEN CONOCI PERSONALMENTE EN LA INDUSTRIA PETROLERA (LAGOVEN) Y SUPE DE SU FIRMEZA DE CONVICCIONES, LAS CUALES QUEDAN AHORA DEMOSTRADAS DE NUEVO CON SU RELATO, TESTIMONIO QUE SERVIRA PARA EL JUICIO DE LA HISTORIA.
Lei con interes esta entrevista y me parece que Horacio Medina es un hombre de calidad muy elevada, y forma parte de ese contingente de personas que necesitamos en el pais. Ya yo me habia jubilado en el 1994 y Horacio estaba alli, siempre, pendiente de todo, es admirable su contundencia y claridad en los criterios, lo felicito.
Los convenios operativos, los primeros dos, fueron dados cuando fui Director de PDVSA, y las empresas ganaron mucho dinero, pues los q se encargaron en pdvsa de su control no sabian nada de ellos, y asi permitieron q las empresas operadoras ganaran mucho dinero sin hacer los ajustes q debian hacer para q el pais ganara su parte correspondiente, pero no hicieron nada y ahora nos achacan el haber regalado una fortuna, cuando fueron ellos por ignorantes los q no tomaron las medidas a tiempo, Lean nesgram.bogspot.com
saludos,
Nestor G Ramirez
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