Nunca supe dónde era más suave su piel
si en el empeine de su pie empinado
cuando se desbarataba gozosa en mi boca
o entre sus pechos de fecundidad enfermiza.
Tampoco logré entender que sus perdones
eran la venganza que consumaba de tarde
al beberse en cámara lenta los floreros vacíos
de sus amores sepultados en tierras de olvido.
Sólo alcancé a saber que me moría al ritmo
de sus embates primorosos de pelvis impúdica
cuando la tarde se me desmenuzó en sus uñas
calcando en mi espalda el croquis de su coito.
® Alfredo Cedeño
4 comentarios:
De lejos, se leen muy bien sus exequias. Un buen recorrido para ese oficio de difuntos.
Ch.
Usted es experto en entierros...y más si se trata de enterrar amores
Nojoda!!
esta en mi tierra puede ser unaexpresión de admiración y es este presisamente el sentimiento que me despierta esta construcción tan sentida que haz logrado... Felicitaciones!
RAUL SARABIA-GOMEZ
alguien dijo q llegar al orgasmo es sufrir una pequeña y deliciosa muerte...podra ser ?
saludos
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