Temprano como niño en Navidad llegué flores en mano
y ella solo musitó un adiós lleno de rabias
al compás de una caravana de insultos
que marchitaron las margaritas en mis manos doloridas
de tanto consolar a su prima del reciente divorcio.
Muy poco sirvieron las explicaciones
de la misericordia militante que echó a andar
mi gesto de amor a la prójima
para calmar aquel frenesí de maldecirme con encono
hasta llegar a gestos homicidas abominando de mi fe.
La tarde me agarró en una vieja capilla donde me asilé
a rogar mientras escampaba la lluvia de perfidias
que se ensañaron con mis sueños de buen samaritano
de poder dar bálsamos a esa niña
para que pudiera embalsamar su tristeza.
Y con la tarde llegó la noche y volvió la pariente del consuelo
para compensar generosa en mí los desahogos
y completar los desmanes que había sugerido
aquella víbora homiciana de cuerpito lindo
que me puso en medio de la calle por mi caridad participante.
® Alfredo Cedeño
4 comentarios:
......ni las flores, ni las explicaciones, ni los ruegos, valieron.....estas en el medio de la calle.
Luna
Hoy más que nunca estás en medio de nuestra cama... donde sobran y están de más las flores y las explicaciones y los ruegos solo son para saborear tus besos y nuestras ganas!
Luna
(la verdadera)
Me encanta el niño que hay en ti cuando recorres mi cuerpo y encuentras las flores y mis ruegos y sin pedirnos explicación nos entregamos calidamente......hasta el amanecer. Pero luego quedas..........en el medio de la calle
Luna
(la verdadera)
A veces es asi, pero si me traen margaritas, violetas o "no me olvides" (las flores de mi tierra) olvido el frenesi, las maldiciones, los gestos homicidas y desmanes de vibora que me puedan surgir
amargo , pero bello
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