miércoles, agosto 10, 2011

CURA WALKELYS


Yo, que he profesado el cinismo en vano, hoy miércoles 10 de agosto del 2011, a las 10 y media de la mañana, estaba en el interior de la iglesia de San Pedro, Valera, estado Trujillo, donde la temperatura superaba cómodamente los 30 grados. Y, había en su interior, varios cientos de personas a quienes 25 ventiladores trataban de mitigar ese horno en que se estaba convirtiendo aquello.

Esta crónica, testimonio, o como quieran ustedes definir estas líneas, es un intento de explicar lo que no se puede. Es. Llegué a este templo después de oír a innumerables personas hablar sobre las misas del cura Walkelys; así como de su intensa labor social y sus misas de sanación. Así que, después de varias gestiones y confieso que un tanto de reticencia de mi parte, hoy fui a una de ellas.

Walkelys Araujo tiene 40 años, y se ordenó de sacerdote hace 13, este 30 de agosto cumple 14 años de haber sido consagrado. Trujillano a más no poder, nacido en Sabana Libre, y en sus gestos y tono al hablar se cuela ese ritmo, que sus años de estudio en Roma y el tomar a diario el tren número 3 para ir a la Universidad de San Juan de Letrán, no pudieron opacar.

“El sacerdocio es un don de Dios, un privilegio”, explica este hijo de una familia poco religiosa al comienzo, situación que ahora “ha cambiado, después de mi ingreso al seminario en 1984”

Walkelys narra que tuvo una experiencia decisiva el 15 de agosto del 2005. En esa fecha realizaba un retiro espiritual en el seminario de la ciudad de Trujillo, sobre la Preciosísima Sangre de Cristo. “Era Día de Pentecostés y con 7 años de ordenación el Señor me mostró a los 34 años toda mi vida en segundos. Vi mis fallas, vi todo, vi lo que iba a pasar y todo se ha cumplido” En ese momento, Walkelys era Director Diocesano de la Casa de Convivencia del seminario. Por eso cuando el Obispo en enero del 2010 lo nombró párroco de la iglesia de San Pedro no se sorprendió. “Yo sabía que eso iba a ocurrir”

Así fue como él llego a un templo donde se celebraba misa un día a la semana: los domingos. Es necesario acotar que ya en la Casa de Convivencias él había comenzado junto a un grupo de acompañantes a celebrar “misas de sanación” y diversas labores pastorales en distintas zonas de su estado natal. Al ser nombrado cura aquí, ese equipo se aprestó a meterle el hombro, y días antes de la primera misa les dijo que la cantidad de asientos disponibles no iba a ser suficiente. Sus colaboradores con gestos escépticos intercambiaron miradas, sin embargo, compraron centenares de sillas. Y ese 31 de enero de 2010 cuando Walkelys celebró su primera misa a las 6 y medía de la tarde el templo se desbordó por la afluencia de fieles.

Necesito explicarles que hasta ese momento los alrededores de esta iglesia eran una verdadera filial tropical de Sodoma y Gomorra. Damas de tarifa a convenir y que llaman de reputación dudosa habían convertido la plaza del frente en una agencia de colocación al aire libre, los atracos y arrebatones marcaban cada día nuevas cifras record, en fin: territorio libre de decencia…

Para abreviar, que el tiempo de ustedes apremia y no se trata de atosigarlos, les cuento que ahora en dicho templo hay misa tres veces al día. Todos los días… Amén de las misas de sanación que son lunes y jueves a las 6 de la tarde, los miércoles a las 10 y media de la mañana y los domingos a las 3 de tarde.

Walkelys dice que él es uno más y que todo es obra de quienes lo acompañan. “El equipo ya sabe lo que tiene que hacer. Hemos atendido más de 10 mil casos de necesidad de atención física, psicológica, espiritual y moral”. Además ofrecen jornadas médicas los terceros y cuartos sábados de cada mes y tienen una farmacia: padre Javier Zarrasqueta.

En cuanto a las curaciones milagrosas que ha presenciado recurre a Robert D´Grandis quien dice que todos tenemos dones.

Son más de 200 los que forman parte de su equipo, como es el caso de Chemi (José Miguel Abreu) quien dice que participa “por agradecimiento al Señor, yo quiero ser instrumento de sanación y de liberación”. Y con humildad recurre a una frase del cura Emiliano Tardiff para explicar la labor que llevan a cabo: “Nosotros oramos y Jesús sana”. Asegura Chemi que ellos no aspiran más que ser “el burrito que lleva para arriba y para abajo a Jesús, queremos ser el burrito del Domingo de Ramos. Yo no quiero imponer nada, no impongo: propongo.”

Como siempre, corro el riesgo de equivocarme y debiera abordar esta jornada de hoy de manera menos emotiva. Se me pone jodida la cosa… Quizás, en aras de la objetividad, debería esforzarme en analizar desde una perspectiva de las ciencias sociales y quien sabe si de cualquiera otra de las que por allí abundan, lo que ocurre en esta iglesia.

Ahora bien, ¿cómo explicar que muchachas preciosas e inteligentes, de gestos calmos, traten de sanar con la sola ayuda de su fe volcada en sus manos? ¿Cómo definir a muchachos gallardos y sensibles abrazados a la vida sacerdotal que se entregan honestamente a su ministerio? Pero, ¿cómo describir y entender la masiva afluencia de gente que acude a este sitio a buscar sanación, esperanza y consuelo y que salen de allí con el gesto plácido de haberlo encontrado?

Creo que terminaré deshaciéndome del cinismo y tratando de lograr la humildad suficiente para poder ganarme el derecho a volver, a poder compartir una jornada que cerró con un canto colectivo de cumpleaños a la monja Guillermina y a la que todos llaman la hermana “grillo”… Gracias por esta mañana.

© Alfredo Cedeño




















3 comentarios:

nota a pie de página dijo...

Impresionante el testimonio y muy expresivas las fotos. Te felicito. Ese tipo de experiencia es aire fresco para el espíritu...remueven verdaderamente fibras ya muy profundas. Guadalupe

Anónimo dijo...

alfredo muy lindo este reportaje te felicito besos

Leonardo A Montilla dijo...

Fiel testimonio del profundo sentimiento espiritual que existe en el Templo San Pedro, el cual se ha convertido en gran espacio para la reflexion expiritual de los valeranos. Gracias Padre Walkely Araujo.

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