El cristal queriendo protegerme se roba mi gozo
de sentirme enchumbado bajo el repique goteante
y deja fuera al agua, bendición del cielo y la vida,
hecha encaje que apantalla los celajes del mundo.
Me arrebujo y salto a los resquicios de la memoria
la piel agradece el recuerdo y se eriza emocionada:
es la abuela resucitando bajo un chorro en el patio,
mi niñez regresa sin pausas y lloro con el aguacero.
© Alfredo Cedeño
1 comentario:
Más que hermoso maestro! Si así llueve que no escampe...
Zafira
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