jueves, enero 09, 2014

BORRASCA

Mi ciudad sedienta de quereres
arroja misiles para defenderse
al evitar juegos y desengaños,
deshoja las rosas marchitas
con alquimia de mujer serena
y canto mecánico en la esquina,
paciencia del lance sin remedio
y cincuenta árboles arrinconados
que huyen con tambores lejanos.


© Alfredo Cedeño


1 comentario:

José Valle Valdés dijo...

El poema me resulta muy bien, amigo. Estupenco.

Abrazos

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