Hay quienes aseguran que Tocuyo es el vocablo que usaban los
indígenas para llamar al jugo de la yuca , y ese nombre lo aplicaron al río que transcurre por
entre estos espacios de tierra larense.
Fue aquí donde se estableció la llamada Ciudad Madre de Venezuela,
puesto que fue de allí de donde salieron las diversas expediciones que
permitieron las múltiples fundaciones de poblaciones que nos dieron origen.
El historiador carupanero José Luis Salcedo-Bastardo aseveró
en pleno siglo XX, de manera categórica,
que esta ciudad fue fundada el día 7 de diciembre del año 1545 y que su
denominación original fue Nuestra Señora de la Pura y Limpia Concepción de El Tocuyo. Sin
embargo, quiero destacar que Pedro de Aguado –unos años antes que Salcedo, a
fines del siglo XVI- dijo en su Recopilación
Historial de Venezuela: “Sólo sobre él diré que según parece, el Tocuyo fue
poblado el año de cuarenta y siete…”.
Aquellos que quieren ser muy precisos dicen que, por lo
menos lo del nombre, es discutible puesto que Antonio Caulín en Historia de la Nueva Andalucía , al
referirse a esta población lo hace como San Juan Evangelista del Tocuyo.
Lo cierto es que entre santas y santos, esta ciudad, que
fuera capital de Venezuela hasta el año de 1577, la que llamaran La Ciudad de los Siete
Templos, una de las de mayor tronío en Venezuela e Hispanoamérica, la primera
en el Nuevo Mundo en tener telares, la… miles de cosas más, no le quedan sino
ruinas de sus majestuosas construcciones.
Esa misma urbe de la que Joseph Luis de Cisneros escribiera
en 1764: “Es la ciudad de Tocuyo, una de las mejores que tiene su Provincia,
rica, y abundante de víveres, de modo que no necesita sino de vino y
aceite…”. De ese sitio nada más queda
concreto, hierro, acero y ruinas a punto de colapsar en cualquier momento.
Entre los despojos de donde funcionara el Templo de Belén u
Hospital Real San Juan de Dios, vivió hasta hace poco Eloy Antonio Yépez,
arrastrando sus 60 años. Vivía ahí porque no tenía donde vivir, y aprovechaba
para cuidar las desvencijadas paredes. Eloy Antonio, Belén y El Tocuyo parecen
una misma cosa: los tres subsisten abandonados por aquellos que debieran
ocuparse de ellos, los tres se arrastran y permanecen a pesar de que el tiempo
y la desidia parecieran confabularse en contra de ellos.
© Alfredo Cedeño
4 comentarios:
Excelente trabajo....!!! felicitaciones
Te felicito, sigue la saga de el pueblo de los lagos verdes, hasta llegar aEl Tocuyo actual.
Saludos
Felipe Reinoso
Gracias Alfredo por los textos y las fotos, unos minutos gratos en la tarde dominguera.
Una de mis ramas familiares larenses es del Tocuyo. Ciudad famosa por sus "locos", que hacían vivir las familias en la parte de atrás de los patios y que se alborataban en las noches de luna llena, a decir de mi padre cuando contaba anécdotas de su infancia barquisimetana.
Muy interesante y placentero, bellas fotografías.
Un abrazo.
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