Esta
vez, como nunca, escribo desde las tripas, con muchísima mas emoción de la que
probablemente logre transmitirles. He dicho en innumerables oportunidades una frase que acuñé en el marco de una
entrevista que me hizo, varios años atrás, mi querido Elías Santana: Venezuela
es lo que es pese a sus políticos y gracias a sus mujeres. Hoy esa frase tiene
más vigencia que nunca, es lo que trataré de mostrarles en esta nota de hoy,
cuando escribo sobre una mujer espectacular por la cual ando derretido como
barra de chocolate en el bolsillo de un muchacho feliz.
Me
estoy refiriendo a Amanda Gonzalez de García, una caraqueña de pura cepa que ha
levantado a pulso titánico su chocolatera Mis
Poemas en las afueras de San José de Barlovento, más conocido como de Río
Chico aunque a sus habitantes no les haga mucha gracia, municipio Andrés Bello
del estado Miranda. Allí, luego de
transitar una carretera en estado infernal de la que poco se ocupan los
organismos que debieran velar por el buen estado de la vialidad, y en un
ambiente de sueños ella junto a su esposo, hijos, su yerno Simón Pérez y toda
su familia ha levantado una joya de la artesanía del cacao venezolano, que producen desde plantar el árbol hasta fabricar el chocolate más rico que se puedan imaginar.
A esta altura les recuerdo que el
cacao fruto del Theobroma cacao L.,
de origen americano, y cada vez más se afirma que del territorio venezolano, fue desde tiempos inmemoriales tenido en alta estima entre
nuestras culturas prehispánicas, al punto de que era empleado como moneda. En cuanto a su origen se ha determinado que
este ocurrió en el Amazonas sudamericano de donde se extendió su uso y cultivo
hasta Centroamérica donde se llevó a cabo su domesticación, o cultivo
especializado. En la cuenca del Alto Orinoco venezolano crecía de manera
silvestre y se le conocía con el nombre de Calabacillo.
En lengua Nahua de México se le
conocía como Xocolatl, nombre que
sería hispanizado, para su introducción al viejo continente, como Chocolate. En 2006, el investigador John
Henderson, de la
Universidad de Cornell, Íthaca, New York, afirmó que los
vestigios más antiguos sobre el uso del cacao como bebida se situaban 1.100
años a.C. No obstante, estudios posteriores llevados a cabo por investigadores
mexicanos del Instituto Nacional de Antropología e Historia, así como de las
universidades de Columbia, Arizona, Yale, Wisconsin y Kennesaw, señalan que
existen evidencias del consumo de cacao como bebida en los años 1900 a .C, es decir, 800 años
antes de lo que se creía hasta ahora. Ellos se basan en los residuos de una bebida a
base de cacao localizados en una vasija de cerámica encontrada durante las
excavaciones realizadas en el sitio sagrado del Cerro Manatí, en Veracruz,
México. La vasija se localizó junto a una gran cantidad de objetos suntuosos
entre los que destacan: hachas labradas en piedra verde, jadeíta, pelotas de
hule, mazos de madera y varias estacas con la punta quemada, entre otros. Los investigadores
estimaron que la vasija, datada mediante carbono 14, era del 1750 a .C.
¿Casualidad? No sé, ni quiero caer en
especulaciones, pero la chocolatera de Amanda está ubicada en el sector Manatí
de la carretera que lleva al caserío Agua Clara, del sector que ya les
mencioné. Y ya que ando por recovecos
históricos les cuento que ella empezó a sembrar su obra 38 años atrás junto a
su esposo Ramón. “Yo tenía en Caracas
una floristería, que se llamaba Armonía Floral, y estaba en Chapellín, frente a
los laboratorios Behrens. Nosotros, Ramón y yo, pensábamos en tener algo hacia
el monte como para retirarnos en la vejez.”
Hoy Amanda tiene 75 años y se
mantiene al timón de un esfuerzo largo, hermoso y sostenido. “Un señor llamado Víctor
Zurita, al que le habíamos alquilado en la casa un cuarto nos habló del señor
Pedro Caraballo que tenía esta parcela y quería salir de ella, así que nos pusimos
en contacto con él y le compramos. Él aquí no tenía casi nada, unas matas de
mango, unos camburitos, eran cinco hectáreas. Ramón, que había sido empleado publico durante 30
años y quedó jubilado, decide venirse
porque teníamos un señor que no producía nada, así que Ramón se metió aquí de
pata y cabeza. Primero hizo un ranchito muy pintoresco que era mitad zinc, todo
el contorno de abajo, y la otra mitad de arriba tela metálica por la plaga. Yo
venía en veces dos veces por semana, cuando eso no había autopista, por la
carretera vieja, salía a las tres de la mañana de Caracas.”
Amanda iba “a
traer dinero para pagarle a los obreros, no había transferencia electrónica,
ni nada de eso. Mi hijo que trabajaba en
Finalven de noche, muchas veces cuando estaba llegando me encontraba saliendo y
se venía para acompañarme. Cuando eso tenía una Wagoneer roja automática.
Después cuando empezó a salir plátano aquí yo me llevaba esa camioneta hasta
los tequeteques. Un día salimos de aquí,
mi hija y yo, porque no aguantábamos la plaga a la una de la mañana y me paré
en la estación de Caucagua y el señor me dice: señora si a usted se le espicha
un caucho por ahí no sé como va a hacer
con esa carga. Le dije no, yo voy con Dios, no se espicha. Y así fue.”
Pura voluntad es esta mujer que me
hizo saltar las lágrimas más de una vez mientras me iba desgranando su vida de luchas
y logros. “Cuando llegaba allá me fajaba
con la floristería. Venía a traer dinero para pagar los empleados o lo que tuviera que comprar y me volvía a
ir, traía la comida y eso era en esa carretera vieja de Guarenas arriba y abajo.
Ahora yo no me atrevo a hacer eso, me atrevía a esa edad pero ahora hasta ir
para Caracas sola manejando aunque es autopista tengo miedo a veces lo hago
porque es necesario. Así pasamos un
tiempo hasta que decidí quedarme aquí. Dije: No vuelvo a Caracas, no aguanto
más ese estrés y esa cuestión. Y me metí aquí. Yo manejaba tractor, en el 95
fundé una escuela agropecuaria aquí en El Delirio junto con un profesor que ya
se murió e hice un acto para todos los productores que fundaron esto, que entre
ellos está el señor Echenique, poniéndole su medalla tricolor, haciéndole un
homenaje a personas que comenzaron aquí
y que nadie se ocupa de ellos”.
Amanda se dedicó en aquellos años a
realizar una labor de promoción social entre sus vecinos campesinos y
productores agrícolas. “Yo estaba trabajando para la comunidad cuando me
tropiezo con Enrique Mendoza que era gobernador y se la pasaba dando cositas
por ahí, y yo siempre llevando carticas para limpiar los caños, arreglar la
carretera, buscarle casita a los productores, hasta que un día tuve la
oportunidad de hablar con él y le dije: mire gobernador por qué si se llevan el
mejor cacao de Venezuela para otros países y nos lo devuelven en papelitos de
colores, ¿por qué nosotros no hacemos lo mismo? Y él me dice, moviendo la
cabeza así como le da él: ¿cómo dices tú? Le digo: bueno si los otros lo hacen
yo creo que lo podemos hacer, unas maquinas, hay que hacer algo.”
Ella confiesa que lo hizo porque
cultivaba cacao y cuando lo iba a vender no le alcanzaba lo que le pagaban para
lo que había gastado en peones, y todo el proceso de producción. “Veía que
había que hacerle un valor agregado para que eso pudiera dar. Entonces él me dijo: déjame pensar; y se fue.
Una vez me llaman, ya si había celular, y me dicen mire señora Amanda vamos a
dar unos créditos para unas plantas
chocolateras artesanales, si usted quiere participar. Yo ni corta ni perezosa
acepté la cuestión. Los requisitos eran muy fáciles. Y eso se iba a procesar
mediante CORDAMI –Corporación de Desarrollo Agrícola del estado Miranda– y su
presidente fue a Colombia porque allá hacen unas plantas artesanales. Total que
contrataron unos colombianos que no cumplieron bien. Ellos mandaban una maquina
hoy para uno o dos productores, de los diez que estábamos ahí. Aquello empezó a
enervarme, a calentarme la sangre.”
En
el ínterin, ella había convencido al alcalde para que le facilitara un espacio
en la sede de la alcaldía para acudir allí una vez a la semana para
recibir las quejas y solicitudes de los campesinos, para ocuparse de su
tramitación ante los organismos competentes. ¡Es incansable esta mujer! “Yo le
dije: quiero que tú me cedas aquí un espacio para que me visiten los
parceleros de este sector y me digan cuales son sus problemas, entonces yo los
escribo y los canalizo ante los entes. Me lo dio y yo iba todos los martes
medio día, pero me retiré porque la gente lo que creyó fue que yo era una bolsa de
dinero y querían para el remedio, para el hijo que estaba preso, y así siempre.
En menos de veinte mil bolívares no me salía el día que iba para allá y esa era
plata de lo mío, de mi pensión, de mis reales que yo tenía de mi floristería.”
Volviendo al tema de los créditos
para la procesadora, y el suministro irregular que los vecinos colombianos
habían realizado, Simón Pérez, un ingeniero hoy en día casado con una de sus
hijas, le ofrecen que se ocupe del caso de las plantas de cacao “y él me dice a
mi que lo llevara donde estaba una que habían entregado que era de las mas
completas y vio, así rapidito. Yo le dije ¿y ya viste todo? Si, me dijo. Él se
dio cuenta que con ese tipo de planta no íbamos a llegar sino hasta el
chocolate de taza de ese Corona que hacen los colombianos. Y él presentó un
proyecto para producir unas plantas mejores y se lo aprobaron. Por supuesto que
Simón salió con las tablas en la cabeza, pero como estaba enamorando a la hija
mía…”.
Por lo que haya sido, lo cierto es
que Simón, en el mismo espíritu de Amanda, con mística y entrega, armó un
taller en los terrenos de ella y allí “fue construyendo las maquinas que
necesitábamos. Él hacia 10 prensas y yo
salía en un camión que CORDAMI nos había facilitado y las repartíamos, después
al otro domingo lo mismo, así con cada uno de los que habían recibido el
crédito. Las máquinas mías eran las de probar, las que me quedaron a mí eran con
las que iban probando si servía o no. Y así comenzamos; la verdad es que si no
hubiera sido porque tenía a la hija mía al lado y a él al lado esto no fuera lo
que es porque yo hubiera hecho cualquier cosa, pero no fuera lo que es Mis Poemas ahorita, porque ellos se han
ocupado de los diseños, y mis hijos todos me han apoyado. Uno que es vendedor
de toda su vida fue el que nos introdujo en los Plaza, en los Excelsior Gama,
en esos sitios donde es difícil entrar porque hay muchos requisitos.”
¿Logran entender que esta nota no
puedo escribirla sino cargado de la emoción que esta mujer transmite? Cuando
estaba a punto de preguntarle por la marca de su chocolatera me suelta: “¿Por
qué el nombre? Porque así es como identifico a mis hijos, ello son mis poemas,
yo hubiera querido poder escribir pero no he escrito más nada sino lo que tengo
es muchachos y yo los llamaba a ellos mis poemas y cuando llega la chocolatera
y busco el nombre dije bueno ¿qué mejor que llamarla como llamo a mis hijos: Mis Poemas?”
No
tengo empacho en confesarles que necesité voltear y que los ojos no me
traicionaran ante ella. ¡Carajo! Qué
privilegio poder decir que se es paisano de esta mujer. Ella nunca dejó de
honrar la deuda contraída y mes a mes fue pagando sus cuotas estipuladas, hasta
que hubo las elecciones de gobernador en el 2004 y resulta ganador el candidato
rojo rojito Diosdado Cabello. “Cuando ganó él yo estaba en la mesa de Agua
Clara trabajando por Súmate y empezó a gritar la gente de ahí “¡vamos por la
chocolatera porque eso es de nosotros!” Reuní a mis hijos les dije está pasando
esto y decidimos: no, esto hay que cancelarlo ya. Al otro día estaba yo en
CORDAMI y pagué todo. La única que no visitó Diosdado, ni le pintó la pared de
rojo, ni nada fue a mí. A todos los
demás les puso un cartelón en la puerta Diosdado Cabello, planta chocolatera
tal y cual y le pintaron la casa de rojo porque no habían pagado ni lo han
pagado aún.”
Para Amanda es inaudito que alguien
no honre sus deudas y que no haga producir lo que hace. “Si usted tiene una
cosa donde no multiplique la cuestión y que trabaje con buena fe no le puede ir
bien. Con esto de las misiones la gente no quiere trabajar porque si
recibe una misión por la que está embarazada, otra por el papá que no sé
qué, y se sacan ocho o diez mil
bolívares dicen que con eso viven.”
Con modestia habla de sus productos:
“No aumento los precios pensando que este es un hueco bien feo, así bien lejos,
que hay mucho hueco en la carretera. Yo más bien le agradezco a la gente que
venga a comprar aquí, no encuentro cómo atenderles para que se sientan bien.
¿Cómo voy a poner unos chocolates que después nadie va a comprar?, ¿qué voy a
hacer yo con ese poco de chocolate?”
Amanda trabaja en la producción de
chocolate propiamente con su hija y dos empleados: Hilda Hernández y José Manuel
Unamo. Hilda vive en San Vicente, y tiene que tomar 3 transportes para llegar a
la planta. José Manuel se ocupa de todas las labores pesadas tales como la
extracción de la manteca del cacao; un vecino, Antonio Echenique, se dedica a
ayudarla –¡sin aceptar pago alguno por sus labores!– en el envasado y
etiquetado. Afuera son dos peones el señor Carlos llegado de La Grita y el barloventeño de
pura cepa Gerardo Cedeño.
Ella procesa alrededor de 200 kilos
de chocolate a la semana “y a veces no puedo porque hay un freno en cuanto a la
nevera, porque tengo que hacer la bolsita, meterlos en la bolsita. Salen por
tanda 72 de 100 y 52 de 200
gramos , cada tanda son 19 kilos cada vez que lo meto en
esa olla, y son dos al día, no puedo hacer más de eso porque el tiempo de la
nevera de llenarlo y eso ya no da más, necesito equipos más grandes y más
gente, pero eso lo vamos a solucionar en la nueva planta que ya Simón está
armando.”
Amanda heredó de su madre lo
laboriosa. “Yo soy la mayor de catorce hermanos, y mi mamá nos crió haciendo
granjerías ahí donde vivíamos en Chapellín; ella hacia arepa en la mañana,
después hacía arepitas dulces, con maíz que mi hermano y yo molíamos dos veces,
y hacia majarete, conservas; y cuando hacia la conserva de coco me ponía
quitarle la conchita al coco y a rallárselo, yo me rallaba todos los dedos y yo
le tenía una calentera al coco… Pero ahora hago aquí unos bombones de conserva
de coco que ¡a la gente le encanta!”
En Mis Poemas ella prepara bombones
de 25 sabores entre los que recuerdo: maní, maní garrapiñado, avellanas,
nueces, merey, macadamia, pistacho, mango, fresa, coco, naranja, cambur,
melocotón, pera, guanábana, higo, parchita “que me queda muy buena, y esos
bombones son uno a uno. Aquí todos nos fajamos, sobre todo en estos días cuando
vinieron dos autobuses seguidos, uno un día y otro día llenos de muchachos y
ahí no quedaron sino como cinco bombones, yo estaba desesperada viendo mi
vidriera así y nos fajamos a hacer
bombones y me lleve un poco para la casa
en la noche y los envolví allá y en la mañana los traje y eso porque me sentía
mal viendo eso así.”
Cuando anden por Barlovento no dejen de llegar
donde ella. Si quieren comunicarse les dejo su teléfono: 0234-7715361. Búsquenle
la lengua y déjense llevar por su historia, disfruten a esta venezolana digna y
centrada.
Con un nudo en la garganta la
escuché decir al hacer un balance de su obra: “¿Qué viene ahora? Viene mi
descenso, pero yo veo que a mis hijos les gusta y mis nietos también, y es de ellos. Esto es
una compañía anónima y todas las acciones son suyas, de Mis Poemas, yo no tengo ni una. Soy la directora general hasta que
me muera, y entonces quedarán a cargo. Me estoy sintiendo cansada…”
¿Cómo
no estar insoportablemente orgulloso de ser venezolano ante una mujer como
Amanda? ¿Cómo puede haber gente que dude de que este país es una sucursal del
Paraíso, si en cualquier rincón se pueden encontrar montones de ángeles como
ella? No me cansaré de repetir, y espero
poder seguir haciéndolo por muchísimo tiempo, chauvinismos aparte, poseo el
invalorable privilegio de ser hijo de Venezuela.
© Alfredo Cedeño
18 comentarios:
Que viaje delicioso!!! te felicito!! doy fe pública de este especial chocolate, que para los que hemos tenido la suerte de probarlo es realmente todo un poema.
Muchos saludos, feliz domingo y muchas gracias por las imagenes.
Dora.
Que bello reportaje.Me enorgullece de que seas venezolano y nos muestres cada domingo nuestra querida venezuela y nuestra gente y costumbres.Mil bendicones Alfredo suerte exitos
Solo un ARTISTA,
maravillosamente sensible,
hijo de esta santa tierra; puede transmitir algo tan
"angelicalmente" ejemplar.
Mil gracias.
Marian
Como siempre tus lectores no podemos hacer otra cosa que envolvernos en la magia de tus letras
Jane
Grande Amanda y su gente. Grande el fotopoeta que la presenta. Besos.
Ylleny Rodríguez
Muy buen trabajo Alfredo!!! Dios bendiga a la Sra y a su compañia!!! Te digo algo! La Sra le echó bolas porque es de oposición porque si fuera Chavista tuviera la mente e rancho que tienen ellos, sería picara y zángana!!!
Qué arrrecha sería Venezuela si hubiesen 8 millones y pico de personas que pensaran como ella, no estuviéramos así!! Gracias por compartir este trabajo muy pero muy bueno!
Jhonny Chamy
Excelente el articulo de este domingo,,,me provocó comer chocolate!!!
gracias
Susana Croatto
Mientras relatas la vida de Amanda, delatas la sensibilidad de tu alma...
Raquel
Me siento inmensamente emocionada de tu post de hoy, gracias Alfredo, que hermosa mujer la Señora Amanda digna hija de este pais, ejemplo de virtud y honor, gracias por recordarmos con tu letra y fotos que somos hijos de este hermoso pais al que tu tanto amor das, gracias y mis respetos
Vilma Cantagallo
Realmente excelente, pensar que como Amanda hay muchas y muchos venezolanos que día a día si construyen patria
Horysa Parada
Hola Alfredo, en estos días en que leer el periódico, ver televisión es tan deprimente, en que llegas a sentir que llegamos al fondo del abismo... que pensamos que ni más abajo, ni como empezar a subir...leer tu artículo es ver que en nuestro país hay mucha gente de calidad, trabajadora, entusiasta, que quiere a Venezuela y disfruta y ama el trabajo que decidió hacer. Estoy hablando de Amanda...pero también de ti. Tu trabajo deja mucho aprendizaje y reflexión, con ese hablar tan fresco y esas imágenes que dicen tanto. Como tú dices orgullosa de ser Venezolana, de Amanda y de ti. Un abrazo grandoteeeeeeeeeee!!!
Marina
Que imagenesii
Las de la impacienciaii
Con la venia de la sra Amanda;
Provoca saborearlos uno a uno,
con todos nuestros sentidos;
antes de que lleguen a sus fogones. MAGISTRAL
Mil gracias
Marian
Excelente reportaje , no conozco ese chocolate , y de verdad parece delicioso, con toda la variedad de sabores que tiene , seria maravilloso poder ir hasta alla , y ver como se elabora todo .
Gracias Alfredo como siempre muy bueno tu reportaje , un abrazo
Una mujer ejemplar. Con convicciones que superan todos los obstáculos. Ella representa lo mejor que tenemos en esta tierra. Iniciativas como la que esta gran señora ha impulsado en compañía de su familia deben difundirse,no sólo para contagiarnos de ánimo, sino para convencernos de que en este país existen todavía muchas posibilidades de salir adelante.
Estupendo reporte, amigo, me ha encantado. Bien que sabes narrar.
Abrazo
Que chocolates mas sentidos!!! Gracias maestro! Mil gracias por darnos a conocer una hermosa historia, llena de valores, trabajo y esperanza!
Zafira
para mí
Excellent!!
Yo estuve por alli hace un año y medio.
La Sra me pareció dulce y amable.
Compre bastante chocolates,esos con rellenos y papelitos de colores
Muy buenas las fotos, as always.
Maria Teresa Eraso
vi tu post y es totalmente cierto cuando visitas a la señora amanda quisieras quedarte a trabajar con ella. visite la parcela con mis hijas y esposo y comimos chocolates hasta no poder
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